Capítulo III – Nueva Vida
La mañana había comenzado más rápido de lo normal, Cristian y Scot
habían comenzado desde muy temprano a trabajar en la ampliación del depósito
para organizar por completos las armas que habíamos traído de la caja metálica
y que habíamos dejado arrumadas en una esquina de la sala de la casa, los
antibióticos que encontramos en el compartimento había ayudado a la
recuperación de Raishell, ya podía caminar con más Fluidez a pesar del dolor
que le ocasionaban las heridas que ya habían cicatrizado bastante. Me faltaba
poco para terminar la cama de Scot y la mía, Raishell se había adueñado de la
única que quedaba disponible en el Cuarto de huéspedes, con solo ajustar
algunos tornillos en los marcos que sostendrían los colchones y aplicar lija
para luego pintarlas con un barniz que Cristian tenía guardado entre las cosas
que había traído del pueblo, quedarían listas. No podía quitarme de la mente los
códigos y coordenadas que habíamos extraído del mapa dibujado en la tabla que
encontramos en la caja, Raishell había dicho que ese mapa debía ser entregado a
unos Ex militares que estaban reunidos en el refugio donde se estaba
reagrupando la alianza, lo que me hizo suponer que solo ellos podrían
descifrarlos, a pesar de haber estado en el ejército, nunca tuve la oportunidad
de aprender a leer los mapas y las especificaciones para la ubicación de las
tropas y bases, evidentemente me comenzaba a arrepentir de no haber prestado
más atención a ese pequeño detalle. Salí del baño y me dirigí hacía la cocina
para desayunar pero ya Raishell se me había adelantado - ¡Buenos días
enfermero! ¿Un poco tarde hoy? - ¡Hola Raishell! ¡Si, anoche no pude dormir muy
bien! Me quedé hasta tarde intentando entender el mapa pero no logré nada -
¡Olvídalo! Sabes que solo un estratega militar puede saber de qué se trata,
cuando nos reunamos con la alianza nos informaremos – Entiendo, solo quería
adelantarme un poco ¿Dónde están los muchachos? - ¡En el depósito, ya les falta
poco para terminar! Ve a decirles que el desayuno está listo, por favor - ¡Por
supuesto! – me acerqué a la entrada y abrí la puerta, comencé a estirar mi
cuerpo y eche un ojo como de costumbre al paisaje, vi hacía la sima de los
árboles que conformaban el bosque, frote mis ojos para asegurarme que no estaba
viendo alucinaciones y volví a mirar detenidamente - ¡CRISTIAAANN, VEN A VER
ESTO! – Grité a todo pulmón a la vez que sentía un frío recorriendo mi espalda
- ¿Qué Rayos sucede, Enfermero? – Cristian se paró a mi lado y comenzó a
observar lo que estaba señalado con mi dedo, una hilera de humo salía de entre
los árboles, justo a la mitad del bosque, la expresión de buen humor
desapareció inmediatamente de la cara de Cristian - ¡Maldición Enfermero,
Tenemos visita! – Exclamó con voz de rabia, en ese momento Raishell salió de la
casa hablando como una madre regañona - ¡John! ¡No se supone que…! ¿Qué
demonios es eso? – había quedado igual de asombrada que nosotros cuando puedo
observó el acontecimiento, se acercó hasta donde estábamos parados y se quedó
mirando en silencio la hilera de humo que salía de la copa de los árboles
Raishell: - ¡Santo Dios! –
Exclamó ella con voz de resignación y siguió mirando en silencio
al igual que Cristian y yo
Cristian: - ¡Debemos hacer algo enfermero! –
John: - ¿Qué se supone que hagamos? –
Cristian: - ¡No lo sé, supongo que debemos ir a investigar! –
John: - ¡No sé porqué rayos sabía que dirías eso! –
Raishell: - ¡Esperen un momento muchachos! ¡No se irán y me
dejaran sola! –
Cristian y yo volteamos a mirarla al mismo tiempo mientras ella
permanecía parada en la entrada de la casa con sus brazos cruzados y una
espátula de cocina entre sus manos con una mirada que reflejaba descontento -
¡No estrás sola, Scot se quedará contigo! – Ella me miró entre cerrando los ojos
y luego me hizo burla de lo que le había dicho.
Comenzaba a pensar que la situación era más preocupante de lo que
se veía y que quizás Raishell tenía razón al quejarse pero luego de unos
minutos pensando detenidamente concluí que de ser terroristas ya nos hubieran
atacado, no podemos descartar nada pero era un buen indicio la fogata. Entramos
a la casa escuchando las quejas de Raishell sin darle mucha importancia, con lo
poco que la conocíamos ya habíamos descubierto que cuando se asustaba solía
ponerse intensa, recogimos nuestras armas que estaban en la esquina de sala y
salimos para ir a investigar lo que sucedía, Scot también tomó un arma pero
apenas pudo terminar de tomarla en sus manos cuando Cristian se la quitó - ¿A
dónde crees que vas? - - ¡Quiero ir con ustedes! - - ¡De ninguna manera!
¡Tienes que Cuidar a Raishell! – Me acerqué hasta el muchacho y lo llevé afuera
para darle algunas instrucciones en caso de que sucediera algo y disipar un
poco la discusión con Cristian - ¡Debes permanecer atento, entren a la casa y
cierren todo cuidadosamente! ¡Cada cierto tiempo observa a través de la
ventana, si nos pasa algo enviaremos una señal! - - ¿Por qué debo quedarme? ¡Yo
quiero luchar con ustedes! - - ¡No iremos a una lucha, solo investigaremos!
Además Raishell te necesita aquí para que la ayudes con los oficios mientras no
estamos, ¡No tardaremos! – El muchacho agacho su cabeza resignado y entró a la
casa con Raishell, Cristian salió y cerró la puerta asegurándola por fuera
mientras que Raishell observaba con cara de preocupación por la ventana -
¡Cuídense Chicos, Aquí los espero! – La miramos por un segundo y emprendimos el
descenso por el sendero.
Se notaba el descontento en la cara de Cristian, sus ojos parecían
dos bolas en llamas - ¿Qué te pasa, vaquero? – Me miró un segundo y luego
aceleró el paso para colocarse en frente de mí - ¡No me gustan que invadan mi
propiedad, es todo! – - ¡Lo imaginé, grandulón! – cargué mi arma, ajuste la
mira y la volví a colocar sobre mi espalda, esquive algunas rocas con las que
siempre me tropezaba pero que ya había logrado controlar su ubicación, Cristian
dio un brinco y cayó en pie al final del sendero para comenzar a atravesar el
bosque en dirección del hoyo, tomó su arma y la cargó a medida que avanzábamos
lentamente y volvió a colocarla sobre su hombro - ¡Debemos separarnos,
enfermero! Ve por la derecha rodeando desde lejos el hoyo, yo haré lo mismo por
la izquierda, ensúciate un poco para camuflajearte - ¡Ok, ten cuidado! Nos vemos en el centro – -
Ok, enfermero – Nos separamos en ese momento tal como lo planeamos.
Observaba minuciosamente los alrededores del bosque en busca de
alguien o algo pero no veía nada, Cristian avanzaba de igual manera desde el
otro extremo del camino con la intención de rodear a los intrusos, usaba los
árboles para esconderme y examinaba a distancia con la mira de mi arma, Ajuste
nuevamente la mira de mi rifle para cubrir mas distancia y observe en dirección
al hoyo en medio del bosque y pude ver que había un techo tejido de hojas con
una cuerda amarilla que lo sostenía entre dos árboles, del otro lado había un
soldado parado justo en frente de una fogata con algo de carne a la que le deba
vueltas, volvía a ajustar la mira del rifle y volví a enfocar al lugar, Una
rubia hermosa con pijama rosados se acercaba desde el lado norte con ramas
entre sus brazos - ¡Pero qué rayos están haciendo! – pensé en voz alta,
parecían que estaban teniendo un día de campo en medio del bosque. Apunte hacía
donde estaba Cristian y vi que estaba apuntando en dirección al lugar con su
arma mientras se rascaba la cabeza, miró en dirección hacia mí haciéndome señas
de que no entendía lo que estaba viendo, le hice señas para que nos acercáramos
más para inspeccionar mejor lo que estábamos viendo. Comencé a avanzar de
cautelosamente hasta que me acerqué lo suficiente al hoyo, me coloqué detrás de
un árbol y me agache apuntando, Los dos sujetos se habían sentado juntos y
estaban riendo, luego comenzaron a cortar con un enorme cuchillo la carne que
estaban cocinando, por el aspecto que tenía el animal de seguro se había estado
cocinando durante la noche puesto que estaba muy negro, apunté en dirección a
Cristian y vi que estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas sin
ningún tipo de protección, en medio del camino prácticamente, observando de
cerca lo que hacían los sujetos que aun no caían en cuenta de la emboscada que
estaban a punto de llevarse. Salí detrás del árbol y me acerque más hasta
quedar detrás de otro un poco más grande, enfoque la mira y volvía apuntar en
dirección de los sujetos, la mujer se había tendido en el suelo y el hombre
parecía estar masajeándole las piernas, aproveche la oportunidad, le hice una
señal a Cristian para que atacara y salí rápidamente para hacerles frente a
ambos llegando por la espalda del soldado, me acerque a pasó rápido hasta el
sujeto y le coloque el arma en la cabeza sin darle tiempo para que reaccionara -
¡Quieto! ¡No te muevas! – El hombre que permanecía agachado levanto sus mano y
comenzó a temblar - ¡Tranquilo, no dispare! – Exclamó el soldado aterrorizado, vi
que la Rubia tenía los ojos desorbitados, parecía que había visto un fantasma,
estaba inmóvil del miedo, tomé el arma que llevaba el sujeto en la cintura y la
guarde en mi bolsillo sin dejar de apuntarlo a la cabeza, Cristian venia
caminando hacia nosotros con toda la paciencia que podía haber tenido, llevaba
su rifle cruzado encima de sus hombros y venía comiendo una fruta que había
encontrado en el piso del bosque, tomé al hombre por la camisa y lo empujé para
que se tirara al piso boca abajo, la mujer seguía aterrorizada y había
comenzado a llorar, la miré directo a los ojos y le pregunte con rabia: - ¿De
dónde vienen? – El hombre se dispuso a responder pero en ese momento llegó
Cristian - ¡Vaya, Vaya! ¿Pero que tenemos aquí?
¡Un par de tortolos en busca de acción! – La mujer quedó aun mas
aterrorizada cuando vio el tamaño de Cristian que se acercó y luego comenzó a
apuntarla, aproveche el momento de susto que había ocasionado mi amigo para explorar
el lugar rápidamente en busca de otras armas pero no encontré nada, Cristian había
colocado un pie sobre la espalda del soldado mientras apuntaba a la mujer, tenían
una motocicleta con sidecar antiguo, - ¡Es una Harley, Cristian! – Le grité
emocionado a la vez que revisaba lo que había, pero solo tenían ropa y un bolso
militar de exploración que reconocí inmediatamente, estaba amarrado en la parte
de atrás del asiento del piloto lleno de objetos militares: Linternas, Ropa,
Zapatos y una caja de municiones para la nueve milímetros que le acaba de
quitar al sujeto. Volví la mirada hacia la mujer y noté que estaba muy
golpeada, llena de moretones e hinchada - ¿Te encuentras bien? – Le pregunté
pero ella solo asintió con su cabeza, entonces Cristian me llamó para que me acercara
y me susurró al oído - ¡La mujer tiene marcas en las muñecas y en los pies! –
Eche el ojo para detallar lo que me acaba de decir mi compañero, efectivamente parecía
que había sido amordazada, el hombre quería hablar pero cada vez que intentaba
decir algo Cristian afincaba mas el pie en su espalda impidiéndole tomar aire -
¿De dónde vienen? – Pregunté en voz alta - ¡Si tu amigo me deja hablar, te lo
diré! – Le hice una señal a Cristian para que aflojara el pesado pie de la
espalda del soldado, el hombre suspiro aun tendido en el piso y de pronto la
mujer rompió en llanto - ¡No nos maten por favor, se los suplico! – La miré
asombrado sin decir nada por unos segundos y luego le hice una seña para que se
calmara – Más les vale que comiencen a hablar – Ella continúo llorando y el
soldado comenzó a hablar - ¡Venimos de Ucrania, atacaron el pueblo y logramos
salir con vida! – Cristian se levantó apuntando aun al par de tortolos - ¿Eres
Militar, Cierto? - ¡Si, así es! – ¿Como rayos te dejas emboscar tan fácil? -
¡Llevo 6 Días sin dormir, estoy exhausto! - ¡Levántate! – Le dijo Cristian en
voz de mando, el hombre se incorporó quedando sobre sus rodillas y volteo para
mirar a Cristian a la vez que se espantaba, Cristian notó la reacción del
soldado y arrugó la cara acercándose rápidamente al rostro del sujeto y le dijo
con voz intimidante:
Cristian: - ¿Qué rayos me estás viendo? -
Richard: - ¡La cara de monstruo que tienes! -
Cristian volteo su mirada para dirigirla hacia mí, sonrió y sin
volver a ver al hombre le propició una cacheta sorpresiva que lo dejó
inconsciente, la mujer saltó de inmediato quedando en pie y comenzó a llorar a
la vez que gritaba despavorida - ¡Déjalo, No le hagan daño por favor! ¡Haremos
lo que quieran! – Cristian volteo los ojos y la miró por un instante, luego se
incorporó y me hizo señas para que la interrogara, miré al hombre desmayado en
el suelo y me acerque para asegurarme que estuviese respirando, en ocasiones
las sacudidas bruscas en el cerebro causan paros respiratorios dependiendo de
la fuerza con la que se reciba el golpe. Puse el dedo en su nariz y luego tomé
su pulso, Cristian me miró y comenzó a rascarse la barba
Cristian: - ¡Creo que me excedí un poco! –
John: - ¡No te preocupes, Vaquero, Solo está desmayado! -
Me acerqué hasta la mujer que continuaba llorando tapando su
rostro con sus manos, me coloqué al lado de ella, incliné mi cabeza para
hablarle al oído - ¡Tranquila, solo está de mal humor! – Ella secó su cara con
antebrazos golpeados y llenos de rasguños, me miró a los ojos por un segundo,
un segundo que se me hizo eternidad, su mirada era penetrante y se podía sentir
el agotamiento y la tristeza en sus hermosos ojos grises - ¡Llegamos en la
madrugada! ¡Necesitamos ayuda! – Miré a Cristian que continuaba rascándose la
barba a la vez que intentaba despertar al hombre empujándolo con el pie, volví
a mirar a la mujer y me acerqué nuevamente a su oído - ¿No me estás mintiendo?
- - ¡Juro que no señor! – Su voz se sentía ronca, me extrañe por un momento ya
que solo había hecho unos cuantos gritos y no eran tan grandes como para
haberle restado la voz tan rápido, se me pasaron algunos escenarios rápidamente
por la cabeza de lo que pudo haberle ocasionado la ronquera, la inspeccioné de
arriba abajo fugazmente a la vez que me alejaba para acercarme a Cristian y
hablarle en voz baja - ¡No son peligrosos! ¿Qué rayos haremos con ellos? ¡En
casa no entran! – Cristian dejo de patear al soldado y miro en dirección al
bosque, luego me miró colocando su enorme y pesado brazo sobre mis hombros -
¡Que construyan su cuarto! – Lo mire asombrado y él me sonrió - ¡Si son buenos
sabes bien que los necesitaremos y si este es militar de verdad de seguro sabrá
leer el mapa! – Aquellas palabras parecían haber caído del cielo, volví mi
cabeza a un lado para mirar a la mujer que había tomado asiento nuevamente en
el suelo y había escondido su cabeza entre sus piernas flexionadas hacia su
pecho, le di unas palmadas en la espalda a Cristian para hacerle entender que
tenía razón y me dirigí nuevamente hacia la mujer, coloqué mi arma a un lado y
me senté junto a ella - ¡Me llamo John y ese gigante es mi amigo Cristian! –
Cristián saludo levantando una mano y sonrió un poco para opacar el susto que
había dejado reflejado en la mujer cuando llegó, ella levanto el rostro y vio a
Cristian y luego sonriendo aun con lágrimas en los ojos y luego me volvió a
mirar – ¡Me llamo Anna, y lo que queda de mi amigo se llama Richard! ¿Va a
estar bien? Pregunto preocupada a la vez que lo miraba - ¡Si, solo esta
desmayado! Mi amigo a veces no mide muy bien su fuerza, en unos minutos debe
despertar - - ¿De dónde salieron ustedes? - - ¡Es una Larga Historia, Anna, muy
larga historia! ¡Pero también somos sobrevivientes, así que no te preocupes! –
Ella me miro con cara de incertidumbre y suspiro - ¿Te hizo daño el soldado? -
- ¡Oh no, nada de eso! El salvo mi vida - - ¿Son Parientes? - - ¡No, sobrevivimos a un ataque en el pueblo,
el me encontró en la pradera que está en la frontera con Ucrania a dos días de
aquí! El acaba de perder a su hija en el ataque y yo por poco soy asesinada por
esos desgraciados, me habían secuestrado en un camión pero algo hizo que
volcara el vehículo en donde viajábamos, cuando desperté todos se habían ido,
me dieron por muerta y me abandonaron en medio de la nada y Richard me encontró
– Escuche detenidamente el resumen que me estaba dando Anna, sentía como me
transmitía el dolor que sentía con cada palabra que pronunciaba con su ronca
voz, no podía evitar perderme en la mirada que de vez en cuando clavaba en la
mía por algunos segundos y luego la apartaba para continuar viendo el estado de
su amigo. Cristian seguía pateando cuidadosamente al soldado que yacía tendido
en el suelo hasta que se caso y decidió sentarse en el suelo no muy lejos del
sujeto, miré nuevamente a Anna y sequé sus lagrimas con mis dedos, ella me miró
un poco desconcertada pero luego mostró una leve sonrisa, en ese momento sentí
que algo había comenzado a revolotear en mi estomago, intenté retomar la
compostura y le pregunté si tenía agua en algún lugar, ella me dijo que había
una botella escondida entre la ropa que estaba en el suelo, me levante para
ubicarla y luego fui hasta el desmayado y vacié el contenido sobre su cabeza.
El hombre entró en razón inmediatamente, saltó como un resorte del piso,
exaltado y nervioso
Richard: - ¿Qué demonios pasó? -
Cristian: - ¡Nada, te tropezaste y caíste! –
Richard: - ¿Es en serio? ¡No recuerdo que sucediera eso! ¡Recuerdo
que estábamos hablando y que tenías tú me amenazaste, grandulón! -
John - ¡Tienes suerte de no haber quedado tocado del coco, amigo!
¡Me llamo John y el es mi “GRAN” amigo Cristian! ¿Cómo te llamas? -
Richard: - ¡Me llamo Richard! ¡Aun no puedo entender como me caí!
¡Debe ser una broma! -
Anna: - ¡Capitán, también son sobrevivientes, estaremos bien! -
Cristian: - ¿Capitán? ¡JA! ¡Eso sí que es una broma! Si hubiesen
sido los bastardos habrían acabado con ustedes y este ni este ni se hubiese
enterado -
Richard: - ¡Llevo cinco días sin dormir, a penas puedo mantenerme
en pie y…! -
Cristian: - ¿Y qué? ¿Te ibas a dejar matar por un poco de sueño?
¡Además, no estabas precisamente descansando cuando llegamos! ¿O es una nueva
forma de descansar? -
John: - ¡Basta, Vaquero! ¡No la han pasado bien! Escuchen, esto es
lo que haremos: ¡Tomaremos esa moto e iremos hasta un refugio que tenemos al
otro lado del bosque en la cima de una colina, una vez allá hablaremos con más
detalles sobre ustedes, mientras tanto debemos trabajar en equipo y hacer las
diferencias a un lado! ¿Entendido? -
Cómo niños de maternal asintieron con su cabeza a la vez que
comenzaron a recoger las cosas, Anna se acercó hasta donde estaba parado
Cristian y le dijo que la motocicleta no tenía combustible, él quedó mirando
por un segundo mientras asimilaba lo que acababa de escuchar – ¡Lo resolveremos
más tarde, recojan todo lo que puedan y pongámonos en marcha! ¡Ya tengo hambre,
por cierto, no dejen esa carne allí, tráiganla con ustedes! – La mujer asintió
e hizo como se le ordenó, luego se acercó hasta donde estaba el soldado y comentó
algunas cosas en secreto. Una vez listos comenzamos el camino de regreso, Anna
y Richard caminaban adelante a un paso lento debido a la dificultad de ella
para caminar, Cristian y yo íbamos detrás de ellos indicándoles el camino que
debían seguir. Nos tomó más tiempo de lo esperado pero llegamos al pie de la
colina, la mujer y el soldado se detuvieron justo en frente de la cueva en
donde escondíamos el camión, sin saber por dónde seguir y sin percatarse de lo
que tenían en frente, Cristian y yo nos detuvimos detrás de ellos y le
indicamos que tenían que subir por el sendero que se encontraba a un costado de
la cueva pero ambos arrugaron la cara y comenzaron a dudar de lo que le
decíamos - ¡Por Qué tenemos que subir por ese sendero? – Preguntó el
Soldado negándose a hacerlo, Cristian
avanzó hasta donde estaba el soldado y le dijo colocando su cara justo en
frente de la de él - ¡Porqué en la cima esta el refugio, si no te gusta te
puedes devolver! – El soldado miró por un segundo a Anna con cara de molestia
pero ella le hizo una señal para que subiera y luego se acercó hasta donde me
encontraba - ¡Tenemos un problema con tu amigo y el mío! - - ¡Ya lo noté, deben
confiar en nosotros, estarán a salvo! - - ¡Eso ya lo sé, pero Richard me dice
que no confía en tu amigo! - - ¡Hablaré con los dos, no estamos para enemigos!
¡Todos necesitamos de todos! – Ella asintió con su cabeza y comenzó a subir por
el sendero, yo le seguí más atrás manteniendo una distancia prudente por si
alguno de ellos llegaba a resbalar podría ayudarlos. Cristian había tomado la
delantera, a unos pocos metros se podía divisar el Soldado que se había
adelantado olvidando a su compañera que a duras penas podía subir, antes de
llegar a la mitad del camino ella se sentó a un lado del camino bañada en sudor
y empalidecida - ¿Qué sucede, te encuentras bien? – Pregunté a la mujer que
hacia un esfuerzo por respirar grandes bocanadas de aire - ¡Estoy exhausta, las
piernas no me responde! – La miré sentada en la roca sobándose las rodillas
para darle alivio a la vez que jadeaba - ¡Tendrás que acostumbrarte a este
trayecto, el refugio esta justo en la cima y esta es la única entrada y la
única salida! Por esta vez te llevaré cargada, pero solo por esta vez – Respiró
profundo a la vez que asentía con su cabeza, espere unos segundos para que
dejara de jadear y luego me incline y la cargue sobre mi hombre para seguir el
ascenso.
Una vez en el refugió la baje de mis hombros justo al final del
sendero, ella se dio la vuelta y con su boca abierta comenzó a contemplar toda
la creación de Cristian, se acercó despacio y sin pronunciar palabra alguna,
observó detalladamente todo el exterior de la casa, volteó a mirarme con unas
sonrisa que no entraba en su rostro - ¿Cómo rayos hicieron todo esto? – Soltó la
pregunta a la vez que se acercaba a las sillas colgantes que estaban en el
porche de la casa y comenzaba a tocarlas admirando los detalles y la precisión
con la que habían sido elaboradas, luego se acerco hasta el otro extremo y
contemplo el paisaje de las montañas y rápidamente se dio cuenta que era el
mismo paisaje que estaba tallado en la puerta de entrada, dio unos cuantos
pasos para acercarse hacía el extremo opuesto para echarle un ojo al huerto sin
salir del asombro, le costaba creer todo lo que estaba mirando - ¡Todo esto lo
hizo Cristian! ¡Solo! ¡Él fue el primero en llegar al lugar, yo apenas tengo
algunas semanas que llegué! - - ¡No lo puedo Creer! ¿Cuánto tiempo le llevó
hacer todo esto? - - Algo más de dos años, su padre era carpintero y aprendió
el oficio lo que le facilito hacer de este pedazo de tierra un paraíso – Anna
recorrió todo el lugar por segunda vez hasta que llegó a la parte trasera de la
casa dónde se consiguió con el soldado y con Cristian, al igual que ella,
Richard estaba anonadado echándole un vistazo al rejón dónde estaban las
gallinas a la vez que Cristian le contaba como había hecho todo, Se podía notar
que Cristian disfrutaba hablar de su obra y mostrar lo orgulloso que se sentía.
Mientras ellos contemplaban el lugar y el Gigante les servía de guía, fui hasta
la parte de adentro para avisarle a Raishell que teníamos compañía y que ya
podía abrir la puerta de la casa, pero cuando llegué al frente ella ya estaba
afuera con Scot
Raishell: - ¿De dónde salieron esos dos? -
John: - ¡Adivina! -
Raishell: - ¿Otro pueblo devastado? ¡Esos bastardos quieren acabar
con la nación entere! -
John: - ¡Lo mismo pensé, hasta que dijeron que vienen de Ucrania!
-
Raishell: - ¿Ucrania? ¿No me digas que atacaron la frontera? -
John: - ¡Eso parece, aun no termina de contarnos lo que sucedió,
pero al parecer la pasaron mal! -
Raishell: - ¡Imagino que sí señor enfermero! Pero ¿Dónde se
quedaran? -
Scot: - ¿Tendré que compartir el sofá con ese sujeto? -
John: - ¡Así lo creo jovencito! -
Scot: - ¡No es Justo, yo llegué primero! -
Raishell: - ¡Te tocará ceder tu cama, lástima que no hayas podido
usarla! –
John: - Ya estaba pensando en eso…
En ese momento Cristian se asomo por la puerta de la casa con los
dos nuevos aliados, los invitó a pasar y enseguida los presentó a Anna y a
Scot.
Cristian: - ¡Esta es mi Familia, Ella es Raishell y este
pequeñuelo se llama Scot!
Anna: - ¡Hola, es un placer!
Raishell: - ¡Igual! Ponte cómoda
Anna se había asombrado al ver estado en que se encontraba
Raishell, se acercó lentamente hasta ella y comenzó a examinarle las heridas
interrogándola. Richard parecía haber hecho las paces con Cristian y hablaban
en la cocina de cómo había hecho las excelentes adaptaciones y para que todo funcionara con leña, el asombro
aun no se había ido de su cara, con cada paso que daba se conseguía con lago y
comenzaba a preguntar nuevamente como había hecho para hacerlo. Permanecí en la
entrada de la casa observando como el calor de la amistad comenzaba a llenar
aquella peña casa que evidentemente necesitaría ampliaciones, Anna se había
sentado en el mueble donde Cristian solía sentarse a acariciar a Roco y
Raishell se había apoderado del sofá, noté que Anna me miraba con una sonrisa
en el rostro a la vez que Raishell le contaba lo que le había pasado en el
Avión y el porqué el estado en que se encontraba, me dio gusto que Anna
estuviese en la casa, además de una buena compañía para Raishell de seguro
haría las cosas mucho más fáciles para ella y sin duda Raishell también la
ayudaría a ella, el mundo de las mujeres solo lo entienden ellas.
Eché un ojo hacia el fondo del pasillo y vi que Cristian le estaba
mostrando la habitación a Richard a la vez que este señalaba cosas y preguntaba
sobre ellas, Cristian se dio cuenta que los estaba mirando y le hice una seña
para que se acercara un momento - ¡Veo que te arreglaste con el soldado! - -
¡Sí, solo quería dejarle unas cosas bien en claro! - - ¡Ya lo creo! ¿Dónde
rayos se van a quedar? - - ¡Me estaba preguntando eso! ¿Qué idea tienes,
Vaquero? - - ¡Raishell y Anna en la habitación y el resto a la sala! - -
¡Imagine que lo pondrías así! - - ¡No podemos perder el tiempo con ellos,
vaquero! ¡Necesitamos que nos digan que sucedió exactamente y si pueden ayudarnos con el mapa! – Cristian
volteo a ver el Soldado que no salía de asombro cada vez que se topaba con
algún objeto, Raishell notó que Cristian y yo estábamos hablando en secreto e
hizo una seña con su cara para preguntar si sucedía algo, pero Cristian le
levanto la mano indicándole que todo estaba bien, miré a Anna que cada cierto
tiempo ponía su mirada sobre mi y luego volvía a concentrarse en lo que hablaba
con Raishell.
Cristian y el Soldado tomaron asiento en el comedor y yo me senté
en el piso recostado al sofá en donde estaba Raishell y justo al lado mío se
sentó Scot, que aun seguía algo desconcertado por la visita, Cristian me hizo
una seña para que comenzara el interrogatorio pero no fue necesario, Anna tomó
una posición más cómoda en sillón y comenzó a contar lo que le había pasado:
¡Cuando comenzó el ataque estaba en mi casa lavando la ropa y
tendiéndola en la parte trasera en donde tengo el colgadero, escuche un ruido
que se acercaba y pude ver que pasaron unos aviones y soltaron las bombas, por
un momento pensé que caerían encima de mi casa, me aterré y Salí corriendo
hasta la parte de afuera para evitar morir pero cuando llegué vi que venían
esos bastardas disparando por el medio de la calle, soltaban ráfagas de balas
en todas direcciones asesinando a todos los que estaban afuera de sus casas,
intenté retroceder pero sentí que alguien me tomó fuertemente por la cintura y
me cargó, comencé a lanzar patadas y puñetazos para defenderme pero un segundo
sujeto comenzó a golpearme en la cabeza y en la cara con sus puños lo que hizo
que perdiera la noción de las cosas pero aun me mantenía despierta. Luego llego
un camión militar y el sujeto que me llevaba cargada me lanzó a la parte de
atrás y otros que ya estaban arriba me arrastraron por la plataforma hacia el
interior, había algo filoso en el suelo y me arrastraron sobre eso, yo iba de
espaldas y ellos me jalaban por un brazo, sentí como se desgarraba mi piel pero
estaba muy aturdida por los golpes y no podía defenderme, ellos tomaron una
cuerda y ataron mis manos y pies, cuando sentí que me amordazaban comencé a
patearlos y pegarles puños, pero uno de ellos me golpeó nuevamente con sus
manos y el otro comenzó a pegarme con la rifle que llevaba hasta que perdí el
conocimiento, pero no por mucho tiempo, desperté encerrada en la parte trasera de
ese camión rodeada de cinco sujetos que estaban hablando Árabe y reían a
carcajada, de vez en cuando se levantaba
y sacaban sus armas por unas ventanillas y disparaban, yo comencé a gritar y a
llorar, les pedía que me dejaran ir, que no me hicieran daño, pero ellos me
miraban a través de sus túnicas y reían a todo pulmón, uno de ellos se acercó y
se sentó sobre mi barriga y comenzó a tocarme los senos y a golpearme la cara
mientras los otros observaban y reían, uno de ellos llevaba un cinturón envuelto
en la mano y me pegaba cada cierto tiempo por todo el cuerpo, Yo gritaba y me
movía con fuerza pero el sujeto era muy pesado y me impedía hacerlo, el otro
sujeto terminó de atarme las manos y sostenía la cuerda estirada para que mis
brazos quedaran por encima de mi cabeza, el otro comenzó a darme golpes en la
boca con sus manos, de pronto escuché un estruendo enorme y sentí un impacto
que hizo volar al camión por los aires, impactamos en tierra
aparatosamente, uno de ellos cayó sobre
mí y luego me desmayé. Cuando desperté no había nadie en el camión, vi que
estaba bañada en sangre y que la puerta trasera del camión estaba abierta,
intente asimilar lo que había pasado y supuse que me habían dado por muerta, de
hecho uno de ellos yacía muerto a pocos centímetros de mí. Cuando logre
desatarme las manos, lo que logré hacer gracias a un pedazo de lamina
desprendida que había quedado, desaté mis pies, ya no estábamos en el pueblo,
el camión yacía con las ruedas apuntando al cielo y tenía un enorme abollón en
la parte delantera de la cabina, Parecía que una bala de camión antigua
extremadamente grande nos había impactado, los que conducían también estaban
muertos intente alejarme del lugar pero solo pude avanzar unos cincuenta metros
de distancia, luego vi que otro camión se acercaba y me lancé al pasto para
ocultarme, pude ver que revisaron el lugar en donde había quedado el camión y
luego lo engancharon en la parte trasera del otro y se lo llevaron arrastrado,
luego me volví desvanecer entre el pasto hasta que el Señor Richard me
consiguió en la pradera hace un par de días, me salvó la vida y me trajo hasta
este bosque que dijo que conocía desde hace años cuando era Capitán en el
ejército y hacían ejercicios de supervivencias aquí, así es como llegamos acá,
Richard también vivía en el mismo pueblo y perdió a su hija en el ataque, el
sobrevivió ocultándose en un escondite que había construido en su casa hace
algunos años cuando comenzaron a lanzar alertas sobre la invasión a la
frontera.
Cristian: - ¿Así que conoces este bosque desde hace tiempo? ¿Cómo
es que no te adentraste más, Richard?
Richard: - ¡La moto se quedó sin combustible, Anna estaba
lastimada y no quise que caminara en ese estado, además llegamos de noche y no
quise arriesgarme por los osos!
John: - ¡Excelente Decisión, Soldado! Tuve que cargarla hasta acá
porque antes de llegar a la mitad del camino ya estaba exhausta
Cristian: ¡Algo que no fue molestia para ti, enfermero!
Richard: - ¿Enfermero? ¿Eres Enfermero? -
John: - ¡Lo fui en el ejército! -
Richard: ¡Eso es una buena noticia, Anna necesita atención en su
boca! Esos bastardos le desprendieron algunos dientes y tiene heridas abiertas
-
Cristian: - ¡Eso no será problema para John! –
Raishell: - ¡Es cierto, Gracias a él he mejorado muchísimo!
Anna: - ¡También necesito algunos puntos en la parte baja de la
espalda, tengo una cortada profunda que Richard remendó con cinta adhesiva! -
John: - ¡Por suerte tenemos equipo sutura, no será problema! –
Cristian: - ¡Hay una parte de la historia que no termino de
entender, Anna! ¿Estás segura que el camión tenía un abollón enorme?
Anna: ¡Si, estoy segura, yo tampoco lo entendí mucho pero parecía
que hubiésemos chocado con algo, la forma del impacto que quedó en el camión
hacía entender que el objeto era redondo, por eso mencioné que parecía una bola
de cañón antigua pero de tamaño grande! –
Cristian: - ¡Eso es extraño, enfermero! ¿No lo crees? –
John: - ¡Más extraño aun es que hayan atacado la frontera con
Ucrania! Tenía entendido que había tropas ahí custodiando la zona, Cuando salí
de Polonia pensaba llegar hasta ese lugar para reunirme con los aliados –
Richard: ¿Polonia? ¿Eres Polaco? ¡Qué suerte, tenemos! Pensé que
de Lituania y que se habían instalado aquí a vivir
John: - ¡Nada de eso! Tenemos planes de ir hasta Latvia para
reunirnos con los aliados para contraatacar. Yo también perdí a mi esposa hace
un par de años cuando comenzaron los ataques y Cristian perdió a su familia
entera. Por milagro Raishell llegó a nosotros con mas que su bendecida
presencia, como imagino que ya le contó a Anna.
Anna: - ¡Si, señor Richard! ¡Creo que algo que tienes que ver! –
John: - ¿Sabes leer mapas en códigos? –
Richard: - ¿Qué si sé leerlos? ¡Ja! ¡Yo los diseñaba!
Cristian se levanto y fue por el mapa que estaba dibujado en la
tabla que vino junto a la caja con las municiones y los explosivos y se lo
mostro a Richard, él lo detalló por unos minutos y luego abrió sus ojos en
señal de asombro, todos nos asombramos al mismo tiempo en espera de la
explicación.
Richard: - ¿Por qué rayos quieren ir a Latvia? ¡Esto no es Latvia!
Cristian y yo nos miramos la cara al mismo tiempo desconcertados y
volvimos la mirada hacía uno de los códigos que estaba en la tabla que tenía
una flecha y unas coordenadas, yo le señale con el dedo exactamente ese código
en cuestión y le pregunté con más dudas aun
John: - ¡Recuerdo que este código y esta coordenada son de Latvia!
Richard: - ¡Si, Efectivamente son de Latvia, pero esto dice que se
están reagrupando en Rusia, no el Latvia! ¡Lo que ese condigo indica es que en
Latvia hay que pasar por Latvia para acceder a Rusia desde ahí imagino que debe
haber otro grupo ahí que nos llevará hasta Rusia en donde están reunidos todos
lo de la rebelión! -
Cristian: - ¿De qué Rayos me estás hablando, Soldado? -
Richard: - ¡Lo que dice el mapa es que en Latvia hay un punto de
reunión, no una base como suponen ustedes! -
John: - ¡Santo Dios, Cristian! ¡Ir a Rusia nos tomará al menos
unos menos quince Días! -
Anna: ¿Quince días? ¿No se han dado cuenta que estamos a pie? ¡La
motocicleta no tiene combustible y aunque tuviese, es obvio que no entramos
todos en ella! -
Cristian: - ¡No te angusties, Cariño! ¡Tenemos un As bajo la
manga! ¿Cierto Enfermero? -
John: - ¡Así es, Vaquero! ¡Entonces solo es cuestión de trazar una
ruta para poder recargar combustible en el camino! -
Richard: - ¿De qué hablan? ¿Cómo llegaremos hasta Rusia? -
Cristian: ¡Tenemos el medio de transporte! ¡Luego hablaremos de
eso, por ahora tenemos trabajo por hacer acá! ¿En cuánto tiempo crees poder hacer
una ruta para emprender el viaje, Soldado? -
Richard: ¡Tomando en cuenta este mapa y lo que dice, al menos una
semana! Veo algunos códigos de algunas zonas que no recuerdo y necesitaré un
mapa geográfico, un compás y una calculadora para poder descifrar los lugares y
hacer los cálculos correctos –
Cristian: - ¡Ok, Soldado, ya sabes cuál será tu trabajo!
Richard: - ¡Lo imaginé! Ahora bien ¿De dónde rayos sacaron esas
armas?
Raishell: - ¡Estaban en la caja que transportábamos en el avión!
¿Por qué pregunta? –
Richard: - ¡Porque son Ucranianas! ¡Las reconozco casi todas! –
Cristian: - ¡Algo me decía que esas armas no eran de Polonia!
Raishell: - ¿A qué te refieres con eso? ¡El contacto que las
facilitó dijo que eran del ejército Polaco y que las había conseguido bajo
consentimiento del mismo ejército! –
Richard: - ¡No lo creo, apuesto que todas esas armas tienen un
número treinta y tres y una letra “U” justo debajo de las culatas! Si eso es
así esas armas fueron las que se perdieron en el ataque a la base Ucraniana
unos atrás.
Cristian se levantó de su asiento y comenzó revisar una por una
las Culatas de los rifles de todas las armas, su cara de asombro se convertía
en furia a medida que revisaba cada arma certificando lo que acababa de decir
el soldado
Cristian: - ¡Tienes razón, Soldado! ¡Imagino que Raishell ya está
sacando conclusiones de porqué el informante en el avión traicionó al equipo! –
Raishell: ¡Si, ahora comienza a tener más sentido! ¡Gracias a Dios
está muerto! ¡Si hubiésemos llegado al destino con ese sujeto abordo los terroristas ya se hubiesen enterado del
lugar donde se encuentra la rebelión y hubiesen atacado! ¡Bastardos!
Anna: - ¿Qué se supone que haremos con el muchacho? –
Todos voltearon al mismo tiempo a mirar a Scot que se había quedado
dormido en el suelo al lado de John, Cristian se levanto y fue hasta donde
estaba, luego lo cargó y lo llevó hasta la habitación y lo dejó recostado en la
cama y volvió hasta la sala
Cristian: - ¡Debemos dejarlo en el primer pueblo que hagamos parada,
será un riesgo y entorpecerá la misión si lo llevamos! -
John: - ¡Tienes razón, vaquero! No podemos llevarlo con nosotros –
Anna me miraba a los ojos fijamente cada vez que abría mi boca
para decir algo, prestaba suma atención y confianza en las ideas que planteaba,
percibí rápidamente que eso estaba sucediendo y que por algún motivo me hacía
recordar a Kate, Cristian se volvió a levantar y guardo la tabla con el mapa y
luego salió y explicó cómo nos organizaríamos para pasar la noche, Raishell no
tendría problemas en compartir su cama con Anna y de seguro Richard dormiría en
el suelo de la sala mientras que yo ocuparía el sofá nuevamente, Scot la
pasaría con Cristian hasta que pudiéramos conseguir algo para hacer los
colchones de las camas que ya casi tenía listas.
La tarde transcurrió de forma tranquila, comenzamos a discutir
sobre los planes para hacer el viaje y reunirnos con las fuerzas aliadas en
Rusia. Richard se dio la tarea de explicarnos detalladamente los códigos que
había visto en el mapa y Cristian había conseguido los implementos para que
pudiera descifrar el restante, Anna y Raishell parecían llevársela bien, el
grupo comenzaba a crecer más rápido de lo que habíamos esperado, me preguntaba
si había más sobrevivientes en ese pueblo, sabía que las posibilidades era
pocas y que para estar seguros de eso tendríamos que ir hasta allá y
cerciorarnos por nuestra cuenta, además aprovecharíamos para traer más insumos,
evidentemente lo que quedaba ya no era suficiente para la nueva familia. Salí
de la casa y me senté en la silla colgante para pensar un poco mejor las cosas mientras
los recién llegados socializaban un poco y planeaban la comida del día, eché un
ojo por la ventana y vi a Raishell hablando con Anna sobre cosas sus heridas y
las de ella y recordé que la nueva invitada necesitaba puntos de sutura y
algunos medicamentos para mejorar el estado de los golpes que le habían
propiciado, así que espante de mi mente la idea de regresar al pueblo y me
dirigí adentro nuevamente para ir por los medicamentos. Al entrar Anna y
Raishell seguían hablando muy juntas en voz baja para que nadie las escucharas,
imagine que eran cosas de mujeres y cierto modo me alegre por ambas, eche una
mirada violenta al lugar donde se encontraban y seguí caminando hasta la
habitación de Raishell donde estaban Richard y Cristian conversando aún sobre
el mapa y los códigos, levantaron su mirada al mismo tiempo cuando entre a la
habitación y les hice una señal para que no se molestaran y continuaran, Scot
se había despertado y estaba sentado del lado contrario de la cama prestando
atención a lo que Cristian y Richard decían, tenía más cara de dudas que de
aciertos y aunque no estuviese entiendo nada mostraba interés por aprender.
Abría la gaveta de la mesa de luz y tome las medicinas y luego busque en mi
mochila el kit de sutura y salí nuevamente de la habitación y me dirigí hasta
donde estaban las mujeres acomodadas. Intente escuchar lo que decían pero no lo
logre, ellas voltearon a mirarme y sonrieron las dos al mismo tiempo haciendo
el mismo movimiento con la mano para taparse la boca mientras reían, -
“Definitivamente el mundo femenino es complejo” – pensé en voz baja y luego me
acerqué para examinar a Anna
John: - ¡Muy señorita, Levántese un momento y colóquese justo aquí
con los brazos extendidos hacia arriba! Y levante su camiseta para poder
examinar su abdomen –
Raishell: - ¡señor Enfermero, Ella tiene algunos golpes en el
pecho y se pueden ver moretones! –
John: - ¡Ya veremos cómo están sus pulmones pero de seguro no hay
daños internos, de lo contrario ya hubiese colapsado!
Anna: - ¡Al fin escucho buenas noticias, señor enfermero! Confiaré
en su palabra.
Dijo Anna a la Vez que se levantaba del sofá y se colocaba en
frente de mi con su camisa arremangada hasta arriba sin descubrir su pecho, no
pude evitar contemplar la hermosa figura de su cuerpo por unos segundos, la
perfecta forma de su caderas y cintura dejaban en evidencia que se ejercitaba, su
piel blanca parecía deslumbrar en el lugar y era muy suave. Me di la vuelta y
coloqué el estetoscopio en su espalda para escuchar el ruido de los pulmones y
descartar lesiones pero todo estaba bien, miré las pecas que cubrían la parte
alta de su espalda rápidamente y luego me centré en la cinta adhesiva que
recubría la herida, la removí cuidadosamente para no volver a abrirla pero
apenas levante un poco uno de los extremos comenzó a sangrar nuevamente, ella
emitió un queja intentando quedarse quieta para que yo pudiera cerrar la
herida. Cuando terminé de quitar la cinta vi que la herida se había infectado
bastante y que probablemente tendríamos que raspar el exterior para remover el
borde de la piel abierta.
John: - ¡Tenemos malas Noticias esta vez, señorita! –
Anna: - ¿Qué sucede? ¿No puedes cerrarla?
John: - ¡No, está muy infectada! Deberás tomar un baño antes que
nada para limpiar bien todo el lugar, luego tendremos que remover los bordes de
la abertura para poder suturar de forma segura. Será rudo pero no hay más
opciones, Raishell de indicará donde puedes asearte, mientras tanto preparare
lo necesario para hacer el tratamiento, tomaras el mismo antibiótico que
Raishell, eso ayudará a combatir la infección.
Anna: - ¡Confió en Usted, señor enfermero! ¿Qué harás con mi boca?
John: - ¡Primero encarguémonos de esa herida, me preocupa que la
infección siga avanzando, luego veremos por tu boca!
Raishell se levantó del sofá y tomó de la mano a Anna para
mostrarle el baño, Anna la siguió y mientras caminaba casi arrastrada por el
veloz paso de Raishell, volteo para mirarme y me dijo gracias sin emitir voz
pero dejando leer sus labios. Esperé unos minutos y luego fui hasta la
habitación de Raishell para buscar el equipo que necesitaría para el
tratamiento, gracia a Dios en la caja que cayó del avión había un equipo médico
para realizar amputaciones y procedimientos de emergencias que podrían ayudarme
a resolver el problema de Anna, entre al cuarto y tanto Cristian como Richard
tenían más cara de dudas que Scot
John: - ¡Porqué peciento que algo no está bien! –
Richard: - ¡No creerás esto! –
Cristian: - ¡Raishell dijo que había alguien más en el avión que
controlaba el equipo de radio! Resulta que este código que no entendíamos es un
código de radio, se supone que el operador lo daría para recibir las
coordenadas de ubicación para el aterrizaje –
Richard: - ¡No sé exactamente la situación con Raishell pero creo
que algo debe saber que no ha dicho aun! –
John: - ¡Ella no controlaba la radio! El sujeto que estaba en el
equipo quedó tan rostizado que solo se le veían los huesos y aunque ella sabe
como operar el equipo no tenía la información –
Cristian: - ¡Es cierto, ella misma lo dijo! –
John: - ¿No hay otra forma de saber el lugar de aterrizaje? –
Richard: - ¡Necesitamos un equipo de radio para comunicarnos! –
John: - ¿De dónde rayos vamos a sacar un equipo de radio? ¡Del
avión no quedo nada, solo carbón! –
Richard: - ¡El el pueblo había una estación de radio! ¡Podríamos…!
–
Cristian: - ¡Olvídenlo! ¡No iré hasta allá! –
John: - ¡Entonces debemos obviar ese punto y trazar la ruta sin
pasar por ese lugar! –
Richard: - ¿Y qué pasará con los aliados de ese punto? ¡No podemos
darnos ese lujo si vamos a enfrentar a estos bastardos, necesitamos cada
persona que esté dispuesta a luchar y más aun si en ese punto hay armas y
medios de transportes que nos permitan llegar a Rusia más rápido! –
John: - ¡Vaquero, El soldado tiene razón! No podemos darnos ese
lujo, la única opción que tenemos es volver al pueblo y traer el equipo de
radio de radio hasta acá, haremos que funcione con la batería del camión –
Richard: - ¿Camión? ¿Qué camión? ¿Tienen un camión? -
Cristian: - ¿Se volvieron locos? ¡Es un suicidio volver al pueblo!
Enfermero, sabes bien que regresan a los lugares que atacan para sacar todo lo
que consigan que les sea útil –
John: - ¡Esperaremos un par de días y luego iremos! ¡Es necesario
correr el riesgo! –
Richard: - ¡Alguien me pude decir! ¿Cómo demonios consiguieron un
camión?-
Cristian: ¡Es mío! Lo traje cuando salí de mi pueblo –
Richard: - ¿Y donde rayos está? ¡No me digas que debajo de la cama!
–
John: - ¡No precisamente, esta escondido al pie de la colina! Pero
en todo caso lo importante es que podemos llegar a Ucrania en la mitad del
tiempo –
Cristian: - ¡Están locos! –
Richard: - ¡No necesitas ir si no quieres, John y yo podemos ir y
traer el equipo y tú te quedas cuidando a las Chicas! –
Cristian: - ¡Ahora sí que perdiste el cerebro completamente! ¡Ni
en sueños seré una niñera! ¡En todo caso iremos tú y yo y el enfermero que se
quede! –
John: - ¿Yo? ¿Por qué yo? ¡Tú eres el que se está preocupando por
arriesgar el pellejo, deberías quedarte tú! –
Richard: - ¡Creo que Cristian tiene razón! ¡John, debes quedarte!
Eres el que tiene experiencia con las medicinas y estás señoritas necesitan
cuidado, además Scot te ayudará con lo que necesites –
Scot: - ¿Por qué debo quedarme? ¡Yo quiero luchar con ustedes! –
Cristian: - ¡Tu lucha está aquí pequeño amigo! –
Scot: - ¡Pero yo quiero luchar de verdad, quiero ir con ustedes! –
John: - ¡Por lo visto me ayudaras en el frente de batalla con
estas chicas amiguito! –
Cristian: - ¡Esperaremos dos días y al tercero partiremos de
madrugada! ¡Viajar durante la oscuridad nos da ventaja! –
Richard: - ¡Tienes razón, así lo haremos! –
John: - ¡Pensé que te preocupaba volver!
Cristian: - ¡Aun me preocupa, pero es evidente que necesitamos
solucionar este asunto si queremos llegar a algún lado! Esta noche le
informaremos a Raishell y Anna sobre los planes para que se preparen –
John: - ¡Excelente, que así sea entonces! Y cambiando un poco el
tema, necesitaré ayuda de uno de ustedes ahora mismo, Anna necesita de un
raspado dérmico en la herida para remover parte la piel infectada y luego poder
suturarla, es doloroso y alguien debe sostenerla –
Richard: - ¡Creo que Cristian no tendrá problemas con eso! –
Cristian: - ¡Ya me lo imaginaba! –
Salimos de la habitación todos al mismo tiempo con el próximo
movimiento listo para ejecutarse, solo era cuestión de un par de días para que
Cristian y Richard partieran pero en mi cerebro comenzaba a crecer la duda
sobre la historia que había contado Raishell, de seguro hay algo más que no ha
dicho, probablemente el accidente la hizo olvidar algunos detalles que según mi
experiencia con algo de presión y algunos métodos de interrogación que
aplicábamos en el ejército podría ayudarla a recordar, la otra parte
preocupante era que se sintiera cuestionada y en vez de sacarle información
terminaría cerrándose más y de seguro se vendría todo un conflicto.
Tomé asiento en el sofá y comencé a preparar los equipos para el
procedimiento que necesitaba Anna mientras Cristian y Richard se ocupaban de
servir la carne del cerdo que habían traído del bosque, que a simple vista se
veía suculenta. No pasó mucho tiempo cuando las Chicas terminaron el aseo, Anna
Salió envuelta en una toalla que Raishell le había dado, se acercó hasta el
centro de la sala dándome la espalda sosteniendo la toalla por la parte de
atrás con su mano, sentía mariposas que revoloteaban en mi barriga y comencé a
sudar frio ante la esplendida figura que una vez más comenzaba a llenar mi
mente, la miré de arriba abajo disimuladamente a la vez que terminaba de
preparar el equipo.
John: - ¡Muy bien, señorita! ¿Lleva puesta ropa interior? –
Anna: - ¡Si doctor, estoy lista! –
John: - ¡Conocerás el verdadero dolor, necesito que respires profundo
y te relajes! ¡Scot y Richard, tienen que salir!
El niño y el soldado me miraron con cara de dudas pero obedecieron
sin hacer muchas preguntas, quizás ya se imaginaban que era para respetar la
intimidad de Anna
John: - ¡Vaquero, Tómala por las manos y Raishell, por favor,
sostén la toalla para no dejarla expuesta del todo!
Una vez listos y con la herida de la mujer en frente tome un
cepillo dental nuevo que había guardado en mi mochila y lo sumergí en alcohol y
sin titubear mucho comencé a raspar por los alrededores de la herida. Anna
Grito fuertemente y comenzó a retorcerse del dolor, lo que hizo que Cristian
tuviera que sujetarla hasta el punto de inmovilizarla completamente, Raishell
había girado su cabeza hacía un lado para no presenciar el procedimiento.
Cepille fuertemente hasta que pude retirar toda la piel que había comenzado a
morir alrededor de la herida, limpie con alcohol nuevamente toda la zona para
impedir que las bacterias se introdujeran en la cavidad y luego tome un bisturí
y corte el restante de la piel infectada, Anna había comenzado a llorar
desconsoladamente y suplicaba para que me detuviera, Cristian me miró por un
segundo y me hizo señas para que me apresurara, se notaba que el llanto de Anna
le había tocado los sentimientos, Intente hacer las cosas un poco más rápido
sin perder la precisión al cortar la carne infectada pero a medida que cortaba
me conseguía con mas infección debajo del borde que ya había retirado, volví a
pasar el bisturí por el borde de la herida para remover lo que quedaba y me
detuve un segundo para que Anna descansara y recobrara coraje, conté el tiempo
en mi mente y proseguí a lavar con alcohol nuevamente la zona, hinqué la aguja
que ya había preparado y comencé a suturar la herida haciendo puntos pequeños y
estrechos para evitar que quedara una cicatriz muy grande y marcada - ¡No te
muevas, por favor, casi terminamos! – le dije con voz de consuelo a la vez la
acariciaba suavemente la espalda haciéndole saber que todo estaba bien.
John: - ¡Listo, terminamos! Ya puedes soltarla vaquero –
Pero a penas Cristian la soltó se dio cuenta que se había
desmayado a causa del dolor y tuvo que sujetarla nuevamente, Raishell se
apresuró a envolverla en la toalla nuevamente y Cristian la colocó sobre el
sofá con la boca hacia abajo para que descansara sin que se estropeara la
herida nuevamente, cubrí la herida con vendas remojadas en alcohol y luego me
acerque hasta su rostro para cerciorarme que aun respirara.
Cristian: - ¿Está bien? –
John: - ¡Si, solo esta desmayada! Tardará un poco en despertar
Raishell: - ¡Espero que esté bien, no quiero quedarme sin
compañera tan pronto! –
John: - ¡Lo estará, no se preocupen! Solo déjenla descansar un
rato hasta que despierte. ¡No la molestes! –
Cristian me miró entrecerrando los ojos con cara de picardía, le
hice una seña para preguntarle lo que estaba pensando pero se dio la vuelta
sonriendo y no me dijo nada, Raishell fue hasta la habitación y regreso con la
manta que usaba para dormir y cubrió a la Anna para cubrir un poco más su
cuerpo y liego se asomo por la ventana y le dijo al Soldado y a Scot que ya
podían entrar lo que hicieron rápidamente debido al frio que la tarde había
comenzado a traer. Cristian había comenzado a servir la comida y a disponerla
sobre la mesa para que nos sentáramos todos juntos a disfrutar del Cerdo
cortesía de Richard y su habilidades de cazador, por mi parte preferí esperar
un rato para comer y vigilar a Anna para que cerciorarme que estaba bien.
Richard: - ¡Es hermosa, cierto! –
Cristian: - ¡Si, muy hermosa! ¿Por qué crees que el enfermero está
a su lado? –
Raishell: - ¡Hombres! ¡No los escuches John, yo se que hiciste lo
mismo conmigo cuando llegué! Se nota que te gusta mucho tu carrera –
John: - ¡Así es mí querida amiga! Me encanta lo que hago, y si, es
hermosa, me recuerda mucho a Kate –
Richard: - ¡A mí me recuerda a mi Alicia! –
Cristian: - ¡A mí me recuerda que tengo hambre y que el enfermero
se babea por ella! ¡No lo encubran ni lo defiendan! –
John: - ¡Ok Vaquero! ¿Qué me dices de tu interés por Raishell? –
Raishell abrió los ojos y volteo a mirar a Cristian que había
comenzado a ponerse pálido por el comentario
Cristian: - ¿Interés? ¡Por supuesto, Estaba mal herida y me
preocupaba que no sobreviviera! –
Raishell: - ¡Ustedes son lo mejor que me ha pasado en la vida!
¡Qué bellos! ¡Estaban preocupados por mí! Y tú, ¡No tengas miedo John! Mereces
reconstruir tu vida. ¡Solo intenta dejar el pasado atrás! Verás que hay cosas
buenas esperando por ti –
Escuche como las palabras de Raishell se me clavaban en la mente,
me incorporé y me acerqué hasta donde estaba y le bese la frente dándole las
gracias, ella tomó mi mano sonriendo y luego la soltó suavemente, pero luego
noté que la mirada de asesino de Cristian estaba puesta justo sobre mí, Le di una
palmadita en el hombro y me dirigí hasta el baño y cerré la puerta pero a menos
de treinta segundo escuche que alguien tocaba y seguidamente la voz de Cristian
- ¡Iré con el soldado al bosque para traer la motocicleta, cuida bien a las
Chicas mientras no estamos, Doctor Corazón! – Pude sentir el sarcasmo en la voz
del gigante que evidentemente quería vengarse por haberlo delatado delante de
Raishell, pero qué más da, más tarde que temprano se iba saber. Me lavé la cara y regrese a la sala
para echarle un ojo a Anna nuevamente pero cuando llegué vi que Raishell estaba
sentada al lado de ella, ya había despertado y había comenzado a llorar y a quejarse
por el dolor, me sentía culpable por lo que estaba sintiendo, esos
procedimientos sin una gota de anestesia suelen ser terriblemente dolorosos
aunque para ella era necesario que fuese de ese modo, de lo contrario estaría
en problemas. Raishell la acariciaba y la consolaba para tratar de aliviarle el
dolor, pero eso no sucedería, por lo menos hasta mañana, Anna levanto la mirada
hacia mí con sus mejillas empapadas en lágrimas, alzó su dedo pulgar para
indicarme que estaba bien - ¡Confío en ti, Doctor! – Esas palabras aliviaron un
poco el sentimiento de culpa que ya comenzaba a apoderarse de mí, así que
aproveche el alivio y me senté a comer mientras observaba como Raishell la consolaba.
Casi llegando al final del sendero que llevaba al pie de la
colina, Richard y Cristian se habían detenido y esperaban escondido detrás de
la roca grande que estaba a un lado del camino, habían escuchado un ruido que
no era usual, se quedaron inmóviles vigilando la zona pero al poco tiempo se percataron que era un
lobo que merodeaba por el lugar, Cristian tomo su arma y cuando estuvo a punto
de dispararle el animal comenzó a alejarse por donde mismo había llegado
Cristian: - ¡Hermoso animal! Lástima que de vez en cuando les
guste comer carne de hombres –
Richard se quedó observando a Cristian por un segundo con cara de
desconcierto por lo que acaba de escuchar, pero luego se dio cuenta que una de
las bromas que solía decir el gigante
Richard: - ¿Dónde se supone que está el famoso camión?
Cristian: - ¡Ya lo verás, no te afanes!
Terminaron de llegar al pie de la colina y Cristian se acercó a un
costado del camino y se paró justo en frente de la cueva de piedra y comenzó a
quitar las ramas y los arbustos que ocultaban el garaje, el soldado miraba
atónito como aquellas ramas que parecían naturales daban paso a lo que era una
cueva enorme que estaba tallada en la piedra
Richard: - ¿Cómo rayos…? –
Cristian: - ¡Oh no, no la hice yo, ya estaba ahí cuando llegué!
Solo me encargue de darle unos retoques y hacer que pareciera de todo menos un
escondite –
Richard: - ¡Me imagino que te costó mucho hacer eso! –
Cristian: - ¡Para nada, solo tapar la entrada con estas ramas que
seleccioné cuidadosamente! –
Una vez que quitaron las ramas de la entrada, la figura del
destartalado camión comenzó a cobrar vida, la cara de asombro de Richard había
comenzado a transformarse en una de duda y preocupación, miraba detalladamente
el Vehículo a la vez que se rascaba la cabeza
Richard: - ¡Oye amigo! ¿De dónde demonios sacaste este pedazo de
hojalata? –
Cristian: - ¡No es lo que parece, funciona a la perfección y nunca
me ha fallado! –
Richard: - ¡Puedo apostar a que es cierto! –
Cristian: - ¡Ya se te pasarán las dudas! ¡Andando, no tenemos todo
el día! –
Subieron al camión y se pusieron en marcha hacia el centro del
bosque, Richard se había sentado en el asiento del copiloto y se aferraba
fuertemente con sus dos manos y hacía presión con las piernas en el piso del
vehículo para no moverse bruscamente a medida que avanzaban por el escabroso
camino. Pasaron algunos minutos hasta que llegaron al lugar donde había quedado
abandonada la Motocicleta, Cristian hizo un giro con el camión para dejar la
plataforma justo de frente con la moto y hacer más fácil la subida.
Richard: - ¡Espero que aun te queden fuerzas, esta cosa es súper
pesada! –
Cristian: - ¡Ya estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, no
será mayor problema!
Ambos descendieron del camión y se dirigieron a la moto, Cristian
hizo un intento por levantarla desde la parte trasera pero se dio cuenta el
sidecar le impedía tomar un buen impulso para levantarla completamente, así que
desenganchó el carro y luego de un solo tirón levanto la moto y la subió a la
plataforma del camión, Richard estaba parado de un lado con la boca abierta, no
podía creer la fuerza que tenía el gigante. Cristian se devolvió hasta el
sidecar y del mismo modo que levanto la moto, colocó el pesado carro sobre la
plataforma del camión, Se inclino un poco sobre sus rodilla para tomar un poco
de aire y le hizo una seña al soldado para que subiera al camión nuevamente y
emprender el regreso a casa. Una vez de vuelta Richard no le quitaba la vista
de encima a Cristian, que a pesar de la descomunal fuerza parecía estar de lo
más tranquilo y apenas se podía notar que estaba un poco agitado
Richard: - ¿Cómo es que pudiste? ¡No lo entiendo! ¡Era imposible!
–
Cristian: - ¡Ves que no es imposible, pero no cantes victoria aun,
tendrás que bajarla del camión! –
Richard: - de seguro no habrá problemas con eso –
Cristian: - ¡Eso espero! Se me Ocurre que el viaje al pueblo
podríamos hacerlo en esa cosa, quizás podamos ocultarnos mejor y de seguro
ahorraremos combustible –
Richard: - ¡Tienes razón, pero no te puedo imaginar sentado en el
sidecar! A duras pena entraba Anna –
Cristian: - ¿Qué te hace pensar que soy yo el que iré sentado ahí?
Richard se quedó mirando a Cristian adivinando en su mente las
intenciones del gigante, pensó por un segundo aquellas palabras y luego asintió
con su cabeza para aceptar la propuesta, él sabía que mientras más pudieran
ocultarse sería más seguro el viaje y si eso implicaba estar incomodo por algún
tiempo, estaba dispuesto a eso con tal de ir y regresar sanos y salvo. Una vez
en la cueva comenzaron a ocultar el camión nuevamente dejando la moto encima,
la tarde había comenzado a dar paso a la noche, ambos sabían que era peligroso
permanecer mucho tiempo allí abajo por lo tanto permanecería hasta mañana en el
camión.
Richard: - Tengo algunas ideas para modificar la motocicleta, cuando
estemos en casa te mostraré lo que tengo en mente, no es la gran cosa pero de
seguro nos serán muy útiles para el viaje y creo que en estos dos días que
tenemos las podemos hacer –
Cristian: - ¡Espero que no sea ningún invento extraño extraído de
la milicia! –
Richard: - ¡Probablemente sí, pero sé que te gustará! –
Cristian: - ¡Eso ya lo veremos! –
Ambos subieron al Camión y emprendieron el regreso.
Anna se había quedado dormida, probablemente a causa del terrible
dolor que estaba sintiendo y que de seguro no había logrado espantar
permaneciendo despierta. Raishell se había sentado a mi lado en el comedor y me
mostraba que sus heridas ya estaban mucho mejor y que las costras ya habían
comenzado a caer por si sola desde los bordes, miré en su cabeza y vi cabello
nuevamente, pasé mi mano suavemente para sentir la textura pero aun estaba muy
corto como apreciar si era liso o crespo.
Raishell: - ¡Es liso! ¡Igual que el de mi madre! –
John: - ¡Apuesto a que era tan hermosa como tú! –
Raishell: - ¡Me alagas, pero no es así, ella era aun mucho más
hermosa que yo! –
John: - ¡Me hubiese encantado conocerla! Tengo algunas preguntas
que hacer, espero que no te sientas atacada, tampoco creas que pongo en duda
tus palabras, pero Richard y Cristian se toparon con un código en el mapa y… -
Raishell - ¡Y te está preguntando si por casualidad y no los sé! –
John: - ¡Exacto! No quiero que pienses que… -
Raishell: - ¡No tienes que disculparte, ya sabía que me
preguntarían por esos códigos, ciertamente yo tenía los códigos! –
John: ¿Cómo dices? ¿Los tenías? ¿Por qué no dijiste nada?
Raishell: - ¡Porqué los llevaba anotados en una libreta con otras
informaciones que debía entregar en el primer punto de reunión, se catalogó con
ultra secreto y me los confiaron precisamente porque yo no sabía leer los
códigos y sabían que estarían a salvo conmigo! Desafortunadamente la libreta se
perdió en el accidente, lo que resume todo a lo que te dije: “No los tengo” –
John: - ¡Es cierto, pero! ¿Por qué no contaste eso desde el
principio? ¿Y si la libreta sobrevivió? –
Raishell: - ¡Si hubiese sobrevivido no estaríamos hablando de
esto, la hubiesen encontrado!
John: - ¡Yo revisé el lugar dos veces, no vi nada! Solo había
cenizas por todos lados y de tus amigos solo quedaron los huesos chamuscados,
incluso estaban atados en sus asientos –
Raishell: - ¡Lo recuerdo perfectamente! No es necesario ampliar en
detalle lo que viví –
John: - ¡Siento mucho lo que dije, Raishell! Solo intento
facilitar las cosas, nos estamos jugando el pellejo –
Raishell: - ¡Eso también lo sé, y además sé que tienen pensado
dejarme junto con Scot y Anna en el primer punto de encuentro en el que hagamos
contacto! –
John: - ¿Cómo rayos lo supiste?
Raishell: - ¡No soy tonta cariño! Pero hay algo que deben saber tú
y Cristian: Si yo no estoy con ustedes en cada uno de los puntos de control,
estarán muertos. Sencillamente porque soy la persona clave. –
John: - ¿Qué rayos quieres decir? –
Raishell: - Confiaron tanto en mi, que para impedir que trampas,
hicieron que mi presencia fuera la garantía de seguridad, si no estoy yo,
sencillamente abrirán fuego contra ustedes, o contra lo que sea que se acerque
–
John: - ¿Cuándo se suponía que dirías que eso? ¿Cuándo
estuviésemos arribando a los puntos de control y nos derribaran? ¡Pensé que
habíamos formado una familia y que todo esto no debería estar pasando ahora!
¿Dónde quedó la confianza? –
Raishell: - ¡Confío tanto en ustedes que te lo estoy diciendo! ¡Y
entiendo que no quieren arriesgarnos, por eso cuando lleguemos al primer punto
haré que cambien la clave a alguno de ustedes! –
John: - ¿Cómo se que lo harás? ¿Por qué no lo dijiste desde el
principio? –
Raishell: - ¡Cuando desperté aquí no lo recordaba, estaba
desorientada y tenía miedo de lo que pudiera pasarme, no sabía quiénes eran
ustedes! Pero ahora ya lo saben y espero que esto no cambie las cosas entre
nosotros, sobro todo entre Cristian y yo –
John: - ¡No le diremos nada, te arrancará la cabeza si se entera
de esto! De todas formas el plan es llegar todos juntos al primer punto de
control. Tampoco quiero verlo con el corazón destrozado –
Raishell: - ¿En serio le gusto? –
John: - ¡Sí, y mucho! –
Raishell: - ¿Cómo lo sabes, ya te lo dijo? –
John: - ¡No hace falta, somos hombres y sabemos cuándo nos gusta
una chica! –
Raishell: - ¡Jajajajaja! Pensé que era una broma, eso explica
porque se preocupa tanto por mí –
John: - ¡Y sé que también te gusta el Gigantón! Se te nota en los
ojos cuando lo miras –
Raishell: - ¡Jajajajaja! Sí es cierto, pero no se lo hagas saber.
Entonces ¿No van a cambiar por no haberte dicho lo de los códigos y lo de mi
papel en la misión? –
John: ¡No, siempre y cuando no haya más cosas que ocultar! O ¿Hay
algo más que tengas que decir? -
Raishell: - ¡Solo eso! –
John: - ¡Entonces está bien! –
Raishell: - Apenas lleguen los chicos le haré saber esto que te
acabo de decir, no quiero que se presenten sorpresas –
John: - ¡Si así lo quieres, no hay problemas! Pero te advierto que
debes preparar al gigantón para que lo tome suave –
Raishell: - ¡No te preocupes por eso, yo me encargaré! –
John: - ¡Si, me imagino que usarás tus encantos con él! –
Raishell: - ¡Jajajajaja Esperemos que funcionen! –
Escuche un ruido y me dirigí hasta la ventana para ver que sucedía,
eran Richard y Cristian que regresaban de buscar la motocicleta en el bosque.
Observe que hablaban de algo pero no lograba entender con exactitud a que se
referían, Richard sacó un pedazo de papel y un lápiz que llevaba en su bolsillo
y comenzó a dibujar a la vez que explicaba lo que se traía en mente, Cristian
lo escuchaba detenidamente con cara de dudas y asombro al mismo tiempo, parecía
que la idea de Richard daría resultado después de todo. Observe por algunos
minutos como el entusiasmo comenzaba a inundar a los dos hombres a medida que
avanzaba el dibujo que Richard plasmaba en el papel. Eché un ojo a Anna que se
había quedado dormida durante todo el rato en el sofá y luego miré a Raishell
que me estaba observando desde el comedor intrigada por saber lo que estaba
sucediendo allá afuera, ella me hacía señas con sus manos para que le dijera
pero aun no entendía exactamente que se traían entre manos estos dos. Volví a
mirar a Anna y acaricié con suavidad la espalda hasta llegar a la herida de su
espalda baja, levante la venda con sumo cuidado para cerciorarme que había
dejado de sangrar y volví a taparla para ir hasta afuera a hablar con los chicos y enterarme de
lo que había sucedido, Apenas me moví de la ventana Raishell tomo mi lugar para
enterarse de todo.
John: - ¿Qué se supone están tramando ustedes dos? ¡Parecen niños
con juguete nuevo! –
Cristian: - ¡Este soldado se ha vuelto loco totalmente! Quiere
colocarle armas a la motocicleta para que hagamos el viaje en ella –
John: - ¡Entiendo que viajar en la moto sería más rápido y
ahorraríamos combustible, pero no entiendo el propósito de colocarle las armas!
–
Richard: - ¡Le colocaremos las armas a los lados del sidecar y un
par en el volante con una especie de dispositivo que permita disparar a la vez
que se conduce, y yo operare las de sidecar manualmente, además de eso quería
reforzar las láminas que lo forman de manera que quede blindado, eso nos dará
una ventaja enorme si llegamos a ser emboscados! –
John: - ¡Entiendo, no es mala idea! Pero ¿Cómo se supone que harán
eso? Aquí no tenemos electricidad y por lo que veo, para fijar las armas
tendrán que soldarlas al metal de la motocicleta –
Richard: - ¡Precisamente le explicaba a Cristian que con algunos
trozos de metal bien calientes podemos lograr que se unan, sin necesidad de
usar electricidad! –
Cristian: - ¿Ahora si me crees que se volvió loco? –
John: - ¡Me parece una locura bastante acertada, vaquero! ¿Crees
poder hacerlo en un par de días? –
Cristian: - ¡Eso espero! ¡Si no morimos en el intento de subir esa
cosa hasta acá! –
Richard: - ¡No moriremos, solo son algo pesadas! –
Cristian: - ¡Ese es tu trabajo, yo ya cumplí con el mío! ¡Vayamos
adentro antes de que el frio me congele el trasero! –
Apenas me di la vuelta para entrar nuevamente a la casa vi que
Raishell había escuchado toda la conversación y que se retiraba de la ventana
con la mano puesta en su boca para esconder su risa, Cristian venía detrás de
mí y también pudo notar que Raishell se estaba retirando de la ventana, lo que
le hizo arrugar la cara diciendo en voz baja - ¡No se quiere perder de nada! –
Volteé para mirarlo a la vez que sonreía, Cristian sabía que eso era una de las
cosas que le llamaban la atención de ella
John: - ¡Vamos Vaquero, Admite que eso te gusta! –
Cristian: - Si me gusta, enfermero, pero primero quiero saber más
de ella –
John: - ¡Ya sabrás un par de cosas de ella que te van a gustar!
Cristian: - ¿A qué te refieres con: “Un par de cosas”? –
John: - ¡Ya lo sabrás,
vaquero! –
Cristian: - ¡Estoy comenzando a asquearme de las sorpresas! –
Exclamó Cristian al mismo tiempo que abría la puerta de la casa
bruscamente para entrar en ella. Echó un vistazo por los alrededores
cerciorándose de que todo estuviese bien y luego miró a Raishell sonriendo
Cristian: - ¿Cómo has estado?
Raishell: - ¡Un poco preocupada, Anna no despierta desde que
salieron por la motocicleta! –
John: - ¡Es normal, El sueño está inducido por el dolor que sintió!
Ya despertará –
Cristian: - ¿Estás seguro de eso, enfermero? –
John: - ¡Por supuesto vaquero! Y volviendo al tema de: “El par de
cosas” creo que Raishell tiene algo que decirte –
Cristian se quedó mirando fijamente a Raishell con cara de
desconcierto, se podía sentir que por dentro había comenzado a suplicar para
que no fuera algo que le destrozara el corazón nuevamente, se acerco con pasos
lentos y suaves hasta la mesa del comedor y se sentó justo en frente en ella y
se dispuso a escuchar lo que tenía que decirle, Richard y yo nos alejamos un
poco y fuimos hasta la cocina y comenzamos a preparar la cena mientras ella
comenzaba a contarle al gigante, que a medida que escuchaba entristecía las
facciones de su rostro.
Cristian: - ¡John! ¿Estás seguro que no viste esa libreta en lugar?
–
John: - ¡Totalmente seguro, vaquero! No dejé rincón sin revisar,
todo estaba carbonizado –
Cristian: - ¿Por qué no dijiste antes todo esto, Raishell? ¿Y si
no te hubiésemos llevado con nosotros?
Raishell: - ¡Por eso se los estoy contando ahora, no quiero perder
a nadie más, menos a ti! –
Cristian: - ¡Yo tampoco quiero que eso ocurra, y lo sabes, las
palabras sobran en estos momentos! –
Raishell: - No quiero que me apartes, tampoco quiero que pienses
que lo hice para tenderles una trampa. ¡Intente ver las cosas desde mi lado por
un momento!
Cristian: - ¡Créeme que eso hago! Y en cierta forma me alegra que
nos contaras todo este embrollo, pero comienzo a preocuparme aun mas por tener
que llevarte hasta ese punto de reunión sin saber a lo que tendrás que
exponerte. Ya había un traicionero con ustedes ¿Cómo estar seguros que no es
otra trampa? –
John: ¡Tienes razón, vaquero! Ya lo había pensado, pero Raishell
tampoco eligió su destino, era la única persona de confianza que tenían en ese
momento, ¡Tú y yo hubiésemos hecho lo mismo! –
Cristian: - ¡No en mi posición, enfermero! Sabes bien a que me
refiero –
John: - ¡Lo sé, pero! ¿Arriesgarías la vida de miles por proteger
a una sola persona? –
Cristian: - ¡Entonces lo que diga está demás, asumiré que entendiste
la situación! –
Raishell: - ¡No sé qué decirte Cristian! Yo solo quiero estar con
ustedes y ser parte de todo esto
Cristian: - ¿Tienes idea de lo arriesgado que es? ¡Estamos
hablando que podríamos perder la vida en esto!
Richard: - ¡Disculpen que interrumpa la conversación, pero creo
que todos estamos dispuestos a eso y mucho más con tal de acabar con esos
bastardos! ¡Todos hemos perdidos a seres amados y queridos! Esposas, hijos,
padres y madres, Amigos. Si llegamos a este punto no habrá nada que nos detenga,
cueste lo que cueste detendremos esta plaga que amenaza con exterminarnos, y ya
que estamos aquí por obra del destino, mantengámonos juntos sin dejar a nadie
atrás. Protegeremos nuestras mujeres y avanzaremos, aunque suene apresurado
decirlo así.
John: - ¡El soldado tiene razón, debemos ir por ellos sin que nada
se interponga en nuestro camino! ¡Sabemos que los sentimientos están
involucrados pero por los momentos debemos dejarlos de un lado hasta que todo
esto termine! –
Richard: - ¡Creo que eso es lo que debe suceder! Iré a terminar de
hacer la cena, pienses un poco y luego me dicen que harán, solo sé que con o
sin ustedes seguiré avanzando. Espero no tener que dejarlos. –
Cristian miraba fijamente sin pestañar a Raishell, algunas
lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas que tampoco quitaba la mirada de
Cristian, de pronto se levantó y se dirigió hasta su habitación y cerró la
puerta. Cristian dejo caer fuertemente su frente contra la tabla de la mesa,
los sentimientos comenzaban a dominar al gigante de la forma menos esperada,
teníamos en claro que todo este asunto del corazón llegaría a su debido
momento, pero no esperábamos que fuera tan pronto. Estuvo por un par de minutos
pensando con su frente apoyad sobre la mesa y luego se levanto y fue hasta el
cuarto de Raishell.
Richard: - ¡Y me imagino que tú también estás enamorándote de
Anna! –
John: - ¡Yo no diría eso, me atrae mucho, pero no estoy enamorado
de ella! Creo que esperar es lo más conveniente, ya veremos que sucede más
adelante. –
Richard: - ¡Sabías que usarías el sentido común! Debemos
centrarnos en la misión, al menos que piensen pasar el resto de sus vidas
escondiéndose en este bosque –
John: - ¡Ya te enteraste que no es así! Sencillamente es algo
inesperado que pronto se solucionará. Mejor terminemos la cena, ya el hambre
comienza a golpearme el estomago.
Me acerqué a la cocina y comencé a picar los últimos trozos de
carne que quedaban del cerdo capturado
por el soldado, rogaba en mi mente para que Cristian no se involucrara más de
lo debido con Raishell, eso podría entorpecer los planes que nos habían llevado
hasta este punto, miré a Anna que comenzaba a moverse en el sofá al mismo
tiempo que colocaba su mano en la herida en señal de dolor, sabía que no
tardaría en despertar, recordé que aun quedaba algo del ungüento que había
preparado para las heridas de Raishell y que probablemente podría aliviar algo
el dolor, de pronto ella volvió a moverse en el sofá y luego abrió sus ojos
mirando al techo por algunos minutos, luego dejo caer su cabeza a un costado
del sofá para mirar en dirección hacia la cocina, sonrió cuando me vio picando
la carne del cerdo y puso cara de asombro
Anna: - ¡Enfermero, Cocinero, Luchador, y sabrá Dios que otra cosa
sabes hacer! –
John: - ¡No mucho, y cocino porque el hambre es insuperable! –
Anna: ¡Me imagino que sí, hasta yo estoy sintiéndola! –
Richard: - ¡No te preocupes, pronto estará listo! ¿Cómo vas con el
dolor? –
Anna: - ¡Aun duele mucho, pero se ha hecho más soportable! –
John: - ¡Buenas noticias entonces! Tengo un ungüento que use para
las heridas de Raishell, por la mañana comenzaremos a usarlo para que se alivie
aun más ese dolor, intenta no flexionar mucho el cuerpo para que no rompan los
puntos de sutura y si puedes ponerte en pie, camina, te vendrá bien. –
Anna: - ¡Entendido doctor! ¿Dónde están Raishell y Cristian? –
Richard: - ¡Están resolviendo un asunto pendiente, no se demoran!
Espero que te guste esta ensalada de berro fresco, te ayudará mucho a sanar la
herida –
John: - ¡Él tiene Razón, el berro es excelente para las heridas y
muy bueno para los pulmones, te vendrá bien comerlo! –
Anna: - ¡Se lo que es el berro, soy vegetariana! Les agradezco
mucho lo que hacen por mí –
Richard sonrió y luego me miró dándome un empujoncito con el
hombro para que le siguiera la conversación a ella, pero comenzaba a sentir una
especie de vergüenza que me enmudecía.
Raishell: - ¡No quiero separarme de ti, ni de John! Ustedes
salvaron mi vida y son lo único que tengo ¿Qué se supone que debo hacer? –
Cristian: - ¡No se trata de lo que queremos o no, esto es una
guerra, no es un juego de caprichos! Yo tampoco quiero separarme de ti,
precisamente porque no quiero que te pase nada malo es que no puedo llevarte
más allá del primer punto de reunión –
Raishell: - ¡Demonios Cristian, eso lo sé, pero no terminas de
entender que tengo miedo! ¿Y si te pierdo? –
Cristian: - ¿Cómo pierdes algo que nunca tuviste? Tú también me
gustas, pero no podemos asumir esto como un relación o como futura relación si
no sabemos en qué demonios va a terminar todo esto, ¿Me estás entiendo? Y esto
no significa que no piense en un futuro, claro que lo pienso, y precisamente
eso es lo que me lleva a protegerte, porque si salgo con vida de todo esto ten
por seguro que iré por ti. –
Raishell: - ¿Cómo se que lo harás? –
Cristian: - ¡Lo haré, te lo prometo! –
Raishell miraba fijamente a Cristian con sus mejillas empapadas en
llanto, dudaba se las palabras de Cristian, ella sabía solo sabía que la sucia
guerra le había arrebatado de las manos a los seres que más amaba y que
comenzaba a ver como la historia se repetía delante de sus narices y que no
podía hacer nada para evitarlo. Tendió sus brazos alrededor del cuello de
Cristian y lo besó, luego le susurró al odio: “– Esperaré a que vuelvas, no me
falles –“Cristian la abrazó fuertemente y le prometió que no le fallaría. El se
levando y tomó una la sabana que descansaba al pie de la cama y seco las
lagrimas de las mejillas de ella a la vez que la contemplaba, luego inclinó su
cabeza y dijo con palabras forzadas
Cristian: - ¡Se que está demás pedírtelo, pero mantengamos como
estamos y roguemos para que todo esto acabe pronto! –
Raishell: - ¡Ya estamos involucrado en algo más que una misión, mi
gigante! Entiendo a lo que te refieres y así será. –
Cristian: - ¡Gracias! Por cierto, no le comentes a John que nos
besamos, puede que lo tome a mal, ¡Tú sabes! Por el viaje y todo eso. –
Raishell: - ¡Ya lo había pensado! Pero creo que el ya lo debe
suponer.
Cristian: - ¡Si, pero no le demos pie a pensar demás! –
Ella asintió con su cabeza sin levantarse de la cama. Cristian
salió primero del cuarto y seguidamente Raishell, se notaba que ella había
estado llorando por todo el rato que estuvo dentro de la habitación, Cristian
me miro y luego me guiño el ojo lo que me dio a entender que había solucionado
el conflicto, luego vio hacía el sofá y noto que Anna ya había despertado y que
estaba en pie en medio de la sala dando pasos para estirar el cuerpo, ella lo
miró y quiso levantar los brazos para hacer la señal de vitoria pero enseguida
sintió como se estiraba la piel de la herida lo que la obligo a detener el
gesto, Arrugó su cara y enseguida busco sentarse nuevamente. Pude ver lo que
había sucedido y me acerque hasta ella para revisar la herida, pero solo había
un estirón corto no llegó a ocasionar daño.
Luego de la cena tuvimos una conversación grupal donde acordamos
mantenernos juntos hasta el primer punto de reunión con la alianza y que a
partir de ese punto Scot y las dos mujeres permanecerían allí y nosotros
seguiríamos hasta llegar al frente de los bastardos, Anna me miraba con cara de
tristeza, sabía que mi hora de resolver algunos asuntos emocionales con la
recién llegada se acercaba, Richard me estaba pateando las pantorrillas por
debajo de la mesa para que hablara con ella, pero yo prefería esperar un poco
más y hacerlo en privado al igual que lo hizo Cristian. De pronto el silencio
se apoderó del lugar, todos estábamos lelos mirándonos unos a otros, pensando,
maquinando y asimilando las cosas que se avecinaban más pronto de lo que esperábamos,
de pronto Cristian se levantó y se despidió, Miró a Scot que no se había
emitido ni una sola palabra en lo que iba de día, obviamente sin perder el
apetito, husmeaba entre lo platos en busca de algún pedazo de carne que uno de
nosotros no hubiésemos querido comer
Cristian: - ¡En lo que termines de devorar toda la comida del
lugar entra a la habitación para que nos acomodemos a dormir! –
Scot: - ¡Si señor! ¿Podré ayudarlo mañana con la moto? –
Cristian: - ¡Por supuesto, pero debes levantarte temprano,
apresúrate! –
John: - ¡Feliz Noche Vaquero, que descanses! –
Cristian: - ¡Eso intentaré! –
Todos nos levantamos y nos fuimos a descansar, ayudé Anna a
caminar hasta la habitación donde dormía con Raishell y luego me fui al sofá
para dormir, El soldado había comenzado a ablandar el duro suelo donde le
tocaba cerrar los ojos caminando en círculos como perro sobre el lugar, pero no
había podido conseguirlo, así que no le quedó más remedió que recostarse y
cerrar los ojos.
Richard: - ¡Debes hablar con
Anna, se nota que está preocupada por lo que se planteó! –
John: - ¡Ya lo sé, tus patadas me dejaron adoloridas las
pantorrillas! Prefiero esperar a estar a solas con ella y hablar mejor sobre la
situación –
Richard: ¡Se nota que le interesas, no merece que le hagan daño!
¡Es una buena Chica! –
John: - ¡También lo sé! no tengo intenciones de hacerle daño, pero
nada hago ilusionándola si aun no sé si saldré vivo de esta –
Richard: - ¡Tienes razón! ¿Qué piensas hacer?
John: - ¡Mantener todo como está, hasta que se resuelva! Luego
veremos que sucede –
Richard: - ¡Es lo conveniente para ambos! –
Observé el techo por algunos minutos pensado en la situación y
luego caí en un sueño profundo.
La mañana había comenzado, abrí los ojos y me levante rápidamente
y noté que el soldado ya no estaba en el suelo, supuse que ya estaría con
Cristian y Scot trabajando en los arreglos que había planeado para la moto, me
puse en pie y me dirigí hacia el baño, noté que la puerta del cuarto del chicas
estaba entre abierta, eché un ojo para ver y vi que aun estaban dormidas,
abrazadas y cubiertas hasta a cabeza con la manta, el cuadro me hizo recordar
que aun tenía un trabajo pendiente con las camas que había comenzado a hacer y
que casi estaban terminadas, seguí mi camino hasta el baño para asearme y luego
salí de la casa con la intención de ponerme a trabajar en mi obra de
carpintería.
Los chicos estaban luchando por cortar un trozo enorme de metal
con una cierra manual, Cristian segueteaba por un rato, luego le cedía el turno
a Richard mientras Scot estaba sentado en un extremo del trozo de metal
haciendo peso para sostenerlo.
John: - ¡Interesante forma de sostener en su lugar ese pedazo de
fierro, señores! –
Los tres voltearon a mirarme y luego prosiguieron con su ardua
tarea, fui hasta la parte trasera de la casa donde estaban las camas y comencé
a lijar para darles un acabado suave y luego pintarlas, esperaba que este día
no trajeras nuevas sorpresas y que pudiéramos trabajar tranquilos para adelantar
los planes, comenzaba a preocuparme por el viaje que realizarían los muchachos
hasta el pueblo, era necesario que consiguiéramos ese equipo de radio para
poder hacer contacto, pero me preocupaba que fueran victima de alguna emboscada
y que todo terminara de manera imprevista. Alce mi vista al horizonte y
contemple el paisaje por unos minutos mientras seguía agachado lijando las
camas, los rayo de sol comenzaba pegar mas fuertes sobre la montañas, aun Salía
humo del valle que se formaba en ella. Volví a centrarme en mi tarea mientras
escuchaba los regaños y las riñas que tenían los chicos - ¡Un trío de locos en
acción! - solo espero que ninguno salga lastimado, de pronto sentí unos brazos
que me entrelazaron el cuello y cuando gire mi cabeza para ver de quien se
trataba sentí un beso plasmarse en mi mejilla, era Anna.
Anna: - ¡Buenos días señor Doctor! –
John: - ¡Buenos Días señorita, veo que está mucho mejor! ¿Cómo
está la herida? –
Anna: ¡Excelente, aun duele un poco pero en definitiva muchísimo
mejor! ¿Quieres darle un vistazo? –
John: - ¡Por supuesto! –
Ella se puso de espalda justo en frente mío, levante la venda con
cuidado y vi que ya la hilera de punto había comenzado a secar de forma normal,
toqué un poco por los alrededores y me asegure de que no hubiese rigidez en la
piel y volví colocar la venda en su lugar
John: - ¡Esto esta excelente, más rápido de lo que imagine! Aun
así comenzarás a usar el ungüento que prepare, eso te ayudara a secar más
rápido aun y evitara que quede una cicatriz horrible sobre tu piel –
Anna: - ¡Como usted diga doctor! ¿Cuánto me va a costar esto? –
John: - ¡Para usted es gratis, señorita! Solo por esta vez. –
Anna: - ¡Espero no tener que molestarlo más por asuntos como este,
señor doctor! Hablare con Raishell para que me dé el ungüento y preparare algo
para desayunar, ¡Imagino que debes estar hambriento! –
John: - ¡Más que hambriento, preocupado! –
Anna: - ¿Y eso a que se debe doctor? –
John: - ¡Creo que estamos avanzando muy a prisa con esto que está
comenzando a surgir entre los dos! –
Anna: - ¡Tú lo has dicho! ¡Pero de mi parte no puedo evitarlo, sé
bien en lo que estamos metidos y estoy consciente de los riesgos que hay que
asumir, pero a pesar de la situación creo que no hay nada de malo que mostremos
nuestro sentimientos, en todo caso nos apoyaremos el uno al otro sin importar
lo que pase –
John: - ¡Veo que estuviste hablando con Raishell! –
Anna: - ¡Soy la única mujer en este lugar! ¿Con quién quiere que
se desahogue? –
John: - ¡Ya sufrí una perdida, como bien sabes, todavía en mi
cerebro está la imagen de Kate! Y con todo esto que no se si salga vivo, ¡No
puedo prometerte nada! Con esto no quiero decir que no me atraigas, pero quiero
hacer las cosas bien en pro de ambos. No quiero destrozarte el corazón si me pasa
algo y tampoco quiero destrozar el mío si te sucede algo, como Raishell te
comentó, se quedaran en el primer punto de reunión junto con Scot –
Anna: - ¡Ahora suenas como Cristian! ¿Planearon el mismo discurso?
–
John: - ¡No, no lo hicimos! Pero evidentemente no hemos sufrido
casi lo mismo y no queremos pasar otra vez por la misma historia –
Anna: - ¡Aunque estemos o no involucrados el uno con el otro,
tendré que recoger los pedazos de mi corazón si te pasa algo, y si que no
debería estar sucediendo tan pronto, apenas nos conocemos y estoy muy
consciente de eso, pero no sé porque aceleras el ritmo de mis latidos cuando te
veo –
John: - ¡Yo también siento lo mismo! pero no quiero comenzar algo
que pueda terminar en llanto y sufrimiento, avancemos con el cerebro primero y
luego con el corazón, espero entiendas mi situación con respeto a lo de Kate. –
Anna: - ¡El pasado está atrás, señor Doctor! No se puede vivir en
el recuerdo de lo vivido, entiendo lo especial que fue ella en tu vida, yo
también tuve a alguien especial en la mía, pero tenemos una vida por delante y
en lo particular no permitiré que los recuerdos me arrebaten todo lo que me
queda por afrontar, creo que merecemos algo mejor que todo esto, incluso mejor
de lo que ya pasó. Espero que entiendas y pienses en lo que te digo, y te
aclaro que esto no cambia mi posición en relación a mis sentimientos hacia
usted, señor doctor, por el contrario, creo me dejas muy en claro que vales la
pena y que no me estoy equivocando –
Ella se inclino nuevamente y volvió besar mi mejilla - ¡Iré a
preparar el desayuno! – se dio la vuelta y se marchó. Mi mente se quedó
paralizada por unos segundo intentando asimilar sus palabras, recordé a Kate,
ella solía decirme que me quejaba mucho por las cosas que me habían pasado
antes de estar con ella y que debía olvidar y centrarme en mi felicidad, ahora
esas mismas palabras salían de la boca de alguien más que apenas acabo de
conocer. Miré el paisaje en el horizonte para despejar todo el desastre de
emociones que comenzaban a nacer en el centro de mi pecho, sabía que Anna tenía
razón y aunque no quisiera aceptarlo debía seguir adelante con mi vida. De
pronto escuche unos pasos que se acercaban, giré la cabeza para distinguir
enseguida la silueta enorme de Cristian que se acercaba con cara de
preocupación, se paró a mis espalda y poso su pesada mano sobre mi hombro
Cristian: - ¡Ya sé que estás confundido, Pero ella tiene razón, y
creo que lo sabes! –
John: - ¡Tengo miedo, vaquero! –
Cristian: - Yo también, y también tengo recuerdos encontrados
azotándome la mente, Pero como Anna dijo: “Merecemos algo mejor que todo lo que
hemos tenido y yo estoy dispuesto a ir por eso. –
John: - ¡Yo también lo quiero! Pero ¿Y si nos pasa algo? ¿Y si no
podemos regresar? –
Cristian: - ¡Al menos tendremos la satisfacción de sentir que
amamos a alguien y que toda esta lucha ya no es solo una venganza! Más bien
será una lucha por nuestro derecho a tener futuro –
John: - ¿Crees que vivo en el pasado? –
Cristian: - ¡Un poco, yo también recuerdo a mi esposa y a mi hijo!
Pero si cada mañana no lucho por respirar entonces no estaría aquí contigo,
¿Entiendes a lo que me refiero? –
John: - Si, perfectamente, pero quiero que las cosas estén bien
¡No quiero otra perdida más! –
Cristian: - ¡Eso lo entiendo!, pero ¿Cómo sabremos qué sucederá si
no nos arriesgamos a explorar más allá de nuestra convicciones? ¡Debemos darnos
la oportunidad, Enfermero! Anoche durante la conversación que tuve con Raishell
dije palabras muy parecidas a las tuyas, evidentemente pensamos en gran parte
lo mismo y compartimos los mismos temores, pero después de haber planteado todo
lo que sentía y lo decepcionado que me sentía porque ella me ocultó la
información, se levanto y me beso y por primera vez en dos años sentí que
estaba más vivo que nunca. Luego me di cuenta que esas palabras que te acaba de
decir Anna, no son más que la pura realidad, la vida es ahora y así tengamos
que ir a una guerra para hacer valer nuestro derecho a existir, quiero vivirla ahora, Una Nueva Vida presente, no a través de un recuerdo. ¡Es inevitable, Enfermero! ¡Estamos atrapados
en sus garras y sin escapatoria! –
John: - ¿Pensé que me apoyarías en todo esto? ¡Veo que estás más
blando de lo que aparentas! Pero tienes razón, intentaré organizar mi mente "NUEVA VIDA" o como quieras llamarlo –
Cristian: - ¡Hasta los más valientes sufrimos de sentimientos
débiles! ¡Bienvenido de Vuelta al mundo real, amigo! –
John: - ¡Gracias, hace rato que no tenía un amigo como tú! Espero
que después de todo esto no nos distanciemos –
Cristian: - ¡Esto es solo el comienzo, Hermano! –
John: - ¡Así es! –
El me tendió la mano para ayudar a levantarme y de un solo tirón
me puso en pie, me di la vuelta y él abrió sus enormes brazos para ofrecerme un
abrazo que sin pensarlo mucho le di y comencé
sentir que podía confiar en alguien más que no fueran mis recuerdos. Nos
incorporamos y fuimos hasta la parte del frente donde estaban Richard y Scot
que comenzaban a luchar para cortar el segundo pedazo de fierro
John: - ¿Qué se suponen que harán con esos trozos de fierro? –
Richard: - ¡Son para fijar un par de ametrallas sobre el sidecar,
luego ingeniaremos un dispositivo que active los gatillos desde el acelerador
de la moto para que Cristian pueda disparar sin dejar de conducir, yo manejaré
estas de forma manual! –
John: - ¡No sé porqué, pero algo me decía que tú irías en el
asiento del copiloto! –
Richard: - No puedo imaginar cómo diablos entraría pie grande en
ese pequeño carro –
Cristian: - ¿Pie Grande? ¡Aun no me has visto los pies, así que cierra
la boca y continúa picando esa cosa! Scot, vamos a comer a algo, cuando regrese
yo seguiré cortando los fierros y tú irás por la moto –
Richard: - ¿Cómo supones que subiré esa cosa yo solo hasta acá? –
Cristian: - ¡Esa es tu parte del trabajo! Ya encontrarás un modo
de subirla –
Scot: - ¿Qué vamos a comer, señor Cristian? –
Cristian: - ¡No lo sé amiguito, Anna es la Chef de la mañana,
mejor entremos y preguntemos a ella cual es el menú para esta mañana! –
John: - Este amiguito lo único que piensa es en comer, al menos ya
no se le ven las costillas –
Cristian: - ¡Gracias a Dios! Por poco pensé que el viento podía
arrastrarlo –
Entramos a la casa y vimos que Anna había preparado una enorme
tortilla de vegetales fresco, Cristian se paró detrás de mí y me dio un empujón
y me hizo señas para que me acercara a hablar con ella, lo miré por un momento
a la vez que cobraba el valor para hacerlo, me acerque lentamente hasta donde
estaba ella y mire la Tortilla que había dejado sobre el mesón, ella se acercó
hasta el lugar para dejar un plato de frutas que había picado y cuando colocó
su mano sobre el mesón la tomé. Ella me miro fijamente por un segundo, lo que
hizo que me perdiera nuevamente en aquel azul celeste que reflejaba la luz que
entraba por la ventana
John: - ¡Estoy aquí, y seguiré aquí, y después de todo esto seguiré
aquí! –
Ella agacho su cabeza en señal de tristeza, pero puse mi mano en
su mentón y suavemente le subí la mirada
John: - ¡No estés triste, si de verdad sientes lo que dices, toma
mi mano y ayúdame a pisar por donde dices que tengo que hacerlo! –
Anna: - ¡Esto no se trata de lo que yo quiera, Señor doctor! Se
trata de lo que usted quiere hacer con su vida
John: - Te estoy diciendo lo que quiero hacer ¿No crees que está
claro? –
Anna: - ¿Cómo saberlo? ¡Creo que ahora el que tiene que demostrar
algunas cosas eres tú! –
Se apartó de enfrente y siguió preparando el la mesa para todos
nos sentáramos a comer, Cristian me hizo una señal para que le diera algo de
espacio, pero ahora es que se sentía arrinconado era yo, tomé el plato con las
frutas y lo llevé hasta el centro de la mesa y luego ella colocó el pan con la
tortilla y tomó su asiento, noté que Richard había dejado la silla justo al
lado de ella vacía lo que me dio oportunidad de sentarme a su lado, Raishell
entendió rápidamente lo que estaba tratando de hacer y me guiño el ojo sin que
Anna se diera cuenta. Comencé a sentir nuevamente las mariposas en mi estomago,
pero respiré profundo y logre clamarlas, arrime la silla y me incorporé a la
mesa pero a la vez me acerque lo más que pude a la silla de Anna, ella me miró
fijamente por un segundo y luego precedió servir en los respectivos platos una
porción igual dl delicioso desayuno, Scot no había perdido tiempo en comenzar a
comer y Cristian solo lo miraba y reía para sí mismo, Raishell se había sentado
al lado de Cristian en la cabecera de la mesa y hablaba en voz baja muy cerca
de la oreja del gigante que tenía inclinarse para poder acercarse a ella. Miré
a Anna que permanecía en silencio Absoluto colocando pequeños bocados de comida
en su boca y que tragaba casi sin masticar, eso me hizo recordar que debido a
los golpes que había recibido sus dientes estaban estropeados, coloqué mi mano
sobre su pierna y ella volteo a mirarme, le hice una seña para abriera su boca
y poder examinarla, ella tomo un sorbo de agua para quitar los restos de comida
que había en el interior y luego la abrió. Tenía un par de muelas flojas y el
paladar estaba muy herido, los costados internos de las mejillas tenían
moretones y también tenía un diente roto. La mire a los ojos y moví mis labios
sin emitir voz pero permitiendo que ella los leyera - ¡Lo siento! - Ella cerró su boca lentamente y clavó su
mirada en mis ojos sin parpadear, luego estrecho mi mano por debajo de la mesa
y asintió con su cabeza, en ese momento supe que todo comenzaba a hacerse nuevo
en mi vida.
Todos terminamos de comer y felicitamos a Anna por tan deliciosa
comida, ella comenzó a ponerse roja de vergüenza pero a la vez sonreía
Anna: - ¡Hace bastante tiempo que alguien no me felicita por mi
comida! –
Richard: - ¡Te luciste! ¡Delicioso! –
John: - ¡Es la mejor tortilla que he comido en muchos años! ¿Me
darás la receta? –
Anna: - ¡Claro, solo tienes que batir unos huevos del rejón de
Cristian, agregas un poco de sal y algunas especies y unos cuantos vegetales y
listo, al sartén! –
Cristian: - ¿Eso fue todo lo que hiciste? ¡Tiene que haber algún
secreto! –
Anna: - ¡Si, en realidad le puse muchas ganas para que quedara
rica y verlos a todos contentos, como ahora! –
Raishell: - ¡Lo lograste! –
Anna: - También la hice con amor para agradecerle al doctor todo
lo que ha hecho por mí, ¡Espero haya logrado mi cometido! –
John: - ¡Lograste más que eso, señorita, mucho más! Ahora el que
está en deuda contigo soy yo, debo admitir que tus palabras allá afuera me
hicieron ver las cosas desde otro punto de vista, y aquí delante de todos
quiero decirte que tenías razón –
De pronto todos se levantaron de su puesto y comenzaron a
aplaudirme, lo que me hizo sentir muy apenado, supe que inmediatamente mis
mejillas se tornaron rojas al punto que la temperatura comenzaba a elevarse,
Anna me miraba con un brillos en sus ojos que por primera vez contemplaba,
Raishell se acercó hasta donde estaba y me dio un abrazo muy fuerte y luego me
beso en la mejilla dándome las gracias por todo y Cristian, Richard y Scot
tendían sus manos para estrechar la mía, Anna se levanto de su asiento y me
abrazó, tomó con sus manos mi cabeza y beso mis labios delante de todos, lo que
me tomó por sorpresa y terminó por hacerme sentir un poco desubicado, pero a la
vez comencé a entender las palabras que Cristian que me había dicho hace
algunos momentos: - ¡Cuando Raishell me besó, me sentí vivo nuevamente! – y
aunque ese beso no había sido apasionado, bastó para inocularme esperanzas y
reavivar sentimientos que hace algún tiempo había dado por extintos en mi vida.
El resto del día fue hermoso, no hubo sorpresas ni altercados,
Nadie se estrelló, ni se perdió en el bosque mucho menos hizo fogatas, lo que
nos permitió avanzar mucho en la modificación de la moto, además de eso pude
terminar de pintar las camas y solo esperaba que el Barniz se secara del todo
para meterlas dentro y acomodarnos mejor, Scot había ido al borde del bosque
con Cristian para traer pasto seco y poder improvisar unos colchones para las
camas y Raishell se había ofrecido a coser unos forros para rellenarlos con el
pasto para hacerlos un poco más cómodos, Pude Extraer los dientes dañados de
Anna lo que le alivió el dolor que sentía al masticar y fabrique otro
medicamento con algunos antibióticos para que ella los usara en las heridas de
la boca y evitar que se infectaran, al final del día pude besarla para darle
las buenas noches al igual que Cristian lo hizo con Raishell, ciertamente
Cristian y Anna tenían razón, Comenzaba a sentirme vivo Otra vez.
Todo estaba listo, la motocicleta quedó estupenda. Armas en el
volante con gatillos personalizados en los mandos, reforzada de pie a cabeza
con láminas de cinco milímetros y unas hermosas ametralladoras automáticas
dispuestas en el sidecar listas para atacar a cualquiera terrorista, además
Cristian se las había ingeniado para adaptar las linternas que trajo Richard en
la parte frontal del sidecar, Mientras empacaban algunas provisiones y
herramientas, Raishell y Anna preparaban comida para el viaje. Scot estaba
terminado de rellenar con paja seca los forros que Raishell había hecho para
improvisar los colchones de las camas que ya estaban cada una en su lugar. El
combustible ya estaba cargado en el tanque de la motocicleta y unos cuantos
galones adiciones para que pudieran recargar en el camino, tomé asiento en la
silla colgante y comencé a balancearme pensando en todos los riesgos del viaje,
previamente había preparado una pequeña caja con medicinas básicas de primeros
auxilios en caso de que las necesitaran. Miré por la ventana y vi que las
chicas habían preparado comida en grandes cantidades y la colocaban en envases
separándolas por raciones. Mi mente jugueteaba con la imagen del arduo trabajo
que tendría Raishell para llenar la enorme barriga de Cristian, definitivamente
aquello sería todo un reto. Scot continuaba rellanado los forros a la vez que
luchaba contra el viento que movía de su lugar el montón de paja, resultaba
graciosos verlo correr de un lado a otro persiguiéndola.
Una vez terminados los preparativos, comenzamos a bajar la moto
entre los tres por el sendero hasta llegar al bosque, por lo menos pesaba el
doble. Las chicas y el muchacho no sabían acompañado para despedir a nuestros
amigos y desearle buena suerte en su viaje.
Scot: - ¿Por qué no puedo ir con ustedes? ¡Yo siempre tengo que
hacer de niñera! –
John: - ¡Vamos muchacho, esta vez lo haremos juntos! Entiende que
es muy arriesgado y que no estás listo aun para luchar. ¡Ya te llegará el
momento! –
Anna: - Cuídense mucho Muchachos, no comentan ninguna travesura y
traten de ir lo más rápido posible. –
Cristian: - ¡Si mama, así lo haremos! –
John: - ¡Ellas tienen razón! Recuerden que el peso de la
motocicleta se incremento considerablemente y que probablemente el consumo de
combustible también lo haga, llevan suficiente. Cuando lleguen al pueblo,
recarguen en la estación de servicio y si está a su alcance, traigan un poco de
regreso. ¡No olviden la lista de cosas para el hogar que Raishell les hizo! –
Richard: - ¿Lista? ¡Esta cosa parece el acta constitutiva de una
empresa de enceres! –
Anna: - Son solo las cosas básicas y de primera necesidad –
John: - ¡Vayan directo al grano, no se distraigan con nada! –
Cristian: - ¡Ya basta de tonterías! Es hora de partir.
El gigante se subió a la motocicleta y su enorme pie la puso en
marcha mientras que Richard luchaba para acomodarse dentro del sidecar.
Raishell soltó algunas lagrimas al ver como se ponían en marcha, Cristian
aceleró la moto y avanzo unos cuantos metros y luego se detuvo repentinamente y
se devolvió a pie hasta donde estaba Raishell.
Cristian: - ¡Olvidaste darme un beso de despedida! –
Raishell tendió sus brazos y él la levantó del suelo tan fácil
como levantar un trozo de papel y la besó.
Raishell: - ¡Cuídate mucho, mi gigante! –
Cristian: - ¡No te preocupes, vuelvo enseguida! –
Volvió hasta la motocicleta y emprendió el camino, Dejando una
nube de polvo a medida que avanzaba por el bosque esquivando los arboles.
Permanecimos en el lugar hasta que se perdieron de vista y luego volvimos a
casa.
John: - ¡Estarán bien, no hay nada de qué preocuparse! –
Le comenté a Raishell para que calmara un poco el miedo que había
comenzado a sentir, luego miré a Anna y le hice una seña con mi cabeza para que
hablara con ella y la tranquilizara un poco más. Scot había retomado la tarea
de rellanar los colchones mientras que yo me dirigí al depósito de las armas y
comencé a prepararlas para que estuviesen listas para cuando los misioneros
regresaran, la hora de partir se acercaba y de seguro nos ahorraremos un buen
tiempo si las tenemos listas para empacarlas.
A la mitad del bosque, Cristian y Richard ya habían tomado el
marcado camino de tierra que los llevaba hacia la pradera. El soldado llevaba
puesto un par de lentes oscuros y se aferraba fuertemente a los borde del
sidecar para no salir despedido del haciendo cada vez que la moto brincaba en
el escabroso camino. Cristian de vez en cuando echaba un ojo al soldado para
cerciorarse que aun estuviese sentado a su lado y luego clavaba su mirada en el
camino.
Richard: - ¿Dónde aprendiste a conducir también? –
Cristian: - ¡Apenas hace unos minutos cuando salimos de casa! –
Richard: - ¿A qué rayos te refieres? ¿No habías conducido moto
antes? –
Cristian: - ¡No! es mi primera vez, pero no te preocupes ya le
tome el ritmo a esta cosa –
Richard: - ¡Santo Dios, voy a morir! –
Cristian: - Deberías estar agradecido que será conmigo y no en
manos de los bastardos –
Richard: - ¡Tienes Razón! Pero intenta concentrarte en lo que
haces para que lleguemos vivos al pueblo –
Cristian: - Si mantenemos esta velocidad llegaremos mañana en la
mañana, Descansaremos un par de horas en la noche a la orilla del rio –
Richard: - Controla los kilómetros recorridos y del combustible
para calcular el consumo, recuerda que ahora pesamos más –
Cristian: ¡Eso intento, pero cada vez que abres la boca me
desconcentras! –
Richard: - Esta bien, jefe. Ya no abriré más la boca.
Una vez en la pradera Cristian tomó un desvío que bordeaba el
bosque en dirección hacia el rio directamente, lo que suponía ahorraría un
tiempo y combustible, Richard se dio cuenta que no era el camino por donde
habían planeado viajar, miró a Cristian y él le propicio una sonrisa,
evidentemente ya sabía que Richard había notado que no iban por el camino acordado.
Cristian: - ¡No te preocupes, Soldadito! Es un atajo. Ahorraremos
combustible y tiempo.
Richard: - ¡Me lo imaginé! ¿Estás seguro de lo que haces? –
Cristian: - Por supuesto, luego que lleguemos al borde del rio
trazaremos una diagonal al oeste que nos llevará directo al pueblo. Por la
mañana debemos estar llegando. –
Richard: - ¡Confío en ti, grandulón!
Richard se acomodó en el sidecar y cerró sus ojos para descansar a
medida que Cristian se encargaba de conducir. Las horas pasaron más rápido de
lo normal y la tarde llegó repentinamente, El sol que se ocultaba en el
horizonte le marcaba la ruta a Cristian que debía seguir para llegar al pueblo
una vez que estuviesen a la orilla del rio. Una vez en el lugar miró a su
izquierda y vio que el sol aun mostraba la corona de la circunferencia, hizo
algunos cálculos mentales para trazar la ruta adecuadamente y se puso en
marchar, Richard había caído en un sueño profundo y no pudo darse cuenta en qué
momento llegaron a la orilla del rio, las oscuridad inundaba el lugar
rápidamente y el frio empezaba a azotar las mejillas de Cristian, pero a pesar
de eso no se detuvo hasta muy adentrada la noche.
Richard: - ¿Por qué rayos nos detuvimos? –
Cristian: - ¡Hora del descanso y de comer algo! –
Richard: - ¿Falta mucho? –
Cristian: - ¡No lo creo! Según mis cálculos antes de que salga el
sol debemos estar viendo en esta misma dirección la entrada a tu pueblo –
Richard: - Mi hija está enterrada en las afueras, ¿Crees que
podamos detenernos unos minutos en ese lugar? –
Cristian: - ¡Por supuesto! –
Richard: - Gracias, te deberé un favor –
Cristian: - ¡No hay nada que deber, para eso estamos! Saca algo
para comer, ¡Muero de hambre! –
Richard: - ¡Claro, yo también! –
Cristian: - Luego de comer descansaré un par de horas, tendrás que
vigilar el lugar. Luego seguiremos el camino. –
Richard asintió con su cabeza al mismo tiempo que desenvolvía unos
suculentos panecillos que había preparado Raishell, las palabras de Cristian se
había apoderado de su mente y ya comenzaba a examinar el lugar minuciosamente
en búsqueda de movimientos extraños. Recordaba el momento en que encontró a
Anna oculta dentro del pasto y no quería tener que repetir aquel cuadro una vez
más. Terminó de comer y comenzó a caminar por alrededores moviendo la maleza con
una especie de bastón que había encontrado en el lugar donde se habían
detenido. Calculo una distancia de 2 metros aproximadamente y trazo un círculo
caminando, de vez en cuando miraba en dirección al Gigante que ya había
comenzado a dormir y luego seguía examinando el lugar. De pronto una luz
comenzó a divisarse a lo lejos en dirección al camino que venían recorriendo,
el miedo se apoderó de él lo que hizo que saliera corriendo hasta llegar donde
estaba Cristian descansando. Se oculto detrás del sidecar al mismo tiempo que
despertaba al Gigante.
Richard: - ¡Despierta grandulón, Despierta! Alguien se aproxima
por el mismo camino de dónde venimos –
Cristian se levanto rápidamente y se arrojó al suelo y luego miró
al soldado que le apuntaba con su dedo la luz que se aproximaba
Cristian: - ¿Qué demonios es eso? –
Richard: - Es una luz, pareciera otra motocicleta –
Cristian: - ¡Alcánzame mi arma! –
Ajusto la mira un poco y luego comenzó a apuntar en dirección a la
luz observando por el objetivo del rifle.
Cristian: - ¡Está inmóvil! –
Richard: - ¿Cómo lo sabes? –
Cristian: - ¡La mira me indica si está en movimiento o no! y no se
ha movido -
Richard: - ¿Qué haremos entonces? –
Cristian: - Esperemos unos minutos, si comienza a moverse daremos
vuelta a la moto y atacaremos, si no se mueve nos acercaremos escondidos entre
la maleza para investigar. No está muy lejos de aquí –
Richard: - ¿A qué distancia calculas? –
Cristian: - ¡Quinientos metros aproximadamente! –
Richard: - Creo que deberíamos encender la moto y salir de aquí –
Cristian: - ¡Ese es el plan B! La huida –
Pasaron los minutos pero la luz seguía en el mismo lugar, Cristian
levanto su mano indicándole a Richard que se quedara. Colocó el rifle en la
espalda y comenzó a acercarse al lugar donde estaba la luz, pero a medida que
se acercaba notaba que la luz parpadeaba, por un momento pensó que podía ser
alguna especie de clave para comunicarse con alguien más que anduviese en el
lugar, lo que hizo que se detuviera por otros minutos. No vio acción alguna en
ningún lado, se incorporó y siguió acercándose al lugar cautelosamente. El
pasto estaba alto en ese lugar lo que le facilito ocultarse, pero a pocos
metros de distancia notó que la luz ya no estaba. Se detuvo y comenzó a
examinar los alrededores pero no pudo ver movimiento en ninguna dirección, dio
unos pasos a su izquierda y entonces vio que la luz volvía a salir titilando y
se apagaba, se incorporó levantando su mirada al cielo y se percato que la luna
estaba llena, algunas nubes que pasaban por delante de ella ocultaban su
esplendor por momentos y luego la dejaban brilla nuevamente. Tomó arma entre
las manos y se apresuro a llegar al lugar exacto y cuando estuvo parado justo
en el punto de dónde se veía salir la luz, se dio cuenta que era un pedazo de
espejo roto que estaba dispuesto de tal forma en el suelo que reflejaba la luz
de la luna emitiendo la luz sospechosa luz. Tomó el pedazo de espejo y comenzó
el regreso hasta donde estaba Richard y la motocicleta - ¡Vaya susto me diste,
pedazo de chatarra! – Exclamo al mismo tiempo que aceleraba el paso.
Una vez de regreso a la moto, Richard dejó ver su existencia que
era cubierta por el sidecar
Richard: - ¿Qué pasó? –
Cristian: - ¡Era un pedazo de espejo en el suelo! –
Richard: - ¿Qué demonios estás diciendo? ¿No había nadie? –
Cristian: - ¡No, soldado! No había nadie. Era solo este pedazo de
porquería en el suelo que reflejaba la luz de la luna. Recoge las cosas para
que nos larguemos de esta pocilga –
Richard escucho las palabras de Cristian mientras sostenía en su
mano el pedazo de espejo que su amigo había traído consigo para mostrarlo de
evidencia, hizo un movimiento de lanzador de BaseBall arrojando el pedazo de
Espejo lejos de donde se encontraban y comenzó a recoger las cosas para
continuar el viaje. La madrugada empezaba a avanzar igual de rápido que el día,
Los misioneros habían sacrificado las cortas horas de descanso para poder
llega más rápido al pueblo, el camino de tierra había empezado a ponerse más
suave lo que les permitió acelerar un poco más. Faltando un poco para que el
sol comenzara a salir, llegaron a la calle que conducía a la devastada
población, a lo lejos podían verse llamas de fuego ocasionadas por los cortos
eléctricos, una manada de lobos rondaba por los lugares en busca de restos para
su festín. Avanzaron unos poco minutos más y llegaron al árbol donde Richard
había enterrado a su hija Alicia, su cara comenzaba a entristecerse y sus ojos
soltaban lágrimas de dolor, Cristian estacionó la motocicleta a una
distancia prudente del lugar y la apagó.
Cristian: - ¡Aquí estamos, Soldado! Ve a ver a tu hija –
Richard: - ¡Gracias! Y disculpa el sentimentalismo, pero no puedo
evitarlo –
Cristian: - No te preocupes, se exactamente lo que sientes. –
Richard salió del sidecar y se acercó hasta el lugar, se paró a un
lado y cayó de rodillas ante la
sepultura de Alicia, desde lejos Cristian Observaba la emotiva escena y
recordaba aquellos días en que el dolor por la pérdida de su familia estuvieron
a punto de llevarlo a la soga, en ese momento sentía en carne propia emociones
que pensó haber dejado atrás hace algún tiempo, y que ahora descubría que
estaban más vivas que nunca. Pasaron algunos minutos en el lugar hasta que el
sol comenzó a asomar los primeros rayos de luz, Cristian se dio vuelta dándole
la espalda al lugar de la sepultara para contemplar el amanecer, buscaba una
forma de despejar la mente de los recuerdos, de vez en cuando agachaba la
cabeza y pateaba algunas rocas que se encontraban en el lugar, pero no le sirvió
de mucho, se dirigió hasta la moto y comenzó a preparar todas las armas, si
había algo o alguien dentro de ese pueblo de seguro lo exterminarían. Cargó más
combustible y se percato que ya las reservas se habían agotado, tal como John
lo había previsto. Levanto su mirada hacia Richard y observo por unos pocos
segundos más como el Soldado tomaba arena entre sus manos y la dejaba escurrir
sobre la sepultura de Alicia, no se atrevía acercarse al lugar, en su lugar le
silbó para que él supiera que ya era hora de partir. Richard Permaneció unos
segundos más arrodillado, luego se levantó, secó sus lágrimas y se dirigió
hasta la moto, reviso las armas en el sidecar, se aseguró que estuviesen
cargadas y listas para disparar, entró a su lugar y levanto los pulgares
Richard: - ¡Listo jefe, Hagamos lo que tenemos que hacer! –
Cristian sonrió mientras lo miraba, subió a la moto, la puso en
marcha y arrancó a toda prisa levantando polvo con la llanta trasera.
No había mucho que hacer en la casa, Anna estaba mostrándole a
Raishell algunas recetas veganas y Scot ya casi terminaba de rellenar los
forros para los colchones. El almacén de las armas estaba hecho un desastre,
por algún motivo Cristian lo había
dejado así cuando estaba trabajando en la modificación de la moto, me agaché y comencé
a recoger todo el desorden, seleccione las armas apartándolas de las
herramientas y las coloqué nuevamente en su lugar, revise todas las municiones
y me cercioré que estuviesen debidamente selladas para que la humedad no la
dañara, saqué todas las cosas que no pertenecían al depósito y las organicé en
su debido lugar. A pesar que el día había comenzado nublado, estaba haciendo un
poco más de calor que lo acostumbrado, lo que me hizo sudar rápidamente. Después
de haber terminado me dirigí al frente de la casa para ayudar a Scot a terminar
el ultimo Colchón, parecía que la tarea ya lo había fastidiado y se estaba
tardando para terminarlo.
John: - ¿Que sucede Scot, por qué estas demorando tanto? –
Scot: - ¡Es me duelen las manos! –
Eché un ojo sobre sus manos para ver lo que sucedía y vi que
estaban todas cortadas y rasguñadas. El filo de las hojas del pasto seco lo
había lacerado y el muy tonto no se había atrevido a decir nada.
John: - ¿Por qué no dijiste nada de esto?
Scot: - ¡Porque quería ayudar a terminar las camas! No me gusta
dormir con Cristian, él ocupa toda la cama y casi me deja en el suelo –
John: - ¡Pero tuviste que haber dicho que eso te hacía daño para
buscar otra forma de hacerlo! Estamos en medio de la nada y las medicinas que
tenemos no son suficientes –
Scot: - ¡Lo siento! Solo quería ayudar –
John: - ¡Ve adentro y dile Anna que te limpie las manos! Enseguida
voy para allá –
Miré como el chico se retiraba con la cabeza agachada por el
regaño, imaginé lo incomodo que se sentía durmiendo con el gigante y sentí un
poco lastima por él. Tomé un trozo de tela y lo envolví en mis manos y comencé a
rellenar el forro con el último montón de paja que había dejado Scot, hasta el
momento había hecho un excelente trabajo. A medida que metía la paja dentro del
colchón volví a imaginar a Cristian durmiendo con el chico y no pude contener
la risa, eche un ojo a la entrada de la casa y vi que Anna me estaba observando
por la ventana con los ojos entrecerrados en son de regaño.
Anna: - ¡No le veo el Chiste! –
John: - ¡Jajajajaja! En lo que te enteres reirás igual que yo –
Anna: - ¿Qué se supone que debo hacer con Scot? –
John: - Lava sus manos muy bien con abundante agua, luego límpialas
con alcohol. El alcohol está en mi mochila en tu habitación –
Anna: - ¿No crees que eso le cause dolor? –
John: ¡De seguro le arderá un poco! Pero no podemos hacer más. Si aún
queda del ungüento que prepare, colócale un poco. Sanará rápido. –
Anna: - ¿Cuál se supone que es el chiste? –
Me acerqué hasta la ventana para hablar en voz baja con ella de
forma que Raishell no escuchara.
John: - Dijo que quería terminar los colchones porque no le gusta
dormir Cristian, dice que es muy grande y que por las noches ocupa toda la cama
y lo deja en el suelo. Por eso no dijo antes que se lastimaba las manos con el
filo de la paja –
Anna: - ¡Pobrecito! Imagino el sufrimiento –
John: - ¡Sí, yo también lo imagine! Pero luego me imagine el
cuadro de él durmiendo con el gigantón y me ocasiono mucha gracia –
Anna: - ¡Jajajajaja! No seas malo. En lo que termines con eso
entra para desayunes –
John: - ¡Esta bien! No me queda mucho.
Eche un ojo dentro de la casa y vi a Raishell picando vegetales,
al parecer estaba animada con las recetas que Anna le estaba enseñando. Me di
la vuelta y seguí rellenado el colchón para intentar tener listas las camas al
final de la tarde. Mientras metía la paja dentro del forro escuche un ruido extraño
que provenía desde la parte trasera de la casa. Me quedé inmóvil unos segundo
para detallar bien de que se trataba pero no pude distinguir el sonido, deje lo
que estaba haciendo y me dirigí al lugar para ver de qué se trataba. Examiné el
lugar en las cercanías de la casa pero no puede encontrar nada, agudicé un poco
más mi oído y noté que el sonido provenía desde el rejón de los pollos que se
encontraba un poco más allá, me acerqué cautelosamente, las gallinas estaban
alborotadas y se escuchaba que algo había entrado y estaba causando un
revuelto. Tomé un pedazo de madero y abrí la puerta del rejón rápidamente para
ver lo que sucedía, Era un Zorro. Había cavado un hueco en el piso por el lado
contrario del rejón y había logrado entrar y estaba haciendo de las suyas con
las gallinas. Rápidamente lo golpeé con el palo que tenía en mis manos, pero el
animal no soltaba la gallina que tenía en la boca, volví golpearlo hasta que la
soltó, intentó huir por donde mismo había entrado pero un alambre se incrustó
en su lomo impidiéndole la huida. Di la vuelta velozmente para encontrarme con
el del otro lado y poder pegarle en la cabeza pero cuando llegué ya se había
soltado del alambre y pudo escapar. La gallina había quedado mal herida y
revolcaba en el piso agonizante, la miré sintiendo lastima por ella y termine
de matarla, en todo caso serviría para comerla, aunque los huevos eran más útiles
que su carne. Miré el hueco que había dejado el intruso en el piso del rejón y
empecé a maquinar una forma de repararlo, aunque pronto tendríamos que partir
de allí aun eran útiles esos animales y no podía permitir que ese zorro
siguiera llevándose la comida. Esperé a que la gallina terminara de estar bien
muerta y luego la llevé a la casa, cuando las chicas me vieron entrar con el animal
en las manos quedaron asombradas
Raishell: - ¡Cristian te va a matar! ¿Por qué la mataste? –
John: - ¡Yo no la maté! Un zorro entró al rejón y estaba haciendo
una fiesta privada allí dentro con las gallinas, escuche el ruido pero cuando
llegué ya la había lastimado, tuve que matarla. –
Anna: - ¡John! ¡Quita eso de mi vista! ¡Además estás ensuciando el
piso! Llévala afuera –
John: - ¡Pero tenemos que prepararla! No podemos darnos el lujo de
perderla, es mucha carne –
Anna: - ¡No comeré eso! Sabes que soy vegetariana –
Raishell: - ¡Vamos amiga! No es para tanto. Colócala afuera John,
herviré un poco de agua para prepararla. Ahora la que enseñará recetas soy yo –
John: - ¡Sabía que te gustaría la gallina! –
Anna: - ¡No tocaré ese pobre animal! –
Raishell: - No lo harás, pero te aseguro que cuando la pruebes te
va a encantar, amiguita –
John: - ¡Mejor la llevo afuera! Díganle a Scot que su colchón está
casi listo –
Le guiñé el ojo a Anna que sonrió por un segundo, me di la vuelta
y salí con la gallina. - ¡Esta noche cenaremos rico! –
Cristian avanzaba lentamente por la calle principal del pueblo, el
olor era nauseabundo y la escena de los cuerpos esparcidos por las calles
destruidas era aterradora. Había buitres por todos lados que se alimentaban de
los cuerpos en descomposición, lobos y zorros se paseaban libremente por todos
los lugares, aquello era un paraíso para los animales de carroña. Richard
observaba con tristeza las calles de lo que alguna vez fue su hogar, iba indicando
el camino a Cristian para llegar hasta la estación de radio de dónde debían
extraer el aparato, pero se hacía imposible seguir respirando la putrefacción
que emanaba el lugar. Cristian aceleró la moto y comenzó a esquivar escombros y
cadáveres que yacían en medio de la calle, dimos un par de vueltas por algunos
lugares en búsqueda de cosas útiles, pero solo había escombros, luego de unos
minutos llegamos a la estación de Radio
Cristian: - ¡Creo que te toca entrar, soldado! –
Richard: - Si, imaginé que dirías eso. No me tardo –
Richard descendió del sidecar, preparo su arma y entró al lugar cautelosamente
mientras que Cristian vigilaba el lugar. De pronto Richard se asomo por la
puerta de la estación y le hizo señas a Cristian para que se acercara, el lo
miró con cara dudas pero aun así atendió el llamado del soldado y se dirigió
hasta donde estaba
Cristian: - ¿Qué sucede soldado? –
Richard: - ¡No vas a creer lo que encontré! –
Ambos se dirigieron a una habitación que estaba al final de un corredor.
Las paredes estaban llenas de sangre y había mugre por todos lados, al igual
que en las calles del pueblo el olor era insoportable. Entraron a la habitación
y se detuvieron en medio de ella, Richard Apuntó con un dedo hacía una esquina
de la habitación donde había un montón de escombros y algunos cadáveres que yacían
boca abajo, Cristian agudizó su mirada para detallar lo que el soldado le
estaba indicando
Cristian: - ¡Dios Santo, No lo puedo Creer! –
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