jueves, 21 de julio de 2016

UN ELEFANTE JAMAS OLVIDA

Había una vez un Joven llamado Atanacio, vivía en pueblo de nuestra amada Venezuela y con apenas 15 años, tildaba ser un joven ejemplar. Un día fue invitado a una fiesta de cumpleaños de una amiga, una fiestas en las familias más adineradas del lugar. en el transcurso del evento, la joven cumpleañera sufrió un percance con uno de sus zapatos y cayó al piso. Atanacio, que se encontraba cerca del lugar, vio como la joven tendida en el suelo comenzaba a soltar lagrimas de dolor por el fuerte golpe que recibió, sus compasivos sentimientos lo impulsaron a acercarse hasta la joven para ayudarla a levantarse del suelo pero cuando se inclino para tender su mano sufrió un jugada del destino. Sus entrañas le jugaron una mala pasada y sin poder evitarlo soltó una flatulencia. Aquella cosa endemoniada no pudo ser más ruidosa, todo el lugar notó el accidente de Atanacio. Avergonzado, Atanacio dejó el lugar y se marchó a su casa, se encerró en su cuarto a esperar que llegara el nuevo amanecer. Al día siguiente se levanto muy temprano como era su costumbre, se alisto cuidadosamente y salió a la calle para ir por las compras necesarias en su hogar. a medida que se acercaba a los lugares en donde los vendedores ambulantes del pueblo ofrecían sus mejores enceres, notaba que la gente lo miraba y sonría en son de burla. Atanacio, con mucha vergüenza, comenzó a recordar el incidente que había tenido la noche anterior en la fiesta de aquella familia. Así pasaron los meses, por donde quiera que fuera la gente lo apuntaba y murmuraba: ¡Miren, ahí va Atanacio, el que soltó la flatulencia en la fiesta! Atanacio comenzó a cansarse de aquel bochorno y decidió mudarse a la capital, buscando un lugar en donde no lo apuntaran por lo sucedido. Se bajó del precario transporte que lo había trasladado hasta el lugar y comenzó a buscar un lugar en donde hospedarse, caminó por todos los lugares pero no consiguió nada así que decidió preguntar a un buen hombre que estaba a un costado de la polvorienta calle:

Atanacio: - ¡Buenos Días, hermanito! ¿No habrá un lugar donde alquilen habitaciones para pasar algunos días? 
Vendedor: - ¡Claro chico! al cruzar la esquina está una residencia que ofrece cuartos, nada ostentoso, pero garantizado que son cómodas. Por cierto, ¿Tu no eres Atanacio, el que soltó la flatulencia en la fiesta? 

Al oír esto, Atanacio se dio cuenta que no iba a ser fácil escapar de su tragedia. Saludo agradeciendo al vendedor y se fue hasta el lugar que le indicó, notando en el trayecto que la gente comenzaba a mirarlo y reírse de el.

Trabajo duro durante algún tiempo soportando las burlas imprudentes de todos cuanto le vieran hasta que logró ahorrar algún dinero, lo que le permitió salir del país hasta llegar a New York, donde pudo vivir tranquilo los siguientes 50 años d su vida.

Un buen día recibió una noticia, su hermano mayor había fallecido y su familia le pedía que volviera a su pueblo para que se despidiera de su hermano, pero Atanacio inmediatamente recordó el motivo de su estadía en aquel gigantesco país. Reflexionó durante algunos minutos y pensó para si mismo: "Yo no creo que después de 50 años aun recuerden eso. De seguro ya habrán olvidado lo sucedido" tomo compostura, compró un boleto de regreso y emprendió el viaje a su amado pueblo natal.

Una vez en la Capital, Atanacio se extasiaba con los grandes cambios que había sufrido la Capital. Grandes edificios por todos lados, las calles ya no eran de tierra y las carretas y caballos habían sido sustituidas por vehículos a motor, caminaba asombrado por todo lo que veía hasta que se topo con negocio en donde vendían café. Miró la lujosa fachada de aquel lugar y decidió entrar para comer algo y beber un café. Tomó asiento y rápidamente llegó un buen hombre que lo atendió muy amablemente:

Vendedor: - ¿Y que lo trae por acá, caballero? ¿Es venezolano? ¡Ese acento al hablar no es muy criollo que digamos!
Atanacio: - ¡Si, por supuesto que soy venezolano! solo que tuve que salir del país por negocio cuando estaba joven
Vendedor: - ¡Caramba, pero no parece que lo fuera! ¿Cuanto tiempo tenía fuera del país? 
Atanacio: -  ¡Estuve fuera 50 años y regresé porque murió un familiar y vine a despedirme!
Vendedor: - ¿50 años? ¡Caramba, bastante tiempo! pero le creo... me imagino imagino que salio como a los 14 o 15 años. En los tiempos de la Flatulencia de Atanacio. Le Calculo que debe tener unos 65 años ¿O me equivoco?

MEMORIA DE ELEFANTES tiene nuestra sociedad. Así como está historia lo muestra, Los hechos sociales transcendentales JAMAS se olvidan. Los años podrán pasar desmedidamente pero las acciones y acontecimientos que marcan a las naciones y que de a poco van construyendo las sociedades quedan por siempre. Todos los acontecimientos que están sucediendo en el país en estos momentos, Esta crisis y todos los males, será recordados por el resto del tiempo que Dios permita, y, ya a punto de salir de ella, el futuro señalará y despreciará todas y cada una de la acciones que los miembros de la Cúpula podrida que gobierna a Venezuela hoy ha hecho. No podrán esconderse del monstruo que construyeron, y para colmo de los males, a nivel internacional también serán señalados, pues, se encargaron de automancharse hasta en el ultimo rincón del planeta

El noble pueblo Venezolano saldrá adelante, ya se decidió. La Justicia Divina y el tiempo no dejarán impunes las aberraciones por las que nos han hecho pasar. Recibirán lo que se merecen y se les promete que no será NADA BUENO.