viernes, 1 de abril de 2016

LA FUERZA INTERIOR - Capitulo IV - EL PLAN


Capítulo IV – El Plan

Cristian no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, uno de los cadáveres en esa esquina estaba vestido igual que los terrorista que habían atacado el pueblo en donde vivía, arrumados unos encima de otros, debajo de los cuerpos se disponía los equipos de radios por los que habían ido, ambos miraban inmóviles el asqueroso y nauseabundo cuadro, pero ninguno se atrevía a dar el primero paso. Cristian sacó valor y se acercó hasta los muertos y comenzó a moverlos con sumo cuidado para evitar que se derramaran los restos por todo el lugar y el olor terminara matándolos a los dos. Cuando llegó hasta el cadáver del terrorista lo tomó por un pie y lo arrastró hasta la parte de afuera del salón de transmisión, lo miró de frente con los ojos llenos de odio y comenzó a sacarle lentamente la capucha negra que le cubría el rostro. Era un hombre blanco, joven, a diferencia de lo que se estaba imaginando Cristian, no tenía barba, tampoco facciones de ser Árabe o Turco. La nariz era perfilada en la base con fosas nasales pequeñas de labios finos, lo que descartaba alguna descendencia africana. Dio la vuelta al cadáver para revisar los bolsillos de la ropa que llevaba puesta en busca de algo que lo identificara pero no pudo conseguir nada más que un par de monedas en uno de ellos y un papel pequeño que estaba doblado y lleno de sangre con una escritura extraña, lo sacudió un poco y lo guardo para llevarlo consigo.

Cristian: - ¡Así que esto es lo que hay debajo de la máscara! –
Richard: - ¡Es muy joven! Pensé encontrarme con alguien viejo, turco o árabe, pero este parece muy Europeo. –
Cristian: - ¡Al menos tenemos una idea de qué clase de desquiciados tenemos que afrontar! Toma los equipos y salgamos de aquí –
Richard: - ¡Necesitaremos baterías para ponerlo a funcionar! –
Cristian: - Nos llevaremos algunas de los vehículos que están en las calle, también tomaremos unos alternadores, bombillas y otras cosas que tengo en mente. –
Richard: - ¿Pero dónde demonios piensas meter todo eso? –
Cristian: - Ya se me ocurrirá algo. ¡Andando, no quiero estar más tiempo aquí! –

Tomaron todos los equipos de radio que encontraron en el lugar, además de un par de antenas y algunos transmisores, en el cuarto de recepción había algunos equipos de computación portátil que milagrosamente habían sobrevivido, sin pensarlo mucho también lo llevaron con ellos. Sacaron todas las cosas fuera de la estación de radio y comenzaron a hacer un montón sobre el capó de un vehículo destrozado que estaba estacionado afuera, por desgracia la parte frontal había sufrido daños y no pudieron sacar la batería ni el alternador que buscaban. Cristian echó un vistazo rápido por los alrededores y avisto un vehículo a un par de cuadras de donde estaban que parecía estar en buen estado, sin pensarlo mucho se dirigió hasta el lugar y abrió la puerta para introducirse - ¡Chevrolet Del Camino, Nada mal! -  se sentó en el lugar del piloto y comenzó a poner en posición el asiento para quedar más cómodo, Richard observaba con curiosidad lo que estaba haciendo el gigante, lo que tramaba era evidente. Cristian descendió del vehículo y fue hasta la parte del frente y abrió el capó - ¡Excelente, está completo! – cerró el capó y levanto su mano para indicarle a Richard que se acercara

Richard: - ¡Ya sé lo que pretendes grandulón! –
Cristian: - Entonces cállate y pon en marcha el motor mientras yo ajusto los cables de la batería –

Richard se subió al vehículo y giro la llave que aun estaba pegada al encendido. El motor encendió al primer intento y sin muchos arreglos

Richard: - ¿Cómo rayos es que tienes tanta suerte? –
Cristian: - No creo en la suerte, Creo en Dios –

El soldado se quedó pensando en esas palabras por unos minutos pero no le dio mucha importancia al asunto religioso, bajo del carro y comenzó a caminar de vuelta hasta donde estaba la moto. Cristian colocó la velocidad y arrancó quemando un poco las llantas y se detuvo a un lado de la moto

Cristian: - ¡Esta vez sí tendrás que ayudarme a subirla soldado! Está demasiado pesada para mí solo –
Richard: - ¡Sabía que dirías eso! Hagámoslo rápido y vayamos por el resto de las cosas. Ya mi estomago no resiste más esta pestilencia –

Subieron la moto en la parte trasera del Chevy y emprendieron la búsqueda de las demás cosas. Llegaron hasta la estación de servicio, entraron a la tienda donde trabajaba Anna, entraron por las provisiones necesarias y todos los utensilios que las Chiscas encargaron. Implementos para la higiene personal, galletas empaquetas al vacío, dulces, golosinas, productos de limpieza para el hogar, y demás cosas que les habían encargado. Herramientas, cuerdas para atar objetos pesados, cadenas, cables auxiliares, bombillas, extensiones eléctricas y envases plásticos, un par de tambores grandes para llenarlos de combustibles y llevarlo hasta la casa en el bosque. Llenaron ocho carritos de la tienda, los subieron al vehículo y fueron por el combustible, una vez terminada la recolección dieron un recorrido por los lugares en búsqueda de más objetos que pudieran necesitar. Cargaron cuatro colchones que de forma poco segura ataron sobre la moto y luego partieron a toda velocidad hacia la salida del pueblo.

Cristian: - ¡Creo que este día ha sido muy productivo! –
Richard: - Gracia a Dios no nos topamos con ningún loco –
Cristian: - ¡Tienes razón! Los Chicos estarán contentos al ver todo lo que pudimos conseguir –
Richard: - ¿Sabes que es lo mejor de todo esto? –
Cristian: - ¿Qué será? –
Richard: - ¡Que tenemos calefacción y aire acondicionado! –
Cristian: - ¡Jajajajaja! Sí, eso es excelente. Viajaremos cómodos en esta nave, corrimos suerte en conseguirla en tan buen estado –

Pisaron el acelerados a fondo  se alejaron del pueblo a toda velocidad, cuando pasaron por el sepulcro de Alicia, Cristian quiso detenerse para que Richard se despidiera pero él pidió que no detuviera el auto y siguiera el camino. Cristian entendió lo que estaba tratando de hacer el soldado, le tendió la mano para consolarlo un poco y se centró en el camino de regreso. Pasaban de las doce del medio día, lo que significaba que mañana aproximadamente a la misma hora o un poco antes estarían llegando a casa.

Hubiese sido imposible fabricar un colchón rudimentario más cómodo que estos que hicieron Raishell y Scot. Conservaban la temperatura, no se deformaba y eran tan suaves que el cuerpo se amoldaba fácilmente. Entré a la habitación de Cristian y arrime su cama hacía un lado para hacerle espacio a la nueva cama de Scot, definitivamente con esto quedaba anulado el trauma que vivía todas las noches el pobre muchacho al ser empujado por Cristian mientras dormía. Anna se acercó hasta la habitación para tomar las medidas del colchón y poder hacer unas sabanas, Raishell se estaba encargando de organizar la otra cama dentro del cuarto de ella y de Anna.

Raishell: - ¡Quedo perfecto! Ni siquiera ocupa mucho espacio en la habitación –
Anna: - Es que nosotras somos de tamaño normal, amiga. Estos cavernícolas son los que necesitan un campo de futbol para dormir cómodamente –
Scot: - ¡Es cierto! El señor Cristian ocupa toda la cama y me deja caer al suelo –
Raishell: - ¿Qué estás diciendo, muchacho? –
Scot: - ¡Lo que escuchó, señorita! El Señor Cristian ocupa toda la cama y a mitad de la noche me hace caer al suelo –

Anna abrió sus ojos de par en par en señal de asombro y luego tapó su boca dándose la vuelta para ocultar una risa que contenía entre sus labios, Raishell la miró desconcertada y luego se dirigió al muchacho

Raishell: - ¿Por qué no habías dicho nada de esto?
Scot: - ¡No hubiese hecho ninguna diferencia! Además no quería dormir en el piso al igual que el sr Richard, pero últimamente era mejor opción que dormir con el señor Cristian –
John: - ¡Bueno, Bueno! Ya tienes tu propia cama, en lo que regrese Cristian haremos una habitación adicional para comenzar a dividirnos de mejor manera –
Anna: - ¿Por qué hacer otra habitación si tenemos planes de marcharnos? ¿No es mejor ahorrar energía y acomodarnos como mejor podamos hasta que nos larguemos? –
John: - ¡Tienes Razón, cariño! Pero el estado de Raishell no es el mejor, pasará algún tiempo antes que ella pueda soportar el viaje, además tendremos que modificar también el camión para que entremos todos y eso se llevará un tiempo. Creo que hacer la habitación es lo más conveniente de todo –
Anna: - ¡Pero si los Chicos regresan con la radio, podremos comunicarnos y tal vez vengan por nosotros en un helicóptero! –
John: - ¡Es muy probable! Pero también pueda que no sea así. Y en este lugar no podemos tomar riesgos –
Raishell: - Creo que John tiene razón, es mejor hacernos la vida más cómoda mientras podamos. Además estoy empezando a encariñarme con este lugar, quizás pueda convencer a Cristian y nos quedemos aquí después de todo este embrollo –
John: - ¡Te deseo suerte con eso! –
Anna: - ¡A mí también me gusta el lugar! ¿Crees que podamos tomar algo de terreno y construir para nosotros? –
John: - Eso lo hablaremos luego, el dueño del manicomio no está y sería imprudente hacer planes sin él. Lo único que te puedo garantizar es que tendremos trabajo por un largo tiempo –

Anna me miró con una sonrisa que no entraba en su rostro, personalmente prefería las comodidades del pueblo, pero si a ella la hacía feliz estar en el bosque, de seguro yo no tendría problemas con eso, estar aquí tiene sus ventajas. Scot se había sentado en la cama y nos estaba mirando mientras hablábamos, su cara se había entristecido

Anna: - ¿Qué sucede contigo, Scot? –
Scot: - ¡Es que me da tristeza saber que siempre que hablan nunca me incluyen en sus planes! Ojala yo pueda encontrar una familia verdadera en lo que nos larguemos de este lugar –

Aquellas palabras traspasaron los límites emocionales de Raishell, Anna y yo. Nos miramos percatándonos del error que habíamos cometido al tocar el tema, guardamos silencio por unos instantes y luego Anna se acercó hasta donde estaba el muchacho, se inclinó para hablarle en voz baja.

Anna: - ¡No tendrás que buscar nada, cariño! Tú ya eres parte de esta familia –
Scot: - ¿Por qué no me incluyen en lo que quieren hacer? –
Anna: - Porque no estamos acostumbrados a tener un pequeño entre nosotros, Cristian probablemente sí, pero nosotros aun no, pero te prometo que de ahora en adelante estarás en todos nuestros planes –
Scot: - ¿Lo prometes? –
Anna: - ¡Te lo prometo! ¿No es cierto John? –
John: - ¡Oh sí, Claro que sí! Solo danos un poco de tiempo y verás que las cosas marchan mejor –

Scot sonrió y le dio un fuerte abrazo a Anna. Evidentemente el también necesita del calor de una familia.

John: - ¡Vamos Scot, iremos al rejón para hacer las reparaciones que necesita mientras ellas terminan de organizar las habitaciones! –
Scot: - ¡Si, Señor! –

Salimos de la casa y fuimos hasta la parte trasera para comenzar a tapar el hueco que dejo el zorro. Inmediatamente se me vino a la mente que los pedazos de fierros que habían quedado podrían servir para hacer una especie de cerco pequeño justo en la parte donde el animal había dejado el hueco, además lo podríamos reforzar con alambre y algunas tablas de madera para que impedir que las gallinas se escaparan o que un animal más grande hiciera de las suyas nuevamente. Scot miraba el hueco en el rejón con cara de dudas, imaginé que no tenía ni idea del trabajo que se nos venía encima, era más fácil decir que de hacer.

John: - ¡Andando Scot! Arreglemos esto antes de que llegue el tío Cristian y nos quite la cabeza. –
Scot: - ¿Tío Cristian? ¡Pensé que eran amigos! –
John: - ¡Lo somos, pero ahora en adelante será el tío Cristian! También puedes hacer lo mismo con Richard y con las chicas. Incluso conmigo –
Scot: - ¡Pero es que ustedes no son mis tíos! –
John: - Ya lo sé, pero de ahora en adelante lo seremos. Y así comenzaras a tener la familia que tanto quieres –
Scot: - ¿Y cuando tendré un papá y una mamá otra vez? –

Observé la mirada de emoción que tenía Scot en sus ojos, pero no sabía que responder. La respuesta que estaba esperando no era la que tenía en mi mente, no estaba preparado para asumir ese papel, mucho menos Anna.

John: - ¡Pronto los tendrás! Solo es cuestión de tiempo –
Scot: - ¡Me gustaría que tu y la Señorita Anna lo fueran! Se ven muy lindos juntos –
John: - ¿En serio quieres eso? –
Scot: - ¡Claro que lo quiero! Yo no pude conocer a mis padres, siempre he querido unos, pero si tengo que escogerlos, los elijo a ustedes –
John: - ¡Gracias, eso me alaga mucho! –
Scot: - ¿Alaga? ¿Qué es alaga? –
John: - ¡Eso es cuando una persona elogia a otra por que hace cosas buenas! –
Scot: - ¡Tampoco sé que es elogia! –
John: - ¡Jajajajaja! No te preocupes, Anna te lo explicará, mejor terminemos esto antes de que se termine el día. No querrás que llegue el tío Cristian y encuentre este desastre –
Scot: - ¡Está bien! –

El muchacho tomó una pala y comenzó a rellenar el hueco que había dejado el zorro, su cara de alegría se evidenciaba a distancia. Imagino que por primera vez en mucho tiempo se sentía parte de algo, el dilema estaba hacerle entender que la situación es más compleja de lo que su mente puede interpretar en estos momentos, tal vez Anna pueda explicarle de otra forma, pero primero tendría que hablar con ella y hacer que no sufra un infarto al escuchar. ¡Un Reto Más!

Enterré en el suelo tres pedazos de fierros, tomé el alambre y comencé a entretejer una malla para reforzar el rejón, Scot miraba curiosamente lo que estaba haciendo con ganas de intervenir pero sabía que era mejor que mantuviera la distancia.

John: - ¡Listo! Ahora coloca los maderos acostados en el suelo y sujétalos firmemente con este pedazo de alambre. Fíjate como lo hice con los fierros y hazlo igual. –
Scot: - ¡Está bien! ¿Luego de eso que haremos? –
John: - Iremos adentro con las chicas para hacer un plano de las habitaciones que comenzaremos a construir –
Scot: - ¡Ok, espero que también pueda ayudar con eso! –
John: - De seguro lo harás –

Me incorporé alejándome un poco del rejón para darle el espacio a Scot y pudiera hacer el trabajo. De pronto comenzó a escucharse un ruido que provenía desde lo lejos, en dirección al bosque. Escuche detenidamente por unos instantes, se me hacía muy familiar el sonido. A medida que transcurrían los minutos se hacía más fuerte, parecía que se acercaba. Scot también comenzó a escucharlo, el sonido era cada vez más fuerte, Raishell y Anna también lo escucharon y salieron de la casa, se asustaron mucho al reconocer las hélices del aparato volador. ¡Un Helicóptero!

Ellas llegaron corriendo hasta donde estábamos Scot y yo, asustadas y gritando, el helicóptero sobrevoló la colina, dio un par de vueltas y luego se posicionó sobre nosotros. Corrimos y nos encerramos dentro de la vivienda, tomé las armas que estaban en la esquina de la sala donde Richard y Cristian las habían dejados, las cargue y entregué una a cada a mujer, tomé mi rifle y luego encerré a Scot en la habitación de Cristian.

John: - ¡Escúchame bien, pase lo que pase, escóndete y no salgas, Sin preguntar nada, solo obedece! –

El muchacho asintió con su cabeza, cerró la puerta y pasó el seguro, salí corriendo hasta la  sala y miré a las chicas

John: - ¡Anna a la ventana, Raishell, tu cúbrela a ella! ¡Saldré para detenerlos, No duden en disparar si les hago seña! –

Abrí la puerta rápidamente para salir y luego la cerré a mis espaldas, avancé hasta el borde del suelo de madera protegiéndome con el cobertizo. El Helicóptero seguía parado encima de la vivienda a una altura más baja, tomé mi arma y calibre la mira y apunté con el objetivo,  pude ver que una soga salió por la puerta lateral del aparato y comenzaba a caer justo en frente de mí. No titubeé en jalar el gatillo, el impacto dio justo en la parte de debajo del aparato lo que hizo que se tambaleara y diera un giro violento en el mismo lugar donde estaba suspendido, de pronto un hombre negro con uniforme militar asomó su cabeza por la puerta y levanto su mano haciendo señales y luego se introdujo otra vez al ver que lo estaba apuntando. Volví a disparar y atine en unas de las patas, las chispas volaron por todos lados, el helicóptero se movió un poco quedando encima del cobertizo lo que me impidió seguir apuntándolo y luego una voz que provenía desde un megáfono. - ¡Alto! ¡No dispare! ¡Somos del ejército! – Estaba tan asustado que no pude asimilar lo que había dicho, por mi mente solo pasaba la idea de proteger a las Chicas y al muchacho. Tomé impulso y corrí fuera del cobertizo apuntando al aire sin alejarme mucho de la protección, cuando lo tuve en la mira jale el gatillo otra vez. El disparo no dio en el blanco, volví a correr para ponerme a salvo y de pronto se escucho la voz otra vez en el megáfono - ¡Repito! ¡No dispare, somos del ejército Polaco! ¡Alto al fuego o dispararemos! – pero mi mente seguía en blanco, sentía que la adrenalina iba a explotar mis venas, tomé impulso nuevamente para salir del cobertizo para disparar pero Anna grito por la ventana - ¡Que te detengas, John! ¡No dispares más! – abrió la puerta y salió al frente de la casa y me abrazó por la espalda para inmovilizarme.

Anna: - ¡Tranquilo, Tranquilo! ¡Son del ejército! –

Yo seguía parado apuntando hacia el cielo, rígido como un tronco. Ella espero unos segundos hasta que comencé asimilar las palabras que me había dicho, deslizó su mano lentamente sobre mi brazo hasta llegar al rifle y comenzó a bajarlo lentamente para que dejara de apuntar.

John: - ¿Qué dijiste? –

Ella acercó su boca hasta mi oreja lentamente sin dejar de abrazarme.

Anna: - ¡Que son del ejército! ¡Tranquilo! –
John: - ¿Estás segura? –
Anna: - ¡Si, asoma tu mirada por el borde del cobertizo y mira el emblema en el helicóptero! –

Ella aflojo lentamente el fuerte abrazo que me estaba dando hasta que me dejó libre, di unos pasos hasta el borde del cobertizo y mire al aparato. Un enorme logo estaba pintado justo en la parte de abajo con las iníciales del ejército Polaco. Volví la mirada a ella y la apunté con el dedo - ¡No salgas del cobertizo! – Ella asintió con su cabeza y se quedó inmóvil, Raishell había tomado la posición de ella en la ventana y seguía apuntando hacia afuera para cubrirnos las espaldas, volví a salir fuera del cobertizo y levante mis manos manteniendo el rifle en el aire. En seguida el aparato dio un giro y volvió a colocarse en la posición en la que estaba, la cuerda terminó de descender un par de metros al frente de mí y luego el hombre negro comenzó a descender por ella. Treinta segundos bastaron para que el hombre llegara hasta el suelo, me alejé unos metros del lugar en donde caería el hombre apuntándolo nuevamente con el rifle, tocó tierra con sus pies y enseguida levantó las manos.

Soldado: - ¡Tranquilo, no dispare! ¡Soy el teniente Dan Jackson! Infantería del ejército Polaco –
John: - ¡Arroje su credencial! –
Dan: - ¡Eso no será posible! Tendrá que confiar –
John: - ¡Arroje la maldita credencial o le vuelo la cabeza! –

El soldado colocó su mano rápidamente en el arma que llevaba dispuesta en su cintura, pero antes de que pudiera hacerlo disparé al aire lo que hizo que se quedara inmóvil

John: - ¡No lo diré otra vez! ¡Arroje la credencial para verla! –

El teniente me miró fijamente a los ojos sin pestañar dando tiempo a que me relajara un poco, pero eso no sucedería. Estaba a punto de jalar el gatillo nuevamente cuando el soldado metió su mano dentro de su uniforme, tomó la credencial y la arrojo a mis pies. Le hice una seña a Anna que también lo estaba apuntando para que estuviese alerta mientras me agachaba. Recogí la credencial y verifique las palabras del teniente. La credencial era legitima, la conocía muy bien. Le eche un último vistazo para cerciorarme que mi ojos no me traicionaran debido a los nervio y luego se la volví a arrojar. Mire al aparato en el cielo nuevamente, un segundo soldado estaba asomado por la puerta apuntando con su arma hacia abajo

John: - ¡Dígale a su amigo que deje de apuntar! –
Dan: - ¡Baje el arma usted primero y el también lo hará! –
John: - ¿Cómo se que lo hará? –
Dan: - ¡Tranquilícese! Baje el arma y el también lo hará, no le haremos daños. ¡Somos aliados! –
John: - ¡Ella le volara los sesos si intenta algo! –

El teniente volteo a mirar a Anna, parecía que no la había visto. Abrió sus ojos en señal de asombro y luego me volvió a mirar

Dan: - ¡Ya le dije que somos aliados! ¡Bajen sus armas! –

Baje mi arma lentamente y vi que el soldado que estaba en el helicóptero dejaba de apuntar, El teniente levanto las dos manos y comenzó a acercarse hacia mí, Anna levantó su arma nuevamente y comenzó a apuntarlo por la espalda a medida que caminaba, llegó hasta mi lugar y luego tendió su mano para presentarse.

Dan: - ¡Como ya les dije, Soy el Teniente Dan Jackson, Infantería del ejército Polaco! Nos estamos organizando en misiones de rescates de los sobrevivientes de los ataques. ¿Se encuentran bien? –

Guardé silencio por un segundo y luego tendí mi mano

John: - ¡Me llamo John, y Ella es mi esposa Anna! ¡Estamos bien! –

Anna abrió sus ojos asombrada al escuchar mis palabras y luego dibujó una sonrisa que velozmente borró de su rostro para centrarse nuevamente en lo que hacía.

Dan: - ¡Un placer señor John! ¿Podría decirle a su esposa que deje de apuntar a mi espalda? –

Incliné mi cabeza a un lado y le hice una señal a Anna, ella entendió rápidamente y bajo el arma, pero Raishell aun seguía apuntando desde la venta.

Dan: - ¿Vienen desde Ucrania? –
John: - ¡No, también somos Polacos! –
Dan: - ¡Excelente! ¿Cuánto tiempo llevan aquí?
John: - ¡Algo más de dos años!
Dan: - ¿Dos años? ¿Por qué no fueron a la base militar en la frontera? –
John: - ¡Lo hicimos, pero también fue atacada! ¡Pensé que estaría enterado! ¿No recibieron el Alfa? –
Dan: - ¿Cómo sabe del Alfa? ¿Fue soldado? –
John: - ¡Si, Soy el Sargento Mayor John Krull, Área de enfermería en campo de batalla! –
Dan: - ¿Es doctor? ¡Estamos de suerte! Recibimos el alfa a los pocos días del suceso, pero lugar fue tomado por los terroristas antes de que llegáramos. Hicieron una base custodiada por un gran número de ellos, casi es un pueblo el lugar, La alianza está planeando atacarla para retomar el control pero hay rehenes, la situación es delicada y compleja, no queremos más bajas civiles –

El hombre levanto nuevamente su brazo haciendo unas señas, el helicóptero se movió inmediatamente y comenzó a alejarse del lugar al mismo tiempo que la cuerda se comenzaba a recoger
John: - ¿En cuánto tiempo regresaran por usted? –
Dan: - ¡Tres horas aproximadamente! Irán a la base por un helicóptero más grande para poder sacarlos de aquí –
John: - ¿Qué le hace pensar que iremos con usted, teniente? –
Dan: - ¡Pensé que eso querían! –

El soldado se hizo a un lado y miró hacia la casa, detalló el lugar fugazmente sin pasar por alto nada y luego se dirigió hacia mi nuevamente

Dan: - ¡Aunque veo que tienen un paraíso en este lugar! –
John: - ¡Estamos cómodos! Algunas cosas escasean pero nada que no hayamos arreglado –
Dan: - ¿Hay alguien más, Sargento? –

Miré a Anna y ella me asintió con su cabeza indicándome que hablara

John: - ¡Si, somos 6 en total, Incluyendo un infante y un Capitán! –
Dan: - ¿Hay un capitán con ustedes? ¿Dónde está, que le sucedió, se encuentra bien? –
John: - ¡En perfecto estado, pero salió a buscar provisiones! Regresarán por la mañana –
Dan: - ¿Regresarán? ¿Quiere decir que está acompañado? –
John: - ¡Correcto! –
Dan: - ¡Están llenos de sorpresas! Esto tomará más tiempo de lo que pensé. Son los primero que hayamos establecidos. Él restos fueron recogidos a campo abierto. –
John: - ¡Imaginé que así fue! ¿Por qué no usa su radio y avisa para demorar el regreso del helicóptero? ¡Es una larga historia! –

El teniente asintió con su cabeza, tomó la radio y hablo en códigos. Del otro lado de la radio se escucho una voz gruesa que dijo: - ¡Entendido, cambio y fuera! – Recordé por un instante mis tiempo en el ejército. Levante mi mano invitando a acercarse bajo el cobertizo, el se dio la vuelta y se colocó a mi lado y comenzamos a avanzar juntos hasta llegar a la sombra del techo, echó un vistazo y luego puso su mano rápidamente en su arma cuando se percato que Raishell lo apuntaba desde la ventana.

John: - ¡Tranquilo teniente, no le disparará! Ya puedes bajar tu arma, Raishell. ¡Muchas Gracias! –

Raishell bajo el arma sin quitar la vista del oscuro hombre. Nos sentamos debajo del cobertizo, Anna al lado mío en la silla colgante y tomó mi mano estrechándola fuertemente, el teniente en frente en la otra silla.

Dan: - ¡Soy todo oídos! –

Raishell se quedó dentro de la casa, Scot había salido de la habitación y se sentó al lado de ella en el sofá a ver lo que sucedía afuera, no emitió sonido alguno. Tomé aire profundo y comencé a relatar los sucesos.

A medida que avanzaba en la historia, el Teniente parecía que se sumergía en el relato de una novela, su cara de asombro cambiaba por un desconcierto y de vez en cuando emitía una carcajada para evitar la perplejidad que se le incrustaba en la mente a medida que escuchaba. No interrumpió durante largas horas, escuchaba con atención cada detalle de la historia, Anna tampoco había emitido palabra alguna, apoyo su cabeza sobre mi hombro mientras proseguía con el relato y de vez en cuando volteaba los ojos para mirar a Raishell y a Scot. Después de un par de horas terminé de contarle las vivencias de cada uno de nosotros, el teniente permaneció en silencio intentando asimilar la complejidad de la situación, rascó su mentón a medida que pensaba y luego rompió el silencio.

Dan: - ¡Es complejo, muy complejo, Sargento! Tenemos información de esa rebelión que mencionaste, Pero están tan bien escondidos y dispersos que no hemos podido dar con ellos. Pero si tienen un mapa la situación cambia radicalmente, y como tú mismo lo mencionaste, mientras más aliados seamos más fácil será derrotarlos. Como sabrás la mayoría de las bases del ejercito han sido bombardeadas por sorpresa y no quedamos mucho. Estamos organizado gracias a un coronel que sobrevivió y pudo reagruparnos al otro lado de Polonia, no pasamos de dos mil soldado y nuestras armas son limitadas, a pesar de eso tenemos en nuestros poder unos tanques de guerra y algunos vehículo que estamos intentando reactivar para poder hacer e frente a los terroristas, sumado a eso tenemos el apoyo de la nación. Esta misión de rescate se emprendió gracias a un sobreviviente del ataque a Ucrania que pudo escapar, imagino que antes que ella y el Capitán Richard, el suministro la información y dijo que había sobrevivientes. Eso nos motivo a emprender la búsqueda. –
John: - ¡Como ves, si partimos de aquí será todos juntos! No dejaremos a nadie, lo que significa que esperaremos al capitán Richard y a Cristian, y solo iremos al lugar en donde está la rebelión para poder luchar. No haremos otra cosa –
Dan: - ¡Entiendo su posición Sargento, yo haría lo mismo en su lugar! Contaré al Coronel lo que usted dijo. ¿Hay algún problema si el coronel viene personalmente para hablar con usted? Quizás organicemos un ataque de mayor alcance si logramos reunir a toda la rebelión con el ejército. Sería una victoria aplastante –
Anna: - ¿En cuánto tiempo estaría el coronel aquí? Queremos que estemos todos presentes para que el acuerdo se haga en grupo. ¡Como le explico mi esposo, aquí todos hemos formado una familia y acordamos no dejar a nadie atrás! –
Dan: - ¡Al menos tres días, señorita Anna! Antes sería imposible. Le recuerdo que hemos rescatado a más personas y tenemos que trasladarlas. Nos sería de gran ayuda si el Sargento decide acompañarnos, ya saben que no tenemos doctores y hay gente que necesita atención –

Anna se me miró a los ojos fijamente esperando que respondiera, guarde silencio por un instante para pensar que decisión tomaría.

John: - ¡Lo siento teniente, solo me iré con mi gente! –
Dan: - ¡Es lamentable, pero respeto su decisión sargento! –
John: - ¡Gracias Teniente! –

Hablamos de un par de cosas más incluyendo como se había construido el lugar, lo acompañamos a dar un recorrido pero sin dejar que entrara a la casa. Cayó la tarde más rápido de lo que suponíamos, la conversación hizo pasar las horas sin que nos diéramos cuenta. A lo lejos comenzó a escucharse el sonido inconfundible del helicóptero acercándose, volvimos al mismo lugar en donde había descendido el Teniente y esperamos. El Helicóptero se posicionó sobre el soldado y dejó caer la cuerda justo en donde estaba parado, el tendió su mano nuevamente para despedirse y luego saludo amablemente a Anna de la misma manera, levanto su mano y saludo a Raishell y a Scot que aun continuaban viendo por la ventana

Dan: - ¡Tres días, sargento! Vendremos por ustedes. ¡Por cierto! ¡Excelente Puntería! No dudo que fue un gran soldado –

Dio un par de tirones a la cuerda y el helicóptero comenzó a elevarlo, treinta segundos exactos tardó en subir nuevamente al aparato y luego comenzaron a alejarse del lugar.

Anna: - ¡Dime algo! ¿En serio me harás tu esposa? –
John: - ¡Pensé que me hablarías de todo lo que acaba de suceder! –
Anna: - ¡Respóndeme!
John: - ¡Lo tenía en mente, no de ese modo pero lo pensé un par de veces! –
Anna: - ¿En serio lo pensaste? –
John: - ¡Así es! ¿Hice mal? –
Anna: - ¡No, de hecho acabas de cambiarme la vida! –
John: - ¡Si, la mía también acaba de dar un giro con todo esto! –
Anna: - ¡Los chicos no van a creer lo que acaba de suceder! Qué alegría saber que tenemos apoyo y que vendrán por nosotros. ¡Gracias mi Doctor! –
John: - ¿Gracias? ¿Gracias de qué? –
Anna: - ¡Por ser nuestro héroe! –
John: - ¡Por un momento pensé que los perderías a todos! No podría vivir con esa carga encima –
Anna: - ¡Lo hiciste bien, Mi Doctor! O ¿Prefieres que te diga Sargento?  ¡Jajajajaja! –

Un momento de tención que puso mis nervios a pruebas, volvía a recordar mis días en el ejército, no había lugar para las dudas en momentos como estos, la línea entre la vida y la muerte era sumamente delgada y dependía del movimiento de un dedo. El que tenía puesto en el gatillo.

El cansancio comenzaba hacer estragos en los dos misioneros que venían de regreso luego de haber cumplido su misión, la tarde llegaba a su fin y el ocaso comenzaba a anunciar su llegada. Richard se había quedado dormido hace algunas horas y a pesar de transitar por un camino escabroso que movía bruscamente al vehículo, no se había despertado, Cristian miró entre los pies de su Acompañante y vio que había una pequeña caja de cartón que sobresalía desde la parte de abajo del asiento, se inclinó a la vez que estiraba el brazo para tomarla, la colocó entre sus piernas y quitó la tapa. Estaba repleta de CDs musicales - ¡Vaya descubriendo! – pensó en voz baja el gigante, pero a pesar de que tenía años sin escuchar más que el cantar de las aves que habitan en el bosque, no tuvo ánimos de colocar música, el cansancio lo estaba dominado. Echó la mirada por la ventana y vio que el ocaso ya casi terminaba y la oscuridad de la noche comenzaba a cubrir el camino, el combustible del vehículo ya casi se había agotado por completo lo que significaba que tendrían que hacer una parada para recargar, lo que daría la oportunidad de comer algo, - ¡No vendría mal un bocadito! – se dijo así mismo, de seguro levantaría los ánimos de los misioneros. Richard hizo un movimiento con sus brazos simulando que luchaba contra algo, Cristian lo miró y asumió rápidamente que se trababa de un sueño. Comenzó a moverlo para despertarlo.

Richard: - ¿Qué? ¿Qué pasa? –
Cristian: - ¡Despierta, bella durmiente! Necesitamos recargar combustible –

El soldado se incorporo nuevamente en el asiento, pasó sus manos por su rostro para reacomodar la piel y luego miró por la ventana

Richard: - ¡El tiempo se va volando, Ya nos falta poco! –
Cristian: - Sí, antes de que salga el sol deberíamos estar en casa. ¿Recuerdas el camino? –
Richard: - ¡Por supuesto! –
Cristian: - ¡Excelente! Conducirás por un par de horas. Yo necesito descansar también. Nos detendremos un poco más adelante ¿Dónde guardaste la manguera que conseguimos en la tienda? –
Richard: - ¡Están justo al pie del tanque con combustible! –
Cristian: -  la necesitaremos para hacer extraer el combustible sin tener que bajar ese tanque. Me detendré aquí, asegura el lugar por tu lado, yo lo haré por este lado y si vez algo extraño nos iremos inmediatamente, ¡No tengo ganas de jugar a los exploradores esta vez! Estoy muy cansado –
Richard: - ¡Entendido, jefe! –

Cristian salió del camino sin alejarse mucho y detuvo el auto, echaron un vistazo rápido aprovechando las luces encendidas, examinaron el lugar y descendieron del auto con las armas en la mano. Cada uno inspeccionó detenidamente el lugar desde ambos lados del vehículo, pero no vieron nada fuera de lo normal.

Cristian: - Me encargaré del combustible, prepara algo para comer y luego partiremos. ¡Tú conducirás! –
Richard: - ¡Si, Señor! –

Exclamó Richard a la vez que se paraba firme con su mano apuntado en la sien (El saludo en el ejército) Subió a la parte de atrás del auto y comenzó a buscar la comida, Cristian introdujo un extremo de la manguera dentro del tanque de cien litros de combustible y luego comenzó a succionar por el otro extremo manteniendo la punta de la manguera más debajo de la altura en la que se encontraba el tanque para que el líquido bajara por gravedad. Bastaron dos succiones y comenzó a salir gasolina por la manguera, la introdujo rápidamente dentro del tanque del auto y espero ahí parado sin quitar la vista de los alrededores, esperando que se llenara el tanque del auto. Richard estaba abriendo unas latas de frijoles enlatados que habían conseguido en la tienda, tomó su cuchillo de carnicero y con ayuda de una roca para martillar pudo abrir ambas latas. Le dio una a Cristian y se quedó con la otra.

Anna y Raishell se habían sentado en la mesa del comedor y estaban comentando acerca del encuentro con el Teniente Dan, La Oscura presencia del soldado había ocasionado conmoción en todos,  se les veía alegría en los rostros por la noticia que nos habían dado y esperaban con ansias que llegaran los misioneros para contarles lo sucedido. No cabía la menor duda que salir de ahí era lo que todos queríamos, aunque antes hubiese pasado por mi mente la idea de permanecer en lugar sabía que primero debíamos ganar el derecho a vivir.  - ¡Hay que acabar con esos bastardos! – Pensé en mi mente a la vez iba haciendo planes para recoger las cosas que necesitaríamos. Anna notó que estaba un poco tenso y movió su cabeza haciendo señas para preguntarme si todo estaba bien, levante mi pulgar sonriendo un poco, tomé mi arma luego salí de la casa para echar un vistazo al rejón de las gallinas, si el zorro había regresado no lo dejaría escapar nuevamente, Cargué mi arma y fui hasta el lugar.

Todo estaba oscuro. A duras penas la lámpara alumbraba el camino que me llevaba hasta el rejón, me detuve unos minutos a esperar que mi vista se adaptara a la oscuridad y luego avancé cautelosamente hasta llegar a las gallinas. Todo estaba en calma, no se veían rastros del intruso por ningún lado y la reparación estaba intacta, toque la reja justo en ese punto agitándola un poco para verificar que no se había soltado. Todo estaba en Orden, coloqué mi arma sobre mi espalda y regresé al interior de la casa, Anna y Raishell había preparado la gallina que el zorro asesino más temprano y con unos vegetales vaporizados, todo se veía delicioso.

Anna: - ¿Qué hacías allá afuera, cariño? –
John: - ¡Estaba verificando el rejón de las gallinas! no podemos permitir que el zorro vuelva a hacer de las suyas.
Anna: - Tendrás que olvidarte de eso, si nos vamos todo quedará a la deriva. Para cuando regresemos solo encontraremos las plumas de tus amigas –
John: - Tienes razón, pero mientras pueda evitarlo no dejaré de protegerlas. Hasta ahora nos han salvado la vida.
Anna: - ¡Como quieras! Ve a lavarte las manos para que cenemos juntos. –
Raishell: - ¡Esto se ve estupendo! Espero que no olvides la receta, Anna –
Anna: - No lo haré, solo espero que a John también le guste –
Raishell: -  ¡Le gustará! Ya lo verás –

Cada quien tomó su puesto en la mesa, Raishell hizo una oración para bendecir los alimentos y comenzamos a comer. De pronto alguien golpeo la puerta principal, todos nos levantamos exaltados de la mesa, tomamos nuestras armas y nos escondimos, tomé mi rifle que había dejado encima el mesón de la cocina y luego me lancé al suelo. Miré a las chicas y a Scot y le hice señas para que guardaran silencio y permanecieran agachados. Comencé a arrastrarme hasta la ventana para poder ver de qué se trataba pero otra vez volvieron a tocar la puerta pero esta vez aun más fuerte y seguido del golpe una voz moribunda  - ¡John, John! ¡Soy Dan! ¡Ayúdame! –  mis ojos estuvieron a punto de brincar de sus cuencas, no podía creer lo que estaba escuchando, Se suponía que se había ido que debería estar en la base. Me levanté rápidamente asomándome por la ventana para ver qué había sucedido, el teniente estaba parado en frente de la puerta sosteniéndose con una mano que apoyaba a la pared de la vivienda, estaba bañado en sangre de pie a cabeza y sin apoyar unas de sus piernas al piso. Las chicas se pusieron en pie y se acercaron para ver que sucedía, mientras que yo abría la puerta rápidamente. Apenas terminé de abrir la puerta El teniente se desplomo sobre mí, a duras penas pude sostenerlo, lo cargue metiendo mis brazos bajo sus axilas y lo coloqué suavemente en el piso, su cara estaba muy cortada al igual que sus brazos, faltaba uno de sus parpados lo que dejaban expuesto el ojo aun cuando se había desmayado y los había cerrado, afloje el casco y lo retire y revisé rápidamente su cabeza para ver si tenía más heridas, afortunadamente no había más que unos cuantos chichones no muy grandes, Anna y Raishell al verlo comenzaron a buscar las medicinas para los primeros auxilios. Examiné la pierna que no apoyaba en el piso y note que estaba rota por debajo de la rodilla, no había exposición del hueso pero si estaba quebrado. Salí hasta la parte de atrás y tomé dos tablas que habían quedado de la reparación del rejón, coloque una en ambos lados de la piernas rota y luego las sujete con una cuerda para inmovilizarla, cuando apreté la cuerda el dolor que sintió el teniente lo hizo volver en sí y comenzó a gritar asustado.

Dan: - ¡Nooooooo! ¡Me duele, por favor detente! –
John: - ¡Tranquilo! ¡Tranquilo! ¡Anna! ¡Ven pronto! Necesito que lo sujetes… ¡Tú también Scot, acércate! –

Llegaron corriendo hasta el lugar y comenzaron a sujetarlo por los brazos y el pecho para que no se moviera.

John: - ¡Sujétenlo con fuerza, Va a doler! ¿Me escucha teniente? –
Dan: - ¡Lo escucho, lo escucho! ¡Dispáreme, no soporto! –
John: - ¡Quédese tranquilo y resista soldado! –

Tome la pierna por debajo de la fractura y la hale para colocar el hueso nuevamente en posición, el teniente sintió el dolor y se retorció bruscamente gritando de dolor, no soportó y se volvió a desmayar lo que me dio oportunidad de reacomodar las tablas y apretar nuevamente la cuerda para inmovilizar la pierna con el hueso roto puesto en su lugar. Le hice unas señas a Anna para que lo soltara y luego le di la vuelta para revisar la espalda pero no se podía ver nada debido al uniforme. Tomé mi navaja y corté  toda la tela que llevaba encima, se pudo ver un pedazo de astilla de metal incrustado en su espalda justo donde comienza en cuello, no era muy grande, del tamaño de un lápiz. Lo retiré y enseguida salió disparado un chorro de sangre.

John: - ¡Anna, No te asustes! coloca tu dedo en el hueco y has presión para detener la sangre, vuelvo enseguida –

Salí corriendo a buscar el kit de sutura, Raishell ya había conseguido agua y alcohol y se disponía a limpiar el cuerpo del teniente. Comencé a limpiar la herida y noté que Anna estaba muy asustada, ella levanto su mirada con lágrimas y comenzó a temblar un poco

Anna: - ¿Va a morir? –
John: - ¡No, solo está en Shock! –

Terminé de limpiar la herida para hacer los tres puntos de sutura que necesitaba lo que no me llevó mucho tiempo, Anna se levantó para retirarse pero casi se desmaya mientras se incorporaba sobre sus piernas, me vi obligado a sostenerla para que no cayera, Raishell la sujeto por la espalda y la llevó hasta el sofá y luego se dispuso a seguir limpiando al soldado, lo despojamos de toda la ropa, dejando expuesto el maltrecho cuerpo del teniente mientras yo comenzaba a despertarlo, con los golpes que tenía en la cabeza no era conveniente dejarlo mucho tiempo inconsciente.

Abrió los ojos y comenzó quejarse enseguida, la pierna rota y las laceraciones que tenía en todo el cuerpo lo hacían delirar a causa del dolor, sus ojos brotaban lágrimas y sudaba desmedidamente a pesar del frío clima que estaba haciendo.
John: - ¡Vamos teniente, despierte! ¡No puede rendirse ahora, háblame! ¿Sabe dónde está? –
Dan: - ¡Si, estoy en el bosque! –
John: - ¿Cuál bosque? ¿Cómo me llamo? –
Dan: - ¡En el bosque, su casa! ¿Es necesario que le diga quién es usted Sargento? ¡Me duele mucho! ¡No lo soporto! –
John: - ¡Tranquilo, ya haremos algo por el dolor! ¿Qué sucedió? –
Dan: - ¡El helicóptero! Nos atacaron. Solo escuchamos el impacto y comenzamos a precipitarnos –
John: - ¿Fueron atacados? ¿Dónde? –
Dan: - ¡La cabina comenzó a llenarse de humo, el capitán intento maniobrar pero no pudo, a pocos metros de impactar con el suelo salí despedido por la puerta!  –
John: - ¿Está seguro que fueron atacados? ¿Hace cuanto tiempo sucedió? –
Dan: - ¡Un par de horas! regresamos con personas que encontramos antes de llegar a la frontera con Letonia, pero nos precipitamos a pocos kilómetros de aquí, en la pradera que esta antes del bosque –
Raishell: - ¡Tenemos morfina, John! Solo hay 10 ampollas pero lo aliviaran –
John: - ¡Excelente! Consigue una ampolla, colocaremos la mitad y la otra mitad en un par de horas. Necesitará más limpieza –
Raishell: - ¡En seguida!
John: - ¿Quién mas sobrevivió? ¿Dónde están los demás?

El soldado guardo silencio y tragó saliva forzadamente, Anna miraba despavorida desde el sofá lo que el soldado decía, imaginé que estaría pensando lo mismo que yo al respecto - ¡Ya no es seguro estar aquí! - 

John: - ¿Emitieron la alerta? –
Dan: - ¡Si, yo la hice! ¡Me duele mucho! El helicóptero tenía rastreo satelital, ya deben estar preparando el rescate. ¡Debemos volver a ese lugar! –
John: - ¡Sin Cristian ni Richard no nos moveremos de aquí! –
Dan: - ¡Deben llevarme! –
John: - ¡Dudo que en tu estado puedas moverte! Esperaremos que regresen los chicos y ya veremos que se hará, mientras tanto debes descansar –
Raishell: - Aquí está la morfina, lista para inyectar –

Tomé la inyectadora y se apliqué en el brazo al soldado, me incorporé para atender a Anna que aun hacía el intento de asimilar la situación. Raishell se sentó al lado de ella y la abrazó para consolarla. Los recuerdos de lo que había vivido hace cortos días atrás habían comenzado a generar terror en la mente de Anna que no paraba de llorar en silencio.

Raishell: - ¡Todo estará bien, cariño! ¡Todo estará bien! –
John: - ¡No permitiré que nada te pase! Nos mantendremos unidos hasta el final ¿Lo recuerdas? ¡Así será! –
Anna: - ¡Tengo mucho miedo! ¡No soportaría pasar por lo mismo otra vez! –
John: - ¡No sucederá! Puedes estar segura de eso.-

Me acerqué hasta el Teniente para llevarlo a una de las camas, el efecto de la morfina lo había relajado un poco. Iba a necesitar una cirugía de lo contrario perdería la pierna, miré sus ojos y noté que aun tenía un poco de piel correspondiente al parpado que faltaba, tome un par de pinzas y con suma cautela desenrolle la piel colocándola en su lugar para que el parpado tomara forma - ¡No te muevas teniente, tampoco abras los ojos! – levante la piel un poco y pude hacer un par de puntadas para volverla a fijar en su lugar de manera que el parpado volviera tomar forma, luego desinfecte todo y coloque una venda alrededor de su ojo para que no lo abriera y no lo moviera. Solo espero que los misioneros ya estén cerca, tenemos que salir de aquí antes de que nos encuentren.

Richard venía acelerando a todo lo que le permitía el escabroso camino mientras escuchaba los espantosos ronquidos del gigante, - ¡No sé quién rayos podría soportar semejante sonido! – la media noche ya había pasado y la madrugada comenzaba a tornarse un poco más fría, Aumentó la temperatura de la calefacción y luego le dio un empujón a Cristian para que dejara de roncar, pero el gigante solo se acomodo en el asiento y siguió su sinfonía…

Richard: - ¡Vaya viaje me dará este! –

Richard conducía de forma que el auto pasara por huecos y baches del camino justo del lado en que iba durmiendo Cristian para que pegara su enorme cabeza contra el vidrio de la ventanilla dónde la tenía poyada, pero a pesar de la jugada de Richard el gigante solo suspendía el sonido por escasos segundos y luego volvía a roncar con bestia rugiente.  Irremediable situación.

Las horas se esfumaban del reloj igual de rápido que todo el día, el camino que seguía Richard llegaba a su fin y comenzaba a avistarse el desvió que tomó Cristian para entrar a la pradera que los lleva a la puerta del bosque. Recortó la velocidad para tomar con cautela la curva y evitar tirar por la borda las cosas que iban detrás, luego que dio la vuelta notó que sobre el parabrisas comenzaron a caer cenizas, encendió el limpiador del vidrio para impedir que se acumularan pero caían en gran cantidad, parecía que hubiese quemado la pradera y el viento arrastrara las sobras del carbón por todo el lugar, cambio las luces de bajas a alta, en el horizonte se elevaba una enorme cortina de humo.

Richard: - ¡Despierta, Despierta! ¡Tienes que ver esto! –
Cristian: - ¡Si se trata de otro…! ¿Qué demonios es eso? –
Richard: - ¡No lo sé, parece un incendio a las orillas del bosque! –
Cristian: - ¡Acelera, debemos llegar rápido a casa! –
Richard: - ¡Espero que todos estén bien! –
Cristian: - ¡Si esos bastardos encontraron el refugio la guerra comienza esta misma noche, soldado! ¡Prepárate! –

Richard piso a fondo el acelerador del vehículo, intentaba esquivar los huecos más grandes pero la velocidad hacia que fuese más fácil decirlo que hacerlo, luchaba para mantener el auto dentro del camino, Cristian estaba recargando las armas y preparando todo para enfrentar lo que sea que hubiese invadido el refugio, su mente comenzaba a llenarse de dudas y temor por lo que hubiese podido pasar, miraba por la ventana sujetando su rifle fuertemente y de vez en cuando volteaba para mirar a Richard que se mantenía concentrado en el camino, la tensión en los rostros de los misioneros reflejaban agresividad.

Cuatro y media de la mañana, las luces del Chevy iluminaron la entrada al bosque, pudieron notar que el humo que veían desde lo lejos no estaba tan cerda de la entrada del bosque, Cristian pudo calcular que el lugar estaba un poco más lejos del avión que se había estrellado anteriormente, Descendió del auto rápidamente y quitó el tronco y la roca que ocultaban la entrada y volvió a subir al auto.

Cristian: - ¡Andando, Soldado! Con cuidado –

Richard entró en el bosque conduciendo con cautela sin descender mucho la velocidad, desde que avistaron el humo el soldado no había pronunciado una sola palabra, en su mente también había temor y la  idea de encontrar otro cuadro igual al que vio en el pueblo había nublado su mente, Bordeo el hoyo del bosque y aceleró un poco más para terminar de llegar al refugio.

Richard detuvo el auto justo en frente de la cueva, apagó el motor y ambos comenzaron el ascenso hacía la casa a toda velocidad, lar enormes piernas de Cristian lo hicieron tomar ventaja dejando atrás al Richard que subía con más cautela supervisando el lugar en busca de intrusos, Cristian se detuvo repentinamente y comenzó a ver el suelo y al poco tiempo Richard lo alcanzó, y se detuvo justo detrás del gigante.

Richard: - ¿Qué sucede? ¿Qué hay? –
Cristian: - ¡Es sangre! Va en dirección a la casa. ¡Andando! –

Aceleraron más el paso hasta que llegaron arriba, se detuvieron justo al final del camino y comenzaron a revisar el lugar, pero todo estaba en orden con excepción de la mancha de sangre que llegaba hasta la entrada de la casa y se acumulaba formando un pequeño charco justo delante de la puerta. Cristian se escondió detrás del árbol donde había desollado al oso y silbó fuertemente, un par de segundo y vio la silueta de Raishell que se asomaba por la ventana apuntando con un rifle, sintió un enorme alivio al ver que estaba bien, relajo su cuerpo y bajo el arma, le hizo una seña al soldado para que terminara de arribar y luego salió a la vista. Raishell abrió sus ojos y dibujó una enorme sonrisa en su rostro, la puerta se abrió y detrás la figura de John, Raishell salió corriendo al encuentro de su gigante y de un brinco se colgó alrededor de su cuello abrazándolo y besándolo

Raishell: - ¡Gracias a Dios que llegaste! ¿Estás bien?–
Cristian: - ¡Si, estoy bien! ¿Qué demonios está pasando aquí? –
John: - ¡Llegó la hora, vaquero! –
Richard: - ¿Qué rayos es ese humo en la pradera? –
John: - ¡Ya lo verás! –
Cristian: - ¡Pensé que algo malo les había sucedido! Cuando avistamos el humo aceleramos a fondo, mi cabeza iba a estallar de la preocupación –
Raishell: - ¡Todo está bien, cariño! Entremos para que descanses un poco y nos preparemos –

John había colocado la cama que había hecho en el pasillo para que el Teniente Dan descansara, Cristian entró a la casa y de inmediato se percató del visitante, volteó a mirar John y a Raishell y luego intento decir algo pero cerró la boca y solo se dedicó a imaginarse los sucedido.

John: - ¡Es del ejército Polaco, vaquero! Nos encontraron ayer en la mañana, estaban en una misión para rescatar sobrevivientes de los ataques y dieron con la casa, venían en un helicóptero. Quisieron llevarnos con ellos pero le dijimos que esperaríamos por ustedes. Esta noche cuando regresaban fueron atacados y el helicóptero se estrelló, solo el sobrevivió y se las arregló para llegar aquí. –
Cristian: - ¿Cómo rayos se supone que vendrán por nosotros si los derribaron? –
Raishell: - ¡El helicóptero estaba rastreado, pronto vendrá un pelotón a rescatarlo, nos iremos con ellos! –
Richard: - ¡Y me imagino que utilizaremos la radio de ellos para descifras los códigos del mapa! ¿Cierto? –
John: - ¡Acertaste!
Cristian: - ¡O sea, arriesgamos el pellejo en vano! –
John: - ¿Cómo rayos íbamos a saberlo? Solo se aparecieron –
Cristian: - ¡Si, supongo que tienes razón! ¿Vivirá? –
John: - Tiene una pierna destrozada, por fortuna cayó del helicóptero antes de que se estrellara, eso le salvó la vida –

Cristian se rascó la cabeza y luego miró a Anna que estaba sentada en el sofá con sus piernas recogidas y con la vista fija en el suelo, le hizo una seña a John para preguntarle que le sucedía

John: - ¡Está un poco asustada con todo esto! –
Raishell: - ¡Yo también lo estoy! Todo está pasando más rápido de lo que esperábamos –
Cristian: - ¡Estaremos bien, este era el momento que todos habíamos estado esperando! El fin de esos bastardos está cerca –
Anna: - ¿Cómo sé que no los voy a perder? ¿Tienen idea de lo que están diciendo? –

Anna se levantó llorando y se encerró en su habitación, Raishell salió detrás de ella.

Cristian se sacudió su cabeza de un lado a otro y se acercó hasta el soldado en el pasillo, lo miró fijamente hasta que el soldado sintió la presencia del gigante y abrió su ojo bueno.

Dan: - ¿Tú debes ser Cristian? –
Cristian: - ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? –

EL teniente Dan hizo un esfuerzo para reincorporarse en la cama y presentarse.

Dan: - ¡Soy el teniente Dan Jackson, infantería! –
Cristian: - ¡Un verdadero placer conocerlo, teniente Dan! –

Cristian tendió su mano y estrechó la del teniente, notó que a pesar de lo estropeado que estaba, aun le quedaba fuerza suficiente para estrechar su mano con fuerza, Las condiciones físicas del hombre definitivamente le habían salvado la vida.

Cristian: - ¿En cuánto tiempo cree que vendrá el rescate? –
Dan: - ¡No deben estar lejos, emití la alerta justo al momento en que nos impactaron! –
Cristian: - ¿Estás seguro de que eran terroristas? –
Dan: - ¡Totalmente, amigo! Por suerte no han descubierto este lugar aun, por eso debemos irnos todos antes de que lo hagan. –
Cristian: - Tienes razón, ¿Imagino que te hablaron del mapa? –
Dan: - ¡Si, también sobre su viaje al pueblo del capitán Richard para buscar provisiones! –
Cristian: - ¡Excelente! ¿Entonces sabe los códigos? –
Dan: - ¡Aun no he visto el mapa, pero de seguro sabré de que se trata! Se suponía que vendría por ustedes en tres días con el coronel al mando de la misión para que él se encargara personalmente de la situación, pero debido a esto tendremos que irnos todos apenas llegue el helicóptero. Iremos a la base en donde estamos ocultos y luego planificaremos ir hasta el lugar en donde está la rebelión. –
Cristian: - ¡Eso suena interesante! Según John la base de donde él salió también fue devastada –
Dan: - ¡Eso es correcto! Como ya le dije, estamos ocultos. –
Cristian: - ¡Esperemos entonces! Descanse, lo necesitará –

El teniente Dan asintió con su cabeza y volvió a acomodarse en la cama, Cristian se retiró del pasillo, me miró y me hizo señas para que saliéramos de la casa.

Cristian: - ¿Dónde está Scot? –
John: - ¡Debe estar en tu habitación descansado, hizo un arduo trabajo con las camas! –
Cristian: - ¿Estás seguro de lo que dice este sujeto? –
John: - ¡Todo indica que es cierto lo que dice! De lo contrario sabe que lo acabaremos –
Cristian: - ¿Por qué Anna está tan alterada? –
John: - Cuando el teniente regreso estaba en muy mal estado, cómo pudiste notar. Solo está un poco impactada por lo que vio, eso la hizo recordar lo que le paso en el pueblo. –
Cristian: - ¡Estaba pensando dejar a las mujeres en esa base oculta de mencionó el teniente, a Scot también! –
John: - ¡También pensé lo mismo! Pero debemos hablarlo con ellas, además, recuerda que Raishell es la llave de entrada a lugar de la rebelión. Tendrás que convencerla para que nos de acceso. –
Cristian: - ¡Tienes razón! No será fácil, pero creo que es lo más conveniente para todos. –
John: - ¡Lo sé, esperemos que entiendan! –

Ambos tomamos asiento en las sillas bajo el cobertizo y esperamos el amanecer, Scot salió de la casa y cuando vio a Cristian lo abrazó fuertemente

Scot: - ¡Tío, volviste! –

 Cristian me miró y yo le levante los hombros dándole a entender que tuve que hacerlo de esa manera.

Cristian: - ¡Si, y pronto nos iremos de este lugar! Voy a necesitar de toda tu ayuda –
Scot: - ¡Si, ya sé que tengo que cuidar de las Chicas! –
Cristian: - ¡Vaya! Veo que comienzas a entender las cosas. Pero esta vez no será tan fácil como crees.
John: - ¡Estarás en una misión especial! –
Scot: - ¿Cuál misión? –
Cristian: - ¡Iremos a una base militar, deberás encargarte de proteger a las chicas de cualquiera que se les acerque, nadie puede tocarlas, llevaras un lápiz y una hoja en tu bolsillo y escribirás todo lo que los soldados y demás personas que estén en el lugar digan y cuando nosotros regresemos nos harás saber! Serás nuestro espía –
Scot: - ¿Tendré un arma? –
John: - ¡No, Anna y Raishell la tendrán! Solo encárgate de cuidarlas bien y anotar todo lo que escuches –
Cristian: - Recuerda que nadie puede acercárseles, y si alguien lo hace, escribe su nombre en la hoja, cuando regresemos nos haremos cargo –
Scot: - ¡Está bien! ¿Cuánto tiempo estarán lejos? –
John: - ¡Eso no lo sabemos, pero mientras no estemos, tú serás el hombre de la casa! -
Cristian: - ¡Deberás hacer todo lo que las chicas te pidan! ¿Entendido? –
Scot: - ¡Entendido!

El sol comenzó a salir en el horizonte, Scot, Cristian y yo observábamos como comenzaba a calentar el clima a medida que iba ascendiendo, la niebla espesa comenzaba a disiparse. Richard salió y se paró junto a nosotros para contemplar el amanecer, aquel espectáculo en las montañas era hermoso y relajante, sobre todo después de lo sucedido.

Richard: - ¿Qué haremos con todo lo que trajimos del Pueblo? –
Cristian: - ¡Imagino que debemos subirlos antes de que nos vayamos! –
John: - ¿Son muchas cosas? –
Richard: - ¡Sí, hasta un auto nuevo! –
John: - ¿Un auto Nuevo? ¿Y qué pasó con el amor por el camión? –
Cristian: - ¡Es solo una ayuda, la familia ha crecido y me pareció buena idea tener dos! –
Richard: - ¡Es un Chevy Del Camino! ¡Está como nuevo! Nos hizo el camino de regreso bastante cómodo –
John: - ¿Y donde rayos dejaron la motocicleta? –
Cristian: - ¡También la trajimos! Después de todo el trabajo que le hicimos no tenía intenciones de dejarla –
John: - ¡Mejor bajemos los tres para comenzar a subir las cosas antes de que venga el rescate! –
Richard: - ¡Justamente iba a decir eso! ¡Andando jefe! –

Entré rápidamente a la casa para avisarle a las chicas que bajaríamos por las cosas y luego emprendimos el descenso, Scot se quedó con ellas para comenzar a preparar las cosas para el viaje, además de cuidar al Teniente Dan . Descendimos a toda prisa por el sendero hasta que llegamos al bosque, quedé sorprendido al ver el auto nuevo, ciertamente Cristian se lució al escogerlo y no se equivocó, estaba un poco cubierto de polvo por el viaje pero a simple vista se notaba que estaba en excelentes condiciones, eché un ojo a la parte posterior para examinar las cosas que habían traído del pueblo, al parecer habían conseguido todo y algunas cosas adicionales pero lo que  me alegró la existencia fueron los colchones que habían conseguido, y seguramente a Scot le encantaría. Bajamos la pesada motocicleta y luego los tanque de combustibles y los introdujimos en la cueva donde estaba el camión, cargamos todas las cosas que pudimos y comenzamos a subir nuevamente a la casa.

John: - ¡A las chicas les encantará todo esto! –
Cristian: - ¡Eso espero! Trajimos todo lo de la lista y algunas cosas adicionales que nos facilitaran la vida más adelante –
John: - ¿Entonces tienes pensado volver después que acabe todo esto? –
Cristian: - ¡Así es, no dejaré este lugar por nada del mundo! Me siento a gusto acá y espero que Raishell acepte –
Richard: - ¡Me alegra que se sientan a gusto, pero después que termine todo esto tengo pensado volver al ejército! Quizás me dedique a dar clases de supervivencia en situaciones de peligro –
John: - ¿En serio piensas volver? ¿No estás un poco viejo para eso, soldado? –
Richard: - ¡No lo creo! Lo estuve pensando y es lo único que me queda, no tengo intenciones de volver al pueblo, los recuerdos me atormentarían y sería más un castigo que otra cosa –
Cristian: - ¡Tienes razón! Si tu corazón está en el ejército te apoyo. Además no estaría mal enseñarles a los soldados lo que es una verdadera tragedia. Y tú, vaquero ¿Qué piensas hacer en lo que acabe todo esto? –
John: - ¡No lo sé aun! Tengo que discutirlo con Anna –
Cristian: - ¿Con Anna? ¡Entonces has progresado con ella! ¡Qué noticia tan buena! Si no te molesta y Anna acepta, podemos construir otra casa en el bosque. ¡Hay suficiente espacio para ustedes! –
John: - ¿Lo dices en serio? Siendo sincero, ¡Ya lo había pensado! Pero luego me supuse que eso invadiría tu privacidad y desistí de la idea, pero ya que lo mencionas ¡Acepto! –
Cristian: - ¡Jajajajaja pensé que hablarías con Anna sobre eso! –
John: - ¡Si, ya buscaré un modo de convencerla! Aunque creo que aceptará –
Richard: - Me alegro mucho por ustedes, a pesar de que nos conocemos desde hace poco tiempo, les he acogido en mi corazón. ¡Nunca los olvidaré! Además espero visitarlos de vez en cuando. –
Cristian: - ¡Eres bienvenido, Soldado! Cuando gustes y recuerda que aunque te marches, siempre serás parte de esta familia –
John: - ¡Gracias a ti conocí a Anna! Tampoco olvidaré eso. –

Una vez en la casa colocamos todas las cosas en la mesa y Richard, que llevaba los dos colchones, los colocó en la habitación de Cristian. Justo en ese momento se comenzó a sentir en el aire el inconfundible sonido del helicóptero de rescate, Cristian salió rápidamente al frente de la casa y comenzó a hacer señas para indicar su posición. El Helicóptero se detuvo justo en el mismo lugar en donde lo había hecho el primero cuando llegó el teniente Dan, descendió un poco y luego comenzó a bajar una cuerda y seguidamente tres hombres. Cristian tomó el arma que llevaba en su espalda y la preparó para estar listo ante cualquier eventualidad, salí y me paré con mi rifle justo en la entrada de la casa y Richard se había parado al comienzo del sendero para cubrir a Cristian, el primer hombre en tocar el suelo era un sujeto de edad avanzada, parecía contemporáneo con Richard, cincuenta años aproximadamente, su condición física lo hacían parecer un muñeco de acción a escala,  cayó justo en frente de Cristian que ya lo estaba apuntando con su rifle al igual que Richard y yo, él soldado levantó sus manos y en ese momento llegaron al suelo dos soldados más, jóvenes en iguales condiciones físicas que el primero, uno de ellos era muy alto, casi del tamaño de Cristian lo que lo hacía aparentar intimidante, tenían sus armas en las manos que rápidamente se dirigieron hacía Richard y hacia mí.

Cristian: - ¡Vaya! Llegó la caballería ¡Dígale a sus soldaditos que bajen las armas! –
Amadeusz: - ¡Soy el Coronel Amadeusz! Y creo que tendrá que bajar su arma primero, señor –

Cristian me miró rápidamente y le hice una seña para que le obedeciera al Coronel, pero él quiso hacerse el rudo por un rato y siguió el juego

Cristian: - ¡Está invadiendo mi propiedad, le Exijo que bajen sus armas o abriremos fuego! –

El coronel continuaba parado en frente de Cristian sin moverse, echó una mirada a sus acompañantes y luego asintió con su cabeza, inmediatamente bajaron las armas. Cristian también bajo su arma y se relajó un poco más, Richard y yo también las bajamos.

Cristian: - ¡Mucho mejor así, Me llamo Cristian, el es el Sargento mayor John y este es el capitán Richard! ¿Por qué están aquí? –
Amadeusz: - ¿Son soldados? Debí suponerlo. Somos de los aliados, Ejército polaco, Recibimos una señal de emergencia de uno de nuestros soldados ayer en la noche, aparentemente su helicóptero fue derribado, ¿Saben algo? –
John: - ¡Está a salvo! ¡Lo estábamos esperando coronel! –
Amadeusz: - ¿Ustedes son los sobrevivientes establecidos aquí? ¿Dónde está el menor? El teniente Dan pasó la información de su situación ayer en la mañana y habíamos planeado el rescate de ustedes en tres días –
John: - ¡Somos nosotros! El teniente Dan está muy mal herido, necesita una cirugía de inmediato en su pierna, de lo contrario la perderá –
Cristian: - ¿Está informado de todo? –
Amadeusz: - ¡Resumidamente si! Esperábamos más detalles, pero primero los sacaremos a todos de aquí, ya hablaremos en la base. ¿Dónde está el teniente? –
John: ¡Está adentro, descansando! Aunque supongo que ya se enteró de su llegada –
Amadeusz: - ¡Es lo más seguro! ¿Puedo verlo? –
Cristian: - ¡Sí, el sargento John lo llevará hasta él, pero sus amigos tendrán que esperar aquí, tenemos mujeres y no quiero asustarlas! –

El coronel volteo hacía sus soldados, les hizo una seña y en seguida tomaron posición de guardia, tendí mi mano para indicarle el camino al coronel. Entramos a la casa y pude notar que el Coronel estaba asombrado por lo que veía, Anna, Raishell y Scot estaban sentados en el sofá, el Coronel los miro y levantó su mano para saludarles.

Amadeusz: - ¡Soy el Coronel Amadeusz, encantado de conocerles señoritas! –

Ellas saludaron educadamente manteniendo la seriedad en sus rostros, era evidente que su pesadilla había comenzado. El coronel miró al pasillo y se acercó hasta el Teniente Dan, que apenas escuchó la voz de su coronel levantó su mano.

Amadeusz: - ¡Santo Dios, teniente! ¿Qué rayos te pasó? ¿Se encuentra bien? –
Dan: - ¡Si señor, si! –
Amadeusz: - ¡Al diablo el protocolo, teniente! ¡Tengo que sacarte de aquí cuanto antes! –
Dan: - ¡Gracias señor, caí del helicóptero justo antes de estrellarse, pude llegar hasta aquí para pedir ayuda! ¡El Sargento John me salvó la vida! ¡Es enfermero! –
Amadeusz: - ¿Usted es enfermero? ¡Qué suerte tenemos! ¡Estamos en deuda con usted, sargento! –
John: - ¡No hay nada que agradecer! Solo hice lo que debía hacer –

El coronel asintió con su cabeza, tomó la radió un pidió que bajaran la camilla del helicóptero, luego nos vio a todos manteniendo el silencio por unos segundos y luego señaló a Richard

Amadeusz: - ¿Escuche que usted es capitán? –
Richard: - ¡Así es, coronel! –
Amadeusz: - ¡Entonces conoce el procedimiento para la evacuación! ¿Cierto? –
Richard: - ¡Así es! –
Amadeusz: - ¡Entonces andando!

Richard nos miró a todos sonriendo, nos hizo señas para que nos acercáramos, en ese momento entraron los otros dos soldados con la camilla y comenzaron a cargar al teniente Dan para llevarlo al helicóptero.

Richard: - ¡Muy bien muchachos, tomen solo lo necesario y sáquenlo al cobertizo, luego que suban al teniente uno de los soldados revisará el equipaje que lleven para cerciorarse de que no sea una trampa, es solo el procedimiento, subirán primero las mujeres y Scot, nosotros nos quedaremos para que hablemos sobre las armas y la otras cosas que tenemos que llevar! ¿Me entendieron? –
Cristian: - ¿Estás seguro de lo que están haciendo? –
John: - ¡El helicóptero es enorme, creo que entrara todo sin problema! Aunque los explosivos me tienen un poco preocupado –
Richard: - ¡A mí también, pero de seguro hay alguien experto en esos explosivos con ellos! Ya veremos que sucede, solo hagan como les dije, todo estará bien –
John: - ¡No recuerdo muy bien los procedimientos para la evacuación! ¡En el campo cuando el mayor anunciaba la retirada solo subíamos a un vehículo y nos íbamos! –
Richard: - ¡Si, pero eso es en el campo de batalla! Acá es diferente, estamos organizados –
Cristian: - ¡No perdamos más tiempo! ¡Andando! –
Anna: - ¡No me iré a ningún lado si no estamos todos a bordo de ese aparato! –
John: - ¡Así será, cariño! No tengas miedo –
Anna: - ¿Qué no tenga miedo? ¿A qué rayos estás jugando, John? ¡Estoy aterrada!
Raishell: - ¡Yo también, tampoco me iré sin ustedes!
Cristian: - ¡No se preocupen, el coronel también se quedará abajo con nosotros, ellos no irán a ningún lado sin su jefe! –
John: - ¡Cristian tiene razón! ¡Todo estará bien! Además Scot las cuidará ¿Cierto campeón? ¿Recuerdas lo que hablamos afuera? –
Scot: - ¡Si señor! Estoy listo. –
Richard: - ¡Excelente, entonces andando!

Los soldados salieron de la casa cargando en la camilla al teniente Dan, las chicas y Scot fueron por sus cosas y Cristian y Richard se quedaron hablando con el coronel sobre las armas, lo llevaron hasta la despensa y luego le mostraron los explosivos, la cara de asombro del coronel no se podía disimular, miraba todo el armamento y los explosivos a la vez que hablaba por radio dando las especificaciones de lo que veía para que enviaran al experto para poder cargarlas en el helicóptero. Los soldados regresaron y le indicaron a las Chiscas y a Scot que era su turno de abordar, tomaron sus pertenencias y salieron de la casa, en ese momento entró un tercer soldado con un traje especial para manejar explosivos, echó un vistazo al montón y luego dijo por radio unos códigos, el Coronel lo miró y él asintió con su cabeza

Amadeusz: - ¡Están vivos de milagros! –
Cristian: - ¿A qué rayos se refiere? –
Amadeusz: - ¡Varios de estos explosivos se activan fácilmente con una carga estática! Deben ser manejados bajo un entorno controlado –
John: - ¡Santo Dios! ¿Cómo los transportaremos? –
Amadeusz: - ¡Por fortuna tenemos una caja para ese tipo de explosivos! –
Cristian: - ¿Entonces no tendremos problemas para llevarlos? –
Amadeusz: - ¡Todo estará bien! –
Richard: - ¿Qué le parecen las armas? –
Amadeusz: - ¡Usted reconoció los códigos al igual que yo, capitán! No hace falta tocar el tema, en el campamento veremos que sucedió en realidad –

Cristian y yo miramos al Richard desconcertados, recordé sus palabras cuando llegó a la casa y vio las armas, pero no imagine que la procedencia tendría tanta importancia tomando en cuenta que prácticamente estamos en guerra. Los dos soldados llegaron nuevamente con una enorme caja metálica muy parecida a la que cayó del avión en donde viajaba Raishell, Cristian también reconoció la caja y me dio un empujón con su codo para que la mirara, asentí con mi cabeza mientras mirábamos como cargaban con suma cautela todo los explosivos dentro. Richard se dispuso a ayudarlos pero el Coronel levantó su mano indicándole que se tuviera

Amadeusz: - ¡Ellos conocen su trabajo, capitán! –
Richard: - ¡Entiendo! –

Richard se incorporó nuevamente y se acercó hasta donde estaba Cristian, dijo algunas cosas en voz baja y luego Cristian se acercó hasta mí y me dijo en voz baja: - ¡No pierdas de vista la caja! – Asentí con mi cabeza y esperé pacientemente a que los hombres terminaran de cargar todo, luego que cargaron la caja para sacarla de la casa, los seguí y me cercioré de que la subieran al helicóptero, miré a Cristian y a Richard levantando mis pulgares para indicarles que todo estaba bien, ellos asintieron y salieron de la casa junto con el coronel, Cristian aseguro todas las puertas y las ventanas para evitar que algo entrara mientras nos ausentábamos, miró con nostalgia todo los alrededores y luego se paró a nuestro lado a esperar la cuerda para subir al helicóptero.

Richard subió primero, luego subió Cristian y luego yo, me siguió el coronel y de últimos los dos soldados que habían descendido en un principio, cuando llegué al helicóptero note que era mucho más grande de lo que se veía, había espacio suficiente como para cargar a  cincuenta hombres, Raishell y Anna estaban sentada juntas con sus orejeras ya puestas, Cristian se había sentado al lado de Raishell y Anna estaba esperándome, Scot estaba en la parte de adelante hablando con uno de los pilotos, preguntaba por todo lo que veía y curioseaba por los alrededores del aparato. Apenas subieron los dos soldados el helicóptero se puso en marcha, Todos veíamos con tristeza como nos alejábamos de lugar pero la cara de nostalgia de Cristian daban ganas de llorar.

El sonido del motor del helicóptero era ensordecedor, se podía ver al coronel hablando con el piloto pero no podíamos escuchar nada, Scot seguía en la cabina atormentando al piloto preguntando por todo lo que veía, eché un vistazo a los muchachos y todos estaba en silencio, Anna llevaba su cabeza recostada de mi hombro y Raishell descansaba sobre las piernas de Cristian, de pronto el Coronel se dirigió hasta donde estábamos

Amadeusz: - ¡Llegaremos en una hora, aproximadamente! En unos veinte minutos sentirán algo de turbulencia, pero es debido al cambio de clima, nada de qué preocuparse. Si necesitan algo hablen con los soldados, ellos les atenderán ¿Todos están bien? –

Cristian levantó los pulgares para indicar que todo estaba bien, el coronel asintió con su cabeza y regresó a su asiento en la parte delantera del Helicóptero, las puertas que venían abiertas se cerraron reduciendo el ruido que se escuchaba, el teniente Dan estaba amarrado a su camilla en medio del helicóptero  y hablaba con los tres soldados mientras que ellos lo revisaban y le daban medicinas adecuadas para el dolor y para evitar las infecciones, sentí que había hecho un buen trabajo, pero la satisfacción de haberle salvado era incomparable. Uno de los soldados que estaba revisando al teniente me miró y asintió con su cabeza en señal de aprobación con lo que había hecho por el teniente.

Anna: - ¡Me siento orgullosa de ti, cariño! –
John: - ¿Por qué lo dices? –
Anna: - ¡Haz salvado la vida de todos los que estamos aquí! –
John: - ¡No pude salvar la de Roco! –
Anna: - ¿Roco? ¿Quién es Roco? –
John: - ¡Larga historia, cuando todo termine te contaré de Roco! –
Anna: - ¿Era tu amigo? –
John: - ¡Si, en cierta forma fuimos amigos! –

Ella me miró y volvió a colocar su cabeza sobre mi hombro, pasaron unos minutos y tal como lo dijo el coronel una turbulencia comenzó a azotar al helicóptero, mire hacía la cabina y noté que el coronel estaba mirando hacia donde estábamos nosotros, luego la voz de uno de los solados se escucho

Soldado: - ¡No se preocupen, pronto pasará! –

Richard lo miró y le hizo una seña para indicarle que habíamos escuchado, evidentemente él estaba acostumbrado a este tipo de situaciones y parecía estar de lo más tranquilo y relajado. Anna se aferró fuertemente a mi brazo, estaba asustada, pero al poco tiempo todo entró en calma nuevamente. Cristian levantó su voz y se dirigió a los soldados que estaban hablando con el teniente Dan

Cristian: - ¿Cómo se llaman ustedes, soldados? ¿De donde son? –
Miroc: - ¡Me llamo Miroc, el es Alej y el es Bialy, todos somos cabos y Polacos! ¿Escuche que usted se llama Cristian? –
Cristian: - ¡Así es, y esta es mi chica Raishell! El es el Sargento John y este es el Capitán Richard, ella es Anna y aquel pequeño travieso es Scot –

Los tres soldados me saludaron militarmente y a Richard en señal de respeto y reconocimiento

Miroc: - ¡Yo también soy enfermero, bueno, casi enfermero, aun no obtengo el titulo pero me falta poco! ¡Excelente trabajo, sargento! De primer nivel, yo no hubiese podido suturar el parpado sin el equipo adecuado. ¡Asombroso! –
John: - ¡Gracias! Hice lo que pude. ¿Te gusta la medicina? –
Miroc: - Realmente no, comencé hace un par de años ayudando a las víctimas de los ataques, por necesidad tuve que instruirme. ¡Ya le tomé cariño! –
Richard: - ¿Y qué me dices de tus compañeros? –
Alej: - ¡Yo soy experto en armamentos y estrategias de ataque a distancia! Estaré a cargo de los planes de ataque a los bastardos una vez que lleguemos a la base –
Richard: - ¿Y usted, cabo? ¿Qué me dice? –
Bialy: - ¡Soy experto en explosivos! Activo y desactivo cualquier cosa que explote –
John: - ¡Interesante profesión! ¡Remendé algunos compañeros que no pudieron desactivar bombas a tiempo! ¡Situaciones muy tristes! –
Bialy: - ¡Si, sargento! Es una profesión bastante arriesgada, pero al igual que la medicina, ¡se salvan vidas! –
John: - ¡Entiendo lo que dice, cabo! ¡Le deseo suerte!
Bialy: - ¡Gracias, Sargento! Espero hacer un buen trabajo con los planos que estoy diseñando para el ataque –
Richard: - ¡Eso esperamos todos! –
Cristian: - ¿Cuánto tiempo falta para llegar? –
Miroc: - ¡estamos a media hora de la base! –
Cristian: - ¿Cómo es que no había información de esa base? –
Miroc: - ¡La idea era evitar ser encontrados mientras recobrábamos fuerzas y nos organizábamos! Como puede ver nos llevó bastante tiempo reunir las tropas que sobrevivieron, pero lo logramos y estamos más que listos para dar fin a esos bastardos –
John: - ¿Cuántos soldados hay en la base? –
Miroc: - ¡En esta base, alrededor de tres mil! Pero hay un contingente que debe estar llegando mañana a primera hora, son mil soldados más –
John: - ¿Hay otra base oculta? –
Miroc: - ¡Así parece! Esa información la maneja solo el coronel, solo tenemos conocimiento del arribo, solo eso –
Cristian: - ¡Creo que el coronel tiene algunas que explicar! ¿No lo crees, Richard? –
Richard: - ¡Si, espero que lleguemos pronto a la base para que aclaremos los puntos y las situaciones! –
John: - ¿Cómo se siente, teniente Dan? –
Dan: - ¡Más aliviando, sargento! Las medicinas que me colocaron hace momentos comienzan a hacer efecto. –
John: - ¡Buenas noticias entonces! ¿Cuentan con un quirófano? –
Miroc: - Afortunadamente, ya noté que necesitará una cirugía para reconstruir esa pierna –
John: - Correcto, ¿Están bien equipados? –
Miroc: - ¡Si sargento! Uno de los mejores quirófanos militares –
Cristian: - ¡Tranquilo, enfermero! ¡Quedará como nuevo! –
Anna: - ¡Espero que se recupere pronto, teniente! –
Dan: - ¡Gracias; yo también lo espero! Solo lamento no poder acompañarlos en el frente cuando llegue el momento del ataque –
Richard: - ¡No te preocupes, arrancaré unas cuantas cabezas de esos bastardos en tu nombre! –
Dan: - ¡Estaré agradecido de eso, Capitán! –

El helicóptero comenzó a dar vueltas para rodear un par de montañas, justo detrás estaba la base que se podía divisar a distancia, era grande, casi tan grande como una ciudad, no me explicaba como algo tan grande no había sido víctima de un ataque pero evidentemente eso nos favorecía en este momento. Los soldados se incorporaron y tomaron sus armas y se pusieron en posición

Bialy: - ¡Estamos llegando, señores! Diez minutos aproximadamente –

Todos asentimos con las cabezas mientras mirábamos por una de las ventanillas la enorme ciudad que habían logrado ocultar durante todo este tiempo, había un edificio con una cruz roja pintada que evidentemente era el hospital militar, una estación para recargar combustible, áreas de entrenamiento, piscina y hasta un mini centro comercial. Había tanque de guerra, aviones de combates, tanquetas blindadas y un edificio para las armas y municiones identificado con su respectivo logo. La cara de Alegría de las Chicas al ver el mini centro comercial resplandecía por todo el helicóptero

Anna: - ¿Hay más mujeres allá abajo? –
Alej: - ¡Si, no muchas, pero si hay! –
Raishell: - ¡Que alivio! ¿Tienen ropa y zapatos? –
Alej: - ¡Si, me encargare de eso apenas aterricemos! –
Anna: - ¡Preferiría que una de las mujeres lo hiciera! –
Alej: - ¡A eso me refería, señorita! –

El helicóptero dio una vuelta y se dirigió directamente al aeropuerto que estaba un poco más allá de la ciudad militar, se estabilizó en el aire y luego comenzó a descender lentamente, un grupo de soldados se acercaron y esperaban con otra camilla para cargar al teniente Dan y un montacargas para las armas y los explosivos que estaban en la caja, había otros dos soldados que llevaban traje anti bombas y un carro de golf pero adaptado a las necesidades militares para transportarnos hasta la ciudad. Todo parecía un sueño, el helicóptero tocó tierra y enseguida las puertas se abrieron, abordaron los soldados que esperaban el aterrizaje y sin titubeo comenzaron a hacer su trabajo, nos trataron con amabilidad, tomaron nuestras cosas y las subieron al mismo carro en donde subimos para ir hasta el edificio. El coronel tomó otro carro que llegó exclusivamente para transportarlo a él y nos siguió de cerca dando órdenes al conductor.

Llegamos a un edificio de tres plantas, automáticamente un portón se abrió dejando al descubierto un hangar, entramos con los carros hasta una puerta que estaba al final, un par de soldados nos estaban esperando, tomaron el equipaje nuevamente y nos abrieron la puerta invitándonos a entrar, Una sonrisa enorme se dibujó en nuestras caras al sentir lo que salió por la puerta. Aire Acondicionado.  Tomé de la mano a Anna baje del vehículo, Richard tomó de la mano a Scot y Cristian y Raishell iban adelante juntos hablando en secreto y el Coronel iba hablando con el soldado que nos estaba guiando, de pronto el soldado se hizo se hizo a un lado y otro que llegó lo reemplazó,  pasamos por un pasillo corto de paredes blancas, impecables, el suelo era de porcelana de la mejor calidad también de color blanco, bastante extraño para ser una base militar, por mi parte esperaba los típicos colores verde y grises, al final del pasillo estaba la puerta de un elevador, el guía presionó el botón y en pocos segundo se abrieron las puertas, era enorme, supuse que estaba diseñado para soportar peso en cantidades. El soldado marcó el número dos en el tablero y comenzamos a subir, al llegar se abrieron las puertas nuevamente, había otro pasillo pero las paredes eran de vidrio grueso, comenzamos a caminar a la vez que mirábamos lo que había detrás del vidrio, del lado izquierdo había gente vestida con batas blancas, guantes y mascaras trabajando en lo que parecía ser un laboratorio, del lado derecho un par de sujetos vestidos con uniforme militar hacían pruebas a unas prótesis para brazos y para piernas, las golpeaban repetidas veces con una especie de mazo de goma y luego las probaban.

Cristian: - ¿Qué rayos es todo esto? –
Amadeusz: - ¡Este el área de experimentos! Hacemos nuestras propias medicinas, prótesis y demás insumos médicos para nuestros soldados y últimamente para las personas que sobrevivieron a los ataques, muchos de ellos han requerido amputaciones en los miembros inferiores y superiores, también prótesis dentales, ojos de vidrio, Etc. Las atrocidades de los terroristas no tienen límite. ¡Estamos listo para todas las eventualidades! más adelantes tenemos un taller donde comenzamos a experimentar con un nuevo tipo de traje con camuflaje para los soldados que enviamos a las expediciones de rescate, ¡síganme, les mostraré! –

Seguimos avanzando por el corredor sin poder quitar de mi rostro la cara de asombro por todo lo que veía, del lado derecho había otra habitación con un grupo de hombres que estaban trabajando en unas armas, el coronel señaló sonriendo para que viéramos a la vez que nos deteníamos frente al vidrio que separaba el salón del pasillo

Amadeusz: - ¡También conseguimos la forma de mejorar nuestras armas, la mayoría de ellas de procedencia rusa! Ampliamos los cañones para poder utilizar balas de fabricación propia, más anchas y de mayor alcance que las convencionales, también mejoramos la precisión. ¡Tienen que ver el impacto en los blancos donde realizamos las pruebas, se sorprenderán del nivel de destrucción que ocasionan! –
John: - ¿Cómo se supone que hicieron todo esto y solo un par de años? –
Amadeusz: - ¡No lo hicimos nosotros, ya estaba hecho! El gobierno de Polonia mantenía estas bases en secreto. Aquí se desarrolla desde hace muchos años todos los insumos militares que el país requiere, la parte medica es nueva, cuando comenzaron los ataques un Capitán que tenía conocimiento de este lugar nos trajo, lamentablemente sufrió un paro cardiaco poco después que comenzaron los ataques. Entre las personas que rescatamos había científicos, doctores, ingenieros, físicos y mecánicos. Cuando comenzamos a rescatar más sobrevivientes ellos se ofrecieron para trabajar y ayudar a la gente, así comenzó todo esto que ven. ¡Impresionante! ¿Cierto? –
John: - ¡Asombroso! ¿Cómo se llama el Saldado que está a su lado? ¡Aun no se presenta! –
Amadeusz: - ¡Oh, disculpen! Su nombre es Kirck, pero es mudo, perdió sus cuerdas bocales en la adolescencia, pero escucha a la perfección, al igual que usted es sargento, experto en rescates en zonas de alto riesgo –

El soldado levanto su mano para saludar, Cristian no había cerrado la boca desde que llegamos a la zona de laboratorios, el asombro se había apoderado de él al igual que de Raishell y Anna, El Capitán Richard por el contrario se veía muy tranquilo, parecía estar familiarizado con todo lo que veía.

Amadeusz: - ¡Sigamos adelante, ya casi llegamos al taller de ropa que le comenté! –

Llegamos al último cubículo, estaba del lado izquierdo y tal como había jurado el Coronel, había un par de soldados sentados en frente de unas enormes maquinas de coser, además había otros equipos y toda clase de hilos que salían de estantes que estaban empotrados en la pared, en la pared del fondo se podía divisar una repisa que sostenía enormes rollos de tela de todos los colores y tamaños, y en la otra pared había dispuestas toda clase de herramientas para el arduo trabajo de costura, a pesar de nuestra presencia, los soldados no  perdieron la concentración ni por un instante, uno de ellos levanto lo que parecía ser una camisa de licra, con un diseño de camuflaje diferente al que acostumbran los trajes tradicionales. Se veía muy cómodo a simple vista.

Cristian: - ¡Evidentemente ese tipo de ropa no va conmigo! –
Amadeusz: - ¡No se preocupes, también tenemos de su talla! Esa es la parte superior del traje que les venía comentando, la tela está diseñada para aislar el agua y permitir la salida del sudor al mismo tiempo, “Fibras Inteligentes” Cuando hace calor la tela se dilata permitiendo refrescar el cuerpo, pero también es sensible al frio, al detectarlo las fibras se cierran para evitar la pérdida del calor corporal, ultraliviano, además se ajusta muy bien a cualquier chaleco antibalas que lleven por debajo y lo más sorprendente, es indetectable por la visión nocturna y a las cámaras de infrarrojo –
John: - ¿Quién fue el genio? –
Amadeusz: - ¡Lo tienen en frente! –
Anna: - ¿Usted inventó esa tela? –
Amadeusz: - ¡Oh no, me refiero a Kirck! –

Todos nos miramos las caras al mismo tiempo asombrados por el ingenio del sargento.

Amadeusz: - ¡Su padre también fue parte del ejército Polaco en su juventud, era científico! Cuando murió le entregó todos los estudios que había hecho a Kirck, las base de la idea fueron cortesía de un patriota excepcional, pero el merito mayor definitivamente es de Kirck, el dio en el clavo con el tipo de fibra que debía utilizarse para poder hacer realidad los estudios de su padre -
Richard: - ¿Y de qué tipo fibra estamos hablando exactamente, Coronel? –
Amadeusz: - ¡Siento mucho no poder revelarles eso! Recibí órdenes de no hacerlo. Pero vayamos al grano, los traje hasta acá por dos razones. Una, quería que estuvieran al tanto de todo lo que hacemos aquí. Y Dos, quiero que sean parte de esto.
John: - ¿A qué se refiere? -
Amadeusz: - Me gustaría que aporten todos los conocimientos en sus respectivos campos para ayudar a mejorar todo lo que aquí se hace, necesitaremos de todo para esta batalla –
Cristian: - ¡Entiendo lo que quiere, coronel! Pero ¿Cuándo se supone que comenzaremos el ataque? –
Amadeusz: - ¡Pronto, querido amigo! Debemos diseñar el plan para atacar, eso nos llevará tiempo, también debemos hacer contacto con la famosa base de aliados, descubrir los códigos del mapa y preparar todas las armas. En esta batalla no se admiten errores, la prioridad es acabar de una vez por todas con esta situación. Mi propuesta está en pie, les dejaré pensar por el resto del día y mañana a primera hora nos reuniremos en el hangar que está abajo y me dirán que decidieron, sea lo que sea de igual manera serán parte de esta batalla, espero poder contar con ustedes. Detrás de esta puerta está el área de las habitaciones que les tenemos reservadas, ya están listas y acondicionadas, cada una tiene su propio salón de aseo por lo que tendrán intimidad absoluta, el comedor es uno solo y lo compartimos con todos los soldados, incluyéndome, espero estén cómodos. Kirck les guiará por el resto del camino, yo tengo otras cosas que hacer así que me despido por los momentos, mañana daremos un paseo por el resto del lugar para que lo conozcan bien –
Cristian: - ¡Estamos muy agradecidos con todo lo que ha hecho por nosotros! No sé que decidirán mis compañeros, pero puede contar con mi apoyo para lo que sea que necesite –
Amadeusz: - ¡Gracias amigo, lo aprecio mucho!
John: - ¡Conmigo también puede contar!
Richard: - ¡Creo que está demás que también diga lo mismo! –
Amadeusz: - ¡Entonces ya son parte del equipo! ¿Las chicas que dicen? Puede que no vayan a la batalla cuerpo a cuerpo pero de seguro sus conocimiento en lo que sea que sepan hacer, también nos serán útiles –
Anna: - ¡Puede contar con nosotras, yo soy experta en nutrición y mi amiga es una excelente operadora de radio! –
Raishell: - ¡Además se coser muy bien! –
Amadeusz: ¡Entonces Bienvenidas! Espero descansen bien esta noche, ahora los dejo con Kirck ¡Con su permiso! –

El coronel comenzó el regreso por el pasillo pero se devolvió después de dar unos cuantos pasos

Amadeusz: - ¡Olvide decirles a John y a Cristian que sus habitaciones son matrimoniales, las de Cristian y Scot están separadas! ¡Feliz descanso! –

Dio la media vuelta y volvió alejarse por el pasillo hasta llegar al elevador, todos nos miramos las caras nuevamente sonriendo y luego vimos que Kirck había abierto la puerta que comunicaba con el salón de las habitaciones y nos estaba invitando a pasar, la alegría en la cara de Scot al escuchar que tendría su propia habitación nos hacía mantener la sonrisa en los rostros.

John: - ¡Scot, recuerda que tienes una misión! ¡Comienza justo ahora! –
Scot: - ¡Pero aun no me das mi lápiz y mi papel! –
John: - ¡No te preocupes, pronto lo tendrás! –

Avanzamos hacia el salón de las habitaciones, al igual que el resto del edificio era impecable, paredes blancas y pisos de porcelana. Había una especie de lobby al igual que en los hoteles, el Sargento Kirck señalo mi habitación y la de Anna y seguidamente la de Cristian y Raishell, luego le hizo seña a Scot y a Richard que lo siguieran

John: - ¡Disculpe, Sargento! ¿Sería tan amable de darle unas hojas en blanco a este jovencito y un lápiz? ¡Tiene una tarea pendiente! –

El Sargento asintió con su cabeza y se retiró para indicarle a Richard y a Scot sus lugares. Anna y yo nos quedamos parados en la puerta de la habitación por unos segundos, nos mirábamos las caras sin borrar la sonrisa de nuestros labios

Anna: - ¡No lo puedo creer! ¿Estás seguro que quieres compartir la habitación conmigo? –
John: - ¡Pensé que querías compartir más que la habitación! ¡Por supuesto que quiero! Ó ¿Olvidaste que eres mi esposa? ¡Jajajajaja! –
Anna: - ¡Claro que no lo he olvidado! Solo que todo está sucediendo tan rápido ¡Me siento un poco confundida! –
John: - ¡Si prefieres esperamos un poco! –
Anna: - ¡Prefiero que pase ahora lo que tenga que pasar! –
John: - ¿A qué te refieres con eso? –

Ella miró a los alrededores y notó que Cristian y Raishell no habían perdido tiempo y se había metido de una vez dentro de su habitación y que solo estábamos nosotros dos parados en el lugar, a la distancia podía verse la figura del Sargento Kirck que venía de regreso a paso rápido

Anna: - ¡Mejor entremos y lo averiguamos! –
John: - ¡Excelente idea! –

Giré la manilla de la puerta para abrirla y le hice un gesto de cortesía a Anna para que entrara primero a la habitación

John: - ¡Después de usted, señora Krull! –
Anna: - ¡Muy amable, caballero! –

Entramos a la habitación y cerramos la puerta, de frente había un pequeño recibidor con un juego de muebles pequeños y una mesa de centro con flores, - ¡Bastante modesto! - pensé a la vez que Anna tomaba mi mano mirando el lugar y sonriendo, pasamos un corredor pequeño que tenía una puerta, era el baño, había una regadera con calentador, escusado y un lavamanos con un espejo, todo reluciente e impecable, del lado izquierdo del pasillo había una cama matrimonial enorme, hecha de madera refinada, tenía sabanas blancas con el logo del ejército Polaco bordado justo en medio, Anna me soltó la mano y corrió unos pasos para luego lanzarse sobre la cama, el colchón se veía bastante cómodo, ella levanto las sabanas por una esquina y echo un vistazo

Anna: - ¡John, es ortopédico! ¡Qué delicia! ¡Jajajajaja! –

Reía mientras miraba como ella se divertía brincando y revolcándose en la cama, en ambos lados de la cama había mesas de luz con sus respectivas lámparas, tenían reguladores de intensidad para los bombillos de manera que podían graduarse a gusto, El aire acondicionado hacía que el lugar fuera agradable. Había una ventana con cortinas color beige, las corrí para dejar entrar la luz, la mirada nos permitía ver la totalidad de la base militar, era más grande de lo que se veía desde el helicóptero, Anna se acercó por detrás y me abrazó por la cintura y luego hablo a mi oído con un tono de voz suave y sensual.

Anna: - ¿Te gustaría tomar una ducha? –

Tomé sus manos entre las mías sin permitir que ella me soltara y volteé mi cabeza para mirarla a los ojos.

John: - ¡Sería lo mejor que me puede pasar! –

Ella me dio la vuelta y se puso en punta de pie para elevarse un poco y poder darme un beso.

Anna: - ¡Tienes razón, cariño! ¡Apestas! –
John: - ¿Qué rayos estás diciendo? ¡Me aseo todos los días con agua fresca del bosque! –
Anna: - ¡Jajajajaja! ¿Sí? ¿Y con qué jabón haces eso? –
John: - ¡Con uno artesanal que hizo Cristian! ¡Nada que envidiarle a los comerciales que acostumbras a comprar! –
Anna: - ¿Sabías que lo hace con grasa de oso? –
John: - ¡Igual es jabón, y muy bueno! Además, tú también lo usas y yo no me quejo de tu olor –
Anna: - ¡Jajajajaja! ¿Por qué crees que te estoy invitando a una ducha? ¡Andando!

Me tomó por las manos y se las colocó en su cintura, con sus brazos me tomo por el cuello, sus besos eran dulces y cálidos, mordía mis labios suavemente a la vez que me acariciaba con sus manos, retrocedía lentamente arrastrándome hasta el baño a la vez que no paraba de besarme, metió sus suaves manos por debajo de mi franela y lentamente entre besos y caricias me despojo de ella, entramos y con su pierna cerró la puerta, suavemente las despoje de su ropa, besé cada milímetro de su cuerpo, sentía como la sangre recorría mis venas aceleradamente, mi corazón desbocado pedía a gritos eso momento.

Ya la noche había comenzado a caer, Anna y yo descansábamos abrazados en la cama, aun desnudos. Ella reposaba su cabeza sobre mi pecho y yo acariciaba su espalda y contaba cada una de sus pecas, me parecían hermosas. Su sonrisa no se borraba de sus labios, los cuales besaba cada vez podía.

Anna: - ¿Crees que seremos felices juntos? –
John: - ¡Eso espero! Hasta ahora lo soy, a pesar de las circunstancias –
Anna: - ¡Eso me preocupa mucho y me asusta! ¡Ya te he dicho que no quiero perderte! –
John: - ¡No sucederá, te prometo que regresare! –

Ella se dio la vuelta para mirarme directo a los ojos, me beso un par de veces y acarició mis mejillas

Anna: - ¿En serio me lo prometes? –
John: - ¡Así es! –
Anna: - ¡Estaré esperando por ti, John Krull! ¡No me decepciones! –

Asentí con mi cabeza a la vez que pasaba mis dedos entre su cabello rubio, la luz de las lámparas en las mesas generaban destellos que hacían brillar algunos de sus cabellos más claros. No quería que ese momento terminara, comencé a besarla nuevamente y le hice el amor toda la noche.

Cinco de la mañana, una trompeta comenzó a sonar en medio del patio central de la base, Anna dormía sobre mi pecho, la hice a un lado cuidadosamente para poder levantarme y mirar por la ventana. Los soldados tardaron poco menos de cinco minutos en hacer la formación, la figura robusta y musculosa del Coronel se paseaba entre las filas dando órdenes y organizando los hombres para las tareas del día, recordaba mis días en el ejército. Miré a Anna nuevamente por unos segundos mientras dormía y luego fui hasta el baño, me detuve frente al espejo y abrí la pequeña puerta de la caja de medicinas que colgada a un lado, había hojillas para rasurar, jabones, shampoo y no podía faltar el desodorante. Di gracias a Dios por lo que estaba viendo, me rasuré la barba, tomé una ducha rápida y cuando estaba a punto de comenzar a vestirme alguien toco la puerta. Me enrollé en la toalla y salí a ver quién era. 

Cristian: - ¡Buenos Días, Enfermero! ¿Te divertiste anoche? –

Mire que Cristian se había rasurado toda la barba y arreglado el cabello, evidentemente Raishell había sido la autora de aquel cambio

John: - ¿Qué demonios te pasó? –
Cristian: - ¡Lo mismo que a ti! ¿Qué te parece? –
John: - ¡Te ves…! ¡Bien! –
Cristian: - ¿Está seguro? –
John: - ¡Sí, seguro! ¡Es solo que me había acostumbrado a verte desaliñado! Pero definitivamente te ves muy bien –
Cristian: - ¡Gracias! ¿Estás listo? –
John: - ¡Casi, me visto y salgo! ¿Dónde está Raishell? –
Cristian: - Aun está dormida, no la despertaré. –
John: - ¡Si, Anna también duerme! Mejor dejémoslas descansar y vayamos al hangar a reunirnos con Amadeusz –
Cristian: - ¡Apresúrate! Mientras iré por Richard –

Volví a entrar a la habitación, me vestí lo más rápido que pude, le eche un vistazo a Anna y luego salí, Cristian y Richard ya venía caminando de regreso.

Richard: - ¡Buenos Días, Sargento John! ¿Descansó? –
John: - ¡Si Capitán, si! –
Richard: - ¡Andando entonces! Amadeusz debe estar esperando en el hangar –

Llegamos hasta el ascensor y descendimos al hangar, efectivamente el Coronel acaba de llegar al lugar que nos había indicado con dos soldados que lo acompañaban, a sus pies descansaban un par de cajas de tamaño mediano.

Amadeusz: - ¡Buenos días Señores! ¿Qué tal su descanso? –
Cristian: - ¡Excelente coronel! –
Amadeusz: - ¡Es bueno saberlo! En estás caja están sus uniformes, son los únicos hecho con la tecnología que vieron ayer, espero sean de su agrado, si tienen algún inconveniente con el tamaño háganmelo saber. Estos dos soldados serán sus asistentes, ellos le proporcionaran cualquier cosa que necesiten para el trabajo. En pocos minutos arribará uno de mis expertos en comunicación para comenzar con el trabajo de descifrar los códigos ¿Quién tiene el mapa? –
Richard: - ¡Yo lo tengo! Está en mi equipaje, cuando llegue el experto lo buscaré para comenzar con esa tarea –
Amadeusz: - ¡Excelente! Y usted, amigo Cristian ¿En qué se destaca? –
Cristian: - ¡Solo soy un simple carpintero! –
Amadeusz: - ¿Simple Carpintero? No creo que todo lo que hizo en la montaña fuese simple, ¡Es un maestro! Tenemos una carpintería del otro lado del complejo, necesito que se reúna con ellos y comience a darles clase de cómo hacer las cosas. ¿Está dispuesto? –
Cristian: - ¡Por supuesto! ¿Cuántas personas hay en el lugar? –
Amadeusz: - ¡Unas diez personas! –
Cristian: - ¿Cuál es la tarea? –
Amadeusz: - ¡Ya se lo dije! ¡Enséñeles todo lo que sabe! Momentáneamente están trabajando en un diseño para carpas de tamaño grande desarmables, tenía pensado usarlas para llevarla a la batalla y armar los campamentos de esa forma, la vieja costumbre de llevar carpas en ese clima infernal no me gustaba, así que los puse a trabajar en eso. ¡Sorpréndame nuevamente! –
Cristian: - ¡Lo intentaré! –
Amadeusz: - ¡Sargento John! Ya sabe dónde está el laboratorio, en ese lugar le irán donde están los cirujanos y demás doctores, reúnase con ellos, ¡Imagino que ya sabe que tiene que hacer! –
John: - ¡Por supuesto, coronel! –
Amadeusz: - ¿Dónde están las chicas? –
John: - ¡Aun están descansando! Apenas se levanten se lo haré saber para que les asigne las tareas –
Amadeusz: - ¡Excelente! Esta tarde nos reuniremos en este lugar a las cuatro y media con los expertos en ataque, comenzaremos a diseñar el plan, para entonces espero tener los códigos del mapa descifrados, por fin sabremos donde diablos están ocultos esos aliados. El desayuno ya debe estar listo, en el primer piso está el comedor, no vemos ahí en un rato ¡Suerte con todo! –
John: - ¡Me gustaría saber qué pasó con el teniente Dan, Coronel! –
Amadeusz: - Salió excelente de la cirugía en la pierna, tuvimos que colocar un tutor, ahora está en su habitación descansando –
Cristian: - ¿Podemos verlo? –
Amadeusz: - ¡Por supuesto! Sus asistentes los llevaran a verlo esta noche –

Todos dimos las gracias y nos dirigimos al comedor, los soldados iban con nosotros

Cristian: - ¡Ok soldaditos! ¿Cuáles son sus nombres? –

Preguntó el gigante intimidando a los dos asistentes que no eran muy dotados físicamente.

Xavier: - ¡Me llamo Xavier y solo soy asistente! –
Cristian: - ¿No crees que eres muy joven para ser un soldado? –
Xavier: - ¡Si, pero perdí toda mi familia hace algunos años, el coronel me dio la oportunidad de servir en este lugar cuando me rescataron! –
John: - ¡Tenías que abrir tu bocota, vaquero! –
Cristian: - ¿Cómo rayos iba a saberlo? –
John: - ¡Bastaba con preguntar el nombre!
Cristian: - ¡Y tú…! ¿Cómo te llamas? –
Acram: - ¡Me llamo Acram! También soy asistente –
John: - ¿Acram? ¿Eres Sirio? –
Acram: - ¡Si señor, si! –
Cristian: - ¿Como rayos llegaste aquí? –
Acram: - ¡Mi padre trabaja en el departamento de mecánica! Migramos hace muchos años a Polonia, sobrevivimos al ataque –
John: - ¿Sobrevivieron? ¿Cómo? –
Acram: - ¡Mi padre diseño un vehículo blindado unos años antes de ser atacados! Gracias a eso pudimos escapar cuando comenzaron a atacar el pueblo –
Cristian: - ¿Qué edad tienes? –
Acram: - ¡Aun soy menor señor! Cumplo dentro de un par de meses, dieciocho –
John: - ¡Qué bueno! ¿Invitaras al pastel? –
Acram: - ¡Si, seguro lo haré! –

Llegamos hasta un salón enorme, como cuatro campos de futbol aproximadamente. Las mesas estaban dispuestas en hileras largas que ocupaban todo el largo del lugar, en la entrada había una estantería con bandejas, cada uno incluyendo los asistentes, tomaron una y nos dirigimos hasta la barra para que nos sirvieran la comida.

John: - ¡Xavier! ¿Podrías encargarte de guardarles desayuno a nuestras mujeres? –
Xavier: - ¡No se preocupe por eso, Sargento! El desayuno para ellas está asegurado, la señora de servicio se encargará de hacérselos llegar en un rato –
Cristian: - ¿quién dio esa orden? –
Xavier: - ¡El Coronel trata a las mujeres de forma especial! No hay muchas en este lugar, pero las que hay son respetadas y consentidas por todos. –
John: - ¡Es bueno saber eso! –
El desayuno que sirvieron no era muy diferente al que comíamos en el bosque, huevos con tocino y un buen café caliente. Nos sentamos todos juntos en la misma mesa y nos dimos cuentas que la mayoría de los soldados nos estaban mirando, algunos sonreían y saludaban, otros apartaban su mirado cuando nosotros dirigíamos la mirada hacia ellos. Al parecer todo el lugar sabía de nuestra presencia.

John: - ¿Estás seguro de saber los códigos del mapa, Richard? –
Richard: - ¡Claro como el agua del rio! No hay de qué preocuparse, de todas formas en lo que terminemos el día nos reuniremos  a las afuera del salón de las habitaciones para contarnos como nos fue, así nos mantendremos al tanto de las cosas que sucedan ¿Qué opinan? –
Cristian: - ¡Ya estaba pensando en algo asé! Qué bueno que lo mencionaste antes –
John: - ¡Me parece excelente! ¡Mantengamos los ojos bien abiertos a todo lo que pase! –

Terminamos el desayuno y luego cada uno se dirigió al lugar que le correspondía, el coronel Amadeusz se acercó a Richard y le indicó amablemente el lugar en donde comenzarían a trabajar con el mapa, luego Xavier se fue con Cristian hasta el taller de carpintería y Acram se quedó conmigo. Subimos hasta el piso en donde estaba el laboratorio, uno de los científicos se acercó hasta la parte de afuera y me pidió que me pusiera el uniforme que me había dado el coronel y que encima de eso me colocara una bata y guantes. A Acram también le dieron las mismas órdenes, no tardamos en hacerlo y luego pudimos entrar al laboratorio.

Todos los instrumentos dentro del recinto de investigaciones eran de la más alta tecnología, el científico nos estaba guiando por el lugar enseñándonos donde estaban todas las cosas y en los proyectos que estaban trabajando, su cara era muy pálida, parecía que tenía muchos tiempo sin tomar sol y su piel había perdido la capacidad de producir pigmentos, lo seguíamos de cerca prestando atención a las indicaciones que nos estaba dando

John: - ¿Cómo se llama, señor? –
Hamton: - ¡Hamton, Mayor Hamton!
John: - ¡Un placer, doctor Hamton! Mi nombre es… -
Hamton: - ¡John, el sargento John Krull! –
John: - ¿Cómo sabe mi nombre? –
Hamton: - ¡Toda la base lo sabe! Desde que el teniente Dan se comunico para dar las noticas los hemos estados esperando –
John: - ¡He notado eso! ¿Qué nos hace tan especiales? Solo soy un enfermero y mi amigo un Carpintero –
Hamton: - ¡No es su profesión lo que resalta! son las cosas que han logrado, para nosotros el espíritu que los impulsó a sobrevivir en ese bosque, ha conseguir lo necesario y salvar las vidas que usted y su amigo salvaron, son las cosas que los hacen resaltan de entre el resto. Simplemente las personas que encontramos se dieron por vencidas y solo esperaban el rescate o la muerte, la fuerza que llevan en su interior y que los impulsó a luchar es lo que el Coronel Amadeusz admira de ustedes –
John:- ¡Entiendo! Y también entiendo lo que me dices referente a la gente ¡Comienzas a caerme bien, Hamton! –
Hamton: - ¡Gracias, usted igual a mí! Sigamos por este lugar, le mostrare algunas investigaciones que estamos haciendo a nivel biológico en las que necesitaremos su ayuda. –
Acram: - ¿Cuál será mi papel en este lugar, doctor Hamton? –
Hamton: - ¡Serás en conejillo de indias! –

El solado abrió sus ojos en señal de asombro a la vez que le propiciaba un par de palmadas en su espalda para alentarlo. Avanzamos un par de metros más por un corredor, al final comunicaba con una habitación pequeña, había un mesón con un microscopio, algunas maquinas para análisis de sangre y otros equipos más. Todo el lugar relucía de limpio, en el aire se podía respirar el olor del aire puro que emanaban dos enormes purificadores dispuestos en el techo que se encargaban de mantener el lugar lo más desinfectado posible. El doctor Hamton se acerco hasta el microscopio y ajusto el nivel de enfoque de los lentes, luego sacó un par de capsulas de petri del refrigerador y las coloco en la base del aparto.

Hamton: - ¿Alguna vez vio en las películas los experimentos que se hacían con lagartijas y algunos reptiles que tenían capacidad de regenerarse, Doctor John? –
John: - ¡Por supuesto! He visto un par de ellas ¿A qué se debe la pregunta? –
Hamton: - ¡Se debe a esto! –

El doctor me hizo una señal para que echara un ojo al microscopio, me incliné un poco y mire lo que había colocado

Hamton: - ¡Cómo puede ver se trata de una simple muestra de plasma sanguíneo! De mí plasma, para ser más específicos. Sabrá además que si agregamos algún componente químico como acido acético, la cadena de moléculas que conforman el plasma se romperá, lo que simula perfectamente la perdida de coagulación de la sangre que es lo que básicamente ocurre tenemos una herida expuesta y se infecta.
John: - ¡Entiendo perfectamente el proceso! Pero ¿Qué intenta explicarme? –
Hamton: - ¡Ya lo verá! –

El doctor tomó un poco de acido acético con un gotero y dejó caer una gota dentro de la capsula de petri, esperamos unos segundos a que hiciera el efecto y luego volví a ver por el lente del microscopio. Esperaba que el plasma estuviese roto, algo similar a la leche líquida cuando llega a su punto de vencimiento, pero lo que estaba viendo había hecho que todas mis neuronas comenzaran vibrar.

John: - ¿Cómo demonios es posible esto? ¡No puede ser! ¡Esto rompe todas las reglas de la naturaleza! –
Hamton: - ¡Sabía que diría eso! Como verá, el plasma no se rompió, lo que significa que su capacidad para regenerarse está mucho más fuerte y estable que el del plasma común. Además en tiempo record –
John: - ¿Cómo rayos hicieron esto? ¿Usaron ADN de lagartijas? –
Hamton: - ¡No, es 100% humano! Y gracias a dios no tuvimos que modificar ninguna cadena de ADN para lograrlo –
John: - ¡Esto debe ser una broma de mal gusto! ¿Esta bromeando conmigo? –
Hamton: - ¡De ninguna manera, Doctor John! Este avance nos permitirá hacer una vacuna que hará de nuestros hombres casi invencibles en el campo de batalla “Super Soldados” al menos que les arranquen la cabeza. Igual que en las películas –
John: - ¡No tengo palabras ni argumentos! ¿Cómo rayos hicieron eso? –
Hamton: - ¡Es una larga historia, doctor!  ¡Sígame, le mostraré cómo funciona la vacuna! –
John: - ¿La han probado en humanos? –
Hamton: - ¡No, ese será nuestro próximo paso! Aun hay que hacer unos ajustes para que pueda ser usada en humanos y esa es la parte en la que necesitaremos de su ayuda, ¡Y pronto! La batalla está cerca y necesitamos usarla todos nuestros soldados. Salimos de la habitación por el corredor y nos dirigimos a otra que estaba un poco más allá, no era muy grande y en su interior había un montón de jaulas con conejos y ratones, a simple vista se veían normal, el doctor se acercó hasta una de las jaulas que contenía varios conejos en su interior y sacó uno de ellos, el más pequeño, luego metió su mano en uno de los bolsillos de la bata que llevaba puesta y extrajo un bisturí, acarició varias veces al conejos y luego lo tomo por el cuello y comenzó a asfixiarlo
Hamton: - ¡No se asunten, solo tengan un poco de paciencia!  -

Ejerció más presión con sus manos, el animal comenzó a moverse bruscamente debido a las asfixia, el cuadro era perturbador, miré hacía otro lugar para ahorrarme el desagradable momento, Acram continuaba mirando atónito todo lo que estaba haciendo el Doctor. Pasaron un par de minutos hasta que el conejo dejo de moverse por completo, el doctor lo volvió a acariciar y luego tomó una de sus orejas y con el bisturí extrajo un pedazo que luego lanzó a una papelera que estaba cerca, la herida en la oreja del animal sangraba en gran cantidad.

Hamton: - ¡Tranquilos, ahora viene la parte interesante! Acérquense un poco para que vean lo que sucede –

Metió al conejo dentro de una jaula que estaba vacía y cerró la puerta asegurándola con el cerrojo. Acram y yo nos acercamos a un poco menos de un metro de la jaula y comenzamos a ver lo que sucedía. Esperamos unos minutos pero no sucedió nada, volteé para mirar al Doctor, pero este tenía la mirada fija en el animal, me hizo un gesto con su boca para indicarme que siguiera viendo lo que sucedía, mire un reloj de aguja enorme que colgaba de la pared de la habitación y luego clave la mirada nuevamente en el conejo, pasaron un par de minutos más pero el animal no se movía y seguía sangrando por la oreja, cuando estuve a punto de abrir la boca para preguntar algo note que la herida de la oreja del conejo comenzó a cerrarse, el sangrando disminuyó considerablemente, medicamente eso podría atribuirse a la falta de bombeo sanguíneo que proporciona el corazón pero entonces vi que la herida de la oreja comenzó a cerrarse aun más y más rápido, de pronto el animal comenzó a mover una de sus patas delantera y a sacudir la otra oreja,

John: - ¡Esto no puede estar sucediendo! –
Acram: - ¿Pero qué demonios está pasando aquí? –
Hamton: - ¡Cómo pueden ver la herida en su oreja no solo se cerró por completo, sino que además, el daño ocasionado en los pulmones y corazón debido a la asfixia también fueron revertidos! la vacuna no solo puede acelerar los procesos naturales de sanación del cuerpo, sino que también puede regenerar células muertas en tiempo record, lo que evita a su vez que las células del cerebro mueran y ocasionen daño cerebral. Esto ya lo hemos probado en ratones y otros conejos –
John: - ¡Doctor, esto desafía todas las leyes de la naturaleza! ¡No sé qué decir! ¡Estoy abrumado! –
Hamton: - ¡No se adelante, aun no termina! Tome un poco tiempo para seguir viendo los cambios que ocurren en el animal –
Volvía mirar al conejo y noté que sus ojos habían cambiado de color, me acerque un poco para detallarlo mejor pero no pude observar ningún otro cambio, metí un dedo a través de la jaula y comencé a acariciarlo pero de pronto el animal comenzó a experimentar un temblor extraño, miré al doctor que estaba parado detrás de mí con una sonrisa en la cara, se le notaba orgulloso de esta vacuna, o más bien milagro. Volví a mirar el conejo, el temblor se incrementaba y repentinamente comenzó a crecer delante de mis ojos, quedé paralizado, se podía ver que el animal aumentaba de tamaño considerablemente a medida que el temblor se incrementaba, no podía creer lo que sucedía, pasaron unos minutos hasta que el temblor se detuvo por completo, el conejo técnicamente había doblado su tamaño y masa muscular.

John: - ¡Santo Dios, Doctor! ¿Cómo demonios está sucediendo esto? –
Hamton: - ¡Esta es la parte del experimento que nunca nos esperamos! –
John: - ¿A qué rayos se refiere? ¡No me diga que se convertirá en un mutante o una especie de Hulk animal! –
Hamton: ¡Jajajajaja! ¡Vera, Doctor Krull! Aparentemente la vacuna no solo acelera los procesos de sanación y revive células muertas, después de activarse en el cuerpo del sujeto portador, la sustancia pareciera cobrar vida inteligente y mejora todas las estructuras óseas y musculares del individuo que considera defectuosas, por eso tomé el conejo más pequeño. Tengo que confesar que la vacuna se activa solo cuando algún daño físico ocurre y el cuerpo activa el mecanismo natural de sanación o el sistema inmunológico, de lo contrario no ocurrirá nada. Este ejemplar fue vacunado esta mañana, los estudios realizados en otros ejemplares que no tenían el mismo problema de crecimiento que este, solo pudimos observar la sanación rápida de las heridas que le infringimos, en otro caso un conejo ciego recobró la vista después del experimento –
John: - ¿Me está diciendo que esta vacuna hace indestructible cualquier cosa que la reciba? –
Hamton: - ¡Técnicamente si, Doctor Krull! Aunque no deja de ser mortal, un daño mayor como por ejemplo la decapitación o el aplastamiento del cuerpo no tiene solución, al igual que el proceso de envejecimiento. Aunque descubrimos que mejora y alarga muchísimo la vida, a la final terminará envejeciendo y muriendo como todos los seres vivos –
John: - ¿Tiene idea de lo que podría pasar si esto cae en manos equivocadas? –
Hamton: - ¡Estamos conscientes de eso! Por eso la vacuna está aislada en un lugar bajo tierra, en una especie de laboratorio secreto que nadie sabe dónde está, solo el Coronel Amadeusz, aun así necesita autorización especial para poder acceder al lugar. Esta vacuna la diseñamos recientemente y aun no ha sido trasladada al ese laboratorio, estamos trabajando en las mejoras y para cuando terminemos vendrán por ella –
John: - ¿En donde tienen esa vacuna? –
Hamton: - ¡Está delante de sus ojos, Doctor! Inyectada en estos animales –
John: - ¡Sorprendente! Imagino que cuando esté lista la mejora solo extraerán una muestra de sangre de estos animales y luego separarán el plasma para procesar la vacuna que se utilizará –
Hamton: - ¡Eso es totalmente correcto! Mientras tanto solo es sangre de conejo –
John: - ¿Cuántos más saben de esto? –
Hamton: - ¡Solo nosotros y el Coronel! –
Acram: - ¡Eso significa que somos portadores del secreto!
Hamton: - ¡Exacto, si algo sucedes nosotros seremos los responsables! –
John: - ¡Entiendo! Y no sé porque sospechaba eso que acabas de decir –
Hamton: - ¡Al igual que todos, recibo órdenes, Doctor! Vayamos al frente para presentarles a mi compañero, luego nos pondremos a trabajar –
John: ¡Espere un momento! ¿Cómo piensan utilizar esa vacuna en humanos si la base del plasma es animal? –
Hamton: - ¡Jajajajaja! ¡Ahora entiendo porque el coronel lo recomendó tanto! Precisamente esa es la parte en la que usted intervendrá, nos ayudara a transformar la vacuna para que pueda ser usada en humanos, seré el primer candidato para el experimento –
John: - ¿No cree que es un poco arriesgado? –
Hamton: - ¡Para nada, he sido conejo de indias anteriormente! –
John: - ¡Espero que Dios esté de nuestro lado! –
Hamton: - ¡También espero lo mismo! debemos apresurarnos con el proceso de adaptación, el ataque está cerca –

Salimos de la habitación y fuimos hasta la parte del frente, el compañero del doctor tenía unos lentes de aumentos puestos que hacían que sus ojos se vieran enormes a través de los cristales, estaba examinando un vaso milimetrado con una sustancia verde fluorescente que agitaba constantemente, el doctor Hamton se detuvo en frente de él y dirigió su atención al vaso milimetrado que su compañero sostenía en la mano

Hamton: - ¡Creo que está funcionando! ¿Qué porcentaje de nitrato utilizaste, Smirolav? –
Smirolav: - ¡Un poco menos del veinticinco por ciento, doctor! Pero creo que lo logramos, el antídoto está listo. –
Hamton: - ¡Excelente, lo aplicaremos al conejo que vacunamos esta mañana! Quiero que conozcas al Doctor John Krull y su asistente Acram, como sabes trabajaran con nosotros en el proceso de adaptación de la vacuna –
Smirolav: - ¡Es un verdadero placer poder estrechar su mano, Doctor Krull! –

El hombre se quito un guante de lates que lleva puesto en su mano derecha y luego la tendió para presentarse

John: - ¡El placer es todo mío, doctor Smirolav! ¡Excelente trabajo el de la vacuna! Un verdadero logro histórico –
Smirolav: - ¡Es producto del doctor Hamton también! Sin su ayuda nada hubiese sido posible
John: - ¿En que están trabajando? –
Smirolav: - ¡Es el antídoto que anula la vacuna! Tenemos que estar preparados para cualquier eventualidad –
John: - ¡Justamente venía pensando en eso! Veo que lo han planeado todo muy bien –
Hamton: - ¡No podemos correr ningún riesgo! De hecho el antídoto es inhalado, su efecto es tan veloz que los síntomas se revierten sin que el individuo pueda tener la oportunidad de hacer algo o recordar algo –
Acram: - ¿Cómo se supone que harán el individuo inhale esa cosa si algo sale mal? –
John: - ¡Buen punto! –
Smirolav: - ¡Solo lanzamos el polvo al aire y la naturaleza hace el resto! Al respirarlo el efecto comienza inmediatamente –
John: - ¡Sorprendente! –
Acram: - ¡No entendí nada, pero si ustedes dicen que funciona, así debe ser! –
John: - ¡Jajajajaja! ¡Te arrojan el polvo directo a la cara y en lo que los respires quedas sano! ¿Entendiste? –
Acram: - ¡Ahora lo veo mejor! –
Hamton: - En esta mesa están las muestras de la vacuna que diseñamos ya modificada, les daré una muestra de mi sangre en unos momentos para que comience con su trabajo, Doctor Krull –
John: - ¡Entendido, veamos a donde llegamos con todo esto! –

El Doctor Hamton fue hasta la otra habitación para sacarse la sangre y traer la muestra mientras que Acram y yo nos poníamos cómodos en nuestro lugar de trabajo.

El taller de Carpintería era Enorme, Cristian se sentía en el paraíso. Miraba alrededor del lugar detenidamente inspeccionando las maquinas y los diferentes tipos de madera que había, la gran variedad de Colores y espesores también eran incontables

Cristian: - ¿Cómo demonios consiguieron todo esto? –
Xavier: - ¡No lo conseguimos! El gobierno Polaco proporciona todo el material necesario para que el ejército pueda autosustentarse –

Le dijo el joven a la vez que le indicaba el camino a Cristian, avanzaron a lo largo de todo el taller hasta llegar a una mesa dispuesta en el tramo final, alrededor de ella estaban sentados los hombre que trabajaban en el proyecto de las carpas desarmables que el Coronel Amadeusz le había comentado a Cristian. El gigante notó que la mayoría de los hombres eran mayores, miró rápidamente sus caras y cayó en cuenta que él era el más joven de todos.

Xavier: - ¡Muy bien Jovencitos! Este es el famoso Carpintero del bosque, su nombre es Cristian y tal como dijo el Coronel, el estará a cargo del diseño de las carpas, yo seré su asistente. ¡Dejen de verme como extraño y acérquense para que lo conozcan! –
Cristian: - ¡No hace falta que se levanten! Un placer poder ser parte de su equipo, sus nombres los iré preguntando a medida que comencemos a trabajar, si olvido el de alguno de ustedes, me disculpo de ante manos, A duras penas puedo recordar el mío. –

Los hombres soltaron una carcajada y se levantaron uno a uno para estrechar la mano del gigante. Uno de los trabajadores se acercó hasta Xavier y le dio unas palmadas en la espalda y luego fue hasta una maquina a terminar su trabajo.

Cristian: - ¿Quién se supone que es ese? –
Xavier: - ¡Es mi padre! Se llama Robert –
Cristian: - ¡Entiendo! ¿Hiciste algo malo? –
Xavier: - ¡Para nada, solo me saludaba! A veces pasamos días sin vernos, el trabajo en esta base absorbe el tiempo de todos. –
Cristian: - ¡Me imagino que es así! Sobre todo para este tipo de oficio –
Cristian: - ¡Muy bien, Muchachos! ¡Consigan lápiz y papel! Vamos a diseñar la carpa para ponernos manos a la obra, ¡El tiempo es oro! –
Dijo Cristian en voz alta a la vez que  comenzaba a acercarse hasta la mesa haciéndoles señas a los hombres para que también se acerquen.

En el otro extremo de la base, Richard y el Coronel Amadeusz ya estaban examinando el mapa dibujado en la tabla, El capitán explicaba detenidamente que los códigos que se encontraban dispuesto a través de la ruta principal formaban una línea que debía seguirse y que los símbolos significaban que eran puntos de encuentros o de reunión, pero que había un código que no era parte de esa ruta, era un código que significa que a partir del último punto, el siguiente paso sería dado por radio

Amadeusz: - ¡Esta estrategia ya la hemos usado antes, Capitán! Pero le notifico que la persona encargada de la comunicación en el vuelo es la que tiene el último trozo de código, o un número que se le asignó únicamente a esa persona. La llave para que se dé la ubicación –
Richard: - ¡Tengo entendido que la única sobreviviente que iba en el avión es la señorita Raishell! –
Amadeusz: - ¡entonces necesitaremos hacerle alguna preguntas a su amiga! Espero que su amigo Cristian no tenga ningún inconveniente con eso ¿o me equivoco? –
Richard: - ¡No creo que exista inconveniente con Cristian! Pero dudo que Raishell quiera colaborar con eso. Ella está muy asustada y no quiere separarse de Cristian, probablemente este pequeño detalle sea su arma para obligarnos a llevarla con nosotros el día del viaje -
Amadeusz: - ¡No habrá tal viaje, capitán! Entienda que lo que estamos buscando es hacer el llamado por radio a esas personas para que nos encontremos en un punto intermedio y desde ahí organiza en conjunto el ataque. Sabemos que ellos tienen la ubicación exacta de los terroristas y solo necesitamos hacerle saber nuestro plan para que estén alerta –
Richard: - ¡Tengo en claro sus intenciones coronel! Pero le repito, tendré que hablar con Cristian y plantearle la situación para que el pueda convencer a Raishell de darnos el código faltante –
Amadeusz: ¡Entonces ya sabe lo que tiene que hacer! Confiemos en que ella pueda colaborar con nosotros y facilitarnos la situación –
Raishell: - ¿Qué hay de las armas? ¿Qué fue lo que notó? –
Amadeusz: - ¡Usted y yo sabemos que esas armas no son legales, son las armas que se perdieron en el ataque a la base militar que está del otro lado del país! Suponemos que los terroristas las tomaron –
Richard: - ¡Si, estamos en acuerdo con eso! Pero Raishell contó en su historia que esas armas habían sido suministradas por un coronel que estaba en el refugio, según ese Coronel, las armas fueron proporcionadas por un cooperante que resulto ser el que traicionó a la tripulación del avión que se estrelló en el cual ella viajaba, que por milagro sobrevivió al accidente y luego fue encontrada por John y Cristian. ¡Ella no supo de donde las sacaron! Su misión era llevarlas hasta la rebelión en Latvia –
Amadeusz: - ¿Ella dijo que la rebelión estaba en Latvia? –
Richard: - ¡Si, pero ella tampoco sabe exactamente en donde! –
Amadeusz: - Desde el principio sabíamos que Lituania se negaría a participar en esto, tienen sus propios conflictos que resolver y no quisieron involucrarse, los que deja en claro que si hay alguna rebelión con apoyo militar tendría que venir de Latvia o Ucrania. Entonces ya sabemos con quien contamos. ¡Excelente comienzo! Encárguese de hablar esta misma noche con Cristian y plantearle todo esto, ¡Necesitamos esos códigos Cuando antes! –
Richard: - ¡Así lo haré! Apenas reciba la información se la hare llegar –
Amadeusz: - ¡Perfecto, haré que uno de mis hombres le muestre los campos de entrenamiento para que comience a trabajar de inmediato con ellos en las tácticas que usaremos para acabar con esos desgraciados! Me uniré a usted más tarde para que coordinemos el ataque. Por la mañana seguiremos con esto de los códigos y haremos la comunicación por radio –
Richard: - ¡Entendido! –

El Coronel se subió a su carrito y comenzó a alejarse, llamó por radio y envió a unos soldados que recogieron a Richard y lo llevaron hasta los campos de entrenamiento y luego le dio un paseo por todo el lugar para que conociera las tropas. La tarea no era fácil y el tiempo era corto, Richard sabía que era todo un reto planear el ataque en tan poco tiempo, más aun si las tropas no tenían experiencia en batalla cuerpo a cuerpo.

Anna abrió los ojos gracias a los rayos del sol que comenzaron a intensificarse, se filtraban a través de la cortina y daban justo en su cara, levantó su cabeza y miró alrededor de la habitación y se dio cuenta que estaba Sola, levantó la sabana y también noto que estaba desnuda.

Anna: - ¡Pensé que había sido un sueño! –

Volvió a arroparse y colocó una de las almohadas sobre su cabeza para impedir que el sol le molestara, pero justo cuando  había comenzado a recobrar el sueño escucho que tocaban la puerta. Se levanto y envolvió su cuerpo con la toalla y se acercó hasta la puerta
Anna: - ¿Quién es? –
Raishell: - ¡Soy yo, Raishell! ¿A quién esperabas, a Santa Claus? –

Anna abrió la puerta para dejar entrar Raishell, luego volvió a la cama y se acostó nuevamente, Raishell se sentó a un lado sonriendo y comenzó a moverla para impedir que se durmiera nuevamente

Raishell: - ¡Vamos, no te duermas! ¿Qué sucedió? ¡Cuéntame! –
Anna: - ¿Qué crees que pasó? –
Raishell: - ¡Ya sé eso, a mí también me paso! ¡Fue hermoso! –
Anna: - ¡Si, hermoso! Si ya sabes ¿Entonces qué quieres que te cuente? –
Raishell: - ¿No te propuso nada? –
Anna: - ¡Si, pero eso fue antes de que llegáramos acá! Hacer el amor con el solo afianzó la relación –
Raishell: - ¡Pensé que te había dicho otra cosa! –
Anna: - ¿Qué otra cosa? –
Raishell: - ¡Cristian me propuso volver al bosque después de que todo esto termine! Dijo que ya había ideado una forma para generar electricidad y que todo lo que necesitaba para eso lo consiguió en el pueblo, además tiene pensado llevar agua y tener todas las comodidades –
Anna: - ¡Eso es una gran noticia! John y yo hablamos algo parecido hace algunos días, pero desistimos de la idea porque pensamos que Cristian no estaría de acuerdo con la idea. Luego el me comento de hacerlo en otro lugar del bosque pero no concretamos nada –
Raishell: - ¡Esto es un sueño! –
Anna: - ¡No, es la realidad! Solo que se está haciendo según lo hemos planeado. No quiero presionar a John, se que él me propondrá las cosas, pero quiero que lo tomemos con calma, tengo pensado esperar que todo esto acabe -
 Raishell: - ¡Justo de eso quería hablar contigo! ¡Hay algo que debes saber! –
Anna: - ¡No me digas que te infiltraras en el avión el día que estén partiendo! –

Raishell: - ¡Jajajajaja! No lo había pensado de esa manera, pero de seguro esto te interesará muchísimo -