Capítulo V – El Ataque
Anna: - ¡Espero que no sea unas de tus ocurrencias! –
Raishell: - ¡Para nada! ¿Recuerdas los códigos en el mapa? –
Anna: - ¡Por supuestos! Tienes a medio cuartel detrás de ti por
esos endemoniados códigos, aun no termino de entender para que sirven o que
rayos dicen –
Raishell: - ¡Son la ruta que llevan a la ubicación exacta de la
rebelión, en Latvia! –
Anna: - ¡Eso ya lo había escuchado! ¿Cuál es la novedad? –
Raishell: - ¡La novedad es que el último código lo tengo yo! –
Anna: - ¿De qué me hablas? ¿Por qué no has informado de eso a los
muchachos? –
Raishell: - ¡Porque estaba esperando este momento! No quiero
quedarme aquí esperando a que vuelvan ¡Quiero ir con ellos! Y si ellos quieren
el código, tendrán que llevarnos –
Anna: - ¿Te has vuelto loca? ¡Van a la Guerra! ¿Qué sabes de
guerras? –
Raishell: - ¡Si, ellos irán a la guerra, pero nosotras nos podemos
quedar en el punto de reunión en donde está la rebelión! ¿Para qué quedarnos en
este lugar cuando podemos estar del otro lado ayudando con lo que sea? –
Anna: - ¡No creo que eso sea muy conveniente, Raishell! ¡Recuerda
que ya derribaron un helicóptero! ¡Yo no me atrevería a apoyarte con eso! De
solo pensar que tengo que pasar por todas esas cosas nuevamente mi cerebro
entra en shock ¡Creo que es conveniente que esperemos acá! además desde aquí
también podemos ayudar ¿recuerdas la petición del Coronel Amadeusz? –
Raishell: - ¡La recuerdo! ¡Pero pensaba que podríamos hacer más
desde aquel lado que aquí! –
Anna: - Entiendo perfectamente tu posición, amiga. ¡Créeme que lo
hago! Pero tienes que entender mi posición también. Si quieres hacer eso que
dices, por mi está bien, pero no puedo apoyarte en esa aventura. No creo estar
lista para eso y sé que no me lo preguntaste, pero creo que tú tampoco lo estás
¡Admiro tu valor! pero no creo que podamos con esa carga. Sea lo que sea que
decidas y te haga feliz, por mi está bien –
Raishell: - ¿En verdad crees que no estamos listas? –
Anna: - ¡Raishell, ni siquiera se usar un arma! Las veces que John
me dio una a duras penas pude cargarla ¿Qué podemos hacer allá en caso de que
nos ataquen? Aquí nos quedaremos con soldados y el resto de las mujeres que
conoceremos hoy ¡Estaremos a salvo y esperaremos que regresen! Tengo fe en que
lo harán –
Raishell: - ¡Pensé que podríamos ir juntas! Pero creo que en
cierta forma tienes razón ¿Qué debo hacer entonces? –
Anna: - ¡No lo sé amiga! Pero si yo fuera tu entregara el código,
ellos lo necesitaran más que tú ¡Te lo garantizo! –
Raishell: - ¡Creo que tienes razón! Pero hay otra cosa más –
Anna: - ¿Qué otro secreto tienes? –
Raishell: - ¡Mi hermano menor era el piloto del avión en el que
nos estrellamos! –
Anna: - ¡Eso ya lo sabía! –
Raishell: - ¡Sí, pero lo que no sabes es que él tenía el un pedazo
del código que falta! –
Anna: - ¡Eso sí que es una sorpresa! ¿Cristian y John lo saben? –
Raishell: - ¡Aun no! yo tampoco lo sé, solo espero lograr hacer
contacto con mi código y que pueda explicar lo que sucedió para que den acceso
a la ubicación –
Anna: - ¡Entonces creo que tendrás una larga conversación con tu
gigante esta noche! –
Raishell: - ¡Espero que no me arranque la cabeza! –
Anna: - ¡No lo hará! Se nota que te quiere –
Raishell: - ¡Espero que sea así! –
Las horas pasaron rápidamente, estaba más concentrado de lo normal
en la vacuna. Mi mente no terminaba de asimilar como rayos habían llegado a
semejante descubrimiento. Miré el reloj de pared del laboratorio y luego le
hice una seña a Acram para ir a comer, el asintió sonriendo, soltó una
libreta de apuntes que le había dado para que tomara nota de todo lo que le
decía a medida que yo me encargaba de los estudios. Nos despojamos de las batas
y los guantes y salimos del lugar, el doctor Hamton y su compañero Smirolav
también se disponían a marcharse. Esperé en el pasillo a que todos estuviesen
fuera del lugar y se encaminaran hacia al comedor, yo por el contrario fui
hasta mi habitación para ver cómo estaba Anna. Llegué hasta el final del
pasillo y antes de poder girar la manilla que abre la puerta al salón de las
habitaciones escuche la voz inconfundible de Cristian
Cristian: - ¿A dónde crees que vas, vaquero? O ¿Tengo que llamarte
Doctor? –
John: - ¡Al diablo con eso! Iba a ver a Anna ¿Qué tal tu día? –
Cristian: - ¡Creo que se confundieron y me pusieron a trabajar en
un ancianato! –
John: - ¿A qué rayos te refieres? –
Cristian: - ¡Son todos unos abuelos en ese taller! Pensé que me
toparía con jóvenes llenos de energía, pero solo hay un ato de enciclopedias
hablantes –
John: - ¡Me imagino que tendrás más trabajo del que pensaste! –
Cristian: - ¡Imaginas bien! Conocí al padre de Xavier ¡Un buen
hombre! Lleno de experiencia ¡Mucha experiencia! –
John: - ¡Es bueno saberlo! ¿Ya diseñaste la carpa? –
Cristian: - Adelantamos parte del diseño, pero pronto estará listo.
Quiero que todos los del taller se involucren y de sus ideas para que hagamos
una obra maestra y a ti ¿Qué tal te fue? ¿Dónde está el Frankenstein? –
John: - ¡Jajajajaja! ¿De qué rayos me estás hablando? –
Cristian: - ¡Vamos! ¿Qué hay de interesante en ese laboratorio? –
John: - ¡Nada del otro mundo! Solo una vacuna que nos ayudara a
sanar las heridas más cuando estemos en combate. ¡Tú sabes! Una especie de
vitamina que nos darán antes de partir –
Cristian: - ¡Deberían dársela a esos bastardos! Si llego a tener
uno en frente de mi lo acabaré –
John: - ¡No dudo que así será! Tengo las mismas ganas que tu de
hacerlo. Vayamos a ver a las chicas, aquí parados parece que conspiráramos
contra alguien –
Cristian asintió con su cabeza y nos dirigimos hasta nuestras
respetivas habitaciones, abrí la puerta y entre. Raishell estaba acostada en la
cama con Anna, ambas reían de algunas historias que estaban contando
John: - ¡Qué bueno! ¿Convención de mujeres? –
Anna: - ¡Algo así, Doctor! ¿Qué tal el día? –
John: - ¡Interesante, por describirlo de alguna manera! ¿Se
levantaron a esta hora? –
Raishell: - ¡No, ya tenemos rato charlando aquí! ¡Mejor los dejo,
voy a ver a mi gigante! Imagino que ya debe estar en la habitación –
John: - ¡Imaginas bien! –
Raishell se dirigió hasta su habitación y para reunirse con
Cristian, pero cuando iba cruzando el pasillo se topó con Richard, ella lo saludo para darle los buenos
días y preguntarle por Scot ya que no lo había visto desde la noche anterior,
pero El Capitán tenía la mente puesta en otra parte y apenas si levanto la mano
sin emitir palabra alguna, para devolver el saludo, A ella le pareció extraña
la aptitud de Richard pero no le dio mayor importancia al asunto y siguió su
camino hasta su habitación, abrió la puerta y se dirigió hasta la cama donde
estaba acostado el gigante que no había perdido tiempo en recobrar algo de
sueño.
Por otro lado Richard se había encerrado en su habitación para
comenzar a planear el entrenamientos para los soldados, tenía la mente puesta
en lagunas cosas que había recordado fugazmente de sus días en el ejército,
caminaba concentrado en ellas desde que dejó al coronel Amadeusz, todo para no
olvidarlas nuevamente, una vez en su habitación comenzó a anotar todo en una
hoja, luego se dio cuenta que a había saludado a Raishell a medias y comenzó a
sentir algo de vergüenza por la manera en que lo hizo, Después pensó que sería
una buena oportunidad de conversación y así poder sacarle el código que
necesitaba sin tener que hablar con Cristian al respecto, aunque eso
representaría que ella le diría a su amado luego pero quizás el tendría la
suerte de sacar más información de la que Cristian podía obtener. Se quedó sentado
en la cama pensando al respecto, pero desistió rápidamente de la idea, Cristian
podía tomar eso con una señal de desconfianza y lo menos que quería en ese
momento era un altercado con el gigante. Borró la idea de su cabeza y siguió
concentrando en el plan de entrenamiento para los hombre - ¡La Sorpresa! –
Pensó, es el elemento clave. Si logramos llegar tomándolos desprevenidos
podríamos profundizar el ataque de manera tal que de un solo golpe podríamos erradicar
por completo su base y debilitarlos gravemente. Al igual que ellos hacen cuando
atacan los pueblos, sin previo aviso arrasan con todo cuanto encuentran a su
paso.
Por mi parte había aprovechado la oportunidad para descansar un
poco al igual que Cristian lo había hecho, Anna se había acostado a mi lado y
acariciaba mi cabello.
Anna: - ¡Tengo miedo de todo esto, John! –
John: - ¡Yo también! ¡No creas que no sentimos adrenalina por
nuestra sangre al pensar que tendremos que ir a una guerra! –
Anna: - ¡Se perfectamente lo que estás sintiendo! ¿Cómo estuvo el
día en el laboratorio? ¿Qué estudios han hecho? –
John: - ¡No creerás lo que tiene ahí! ¡Es tan secreto que si algo
sucede mi cabeza rodara, ni siquiera tuve que mencionártelo pero confío en ti!
–
Anna: - ¿De qué se trata? –
John: - ¡Estos desquiciados encontraron una vacuna que
prácticamente hace invencible a los soldados! –
Anna: - ¡No entiendo! ¿A qué te refieres? –
John: - ¡A una vacuna! Inyectable, ¡Acelera los procesos
regenerativos del cuerpo! ¡En uno de los estudios hechos en animales vi como un
conejo volvía de la muerte y una herida que tenía sanaba en solo minutos! –
Anna: - ¡Eso es imposible! –
John: - ¡Lo mismo pensaba! Hasta que lo vi con mis propios ojos,
esto es secreto de estado, no puede salir de aquí. Me confiaron esa información
y se supone que no debería estar hablando de esto –
Anna: - ¡Se supone que somos uno, querido! –
John: - ¡Lo sé, pero sabes cómo son las cosas de estos sujetos! No
admiten errores –
Anna: - ¡Entiendo, aunque me resulta difícil creer que algo así se
pueda hacer! –
John: - ¡A mí también, aun no logro asimilar como es que dieron
con eso, Por los momentos solo se ha probado en animales, estoy trabajando en
eso, Adaptando la vacuna para que sea compatible en humanos! Ese fue el trabajo
que me asignaron –
Anna: - ¡Santo Dios! ¿Piensan usar eso para la batalla? –
John: - ¡Si, el coronel quiere que así sea! Si los efectos que vi
en los animales son iguales en los hombres que lleven la vacuna, seremos
indestructibles –
Anna: - ¿No crees que es un poco arriesgado que te prestes para
ese tipo de experimentos? ¿Qué pasara si no queda bien y te inyectan eso? –
John: - ¡Lo estamos haciendo con una Muestra de sangre del Doctor
Hamton! Antes de usarla en humanos debemos estar muy seguros de que es
compatible, de lo contrario no la usaremos. Además el mismo doctor se ofreció
como conejo de indias para probar la vacuna –
Anna: - ¡Es un alivio saber eso! Pero ¿Qué tal si no es lo que
esperan? ¿Morirá? –
John: - ¡No lo creo! De todas formas ya tenemos un antídoto que
elimina los efectos de la vacuna. Todo está planificado cuidadosamente, no hay
posibilidades para los errores –
Anna: - ¡Es bueno saber eso también! Tengo un par de cosas que
contarte, algo que Raishell propuso hace algunos momentos –
John: - ¡No sé porque me da el presentimiento que es mala idea! –
Anna: - ¡Lo era! Pero logre convencerla de no hacerlo –
John: - ¡Soy todo orejas! –
Anna: - ¿Recuerdas que ella es el código que requieren para poder
darles acceso a la ruta para ir hasta los aliados? –
John: - ¡Lo recuerdo! ¿Qué hay con eso? –
Anna: - ¡Ella quería sobornar a Cristian para que le lleve con él,
por lo menos hasta la base de los aliados! Dice que seremos más útiles desde
ahí que quedándonos acá, hable con ella y le hice ver que era una idea loca
salir de este lugar para exponernos a un ataque en esa base. –
John: - ¡Hiciste bien, cariño! Además, el coronel no es un niño. A
mi parecer el intentara hacer contacto con la base para hacer un punto de
reunión en una zona neutra, desde ahí comenzaran el ataque, y por mi
experiencia, de seguro querrán atacar lo más pronto posible para tomarlos desprevenidos.
Así lo hacía mi Coronel cuando estaba en el ejército, supongo que Amadeusz
también seguirá esa tradición y creo que Richard también lo sabe –
Anna: - ¿Crees que de resultado esa estrategia? –
John: - Siempre ha dado resultados, esos bastardos no saben los
que les espera. Cristian me comentó que ya casi tiene listos los diseños para
las tiendas y que si todo está bien, para mañana comienzan la fabricación –
Anna: - ¿Estará directamente en el campo de batalla? –
John: - ¡No lo creo! Supongo que estaré en una tienda móvil
atendiendo a los heridos. Aunque con esta vacuna no creo que haga falta eso,
pero siempre es bueno estar prevenido –
Anna: - ¡Es un alivio saber eso! Me sentía preocupada –
Hasta yo me sentía preocupado, pero el efecto que causa las vacunas
es sorprendentes, prácticamente la victoria está asegurada, solo es cuestión de
comenzar con los ataques. Ahora puedo entender el porqué de la prisa del
coronel para que yo trabajara en el laboratorio. Por otra parte me preocupaba
lo que me acababa de decir Anna sobre las intenciones de Raishell, Espero que
en realidad no de ningún tipo de problemas y nos facilite el código, de todas
formas hablaré con el coronel para este alerta, espero que no genere un
conflicto con Cristian.
La hora del descanso pasó rápidamente, me despedí de Anna y me
dispuse a ir nuevamente al laboratorio para seguir con mi trabajo, en el camino
me topé con Cristian y con Richard que también se dirigían a su lugar de
trabajo, caminamos juntos hasta el elevador mientras bromeábamos un poco con
referente a las labores que nos asignaron y luego nos separamos, nos enteremos
además que Richard estaría a cargo del entrenamiento de las tropas, por mi
mente se pasó nuevamente la imagen del conejo reviviendo después de haber sido
estrangulado, por un momento quise comentarles pero sabía que no podía hacerlo.
Entré al laboratorio y me coloque la bata, los guantes y la mascarilla
nuevamente, Acram, Hamton y Smirolav ya estaban dentro del recinto y habían
comenzado con su labor, Acram esperaba por mi mientras que observaba
atentamente la tarea que hacían los dos científicos, se notaba que le gustaba
lo que veía.
Hamton - ¿Qué tal hora del descanso, doctor Krull? –
John: - ¡Excelente! ¡Me hizo muy despejar la mente de tanto
asombro! –
Acram: - ¡Qué suerte tubo, doctor! Mi cerebro aun está en Shock –
John: - ¡Jajajajaja! No te preocupes, se te pasará. ¡Noto que te
gusta esto de la ciencia! Que dices ¿Te gustaría estudiarla? –
Acram: - ¡Creo que sí! Solo espero regresar con vida del campo de
batalla, a pesar de que esta vacuna es sorprendente, todavía existe la
posibilidad de que nos arranquen la cabeza o seamos víctimas de una granada que
nos vuele en mil pedazos –
John:- ¡Vaya! No conocía tu lado Optimista ¿Qué tal si sales vivo?
¿Lo harías? –
Acram: - ¡Solo si usted se compromete a enseñarme! –
Hamton: - ¡Yo estaría dispuesto a hacerlo! Nuestro querido
Smirolav tiene otros planes para su vida en lo que todo esto acabe y creo que
me quedaré solo ¿Te gustaría ser mi asistente? –
Acram: - ¿Lo dice en serio? –
Hamton: - ¡Claro, es en serio! –
John: - ¡Ahí tiene tu oportunidad de oro! Yo también tengo otros
planes para mi vida después de todo esto y no es precisamente quedarme en el
ejército –
Smirolav: - ¡Espero no enloquezcas como nosotros! –
Acram: - ¡Espero lo mismo! pero está bien, ¡Acepto ser su
asistente! –
De pronto el coronel Amadeusz entró en el laboratorio de forma
abrupta abrió la puerta del recinto en donde estábamos y nos miró fugazmente a
cada uno
Amadeusz: - ¡Avistaron Helicópteros y aviones a unos dos mil
kilómetros de aquí! Y no son aliados. ¡Parece que vienen en esta dirección! –
John: - ¿Cómo rayos supieron eso? ¿Está seguro de lo que dice? –
Amadeusz: - ¡Pasaron la noticia desde Rusia! Nuestros radares ya
pueden detectarlos, hay que estar alertas, si suena la alarma del cuartel
dígale a su mujer que se dirija al sótano, ahí estarán los niños y las demás
mujeres, es un refugio anti bombardeos, pase lo que pase ellos vivirán. ¡Ustedes
vayan al hangar principal! ahí los esperaré para dar las ordenes. ¿Está lista
la vacuna, Doctor John? –
John: - ¡Aun no, pero falta poco! –
Amadeusz: - ¡Muévase! Esto se está acelerando más de lo que
pensábamos –
Hamton: - ¿Qué sucederá con todo los experimentos? –
Amadeusz: - ¡Por el momento solo importa que la vacuna no caiga en
manos desconocidas! Eso sería el fin de todo. ¡Doctor John! La necesitamos
pronto, haga todo lo que esté a su alcance, si necesita más personal solo hable
y los tendrá –
John: - ¡Lo que necesitamos es tiempo! Haré lo que pueda –
Amadeusz: - ¡Excelente! Estén alerta, iré a pasar la voz a los
demás –
El coronel Amadeusz salió a toda prisa y se dirigió hasta el área
de las habitaciones, tocó la puerta de la habitación de Anna y le explicó lo
que debía hacer, luego tocó la puerta de la habitación de Raishell e hizo lo
mismo pero cuando el coronel dio la espalda para seguir avisando en las demás
habitaciones ella lo detuvo
Raishell: - ¡Hay algo que debe saber, Coronel! –
El coronel se detuvo sin darse la vuelta y volteo la cabeza para
prestar atención a lo que Raishell iba a decir
Raishell: - ¡Yo tengo el código que falta en el mapa! -
Amadeusz: - ¡Eso ya lo sabía, señorita! -
Raishell: - ¡Entiendo! Pero lo que no sabe es que yo soy la llave
–
Amadeusz: - ¿De qué llave está hablando? –
Raishell: - El código es un numero, como usted debe imaginar, pero
el código debe ser entregado personalmente –
Amadeusz: - ¿Me está diciendo que debe ir usted personalmente a
darlo? –
Raishell: - ¡Si coronel! De esa forma se estableció cuando nos encargaron
la misión. El último código que está en el mapa es un punto de reunión. En ese
punto deben darle otro código que sumado al mío y al de otra persona darán el
punto final de la Alianza –
Amadeusz: - ¡Debe ser una broma! –
El Coronel se volteó completamente para prestar toda la atención a
las palabras que Raishell le estaba diciendo
Amadeusz: - ¿Quién es esa otra persona? –
Raishell: - ¡Es mi hermano menor! –
Amadeusz: - ¿Hermano menor? Y ¿Dónde rayos está? –
Raishell: - ¡En era el piloto de la nave en donde nos estrellamos!
¡Murió! Yo no conozco el código que le fue asignado, lo que quería proponerle
es que una vez que este en el último punto de reunión me permitiera hacer
comunicación por raido para explicar lo ocurrido, de lo contrario la rebelión
abrirá fuego contra ustedes –
Amadeusz: - ¡Eso no será posible, señorita! Como acabo de
explicarle esos bastardos nos están buscando y probablemente no tengamos mucho
tiempo para el ataque ¡Dígame cual es el Código para que podamos comunicarnos y
poder llegar a un acuerdo sobre el punto de reunión! No hay tiempo de seguir el
mapa que le dieron a usted y a su hermano –
Raishell: - ¡Entiendo lo que dice, Coronel! Pero creo que usted no ha entendido lo que yo
le digo. ¡Aunque le dé el código, Estará incompleto! Tengo que hablar por radio
para poder solucionar eso, de todas formas se lo daré y si no logra hacer nada
ya sabe dónde encontrarme –
Ella tomo un trozo de papel y anotó el código - ##-1957 – y luego
se lo entregó al coronel
Amadeusz: - ¡Gracias! Ha hecho lo correcto –
Raishell: - ¡Agradézcame después de que logre algo! ¿Ha visto a
Anna? –
Amadeusz: - ¡Si, ella está en su habitación! Ya le informe de la
situación, esté alerta ¡Por favor! Si escucha la alarma solo vaya hasta el
sótano –
Raishell: - ¡Así lo haré! No se preocupe –
El coronel se dio media vuelta y siguió su camino hasta las otras
habitaciones para pasar la voz, Raishell se asomó al salón común y observo como
hacía el recorrido, al poco tiempo Anna asomó su cabeza por la puerta, ella la vio
y le hizo señas para que se acercara hasta la habitación, ella miro con cautela
en ambas direcciones del salón y luego corrió hasta la habitación de Raishell
Anna: - ¿Qué rayos está pasando? –
Raishell: - ¿no te informó el coronel de los aviones? –
Anna: - ¡Por supuesto! Pero me refiero a ti –
Raishell: - ¡Le di el código al coronel! También le expliqué lo de
mi hermano pero el me dijo que se encargaría de la situación –
Anna: - ¡Es lo correcto, amiga!
¿Qué más dijo? –
Raishell: - ¡Que no había tiempo de seguir las instrucciones del
mapa y que la alianza debe llegar a un acuerdo para el punto de reunión! –
Anna: - ¡John no se equivoco! Ya me había dicho que eso sucedería
y que el coronel lo haría de esa forma –
Raishell: - ¿Le contaste lo que te dije que haría? –
Anna: - ¡No, el solo me comentó lo que pensaba que haría el
coronel! –
Raishell: - ¡Espero que todo se solucione pronto! –
Anna: - ¡Yo también! ¡Tengo mucho miedo! ¿Puedo quedarme contigo?
–
Raishell: - ¡Por supuesto, entra! –
Se introdujeron dentro de la habitación de Raishell y cerraron la
puerta a esperar de la alarma o que llegáramos a las habitaciones. Scot aun
seguía con los otros niños, a pesar de toda la situación él no tenía idea de lo
que estaba sucediendo, en caso de un ataque sería trasladado sin enterarse de
nada.
Trabajaba lo más rápido que podía en la vacuna, mi frente comenzó
a sudar frio y no podía concentrarme totalmente en lo que hacía, el doctor
Hamton notó mi nerviosismo y se acercó hasta mí dándome unas palmadas en la
espalda
Hamton: - ¡Tómelo con calma! –
John: - ¡No Puedo! La noticia me descontroló un poco –
Hamton: - Entiendo, pero debe tener presente que si se equivoca,
mi vida es la que estará en peligro. ¡Mejor tómelo con calma y haga un buen
trabajo, doctor Krull! –
John: - ¡Lo intentaré! –
Respiré profundo y me quede quieto mirando la capsula de petri que
tenía en frente, relaje la vista un poco y volví a introducirme en el
microscopio para continuar viendo la reacción de la vacuna. Al poco tiempo caí
en cuenta de las palabras que me había dicho el doctor Hamton, sonríe un poco
sin quitar la vista del microscopio y luego seguí con mi trabajo. Separe
lagunas proteínas del plasma del doctor Hamton y volví a mezclarla en el plasma
del conejo, me asombre al ver que se incorporaba y que las moléculas eran
totalmente compatibles, no se corto ni se destruyeron entre sí, sencillamente
se unieron y la reacción de la vacuna fue neutra lo que sencillamente decía que
estaba lista. Me levante de mi asiento
dando un brinco - ¡Lo tengo! – tomé la capsula de petri y se la pasé al doctor
Smirolav para que la colocara debajo del microscopio computarizado y así poder
ver la imagen de la reacción a través de una pantalla de tamaño grande,
Smirolav colocó la capsula en el aparato y encendió todo. La imagen se veía
hermosa, la vacuna estaba perfectamente integrada en el plasma de Hamton y no
había ocasionado ninguna reacción negativa, Hamton vio la imagen detenidamente
y espero un par de minutos para cerciorarse de que no hubiese reacciones
posteriores en un lapso de tiempo grande. Todo estaba perfecto luego de unos 15
minutos esperando, los brazos de ambos científicos se estiraron para
proporcionarme un aplauso
Hamton: - ¡Felicitaciones, doctor Krull! ¡Lo consiguió! Una vez
más el Coronel tenía razón –
John: - ¿Cuándo la probaremos? –
Hamton: - ¡Ahora mismo! Agregaremos mi sangre sin separarla del
plasma a la capsula de petri y esperamos unos minutos más, si hay
compatibilidad con todo me la inyectaré y veremos lo que sucede –
John: - ¡Entendido!
Fui hasta la nevera en donde se guardaban las muestras de sangre y
tomé la del doctor Hamton nuevamente, saqué un poco con una inyectadora y la
agregué a la capsula sin sacarla del microscopio para que pudiéramos observa la
reacción. La sangre cayó sobre la vacuna lentamente, al principio no sucedió
nada, la sangre ni siquiera hizo el intento de ligarse lo que me hizo dudar de
que funcionara como habíamos pensado pero luego de unos segundos mágicamente la
vacuna comenzó a incorporarse con la sangre de manera perfecta, los ojos de los
científicos y los de Acram casi saltan de sus caras, volvieron a aplaudir
mientras esperaban que pasaran los minutos. Al final tiempo el Doctor saco la
capsula del microscopio y aplico algo de vapor a la vacuna para cerciorarse que
la vacuna podía soportar cambios de temperatura en caso de que tuviese que ser
trasladada de un país a otro, volvió meter la capsula bajo el microscopio
después de aplicar el vapor y volvió a mirar y a esperar para ver lo que
sucedía pero la reacción siempre fue positiva. El doctor me miro por uno
segundos con una sonrisa imborrable de su rostro, tomó una inyectadora y
absorbió toda la vacuna, la agito un poco y luego me la entregó
Hamton: - ¡Le doy el honor de inyectarme esto, doctor Krull! –
Lo miré aterrado, no sabía que esperar. Tal vez el doctor me
estaba atribuyendo la responsabilidad de su muerte, o tal vez me estaba dando
el honor de probar mi propio trabajo, sea lo que sea que estuviese haciendo
estaba más que claro que tendría que hacerlo. Me levante y tome una dosis del
antídoto listo para ser disparado en caso de algo saliera mal, levante la manga
de la bata del doctor para dejar expuesto su brazo, tomé algodón mojado con
algo de alcohol y desinfecte la zona en donde lo iba a inyectar y sin pensarlo
mucho lo vacuné, volví a limpiar el brazo para secar la gota de sangre que
salió por el hueco que dejo la aguja y luego me senté justo en frente de él a
esperar. Pasaron los minutos y el doctor seguía vivo, eso me hacía sentir más aliviado,
de pronto el doctor puso su manos en el cuello y comenzó a sufrir de una
asfixia, me levante rápidamente y cuando estuve a punto de disparar el antídoto
él soltó una carcajada.
John: - ¿Pero qué demonios está haciendo? ¡Casi le disparo esta
cosa en la cara! –
Hamton: - ¡Jajajajaja! ¡Tranquilo, solo vi que estaba asustado y
quise jugar un poco! Ya pasó un buen tiempo y sigo vivo, lo que significa que
todo está bien, ahora viene la parte divertida –
John: - ¿Qué parte es esa? –
Hamton: - ¡Ya lo verá! –
El tomó el bisturí que tenía en el bolsillo de la bata, lo
desinfectó con alcohol y luego se infringió un largo y profundo corte en el
antebrazo, Acram no soportó el cuadro y salió del recinto mientras que Smirolav
le alcanzaba servilletas al doctor para impedir que la sangre se derramara en
el piso. Solo segundos, estuve a punto de desmayarme, herida cicatrizó sin
dejar un solo rastro de la herida. Sentí que mi tensión arterial subía y
bajaba, Smirolav notó que me puse pálido e hizo un intento por agarrarme, pero
le indique que estaba bien. Esperamos más tiempo en espera de alguna reacción
segundaria pero no sucedió ninguna, el doctor Hamton se levantó y alzó su
camiseta para dejar al descubierto su barriga, volvió a tomar el bisturí y se
apuñaló bruscamente justo en el ombligo, eso me tomó desprevenido, el grito de
dolor al sentir la puñalada y cayó al suelo, Smirolav y yo nos apresuramos para
levanto pero para cuándo lo pusimos en pie la herida ya había cicatrizado por
completo, el se miró y tocó para cerciorarse y luego se echo a reír
alocadamente
Hamton: - ¡Lo logramos doctor Krull! ¡Funciona! –
No podía creer lo que estaba viendo, no sabía si reír junto a él o
brincar de la alegría, Smirolav abrazó fuertemente al doctor y luego estrechó
mi mano enérgicamente
Smirolav: - ¡Es un éxito, lo sabía! –
John: - ¡Debemos avisar al coronel! –
Hamton: - ¡Sí, hay que avisar que esta lista! –
John: - ¡Preparare todo para comenzar con la producción de la
vacuna en masa para dársela a los soldados! –
Hamton: - ¡Esperemos a que llegue el coronel! El dará las órdenes.
Mientras tanto, usted será el próximo –
John: - ¿Está seguro de eso? –
Hamton: - ¡Por supuesto! Luego Smirolav, seremos los portadores
originales de la vacuna, solo tomaremos una muestra de sangre de cada uno,
separaremos el plasma y lo inyectaremos a los soldados. –
John: - ¡Entiendo! Adelante –
Levanté la manga de mi bata y desinfecté la zona yo mismo para que
el doctor Hamton me vacunara, el tomó la inyectadora y absorbió un poco mas de
vacuna de la capsula de petri y me la puso y luego a Smirolav, esperamos en
tiempo y comenzamos a hacer las pruebas para cerciorarnos que todo funcionaba
bien. El doctor tomó el bisturí me hizo un par de cortes en los brazos pero en
menos de tres segundos ya habían cicatrizado por completo, era impresionante,
no se sentían efectos secundarios, ni malestares, muchos menos dolores de
cabeza o nauseas o diarrea. Todo estaba perfecto, Acram se quedo mirándome
fijamente sorprendido
John: - ¡Todo está perfecto! –
Acram: - ¡Eso parece! ¿Puedo golpearlo? –
Me quedé pensando un momento la petición que me hacía el soldado,
y luego asentí con mi cabeza, hice el intento para ponerme en pie pero Acram
tomó el arma que llevaba en su cintura y me golpeo con todo su poder con la culata
del revólver en la cabeza, sentí que todo me dio vueltas y casi me desmayo, caí
al suelo de rodillas pero él me tomó por el brazo para impedir que cayera por
completo, puse mi mano en mi cabeza justo donde me había golpeado y noté que
estaba sangrando a montones, el doctor Hamton me estaba tomando por el otro
brazo y luego entre ambos me ayudaron a ponerme en pie, volví a tocar mi cabeza
pero ya no había nada. Todo estaba como si no hubiese sucedido nada, no sentía
dolor, tampoco secuelas del golpe
Hamton: - ¿Cómo te sientes? ¿Te duele? –
John: - ¡El impacto es doloroso, pero luego que cerró la herida no
siento dolor! Es como que no hubiese pasado nada –
Acram: - ¡Siento mucho haberlo golpeado doctor! Pero sabe bien que en el campo de batalla no se ataca a los
soldados enemigos con un bisturí. ¡Son balas reales! –
John: - ¡Tienes razón! No te preocupes, tú serás el de las prueba
con las balas –
Acram: - ¡Pero…! –
Hamton: - ¡Excelente! Vayamos por el coronel para que le dispare –
John: - ¡Tranquilo! No te dolerá –
Salimos del para informarle al coronel que ya la vacuna estaba
lista pero no fue necesario. Él ya venía en camino al laboratorio, esperamos a
que se acercara para darle la noticia
Amadeusz: - ¡Por la sonrisa que tienen el rostro se que esta lista
la vacuna! ¿Cuándo comenzamos? Nos urge. Informaron que el grupo de
helicópteros no ha desviado el rumbo y que siguen acercándose –
John: - ¡Entonces no hay
tiempo que perder, Coronel! Pase de inmediato para que le inyecten la vacuna,
mientras tanto comenzaremos a producir en masa la vacuna para suministrarla a
los soldados –
Hamton: - ¡Hay que actuar rápido! ¿Ya tienen el plan de ataque,
Coronel? –
Amadeusz: - ¡Sí, Derribar cualquier helicóptero que no sea de los
nuestros! Si esos bastardos descubrieron la base estamos en aprietos. El
capitán aun no ha dado las órdenes para los soldados –
John: - ¿No se suponía que debería estar trabajando en eso? –
Amadeusz: - ¡Así es, pero todo esto nos ha tomado desprevenidos!
Solo espero que se apresure –
Smirolav: - ¿Qué otra cosa podemos hacer para ayudar, Coronel? –
Amadeusz: - ¡Rezar! –
Nos introducimos en el laboratorio y le aplicamos la vacuna al
coronel, esperamos unos segundo para hacerle algunas pruebas pero el Coronel se
levanto de la silla y miro Fijamente a Acram
Amadeusz: - ¡Soldado, su cuchillo! –
Acram: - ¡Pero…! –
Amadeusz: - ¡Sin peros, deme su cuchillo y no me haga perder el
tiempo! –
Acram sacó su cuchillo de trincheras y lo entregó enfundado al
Coronel, este lo sacó de su funda y sin titubear colocó su brazo descubierto
sobre la mesa y enterró el cuchillo traspasando completamente la carne. Emitió
un chillido por el dolor pero en pocos segundos la herida comenzó a cicatrizar
aun con el cuchillo enterrado en el brazo. Todos estábamos atónitos, el coronel
levanto el brazo dejando ver que la herida se había cerrado casi
instantáneamente sin necesidad de retirar el cuchillo de la herida
Amadeusz: - ¡Esto es sorprendente! ¡Los felicito! La historia de
la humanidad acaba de cambiar señores. Ustedes los protagonista –
John: - ¡Aun no sabemos qué cantidad de tiempo dura el efecto!
Queríamos hacer pruebas con heridas de balas, para eso salimos a buscarlo –
Hamton: - ¡Necesitamos estar seguros al cien por ciento que la
vacuna está lista para ser usada en el campo de batalla! –
Amadeusz: - ¡Entonces estamos perdiendo el tiempo! Vamos al patio
para disparar ¿Quién será el voluntario? –
John: - ¡El Soldado Acram, Coronel! –
Acram: - ¡Esperen un momento! ¿Están seguros de que funcionará? ¿Y
si muero? ¿Por qué no le disparan mejor a un conejo? –
Amadeusz: - ¡No sea Cobarde, soldado! ¿No acaba de ver lo que hace
esta cosa? ¿Qué otra prueba quiere? ¡Vamos al patio! –
El coronel retiró de un solo jalón el cuchillo que tenía enterrado
en el brazo y lo devolvió ensangrentado a Acram, para cuándo terminó de bajar
el brazo ya la herida se había cerrado completamente, eché un ojo rápidamente a
la herida para ver si quedaba alguna cicatriz, pero el proceso de sanación era
perfecto, estaba más impresionado de lo eficaz de la vacuna.
Todos salimos del lugar y nos dirigimos al patio para hacer la
prueba con balas, la cara de Acram solo decía una cosa: “Miedo” su piel
cambiaba de color a pálida a medida que nos acercábamos al campo donde se
practicaban con las armas, una vez en el lugar el Coronel nos miro Fijamente a
todos y se quedó pensando, luego de unos segundos se dirigió a nosotros.
Amadeusz: - ¡Doctor Hamton! –
El doctor abrió sus ojos enormemente mostrando asombro al escuchar
su nombre
Hamton: - ¡Ni en sueños! ¡Dispare Usted mismo, Coronel! –
Amadeusz: - ¡Cualquiera que dispare dará lo mismo! la
responsabilidad de lo que le suceda al soldado es de ustedes ¿Tienen el
antídoto? –
John: - ¡Si, lo traigo conmigo, Coronel! –
Amadeusz: - ¡Excelente! Hamton, tenga el arma. ¡Dispárele! –
Hamton: - ¡Pero señor…!
Amadeusz: - ¡Basta de tonterías, tome la maldita arma y dispárele!
¡Es una orden! –
El Doctor Hamton trago grueso, miró detenidamente el brazo
extendido del coronel con el arma en la mano. A regañadientes la tomó en sus
manos y le hizo una seña a Acram para que se colocara en la zona de los blanco
que estaban dispuestos a unos metros más allá. Hamton lo miro entristecido y
comenzó a alejarse lentamente caminando de espaldas hasta que llegó al lugar,
Smirolav el Coronel y yo nos pusimos detrás de Hamton que difícilmente y
tembloroso comenzó a apuntar a Acram. Miraba una y otra vez al Soldado parado
firme justo en frente de un blanco, Hamton levanto su mano con tres dedos
extendidos al aire. Los dedos comenzaron a bajarse uno a uno indicando el
conteo regresivo para hacer el disparo hasta que bajo el último dedo, pasó un
segundo y sonó el disparo. Inmediatamente el soldado cayó al suelo, una mancha
de sangre salpico el blanco que estaba detrás, parecía que alguien hubiese
lanzado un tomate contra la pared. El tiro acertó justo en su cabeza, encima de
su ojo derecho. Salimos corriendo hasta llegar al lugar, Acram yacía en el
suelo con un agujero en la cabeza, me agache y le di la vuelta para revisarlo.
Detrás de su cabeza estaba el orificio de salida de la bala, levanté la mirada
para mirar el blanco que aun seguía colgado lleno de sangre. La bala esta
incrustada en allí, miré nuevamente a Acram pero estaba inconsciente, conté
diez segundo pero no sucedía nada, la cara del doctor Hamton y la de Smirolav
comenzaban a empalidecer al igual que la del coronel. Pasaron diez segundos más
y cuando estuve a punto de soltar la cabeza de Acram lo impensable comenzó a
suceder. El orificio de entrada de la bala en la frente comenzó a cerrarse, Hamton
se acercó perplejo por lo que estaba viendo. El coronel estaba paralizado al
igual que Smirolav, me saque la bata y comencé a limpiar la sangre que se había
esparcido por el rostro de Acram, luego la envolví para improvisar una
almohada, la coloqué detrás de su cabeza y note que la herida de salida de la
bala también se había cerrado. Para cuándo coloque la cabeza de Acram sobre la
bata envuelta ya había abierto los ojos. Me acerqué lentamente y noté que sus
pupilas estaban dilatadas. Tomé el antídoto de mi bolsillo y cuando estuve a
punto de aplicárselo el coronel me sostuvo la mano y apunto con su dedo la mano
de Acram. Comenzaba a moverse. Me retiré un poco y vi comenzaba a pestañar y a
mover sus piernas
Hamton: - ¡Gracias a Dios! –
Amadeusz: - ¡Santos cielos, creo que me defequé en los pantalones!
–
John: - ¡Imposible! ¡Esto es un milagro! –
Me retiré un poco y me senté en el suelo, pasaba mis manos por mi
cara en un intento por espantar el susto que refleja, de pronto Acram recobró
la movilidad y se sentó a mi lado.
Acram: - ¡Alguien me diga que estoy vivo! –
Todos saltaron de alegría y se acercaron hasta donde estaba Acram
y lo abrazaron.
Amadeusz: - ¡Claro que estás vivo! ¡Todo salió bien! ¿Cómo te
sientes? ¿Estás bien? ¿Recuerdas algo? –
Acram: - ¡No recuerdo absolutamente nada! Estaba rezando mientras
esperaba la bala y luego abrí mis ojos y solo pude ver el cielo. Una nube tiene
forma de corazón ¿Se había fijado? –
John: - ¡Sorprende! ¿Sientes dolor? –
Acram: - ¡En Absoluto! –
Me puse en pie y tendí mi mano a Acram para ayudarle a levantarse
del suelo. Me tomó con fuerza, con mucha más fuerza de la que tenía
anteriormente y de un solo impulso se puso en pie, todos nos hicimos a un lado
abriéndole paso y sin dudar mucho dio sus primeros pasos después de haber
regresado de la muerte
Acram: - ¿Qué rayos me ven? ¿Pasó algo? –
Todos negamos con la cabeza al mismo tiempo, aun no podíamos creer
lo que veíamos. El coronel le dio unas palmaditas en la espalda para
confortarlo
Amadeusz: - ¡Bien hecho soldado! Recuérdeme darle un ascenso por
eso –
Acram miró al coronel y dibujo una sonrisa en su rostro, luego
todos reírnos y comenzamos a regresar al laboratorio para ponernos a trabajar.
Amadeusz: - ¡Apresúrense a hacer la vacuna para el resto! ¡Doctor
Krull! Encárguese de suministrarla a todos y avísenme en lo que esté lista para
reunir a todos en el hangar –
Hamton: - ¿Cuándo vendrán por la vacuna para llevarla a la bóveda?
–
Amadeusz: - ¡Si no somos atacados, por la mañana me encargaré de
eso! Mientras tanto asegúrese que nadie sepa –
Smirolav: - ¡Me encargaré de eso! –
Llegamos hasta el hangar y Richard venía caminando hacia nosotros
con un fajo de papeles en sus manos, se podía notar una expresión de orgullo en
su rostro. Caminamos a lo largo del lugar hasta que nos encontramos todo en el
medio
Richard: - ¡Coronel, lo tengo! –
Amadeusz: - ¡Excelentes noticias! Tiene carta abierta para
comenzar el entrenamiento de inmediato. Haré el llamado de los hombres para que
se reúnan con usted en el patio –
Richard: - ¿No va a mirar el plan? –
Amadeusz: - ¡Para nada, confío en usted Capitán! ¡No perdamos más
tiempo, Andando! –
Richard: - ¿Por qué tanta prisa? –
John: - ¿No estás enterado? –
Richard: - ¿De qué? ¿Qué me perdí? –
Amadeusz: - ¡Un grupo de helicópteros fue avistados a unos dos mil
kilómetros! ¡Vienen en esta dirección! –
Richard: - ¿Por qué no me avisaron? ¿Hace cuanto tiempo sucedió el
avistamiento? –
Amadeusz: - ¡Hace veinte minutos, aproximadamente! –
Richard: - ¡Eso significa que ya han avanzado al menos ochocientos
kilómetros! ¿No han vuelto a informar? –
Amadeusz: - ¡No, me dirigía a verificar eso! Por eso debe comenzar
el plan de ataque inmediatamente. No habrá tiempo de entrenar, solo explique a
los hombres lo que deben hacer y en caso de que escuche la alarma general de la
base llévelos a sus puestos. En lo que reúna a los hombres hágamelo saber. ¡Hay
algo que tenemos que darles! –
El coronel me miró y me hizo señas para indicarme de que vacunara
a Richard, asentí con mi cabeza y luego miré a Richard
Richard: - ¿Qué demonios está sucediendo? –
John: - ¡Te lo explicaré en el camino! Antes de que te reúnas con
tus hombres, acompáñanos unos momentos al laboratorio. ¡Queremos ponerte una
vacuna! –
Richard: - ¿Vacuna? ¿No me digas que tienen armas biológicas?
¡Coronel! ¿Qué rayos está sucediendo? –
Amadeusz: - ¡Solo confíe en ellos Capitán! Le aseguro que es por
su bien –
El coronel se despidió y se dirigió a hacer su trabajo, nos dejo
reunidos en el medio del hangar mirándonos las caras. Richard aun estaba un
poco confundido pero le hice una seña y se relajó un poco
John: - ¡Andando soldado, verás que te va a gustar! –
Nos encaminamos hacia el laboratorio mientras iba explicando a
Richard de que se trataba, pero no creyó ni una sola palabra de lo que le
decía. Rió descabelladamente burlándose por lo que qué había escuchado
Richard: - ¡Jajajajaja! ¿Y cuándo llegará terminator para luchar
con nosotros? ¡Jajajajaja! ¡Esto es lo más tonto que he oído en mi vida!
¡Díganme algo! ¿Se volvieron locos, no es así? ¡Jajajajaja! –
Acram tenía una seriedad en el rostro intimidatoria, Hamton y
Smirolav no le hacían caso a las ocurrencias del capitán, sabían que quedaría
perplejo en poco tiempo. Entramos al recinto de investigaciones, el Doctor
Hamton le hizo señas a Richard para que se sentara en la silla y luego se
dirigió al mesón para buscar unas jeringas que estaban guardadas en un estante,
Acram se levantó las mangas del uniforme. En ese momento Richard notó que la
ropa que llevaba el soldado estaba bañada con sangre, de inmediato dejó de
reír.
Richard: - ¿Qué diablos están haciendo? –
John: - ¡Solo relájate, Capitán! No te sucederá nada –
Acram sacó el cuchillo de trincheras que llevaba en su cintura y
se acercó a Richard, el Capitán se exaltó un poco y se inclinó hacia atrás,
cuando estuvo a punto de abrir su boca Acram colocó su brazo bruscamente sobre
la mesa y lo atravesó completamente con el cuchillo. Richard se levanto
asustado de la silla y se arrinconó contra la pared que estaba del otro lado
Richard: - ¿Se han vuelto locos? ¿Qué rayos hacen? –
Acram despegó el brazo de la mesa con el cuchillo atravesado en su
brazo y lo levanto mientras sangraba, la herida comenzó a sanarse delante de
los ojos de Richard. Casi se desmaya al ver lo que sucedía, se sostuvo de la
pared para evitar caer al piso. Corrí para sujetarlo.
John: - ¡Tranquilo! ¡Todo está bien! –
Richard: - ¿Cómo es que…? ¡Es imposible! –
John: - ¡No lo es! ya te diste cuenta que es posible –
Richard: - ¿A que están juagando con eso? –
Hamton: - ¡Cómo ya le explicamos, Capitán! Esta vacuna lo hará
prácticamente indestructible. “Un Terminator” si lo prefiere –
Richard: - ¡Pero…!
John:- ¡No te preocupes! Nosotros también la tenemos –
Richard: - ¿Tú? ¿Ya te la pusiste? –
John: - ¡Sí, también lo haremos con los soldados! –
Richard: - ¿Están seguros de lo que hacen? ¿Qué pasará si un
soldado huye y después que lo vacunen? ¿Qué pasa si se vuelve malo y hace de
las suyas? –
Hamton: - ¡No se preocupe por eso! Tenemos el antídoto que elimina
el efecto de la vacuna. Se las daremos solo mientras estén en combate, luego
nos encargaremos de quitárselas. Su trabajo será explicarles que la vacunas es
para evitar posibles ataques bacteriológicos, de esa forma no podrán creerse
“Terminators” –
Richard: - ¿Están seguros de lo que hacen? –
John: - ¡Lo estamos! –
Richard: - ¡Santo dios! ¿No hay efectos segundarios? –
John: - ¡No, ya la hemos probado! Hasta el coronel la tiene –
Richard se quedó pensando por un momento sin quitarnos la vista de
encima, agachó su cabeza y miró su brazo, lo tocó y luego miró el brazo de
Acram que aun tenía el cuchillo incrustado. Acram se acercó hasta Richard y le
extendió el brazo con el cuchillo
Acram: - ¡Adelante, Capitán! ¡Retírelo! –
Richard miró fijamente al Acram, agarró el cuchillo por el mango y
comenzó a jalarlo lentamente. La herida comenzó a sangrar lo que hizo que
Richard se detuviera, Acram lo miro a los ojos fijamente y dijo con voz baja y
suave
Acram: - ¡Retírelo, capitán! Sin miedo –
Richard asintió con su cabeza y luego terminó de jalar el cuchillo
hasta sacarlo del brazo, Acram dejó su brazo extendido para el Capitán pudiera
ver como sanaba delante de sus ojos. Un par de segundos y la herida comenzó a
cerrarse, Richard no podía creer lo que veía, frotó sus ojos y luego tocó el
brazo de Acram buscando algún indicio de la herida. No vio nada
Richard: - ¡Esto es un milagro, John! –
John: - ¡Veo que no te causa mucha risa! –
Richard: - ¡Lo siento! ¿Cómo rayos esperabas que creyera algo así?
¡Es imposible! –
John: - ¡Ya ves que no lo es! vamos, dame tu brazo. ¡No hay tiempo
que perder! –
Richard extendió su brazo, le coloqué la vacuna y luego esperamos
unos segundos. Richard parecía estar esperando alguna transformación física
pero no sucedió nada, le expliqué que si su cuerpo padecía alguna enfermedad se
sanaría una vez que se activara por primera vez el mecanismo de defensa natural
por primera vez con la vacuna ya puesta, el Capitán me prestaba atención sin
cerrar su boca por el asombro. Una vez que terminé de explicarle todo el froto
sus manos y se levanto del asiento
Richard: - ¡Siento que respiro con más facilidad! –
Hamton: - ¿Tenías Gripe? –
Richard: - ¡No! –
Hamton: - ¿Asma? ¿Bronquitis? ¿Fumabas? –
Richard: - ¡Eso es, fumo! No cómo un desquiciado, pero si fumo de
vez en cuando –
Hamton: - ¡Es por eso que respiras mejor! ¡Tu cuerpo está
regenerando tus pulmones constantemente debido a la nicotina que entra en tus
pulmones! La vacuna se activó y los sanó. ¡Te recomiendo dejarlo de una vez! –
Richard: - ¡Esto es una maravilla! ¡Así lo haré! –
John: - ¿Como están tus rodillas? –
Richard hizo un par de sentadillas en el mismo lugar en donde
estaba parado y se dio cuenta que sus rodillas también se habían sanado y
estaban más fuertes que antes.
Richard: - Increíble ¡Ya no me duelen! –
John: - ¡Excelente! Ya puedes ir con tus soldados, nosotros
tenemos trabajo pendiente
Me estrechó la mano y salió del recinto con una sonrisa en la cara,
dio unos cuantos pasos y luego se echó a correr por el pasillo. Regrese al
mesón y comencé a trabajar en las vacunas, solo rogaba que el tiempo alcanzara
para hacer vacunas para todos.
Acram: - ¡Creo que iré a reunirme con los otros soldados! Mi
trabajo aquí terminó –
John: - ¡Tienes razón! Recuerda que aun eres parte del secreto y
que es tu responsabilidad mantenerlo –
Acram: - lo tengo presente, Doctor Krull ¡Gracias por la
oportunidad! –
Hamton: - ¡No te preocupes! Nosotros estamos agradecidos contigo.
¡Fuiste muy valiente! –
Acram sonrió y salió del recinto para dirigirse a su lugar con el
resto de los soldados. Smirolav sonrió un poco y volvió a centrar su atención
en lo que hacía al igual que Hamton y yo. El tiempo corría rápidamente, por
fortuna la alarma aun no se había activado. Anna y Raishell se me pasaron por
la mente, me preguntaba lo que estarían
haciendo. Scot de seguro de estará con el resto de los niños y las mujeres.
Por otro lado Cristian ya tenía el Modelo para las tiendas y se
disponía cortar la madera para comenzar el ensamblaje. Entre varios hombres
colocaron un enorme planchón de madera en una de las maquinas para picarlas
según el plano que habían diseñado pero el Coronel entró al taller y los llamó
a todos para una reunión. Ya era bastante extraño que el coronel visitara aquel
taller al menos que fuese para pedir algo especial, el asombro de los hombres
al ver la figura del coronel irrumpir en el taller no se podía ocultar, algunos
comenzaron a murmurar entre sí, otros sencillamente guardaron silencio y se
disponían a escuchar lo que tenía que decir.
Amadeusz: - ¡No les tengo buenas noticias señores! Seré breve y
espero que puedan entender la situación. ¡La máxima colaboración es lo que
busco! –
Aquellas palabras se clavaron en la mente de Cristian que
rápidamente pensó en Raishell y en Scot. Se acercó lentamente hasta donde
estaba el coronel para escuchar la supuesta noticia. Amadeusz comenzó a relatar
los acontecimientos de forma resumida, bastante entendible para aquellos
hombres que solo sabían de serruchos, clavos y pegamento, ellos rascaban su
cabeza sin poder entender nada de lo que sucedía.
Cristian: - ¿Cuándo se supone que comenzaremos con estas tiendas?
–
Amadeusz: - ¡Si la alarma general de la base suena, olvídelas!
Diríjanse rápidamente al hangar para que el capitán Richard les indique que
hacer –
Cristian: - ¿Dónde están Anna y Raishell? ¿Ya se les informo de
esto? –
Amadeusz: - ¡Si, hace un buen rato! Están en sus respectivas
habitaciones esperando la señal. Básicamente se encontraran en el hangar con el
resto –
Cristian: - ¿Qué se supone que haremos? –
Amadeusz: - Por el momento apresuren la producción de esas
tiendas, las necesitaremos más pronto de lo que esperábamos. Les haré saber si
necesitamos algo más. Usted, Sr Cristian. Diríjase al laboratorio en donde
trabaja el Doctor Krull. ¡Tiene algo para usted! –
Cristian: - ¿Algo para mí? –
Amadeusz: - ¡Así es! le aseguro que le gustará –
Cristian: - ¡Más le vale que así sea! No me gusta perder el tiempo
con idioteces. ¡John lo sabe muy bien! –
El coronel sonrió un poco, se despidió dando la espalda mientras se largaba del lugar. Los trabajadores seguían
sin entender que era lo que quería el Coronel. Cristian notó que tendría que
lidiar con eso además de todo lo que ya se le venía encima.
Dejó unas cuantas órdenes a los maestros carpinteros para que no
detuvieran el trabajo y salió hacia el laboratorio en donde se encontraba John
a la vez que pensaba en las palabras que había dicho el Coronel. Tomó uno de
los carros de transporte interno y llegó hasta el hangar rápidamente. Una vez
en el laboratorio, miró por el cristal y notó todos estaban concentrados en el
trabajo, sus caras eran de preocupación, lo que hizo que intuyera que no sería
muy grato lo que tenían para él. Tocó el cristal que separaba el laboratorio
del corredor principal como si fuera una puerta, Los tres levantamos la mirada
al mismo tiempo para ver de qué se trataba. Cuando vi a Cristian le hice una
seña con la mano a Hamton y a Smirolav para indicarles que me encargaría de la
visita, salí hasta la puerta y le indique el camino a Cristian para que entrara
John: - ¿Cómo ha estado tu día, vaquero? –
Cristian: - ¡Un poco más difícil de lo que me esperaba, pero
avanzando en las tiendas! ¿Qué te traes entre manos esta vez? –
John: - ¡Tienes que ver esto! –
Llevé a Cristian hasta la parte de atrás del laboratorio en donde
se encontraban las jaulas con los conejos y los ratones de indias, abría una
jaula y le indiqué que tomara a un conejo.
Cristian: - ¿Para qué rayos quieres que tome a un conejo? ¿No es
mejor que lo comamos? –
John: - ¡Excelente, entonces mátalo para comerlo! –
Cristian: - ¿Estás seguro que quieres que lo mate? –
John: - ¡Por supuesto, adelante! –
Cristian introdujo su enorme mano dentro de la jaula y sin sacar
al conejo lo tomó por el cuello y lo apretó tan fuerte que casi lo decapita. El
conejo comenzó a agonizar dentro de la jaula hasta que quedó inmóvil
Cristian: - ¡Ok! ¿Lo puedo sacar para que Raishell lo cocine? –
John: - ¡Antes de hacer
eso, fíjate bien en el conejo! No le quites la vista de encima –
Cristian acercó una silla y sentó justo en frente de la jaula a
observar el conejo. Treinta segundos bastaron para que el gigante se levantara
asustado de la silla
Cristian: - ¡Pero qué…! –
John: - ¡Tranquilo, aguarda un poco más!
El conejo había comenzado a moverse y al pasar un poco de tiempo
más ya se había recuperado totalmente, Cristian no podía creer lo que estaba
presenciando. Miraba con la boca abierta como el conejo volvía de la muerte
brincaba nuevamente dentro de la jaula como si nada hubiese sucedido
Cristian: - ¡Es imposible! Sentí como su cuello se rompía entre
mis dedos –
John: - Ya ves que no es imposible, eso era lo que quería
mostrarte, grandulón –
Cristian: - ¡John, eso da miedo! ¿A qué diablos están jugando? –
John: - ¡No es un juego, vaquero! Desarrollamos una vacuna que
acelera los procesos de regeneración del cuerpo. Básicamente hace a las
personas indestructibles, al menos que le arranques la cabeza por completo –
Cristian: - ¡Eso no es una persona, es un conejo! –
John: - ¡Ya lo sé! pero ya desarrollamos la vacuna definitiva que
puede ser usada en humanos. ¡Te mostraré! –
Cristian: - ¿Cómo hicieron eso en tan corto tiempo? ¿Fuiste tú? –
John: - ¡Si, yo conseguí la adaptación para poder usarla en los
humanos! Aunque la vacuna la hizo el Doctor Hamton y Smirolav –
Me acerqué hasta el meso y tomé un cuchillo, luego tomé una silla
y me senté indicándole a Cristian que tomara asiento frente de mí
John: - ¡Verás, vaquero! Esto es un secreto que debes guardar muy
bien hasta que te lo indique. ¿Ya sabes lo de los helicópteros que avistaron? –
Cristian: - ¡Si, el Coronel nos informo hace momentos de la
situación! –
John: - ¡Solo si llega a sonar la alarma se les informara a todos
sobre esto! El coronel quiere que la vacuna sea usada por los soldados en la
batalla –
Cristian: - ¡Me lo imaginé! ¿Qué debo hacer entonces? –
John: - ¡Quiero que te relajes y que prestes atención a lo que
verás! –
Tomé el cuchillo con fuerza y lo enterré en mi brazo de forma que
lo traspasé completamente, Cristian se asombró inclinándose hacia atrás pero
recobró la compostura rápidamente. Estaba sorprendido de lo que presenciaba.
Pasaron unos segundos y la hería comenzó a sanar con el cuchillo aun incrustado
en mi brazo, luego se lo tendí para que el pudiera ver de cerca lo que era
capaz de hacer la vacuna.
Cristian: - ¡Es sorprendente! ¿Cuándo te la pusiste? –
John: - ¡Hace un par de horas! Simplemente es una inyección. ¡Solo
eso! –
Cristian: - ¿Pueden dispararte? –
John: - ¡Así es! ya la probamos y funciona perfectamente –
Cristian: - ¡Déjame adivinar! ¿El coronel? –
John: - ¡No, Acram fue el valiente! Pero voy al grano. Te mande a
llamar porque quiero que la tengas –
Cristian: - ¿Yo? ¿Por qué yo? –
John: - ¡Porque eres el único en quien confío para que la tenga si
pasa algo! –
Cristian: - ¡Me alagas! Pero no quiero ser inmortal –
John: - ¡No serás inmortal! Igual morirás de viejo. La vacuna
sanará cualquier mal que tenga tu cuerpo y te dará una larga vida, pero no te
hará inmortal –
Cristian: - ¿Estás seguro de eso? –
John: - ¡Completamente! –
Cristian: - ¿Las chicas saben de esto? –
John: - ¡Solamente Anna! Prefería dejarte el asunto de Raishell a
ti, tu sabes bien cómo hacerlo –
Cristian: - ¡Entiendo! ¿No hay efectos secundarios? ¿Nada que deba
padecer o alguna reacción? –
John: - ¡Ninguna, solo es una simple inyección en el brazo! –
Cristian se quedó mirándome fijamente por unos segundos y luego
asintió con su cabeza, levantó la manga de su camisa para dejar expuesta la
parte del brazo en la que le pondría la vacuna. No tardé mucho en conseguirla y
sin pensarlo dos veces se la apliqué.
John: - ¡Si algo se sale de control con todo esto, quiero que
salgas de este lugar y te alejes lo más que puedas! Esta noche te daré una hoja
con las forma de extraer la vacuna de tu cuerpo. La llevaras hasta Latvia y se
la darás a la Rebelión –
Cristian: - ¿Qué estás diciéndome? ¡No sucederá nada malo! –
John: - ¡Lo sé, pero hay que estar prevenidos! No podemos
arriesgarnos, recuerda que es un secreto –
Cristian: - ¡Lo entiendo perfectamente! ¿Qué sucederá con los
soldados a los que se les aplique la inyección luego de la batalla? ¿Qué tal si
uno se transforma en villano? –
John: - ¡Eso suena a caricatura! No te preocupes, tenemos el
antídoto que elimina por completo los efectos de la vacuna. Después de la
batalla se los suministraremos a todos para evitar inconvenientes –
Cristian: - ¡Gracias a Dios tienen antídoto! –
Me levante de la silla y de un solo jalón extraje el cuchillo que
tenía clavado en el brazo, la herida comenzó a sangrar un poco pero rápidamente
se cerró. Cristian miró el cuchillo y luego pasó sus manos por su cara para
espantar el asombro.
Cristian: - ¿Probarás la vacuna en mí? –
John: - ¡No es necesario! Ya sabemos lo que hace. La vacuna se
activa solo cuando el mecanismo de defensa natural de tu cuerpo se ponga en
funcionamiento, a medida que eso suceda la velocidad en la que sanes de tus
heridas será más rápida. –
Cristian: - ¿O sea que debe pasarme algo para que la vacuna se
active y comience a hacer efecto? –
John: - ¡Correcto! Ya tienes con que entretener a Raishell esta
noche –
Cristian: - ¡Lo estaba pensando! Comienza a gustarme esto. ¿Sanará
mis enfermedades también? –
John: - ¡No, vaquero! Solo sanará las heridas, si tienes dolores,
artritis, músculos dañados o algún desperfecto físico, la vacuna lo arreglara,
pero no te hará inmune a enfermedades al menos que esas enfermedades dañen
alguna parte de tu cuerpo –
Cristian: - ¡Demasiado buena para ser perfecta! –
John: - ¡Lo mismo pensé! Pero ya con lo que hace creo que es
magnífica. Esperemos que son tengamos que padecer nada que haga que se active,
la sensación de dolor sigue siendo la misma, solo que pasa rápido –
Cristian: - ¡Lo imaginé! ¿Alguna otra cosa que necesites? –
John: - ¡No por los momentos! ¡Ten presente lo que te pedí! –
Cristian: - ¡Así será! –
Él se levantó de la silla y estiró su mano para estrechar la mía,
pero justo en ese momento sonó la alarma general de la base. Una sirena igual a
la que usan los bomberos para dar las alertas de los incendios, muy
escandalosa, seguida de una voz que salió de unos megáfonos que estaban
dispuestos a lo largo y ancho del lugar.
-
¡Todos al Hangar! ¡Todos al Hangar!
¡Amenaza a corta distancia! Repito ¡Todos al Hangar! –
Cristian y yo nos quedamos mirando fijamente y dijimos en voz alta
y al mismo tiempo: - ¡Las Chicas! –
Salimos corriendo del recinto para dirigirnos al área de las
habitaciones, pero cuando llegamos a la puerta del laboratorio una estampida de
soldados que corrían hacía el hangar nos impidió el paso. Cristian levanto su
mirado por encima de las personas para cerciorarse que las chicas vinieran
entre la gente, pero a pesar de su altura se le dificultaba ver. Tomó mi brazo
a nivel de la muñeca y me jalo fuertemente introduciéndose dentro del caudal de
personas en sentido contrario, la gente chocaba contra él pero se mantenía
firme y avanzaba en dirección del salón de cuarto, yo iba detrás de cubriéndome
con su enorme cuerpo para evitar ser arroyado por los soldados. No tardamos mucho
para salir del corredor y llegar hasta la puerta que comunicaba con el salón,
levantó su cabeza pero no logró ver a las chicas, se voltio y a duras penas
pude oír lo que decía: - ¡Ve por Anna, yo iré por Raishell y Scot! ¡Nos veremos
en el hangar! –
Asentí con mi cabeza y nos separamos en ese punto, la amplitud del
salón había facilitado que avanzáramos a través de la gente. Llegué a la
habitación y abrí la puerta rápidamente y la cerré a mis espaldas con la misma
velocidad. Di unos pasos pero cuando estuve a punto de llamar a Anna, ella
salió del baño
Anna: - ¡Aquí estoy, cariño! ¡Sabía que vendrías por mí! –
John: - ¡Qué bueno que estás aquí! ¿Hablaste con Raishell? –
Anna: - ¡Si, estuve con ella hasta hace unos momentos, la dejé
para venir al baño pero sonó la alarma! ¿Cristian fue por ella? –
John: - ¡Si, ya debe estar con ella! ¡Rápido, Tenemos que ir al
hangar! –
Anna: - ¡Andando! –
Abría la puerta con cuidado para cerciorarme que la cantidad de
gente que salía en dirección del hangar hubiese disminuido. Asomé mi cabeza y
vi que había menos soldados, tomé por la mano a Anna y salimos rápidamente en
el mismo sentido de la gente que aun seguía pasando por el salón. Eché la
mirada en todas direcciones para ubicar a Cristian y a Raishell pero no los vi,
así que seguí avanzando hasta que llegamos al hangar. El coronel estaba parado
en un extremo esperando que toda la compañía se terminara de reunir. Apenas
habían pasado diez minutos desde que sonó la alarma, casi dos mil soldados
estaban completamente reunidos y listos para recibir las órdenes de Amadeusz,
que miraba el reloj en su muñeca impacientemente. Levantó la mirada para
verificar la cantidad de soldados que estaban reunidos a la vez que se acerba
hasta un micrófono que estaba dispuesto a unos pocos metros más delante del
lugar en donde se encontraba parado, dio unos golpecitos a la cabeza del
aparato probando que estuviese activado y sin pensarlo mucho comenzó a hablar:
Amadeusz: - ¡No es sorpresa que la alarma sonara! –
Dijo el coronel haciendo una pausa para dar tiempo a que todos
llegaran al lugar, yo dirigí mi mirada en dirección a la puerta y vi que
Cristian y Raishell se acercaban entre la multitud para llegar hasta donde
estábamos, pero no vi a Scot. Pensé que probablemente por su tamaño no podía
divisarlo aun, pero cuando Cristian se acercó por completo me di cuenta que no
estaba con ellos.
John: - ¿Dónde está el muchacho? –
Raishell: - ¡Está con Richard! Dijo que se encargaría de él –
Cristian: - ¡No te preocupes! Estará bien –
Miré fijamente a Cristian, pero él me guiño el ojo en señal que
todo estaba bien.
Todos los soldados estaban en el lugar, firmes y listos, esperando
las instrucciones de Amadeusz que no tardó mucho en dejar escuchar su voz a
todos los que estábamos en el lugar.
Amadeusz: - Todos habíamos estado esperando este día con ansias.
¡La hora ha llegado! Desde este momento en adelante daremos todo lo que
tengamos por dentro, cada gota de sudor, sangre, dolor y determinación la
dejaremos plasmada en esos bastardos, que, en pocos minutos tendremos en este
lugar. No permitiremos que nos arrebaten el derecho vivir, les enseñaremos que
si algo será erradicado de la fast de la tierra, serán ellos –
Todos los soldados levantaron sus armas al aire gritaban
eufóricos: - ¡No nos vencerán! ¡No nos vencerán! -
Amadeusz: - ¡Todos saben cuáles son sus posiciones! Pero antes de
que vayan a sus lugares el Doctor Krull, El Doctor Hamton y el Doctor Smirolav,
pondrán unas vacunas que les ayudarán en caso de que sean heridos. Ellos estarán
en este mismo lugar en donde estoy parado y se las aplicarán a cada uno. Formen
una fila de manera ordenada y háganlo rápido ¡No tenemos mucho tiempo! Luego
¡Enséñeles a esos bastardos quienes son
los que mandan! ¡Doctores! Hagan su trabajo. Mujeres y niños; ya saben que
deben ir al refugio. Dios está de nuestro lado en este día -
El coronel soltó el micrófono al mismo tiempo que los soldados
comenzaron a formar la fila para recibir la vacuna. Me temía que no fuera
suficiente para todos, pero haría hasta lo imposible para lograr dárselas a la
mayor cantidad de soldados. El coronel se acercó hasta donde estaba pasando
entre la multitud.
Amadeusz: - ¡Doctor Krull! ¿Todo en orden? –
John: - ¡Todo en Orden, coronel! Comenzaremos a vacunar de
inmediato –
Amadeusz: - ¡Excelente! Ustedes, señoritas. Ya saben dónde está el
refugio, no pierdan más tiempo. –
Anna y Raishell se despidieron de nosotros con lagrimas en los
ojos y luego se marcharon, me quedé pensando en Richard y en Scot. Aun no había
logrado verlos
Amadeusz: - ¿Pasa algo Doctor? –
John: - ¡Si, coronel! ¿Dónde están Richard y Scot? ¡Me preocupa
que no los haya visto por ningún lugar! –
Amadeusz: - ¡Richard está en la sala de radio haciendo contacto
con los aliados del mapa que trajeron y Scot ya está con unas de las mujeres
guía del campamento en el refugio! ¡Nada de qué preocuparse, Doctor Krull!
¿Está más tranquilo? –
John: - ¡Si, definitivamente! –
Amadeusz: - ¡Haga su trabajo Doctor! Confío en usted ¡Buena
Suerte! –
Amadeusz dio la espalda y se retiro a su lugar, Cristian se
despidió de mí y fue a su respectivo lugar con los trabajadores. Miré hacia el
comienzo de la fila, Los Doctores ya habían bajado las primeras vacunas y
estaban comenzando a aplicarlas a los doctores, no perdí tiempo y fue a su
encuentro para ayudarlos.
El proceso de aplicar la vacuna era muy rápido, los hombres no
presentaban problemas algunos. Noté que al igual de rápido se inyectaban las
vacunas, también se acaban, era evidente que no alcanzaría para todos. La
alarma volvió a sonar, seguido de la voz que salía por los megáfonos. - ¡Quince
Minutos para el contacto con el enemigo! ¡Todos a sus puestos! –
Hamton: - ¡Rápido, Doctor Krull! Debe ir por el resto de las
vacunas para los hombres –
John: - ¡Aun así no alcanzaran para todos, Hamton! –
Amadeusz: - ¡Tampoco tenemos tiempo! –
John: - ¡Envíe a los hombres a sus posiciones de combate! Nos
organizaremos y pasaremos por todos los puestos vacunando a los que faltan. Lo
haremos solo con los que estén haciendo frente. El resto esperará hasta que
hagamos más y podamos suministrarle a ellos también –
Hamton: - ¡Excelente! Lo haremos así… ¡Smirolav, ya sabe lo que
tiene que hacer! –
El doctor Smirolav asintió con su cabeza, Hamton tomo las cavas y
me acompañó hasta el laboratorio para tomar el lote siguiente de vacunas.
Colocamos todas las que entraron en las cavas y salimos nuevamente al hangar,
pero ya no quedaban soldados. Todos habían tomado sus posiciones y Smirolav
estaba esperando por el resto de las vacunas para comenzar a ir puesto por
puesto a colocarla a los soldados que aun no habían sido inyectados. Hamton
miro su reloj de pulsera y nos miro a los ojos
Hamton: - ¡Solo quedan 8 minutos! ¡Hagamos esto rápido y sin
errores! Nos veremos en el laboratorio en lo que terminemos para hacer el resto
de las vacunas –
Cada uno de nosotros tomó una cava con el máximo de vacunas que
entraban en ellas y nos separamos. Me tocó ir hasta los hombres que comenzaban
a abordar los aviones para el combate aéreo, pasaba velozmente por cada uno de
los aviones y sin siquiera desinfectar la zona, inyectaba vacunas a cuanto
soldado veía, pero tampoco alcanzó para todos. Comencé a mirar como soldados
salían apresurados del hangar, colocando sus uniformes a medida que se dirigían
hacia sus respectivos aviones, los asistentes los acompañaban terminando de
darles las coordenadas y las instrucciones para el ataque. Miré hacia el otro
lado, la infantería terrestre ya estaba casi completa en los tanques y los
vehículos de guerra. Algunos comenzaban a cargar las armas y los tanqueros
hacían pruebas veloces de las armas de los tanques para asegurar que todo
funcionase como debería, al mismo tiempo lo estaban listos ya habían emprendido
el camino al encuentro con el enemigo. Algunos aviones comenzaron a tomar sus
posiciones en la pista de despegue y comenzaban a salir. Todo había comenzado.
A lo lejos puede avistar la inconfundible silueta de Cristian que corría en
dirección al hangar, comencé a correr a su encuentro para ver de qué se
trataba, de pronto la alarma volvió a sonar - ¡Contacto en un minutos,
preparados para abrir fuego! - Aquella
orden me dejó casi inmóvil, el miedo comenzó a apoderarse de mí, la adrenalina
corría por mi torrente sanguíneo a toda velocidad. Sacudí mi cabeza un par de
veces para espantar la sensación y seguí corriendo al encuentro de Cristian,
del otro lado podían avistarse los soldados que subían a las torres en donde se
encontraban las Ametralladoras Barret M82. Aceleré el ritmo lo más que pude y
justo cuando iba llegando a la seguridad del hangar pasó un helicóptero
soltando una ráfaga de tiros. Casi inmediatamente las ametralladoras de las
torres comenzaron a abrir fuego, un avión de los nuestros sobrevoló el lugar a
baja altura persiguiendo al helicóptero y disparó un misil derribándolo. El
helicóptero exploto en el aire y el resto del aparataje se precipitó al suelo
encendido en fuego y cayó en un terreno que estaba dispuesto al final de la
base. Pasó otro avión del los nuestros que estaba siendo perseguido por un
avión enemigo, uno de los soldados de las torres disparó en contra pero no
logro darle, se podía ver que nuestro piloto hacía toda clase de maniobras para
eludirlo, de pronto se escucho una detonación enorme, unos de los tanques que
estaba a las afueras del refugio había abierto fuego al cielo derribando otro
helicóptero. La batalla estaña ardiendo justo encima del refugio. Yo permanecí inmóvil observando lo que
sucedía, de pronto escuche que alguien gritaba mi nombre, volteé para ver de
quien se trataba. Era Cristian, estaba parado en la entrada que daba hacia el
laboratorio haciéndome señas para que me acercara. Eche un último vistazo a lo
que sucedía afuera y luego me acerqué hasta él.
Cristian: - ¿Qué diablos haces parado allí? ¿Quieres que te maten
o qué? –
John: - ¡yo solo…! –
Cristian: - ¡Tú solo un bledo! Andando. El Coronel nos está
esperando en la sala de radio –
John: - ¡Pero aun no termino las vacunas! –
Cristian: - ¡Al diablo la vacunas! ¡Un ejército completo viene en
camino! –
John: - ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo lo sabes? -
Cristian: - ¡Escuchamos la radio de uno de los artilleros! ¡Lo
informó uno de nuestros pilotos! –
John: - ¡El coronel dijo que Richard estaba en el cuarto de radios
intentando hacer contacto con los aliados! –
Cristian: - ¡Lo sé! ¡Por eso debemos llegar ahí! –
Ambos avanzábamos a toda velocidad por el lugar, pasamos corriendo
frente al laboratorio, Hamton levantó su mirada asombrado a la vez que me veía
pasar por el pasillo, en ese momento se me pasó por la mente Anna y Raishell.
Oraba a Dios para que estuviesen a
salvo.
Atravesamos todos los lugares hasta que llegamos al final del
edificio, había una pared blanca con una puerta verde. Nos acercamos con
cautela y tocamos la puerta, pero no se escucho respuesta. Cristian tocó con un
poco más de fuerza y de pronto la puerta se entreabrió dejando ver la cara de
Richard.
Richard: - ¿Qué demonios hacen aquí? ¡Se supone que deberían en
sus lugares! –
Cristian: - ¿Dónde está el coronel? ¡Tenemos información! –
Richard sacó su cabeza por completo y miró en todas direcciones
para cerciorarse que nadie más estaba con nosotros y luego hizo una seña para
que entráramos. El lugar estaba repleto de operadores de radio, había pantallas
por todos lados, radares y demás equipos. Se podían escuchar las todas las
comunicaciones de los soldados en la batalla, El coronel estaba parando en
frente de una pantalla que mostraba la ubicación de los aviones y de los
helicópteros que teníamos en el campo de batalla, observaba con detenimiento
cada movimiento que hacían los soldados, sus manos estaban cruzadas en la parte
de atrás de su espalda y cada vez que uno de los nuestro derriba a uno de los
bastardos, podía notarse como sonreía levemente.
Amadeusz: - ¡No hemos tenidos bajas! Todo está saliendo bien –
John: - ¡Son buenas noticias entonces! A diferencia de las que le
traemos –
Amadeusz: - ¿A que se refieren? –
Cristian: - ¡Escuchamos en la radio de uno de los artilleros que
unos de nuestros pilotos avistó un ejército que se dirige hacia acá!, coronel –
Amadeusz: - ¡Eso ya lo sé! ¿No ha notado que rastreamos todas las
comunicaciones? –
Cristian: - ¿Cómo diablos piensa hacer frente a eso? ¡No ha notado
que no somos suficientes! –
Amadeusz levanto su mirada hacía Richard, lo observó por uno
segundos y luego le hizo una seña. Richard nos miró a la vez que se acomodaba
en la silla
Richard: - ¡Hicimos contacto con la rebelión! Vienen para acá –
John: - ¿Entonces ese ejército es la rebelión? –
Richard: - ¡No, son más enemigos! La rebelión entendió perfectamente
todo lo que le explicamos, gracias a algunos soldados que Coronel Amadeusz
conoce que resultan que están en esa base. La cuestión es que no hizo falta de
mucho para que se diera la alarma, esta base será el punto de reunión de la
rebelión –
Cristian: - ¿Y que se supone que sucederá con los que vienen? –
Richard: - ¡Ellos están saliendo desde un punto por el que la
rebelión también debe pasar! Se interceptaran y le harán frente en ese punto.
¡No tendrán chance de llegar hasta acá! Y si lo hacen les haremos frente con
los aliados del punto de reunión uno, ellos también fueron avisados y ya vienen
en camino –
John: - ¡La batalla está ganada! –
Amadeusz: - ¡Aún no,
Doctor! ¡Pero esperamos que así sea!
Cristian: - ¿Qué debemos hacer entonces? ¡No quiero estar de
brazos cruzados! –
Amadeusz: - ¡Tomen puesto con la artillería de defensa de la base!
Estoy seguro que serán de mucha ayuda. ¡Usted también capitán! Su papel acá ya
terminó –
Richard: - ¡Entiendo! Haré todo lo que pueda –
John: - ¡Las vacunas no alcanzaron para todos! –
Amadeusz: - ¡Entonces ya sabe lo que tiene que hacer, Doctor! Sé
que están nerviosos, pero quiero pedirles que se tranquilicen y que tengan fe
en que saldremos victoriosos de esto. ¡Nuestro tiempo ha llegado! –
John: - ¡Eso esperamos! –
Amadeusz: - ¡Lo tenemos en frente señores! –
El coronel apunto la pantalla que mostraba el combate, nuestros
soldado estaban exterminando literalmente a los enemigos. No había un solo
hombre de baja, la pantalla mostraba un “X” encima de nuestros soldados cuando
eran eliminados, pero cada vez que se ponía se marcaba la “X” al poco tiempo
desaparecía. Me acerqué para cerciorarme de que mis pensamientos eran correctos
pero cuando estuve a punto de abrir la boca para preguntar el coronel respondió
orgulloso
Amadeusz: - ¡Así es, Doctor Krull! ¡La vacuna funciona! –
John: - ¡Es increíble! –
Amadeusz: - ¡Lo es, Gracias a su ayuda! –
Cristian y Richard miraba la pantalla sorprendido de lo que
estaban viendo, era impresionante que la computadora marcara a un soldado
muerto y de pronto lo desmarcara indicando que está vivo.
Amadeusz: - ¡Luego que termine el trabajo con las vacunas,
encárguese de los heridos! Hay un camión que viene con algunos, imagino que no
recibieron la vacuna a tiempo. Encárguese de que la reciban –
John: - ¡Así lo haré, Coronel! –
Miré a Cristian y a Richard y les hice señas para que nos fuéramos
de ese lugar.
Una vez en el pasillo camino a nuestros lugares, el silencio se
apodero de nosotros, caminábamos casi por instinto, pensando cada quién en sus
propias cosas, llegamos hasta el laboratorio en donde estaban Smirolav y Hamton
trabajando arduamente en las vacunas, se podía notar el estrés en sus rostros.
Cristina echó un ojo fugas a través del grueso cristal y luego me miró
Cristian: - ¡Haz lo que sabes hacer, enfermero! ¡No falles! –
John: - ¡Así lo haré, vaquero! ¡No hay lugar para las fallas! –
Richard: - ¿Qué se supone que hace esa cosa? –
Ambos nos quedamos mirando a Richard mientras él nos miraba con
cara de dudas.
John: - ¡Creo que mejor esperas que te toque para que lo veas con
tus propios ojos! –
Richard: - ¿No se supone que somos una familia? ¿Por qué no puedo
saber ahora lo que hace? –
Cristian: - ¡Porqué no lo vas a creer! ¡Sigue tu rumbo! Ya lo
verás en unas pocas horas –
Me despedí de ellos y luego fui hasta mi lugar de trabajo.
Cristian y Richard aceleraron el paso después de haber escuchado unas ráfagas
de tiros que impactaban en el techo de acero del Hangar.
Al llegar al hangar los muchachos notaron que una de las paredes
había sido derribada, un par de soldados se escondían detrás de los escombros
para impedir que un grupo de terroristas los eliminaran.
Cristian: - ¡Capitanucho! ¡Ve por la derecha y llega hasta la
torre de artillería, dispara a cualquier cosa que venga volando! ¡Yo iré a
ayudar a ese par! Nos veremos luego –
Richard: - ¿Cómo demonios piensas hacer eso sin un arma? ¿Te creer
Hulk o perdiste el cerebro? –
Cristian miró a Richard fijamente por unos segundos y luego sonrió
al mismo tiempo de daba unas palmaditas en su hombro.
Cristian: - ¡Digamos que soy Hulk! –
Le dio la espalda a Richard y salió corriendo hasta donde estaban
los soldados refugiándose detrás de los escombros, Richard se había quedado
inmóvil pensando como haría a llegar hasta la torre de artillería sin que una
bala acabara con su vida, al mismo tiempo miraba de lejos lo que hacía
Cristian. El había una un pedazo de tupo metálico de un metro y medio
aproximadamente y salió a hacerle frente a los terroristas. Richard no podía
creer lo que estaba viendo, lo terroristas había abierto fuego contra Cristian,
dispararon al menos unas cincuentas balas, todas atinaron el cuerpo de
Cristian, que seguía caminando en dirección de los terroristas batiendo el
enorme tubo contra su otra mano sin sufrir el más mínimo daño por las balas,
los tipos comenzaban a retroceder a medida que Cristian se acercaba a ellos
pero llegaron hasta una pared que les impidió seguir haciéndolo. Cristian llegó
hasta donde están los tres tipos, los miró un segundo y sin pensarlo dos veces
agito el tubo bruscamente contra la cabeza de uno de ellos, por poco lo
decapita, uno de los terroristas intento salir corriendo pero el gigante lo
tomó por un brazo y lo levanto en el aire y lo arrojo contra la pared, el
hombre cayó al suelo inconsciente. Richard miraba con la boca abierta lo que
estaba pasando, había entrado en shock. No podía creer lo que miraba, frotaba
con sus manos sus ojos para asegurarse que no era producto de su imaginación lo
que estaba viendo. Pero todo era real. Cristian se acercó hasta el último de
los terroristas, este se había agachado al punto de quedar acurrucado contra el
suelo. Cristian puso su enorme mano sobre su cabeza y lo levantó del suelo como
si fuera un pedazo de trapo, luego con su otra mano comenzó a estrangularlo. Richard
miraba atónito el cuadro, el terrorista se tambaleo entre las manos de Cristian
por algún tiempo y luego quedó inmóvil. Lo arrojó a un lado, se dio la media
vuelta y comenzó a caminar relajadamente de vuelta al hangar, Richard estaba
traumatizado de lo que acababa de ver. A medida que Cristian se acercaba a
Richard, este retrocedía asustado. Cristian se le acerco hasta quedar a un par
de metros de él y se detuvo al darse cuenta que Richard estaba en Shock
Cristian: - ¡Ya sabes para qué es la vacuna! ¡Ve a la torre!
¡Ahora! -
Richard lo miró despavorido sin cerrar la boca, esperó unos
segundos y asintió con su cabeza sin decir absolutamente nada y se dispuso a ir
a la torre, pero debido al shock en el
que había entrado tomó la dirección equivocada.
Cristian: - ¡Capitanucho! ¡Es por el otro lado! –
Richard miró en la dirección que le estaba señalando Cristian, se
dio la vuelta y comenzó a caminar.
Hamton y Smirolav ya tenía el próximo lote de vacunas listas, yo
había comenzado a preparar los contenedores en donde las transportaríamos hasta
el lugar en que estaban los soldados. Espere a los dos científicos y luego
salimos del laboratorio a toda prisa, cuando llegué al hangar vi a Cristian que
hablaba con un par de soldados que se escondían detrás de los escombros de una
de las paredes que había caído, sin pensarlo mucho me acerqué hasta donde estaban
los soldados y los vacuné, Cristian los miró y les hizo seña para que salieran.
Ellos dudaron por un segundo, pero sacaron valor y salieron al fuego cruzado,
inmediatamente se dieron cuenta que las balas no podían dañarlos, se miraron
las caras y comenzaron a reír al mismo tiempo que comenzaban a correr
disparando en todas direcciones a los enemigos que se acercaban. Del otro lado del
hangar vi a otro grupo de soldados a los que también les pusimos las vacunas.
Sin pensarlo mucho salieron y despejaron toda la zona de la base dejándola
libre de terroristas. Le di un par de vacunas y le indique a Cristian que se
encargara de dársela a Richard y a los soldados que estaban en la torre, él
asintió y salió en dirección a la torre mientras yo iba hacía el frente de la
base vacunar al resto. Cuando llegué note que había un par de soldados heridos
tirados en el suelo detrás de un tanque que había sido bombardeado, me acerque
y los examiné rápidamente, vi sus signos vitales y luego los vacuné, la vacuna
no tardó en hacer su trabajo, la bala que se había incrustado en la pierna de
uno de ellos comenzó a salir por si sola a mediad que la herida se cerraba
delante de los ojos del otro
Soldado: - ¿Pero qué rayos es esto? –
John: - ¡No te preocupes, estará bien! Ya pueden volver a la
batalla, ¡no le pasará nada! –
El soldado me miró con la boca abierta sin poder creer lo que
veía, de pronto dirigió la mirada a una herida que tenía en su hombro derecho y
notó que también estaba sanando, volvió a mirarme sonriendo y me dio las
gracias, se incorporaron al mismo tiempo y salieron corriendo al frente de
batalla. Cuando me disponía a regresar uno de ellos se devolvió llamándome
Soldado: - ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Hay hombre heridos en el frente!
Debe darles lo mismo a ellos, ¡Uno está muy grave! –
John: - ¡Iré para allá! El que está grave tráelo hasta el hangar
para que lo atendamos, nos veremos allí en unos minutos –
El soldado se dio la medía vuelta indicándome el camino, pero
cuando llegamos el soldado que estaba grave ya había muerto. La bala impacto en
medio de su pecho, comencé a sentirme culpable por no haber llegado antes con
la vacuna, puse mis dedos en su cuello para verificar si aun tenía pulso, pero
no había señal. El otro soldado me miró con lágrimas en su rostro y cayó de
rodillas delante de su compañero, lo acomodo un poco y luego lo cargo y
emprendió el camino hacia el hangar con el hombre sobre sus hombros. Los
recuerdos de lo vivido en el pueblo comenzaron a llenarme la mente, a duras
penas me incorpore y comencé a vacunas a todos los estaban heridos. Los
soldados se levantaban asombrados de lo que estaban viendo pero no perdían
tiempo en volver a la batalla, llegué hasta el último hombre caído y noté que su
pierna estaba desgarrada desde la rodilla, se revolcaba de dolor en el piso, lo
tome por las manos y lo arrastré hasta un lugar más seguro, lo tranquilicé un
poco y le hice saber que lo sacaría de ahí. Lo levante colocándolo sobre mi
hombro derecho a la vez que sostenía su pierna con la otra mano, a pena colgaba
de un pedazo de piel y perdía mucha sangre. Emprendí el regreso al hangar lo
más rápido que pude, pero para cuando llegué el hombre había perdido el
conocimiento. Lo coloqué sobre suelo y le hice un torniquete con su cinturón y
comencé a reanimarlo.
John: - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Arriba. ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Arriba. –
Contaba en mi mente a la vez que presionaba su pecho con fuerza e
introducía aire en sus pulmones. De pronto el soldado comenzó a toser, sentí
que había revivido con él. Mire alrededor del lugar pero no había nadie,
aseguré el torniquete y lo levante nuevamente y lo lleve hasta adentro. Al
final del pasillo venía uno de los enfermeros del campo de batalla con otro
hombre sobre su espalda.
Soldado: - ¿Qué hacemos doctor? ¡Tiene una bala en su espalda! –
John: - ¡Rápido, abre la puerta del laboratorio! –
El soldado se dio la vuelta de una patada abrió la puerta del
recinto de investigaciones, pasé rápidamente y me dirigí al lugar en donde
estaban los animales, coloqué al soldado que llevaba cargado sobre la mesa y
rápidamente desocupé el mesón para que el enfermero colocara al otro hombre
allí.
John: - ¿Cómo te llamas? –
Snake: - ¡Snake, señor! Me dicen Snake –
John: - ¡Muy bien Snake, quiero que pongas tu mano sobre la herida
de tu amigo y hagas presión lo más fuerte que puedas! –
Snake: - ¿Se pondrá bien? ¡Es mi hermano, señor! –
Miré la cara despavorida y bañada en lágrimas del enfermero, y
luego miré como la sangre salía por el orificio de que había dejado la bala,
asentí con mi cabeza y me acerque hasta donde estaba el soldado para tomar sus
signos. Había pedido mucha sangre y su ritmo cardíaco estaba bajo
John: - ¡Escúchame bien, Snake! Toma un par de pinzas de esa
gaveta y quiero que la introduzcas dentro del orificio, intenta extraer la
bala. Luego inyéctale lo que está en esa jeringa. –
Me miró asintiendo con su cabeza y sin perder tiempo comenzó a
extraer la bala de la espalda de su hermano, fui hasta el otro soldado que
había dejado sobre la mesa, estaba consciente pero no dejaba de quejarse.
Conseguí un poco de morfina y lo inyecté a la vez que me disponía a suturar su
pierna. Desinfecte toda la zona, corte por completo la piel que a duras penas
sostenía la pierna y comencé a suturarlo
Soldado: - ¡No! ¡Mi pierna no! ¡Demonios, doctor! ¡No! –
John: - ¡Tendrás que conformarte con esto, soldado! Perderás la
vida de lo contrario –
Al terminar de decir eso el soldado perdió el conocimiento, tomé
sus signos vitales para asegurar que no había sufrido un paro cardíaco y luego
seguí suturándolo. Una vez que terminé lo vacuné. Miré que Snake estaba
teniendo problemas con su hermano, el joven había comenzado a escupir sangre lo que significaba que su
pulmón había sido perforado. Me acerqué hasta él, le quité la pinza de la mano y
lo hice a un lado. Inmediatamente noté que no podría sacar la bala de esa
forma, tomé morfina y lo inyecté luego hice una pequeña incisión con el bisturí
y coloque un tubo para que el pulmón sacara toda la sangre que tenía adentro.
Espere unos minutos a que se vaciara y luego metí mis dedos dentro da la
incisión, exploré hasta que sentí la bala, saqué el tubo y metí las pinzas y
pude extraerla. Volví a colocar el tubo y me hice a un lado mientras el pulmón
seguía drenando líquido.
Snake: - ¿Va a vivir? ¡No me mienta! ¿Va a vivir? -
John: - ¡Te aseguro que lo hará! –
Luego de algunos momentos de tensión tomé la vacuna y se la
coloqué al soldado, noté que Snake estaba en un rincón del salón con la cara pálida, abrumado. El sudor corría por su frente descontroladamente, sus ojos
cristalinos anunciaba lagrimas que sostenía detrás de un intento conservar la
hombría que lo había hecho ganar el uniforme que llevaba puesto.
John: - ¡Pensé que eras enfermero! –
Snake: - ¡Lo soy, señor! Pero es mi primera vez en batalla –
John: - ¡Lo imagine! ¡No te preocupes por tu hermano, estará bien!
La vacuna lo terminara de sanar –
Snake: - ¿De dónde demonios sacaron eso? –
John: - ¡Es una larga Historia! Debemos ir por el resto de los
heridos, hay mucho del otro lado.
Snake: - ¿Qué haremos con estos dos, señor? –
John: - ¡Esperemos a que se recuperen solos! La vacuna se
encargara del resto. ¡Andando, no tenemos tiempo que perder! –
Antes de salir miré al soldado que estaba sobre la mesa, había
abierto los ojos y miraba fijamente el techo. La pérdida de su pierna había
comenzado el ataque psicológico. Quise darle unas palabras de aliento, pero
sabía que eso no cambiaría lo que estaba pasando por su mente en ese momento,
di la vuelta y salí del recinto a toda prisa con Snake, de seguro tendríamos
más casos como estos que atender. A medida que avanzaba por el corredor
recordaba a Anna, me preguntaba si estaría bien. Había confiado ciegamente en
el refugio que Amadeusz había dispuesto para ella y las demás mujeres del
lugar. - ¡Todo estará bien! – repetía mi mente a medida que nos acercábamos al
hangar.
Una vez en el hangar salimos al campo donde se practicaban los
tiros. Había hombres tirados por todos lados, pero no eran de los nuestros. Los
soldados estaban arrasando con todo lo que se les acercara, un par de los
nuestros yacían tendidos detrás de un vehículo de carga que se encontraba casi
al final del campo. Cerca de allí estaba uno de los carros de transporte
interno que usaba el coronel para moverse de un lado a otro, tomé el carrito y fui
hasta donde estaban los dos heridos, los cargué en el carro y los lleve hasta
adentro. Uno de ellos tenía una herida de bala en el hombro. El otro tenía un
corte profundo en su cabeza, podía verse el cráneo y estaba inconsciente cuando
lo subí al carro, estaba vivo. Snake se había quedado conmigo, iba atendiendo a
los dos soldados mientras yo conducía el carro. Los colocamos en el suelo del
hangar a unos pocos metros de distancia de la puerta que conduce al interior. Snake
estaba haciendo un estupendo trabajo con ambos, lo miré por un segundo y luego
le hice seña para que le colocara la vacuna a los dos una vez que terminara. El
asintió con su cabeza y yo me aleje un poco para echar un vistazo al otro lado
de la base, donde estaba el aeropuerto. Había un par de helicópteros caídos en
el centro del lugar, desde el lugar donde me encontraba podía ver como nuestros
soldados mantenían apuntados a un grupo de terroristas que de seguro venía con
los helicópteros. De pronto una ráfaga de balas dejó su estela en el cielo en dirección
a los helicópteros que estaba viendo, miré en la otra dirección y vi que un
helicóptero de los terrorista hacía un esfuerzo por rescatar al grupo que
estaba en el campo, pero cuando terminó de entrar en la base una de las torres abrió
fuego contra el aparato haciendo que se derribara en medio del campo de tiros. Miré
hacia la torre y pude ver a Cristian y a Richard celebrando el sucedo. Volví a
ver el aparato que se acaba de estrellar y noté que un grupo de nuestros
soldados ya se estaban acercado para hacer su trabajo, del otro lado en el
aeropuerto los otros soldados ya habían sometido a los enemigos y se
disponía a trasladarlos hacías unas
celdas que estaban por detrás de la base, aislados de todos.
Me quedé parado esperando la oportunidad de ayudar a alguien más,
pero evidentemente habíamos ganado el comienzo, miré al lugar donde había
dejado a Snake con los dos soldados y noté que el Coronel Amadeusz había bajado
de su oficina de control y se dirigía hacia mí con una sonrisa pintada en la
boca.