viernes, 22 de abril de 2016

La Realidad Detrás Del Guri


¿Sabias que el mismo Rio que surte a el Embalse del Guri, surte al embalse de Macagua? Así mismo como lo lees, El Rio CARONÍ surte ambos embalses, pero ¿No se te hace extraño que Macagua este lleno de agua y Guri este deficiente? Más abajo te enteraras el "Porque de esto"

Resulta que en nuestro querido y amado estado Bolívar, se está llevando a cabo desde hace varios años, la construcción de otra central hidroeléctrica, la Central Manuel Piar, o mejor conocida como TOCOMA. Esta planta, según los estudios realizados por la empresa ARGENTINA IMPSA (Encargada de la Construcción) debería estar operativa para el año 2014, pero por extrañas circunstancias (NO SE PAGO SEGUN LO ACORDADO) la obra fue detenida en el mismo año en que debería haber entrado en operación. El Rio CARONÍ quedó desviado en la parte baja, Obstaculizando el Paso de Agua hacia la central Hidroeléctrica GURI que está ubicada a solo 16 KM de distancia del Lugar. No hay que ser un Letrado ni un Genio para adivinar que este desvío en la parte baja del CARONÍ es el principal Problema de la falta de agua en el embalse del guri. Macagua no se ve afectada, porque a pesar de ser surtida por el mismo río CARONÍ, la ramificación de surte el embalse viene desde el otro lado. Aquí algunas imágenes. 

Rio Obstaculizado
Obra Detenida















¿Sabía Usted que el Fenómeno del Niño Afectó a Toda Latinoamerica?  entonces ¿Cómo es que Solo Venezuela tiene Problemas Energéticos?  La respuesta es simple. Los fondos destinados para los mantenimientos de las centrales hidroeléctricas fueron desviados y no se utilizaron para el fin con el que fueron emitidos. Sumado a esto, la problemática del bajo nivel agua en el embalse que es ocasionado por la negligencia, irresponsabilidad y actos de corrupción, que, quedarón impunes porque evidentemente no se han Resueltos, y no del fenómeno del niño como, como nos vienen mintiendo desde hace un buen rato, tenemos la formula mortal para el colapso del Guri 

Otro de los factores que influye grave y contundentemente, es que de las 20 turbinas instaladas y distribuidas en Guri solo están trabajando 6. Desde el año 2012. Estas turbinas de fabricación ALEMANA, requerían mantenimiento, pero por el alto costo que representaba la tecnología alemana, el Gobierno del Entonces Presidente Chavez, hizo convenio con los Chinos para que ellos se encargaran de ese trabajo por un costo menor al que usualmente se estaba pagando. Los Chinos procedieron con la tarea y en un punto determinado, percataron que no tenían acceso a la tecnología de la turbinas y decidieron hacer algunos ajustes para poder adaptarlas a su alcance, pero luego, ocurrió el acto de magia "DESAPARECIERON LOS FONDOS" y las modificaciones quedaron a mitad y en algunas turbinas no se comenzó, lo que las dejó fuera de servicio hasta que se solucionara la situación. 2 Años más tarde, el Gobierno Vzlanos intenta tapar la realidad atribuyendo la culpa de las malas decisiones y gestiones al fenómeno "El Niño". 

Intentamos Obtener declaraciones certificada por parte de los trabajadores en la Represa Manuel Piar, pero se nos fue imposible obtener sus nombres y datos para publicarlos, ya que temen ser victimas de represarías. la investigación de lo que está sucediendo realmente en Guri y  Manuel Piar, publicada en este articulo, se pudo llevar a cabo gracias a Colaboradores y trabajadores que brindaron datos Narrados de lo que acontece, la información es totalmente REAL Y VERIFICABLE.

Desenmascarar las Mentiras de este gobierno y todas sus fechorías, se ha vuelto un trabajo bastante difícil, pues, los inventos que dicen y hacen para ocultar sus actos de corrupción, transcienden la imaginación y la capacidad de las mas ávidas mentes, lo que termina por engañar de manera vil al pueblo de Vzla que hoy padece de la terrible caída del suministro eléctrico a nivel nacional por culpa de la corrupción de los que hoy tienen el poder. Ciertamente los Vzlanos estamos a unos pocos metros del Colapso del guri, y no precisamente por "El Niño" a pesar de que las recientes lluvias brinden un poco de alivio, llevara algún tiempo que el guri vuelva a un nivel seguro. 







martes, 19 de abril de 2016

Un poquito de: ¡Por Favor!

"Que no se te Ocurra otra vez, Volar por donde yo vuelo" Dice la Canción del Criollo Reynaldo Armas... Valga la publicidad para este Sr. Lo cierto de la letra del interprete es que atina con suma precisión a la situación que vive nuestra amada Vzla. Cantarle algo así a estos usurpadores una vez que hayamos logrados desprenderlos de la gestión , definitivamente no tendría precio. tu y yo sabemos que todos los gobiernos anteriores habían hecho de las suyas con los fondos y las riquezas de Vzla, la diferencia es que el pueblo también se comía una tajada de la torta, pero estos tipos se la llevaron completa y no dejaron ni las migajas para los perrillos. Pare usted de imaginarse la cantidad de plata defalcada durante estos casi 18 años de penumbras en la que sumergieron a Vzla. A veces, cuando camino por las calles de mi amada Guayana, me pregunto si es que ellos viven en una capsula de cristal, aislados de toda realidad, la realidad que sentimos en carne propia todos. Aquí ya no importa si tu franela es Roja o Azul, Verde o Amarilla. La pela que nos están dando es desgarradora.

Pero lo irónico de toda es que veo gente pidiendo cambio, ¿A qué cambió se refieren? porque veo a esas mismas personas lanzando basura en las calles, Comiendoce los semáforos, Aprovechándose del más debil, Etc.  Cualquiera que tenga un poco Moral y Principios puede certificar que lo que escribo es cierto. 

Esperamos con ansías desbocadas que el referendo se lleve a cabo este mismo año, pues, los Vzlanos ya no aguantamos más la caída por el barranco. Aunque si de verdad queremos un cambio, comencemos por cambiar nosotros mismos, recobrando las buenas costumbres y modelas que solíamos exhibir a todo dar y que nos hacía sentir orgullosos de ser hijos de esta tierra. Hagamos que cada minuto cuente y que nuestras acciones marquen la historia de una nueva generación. Seamos los Vzlanos que a todo pulmón publicamos en las redes sociales y ratificamos al quejarnos de los que estamos diciendo. SEAMOS VENEZUELA 

domingo, 17 de abril de 2016

¿Hasta que Punto?

¿No basta con todo lo que está pasando en el país, para que los Venezolanos despertemos y salgamos a la calle para recuperar lo poco que queda de país? desde mi punto de vista, lo que veo en las calles no se llama apatía, lo denomino certificadamente "Complicidad". Si alguien te da una cachetada, como acto mínimo te alejas para que no se repita la situación. Entonces, si el gobierno te ha destrozado la vida, al igual que muchos de los Venezolanos ¿Por que seguimos aguantando? ¿Masoquismo? hasta con las medicinas de nuestros pequeños han tenido que ver, se han llevado todo cuando han podido, no hay forma de que una persona con sueldo básico pueda sobrevivir, La delincuencia nos ha arrebatado de las manos a nuestro seres queridos, pertenencias y hasta nos ha hecho perder la moral. Los principios que formaban el primer rayo de luz de la sociedad venezolana, se fueron de viaje y solo nos dejo el recuerdo de aquellos días en que podíamos caminar por las calles de nuestro amado país con alegría sin tener más preocupaciones que las normales: Llegar temprano al trabajo, cuidar a nuestros hijos, ser un buen padre y esposos. ¿A donde arrojaron todas esas simplicidades? ¿Que hicieron con las bases solidad de nuestros ciudadanos? ¿Por qué? 

Se encargaron de acabar no solo al país, jugaron con las esperanzas que teníamos de hacer de nuestra Venezuela un mejor lugar, ¿Lo recuerdan? ¡6 De diciembre del año 1998! ¡Cuando eramos Felices y pensábamos que estábamos acabados! Yo lo recuerdo como si hubiese sido ayer... Recuerdo que el teléfono de casa sonaba constantemente a largo de los meses, llamadas de personas ofreciendo servicios y productos de todo tipo.  ¡Cuantas cosas buenas había! pero los Venezolanos pensábamos que eran un fastidio, que si alguien llegaba a Venezuela de otro país y montaba un negocio, que de cierta forma generaba empleo, era tildado de ladrón, porque venía a hacerse rico. O por lo menos eso terminaron inculcando a aquellos de mentes débiles y con mayor necesidad, que por circunstancias ajenas a la voluntad de muchos, no habían podido surgir. Pero luego retrocedo un poco y miro a través de la ventana de mis recuerdo y analizo superficialmente lo que sucedía en aquellos día y rápidamente concluyo que nunca supimos valorar lo que nuestra Nación nos estaba dando. Permitimos que conceptos de odio y división se instalaran en nuestra sociedad, y lo que empezó como un juego de Escuálidos y Fuertes terminó siendo la peor maldición para nuestro pueblo. Tuvimos la oportunidad latente de ser un potencia, pero a cambio preferimos la regalía y la facilidad de tener todo a cambio de poco esfuerzo. ¿Que hay con el presente? ¿Has pensado por un momento cuanto tiempo nos tomará reconstruir todo esto? Quizás lo único que está pasando por tu mente en este momento es en salir del país, ¡Ya no lo soportas!  probablemente estés pensando como yo ¡De cierta forma fuimos y seguimos siendo cómplices de toda esta barbarie que vive nuestro pueblo! cómplices porque a pesar de que no apoyamos la gestión, tampoco hemos hecho algo para revertirla, o por lo menos, en mi caso, siento que lo que hecho ha sido muy poco, insuficiente y quizás hasta nulo. No trato de que leas esto haciéndote recordar que quizás, en algún punto, también pudiste ser parte algo que pudo haber significado un cambio notable. Escribo porque desahogo desde mis entrañas el DOLOR que se acrecienta día a día en mi corazón al ver a mi Vzla y su estado. Escribo porque a pesar de tener la consciencia limpia a nivel político, tengo el alma hecha mil pedazos, de tanto ver lo que sucede. Me preocupa más la apatía y la complicidad con la que muchos salen a las calles haciendoce la vista gorda de lo que está ocurriendo, que con ganas reales de un cambio que profesan desde la punta de la lengua para afuera, Palabras que se lleva el viento. tan vacíos por dentro que si golpeas contra su tórax resonaría como un tambor. Pero se hacen llamar Venezolanos. Tu y yo sabemos quienes son. los que lean el Articulo con el mismo nudo en la garganta con el que lo escribo, sabrán que estás líneas que a duras penas llegaran a unos cuantos, Marcarán la Consciencia y la razón de los que realmente sentimos a Venezuela corriendo por las venas. ¿Has que Punto?  Solo tu puedes decir ¡Hasta este Punto!

sábado, 16 de abril de 2016

...Y Ahora Nadie Lo Quiere

Las personas que nos dedicamos a ofrecer el servicio de TAXI, por lo general, tenemos un medidor de la situación económica, no es noticia nueva que un pasajero, cuando se sube al vehículo para ser llevado a algún lugar de la ciudad, lo primero que hace es quejarse de lo nefasto que ha sido este periodo presidencial presidido por Nicolás Maduro.  Quizás algunos solo reflejan en los rostro su descontento, ocultando sus palabras en lo profundo de la razón y opacando las emociones con las tareas cotidianas que llevan a cabo. Otros se suben al vehículo con un poco más de animo para compartir su opinión, pero no con menos indignación, tristeza y frustración que sienten aquellos que solo se limitan a transitar por las calle.

XXXX: - ¡Güenos Días Señor! ¿Me lleva pal' core 8?
TAXISTA: - ¡Claro, Mil bolitos mi hermanito! -

Algunos segundos después de subir y haberse instalado en el taxi, lo que básicamente sucede con alguien condescendiente y amigable, es lo siguiente:

TAXISTA: - ..Y ¿Cómo está la cosa? ¿Donde consiguió esa mantequilla, mi hermanito? -
XXXX: - ¡No mijo! esa me la regalo el compadre que la compro donde los bachaqueros... ¡Yo tengo rato que no veo mantequilla por ahí y ya no estoy para hacer cola!
TAXISTA: - ¡Caramba! ¡Pero yo te veo bueno y sano! ¿Cómo es que no puedes hacer la cola? -
XXXX: - ¡Si, me veo bien! pero es que no puedo estar parado mucho rato porque hace unos meses me caí por unas escaleras y tengo la espalda embromada ¡Taba' ayudando a la vieja con unas cosas y me resbale! pero bueno, unos tienen más suerte que otros -
TAXISTA: - ¡Errrrga! ¡Me imagino que te diste duro!...  y mira, tu que andas por ahí en la calle ¿Cómo ves la cosa?
XXXX: -  ¡Todos los días más trancado! ¡Para todo un problema! el transporte es un problema, la comida es un problema, los remedios son un problemas... Vengo saliendo de la clínica que me tocaba consulta con la terapeuta y me dijeron que no me iban a atender porqué a las 4:00 pm se va la luz y regresa a las 6:00 y que ellos después de esa hora no trabajan. ¡Yo no se pa que me hicieron gastar 2000 Bs de pasaje si no me iban a atender? ¡Debe se que a ellos no le duele el billete!
TAXISTA: - ¿En serio te dijeron que no te iban a atender? ¡Mi Dios!  ¿Hasta que punto iremos a llegar?
XXXX: - ¡Hasta el punto en que el pueblo se arreche y salga a la calle!
TAXISTA: - ¡Pero es que el pueblo ya está arrecho! lo que no entendemos es porque no terminan de salir a la calle
XXXX: - ¡Yo tampoco lo entiendo, mijo! pero bueno tendremos que aguantar a ver cuando es que los jovenes como ustedes se dignan a hacer algo, nosotros los viejos somos los que mas sufrimos esta vaina... ¡Es que yo sabía que militar no sirve pa sé político! en mis 76 años nunca vote por esos coños e madres.. y mi papá, que Dios lo tenga en la gloria.. ese tampoco, el decía que si ganaba el loco se acaba Venezuela.. ¡Y mira, no se equivocó!
TAXISTA: - ¡Bueno! Si usted no voto por el, y yo tampoco ¿Entonces quién? porque las personas que se montan aquí, dicen que ninguno voto por este pedazo de maniquí... pero algo tengo seguro, ¡Que solo no se montó en la silla! yo la primera vez que vote fue en el 98' y le di el voto a Irene.. jajajajajaa!
XXXX: - ¡Cooooo! ¡Bien Bonita que taba esa muchacha! jijijijijiji ¡Por aquí mijito, dejeme por aquí! Gracias por traerme, tenía rato en esa parada y nadie me quería traer-
TAXISTA: - ¡A la orden! Feliz Día...

Un Buen medidor tenemos los taxistas, para concluir como se siente el Venezolano de a pie. Lamentablemente las personas de la tercera edad y los más pequeños son los que más sufren las calamidades de esta nefasta gestión que amenaza con creces y sin piedad a todos, sea del color que sea, del partido que sea y de la posición social que sea. Ciertamente nuestro país necesita de todos, Comencemos por ABRIR LOS OJOS. 

viernes, 15 de abril de 2016

LA FUERZA INTERIOR - Capítulo V - EL ATAQUE


Capítulo V – El Ataque

Anna: - ¡Espero que no sea unas de tus ocurrencias! –
Raishell: - ¡Para nada! ¿Recuerdas los códigos en el mapa? –
Anna: - ¡Por supuestos! Tienes a medio cuartel detrás de ti por esos endemoniados códigos, aun no termino de entender para que sirven o que rayos dicen – 
Raishell: - ¡Son la ruta que llevan a la ubicación exacta de la rebelión, en Latvia! –
Anna: - ¡Eso ya lo había escuchado! ¿Cuál es la novedad? –
Raishell: - ¡La novedad es que el último código lo tengo yo! –
Anna: - ¿De qué me hablas? ¿Por qué no has informado de eso a los muchachos? –
Raishell: - ¡Porque estaba esperando este momento! No quiero quedarme aquí esperando a que vuelvan ¡Quiero ir con ellos! Y si ellos quieren el código, tendrán que llevarnos –
Anna: - ¿Te has vuelto loca? ¡Van a la Guerra! ¿Qué sabes de guerras? –
Raishell: - ¡Si, ellos irán a la guerra, pero nosotras nos podemos quedar en el punto de reunión en donde está la rebelión! ¿Para qué quedarnos en este lugar cuando podemos estar del otro lado ayudando con lo que sea? –
Anna: - ¡No creo que eso sea muy conveniente, Raishell! ¡Recuerda que ya derribaron un helicóptero! ¡Yo no me atrevería a apoyarte con eso! De solo pensar que tengo que pasar por todas esas cosas nuevamente mi cerebro entra en shock ¡Creo que es conveniente que esperemos acá! además desde aquí también podemos ayudar ¿recuerdas la petición del Coronel Amadeusz? –
Raishell: - ¡La recuerdo! ¡Pero pensaba que podríamos hacer más desde aquel lado que aquí! –
Anna: - Entiendo perfectamente tu posición, amiga. ¡Créeme que lo hago! Pero tienes que entender mi posición también. Si quieres hacer eso que dices, por mi está bien, pero no puedo apoyarte en esa aventura. No creo estar lista para eso y sé que no me lo preguntaste, pero creo que tú tampoco lo estás ¡Admiro tu valor! pero no creo que podamos con esa carga. Sea lo que sea que decidas y te haga feliz, por mi está bien –
Raishell: - ¿En verdad crees que no estamos listas? –
Anna: - ¡Raishell, ni siquiera se usar un arma! Las veces que John me dio una a duras penas pude cargarla ¿Qué podemos hacer allá en caso de que nos ataquen? Aquí nos quedaremos con soldados y el resto de las mujeres que conoceremos hoy ¡Estaremos a salvo y esperaremos que regresen! Tengo fe en que lo harán –
Raishell: - ¡Pensé que podríamos ir juntas! Pero creo que en cierta forma tienes razón ¿Qué debo hacer entonces? –
Anna: - ¡No lo sé amiga! Pero si yo fuera tu entregara el código, ellos lo necesitaran más que tú ¡Te lo garantizo! –
Raishell: - ¡Creo que tienes razón! Pero hay otra cosa más –
Anna: - ¿Qué otro secreto tienes? –
Raishell: - ¡Mi hermano menor era el piloto del avión en el que nos estrellamos! –
Anna: - ¡Eso ya lo sabía! –
Raishell: - ¡Sí, pero lo que no sabes es que él tenía el un pedazo del código que falta! –
Anna: - ¡Eso sí que es una sorpresa! ¿Cristian y John lo saben? –
Raishell: - ¡Aun no! yo tampoco lo sé, solo espero lograr hacer contacto con mi código y que pueda explicar lo que sucedió para que den acceso a la ubicación –
Anna: - ¡Entonces creo que tendrás una larga conversación con tu gigante esta noche! –
Raishell: - ¡Espero que no me arranque la cabeza! –
Anna: - ¡No lo hará! Se nota que te quiere –
Raishell: - ¡Espero que sea así! –

Las horas pasaron rápidamente, estaba más concentrado de lo normal en la vacuna. Mi mente no terminaba de asimilar como rayos habían llegado a semejante descubrimiento. Miré el reloj de pared del laboratorio y luego le hice una seña a Acram para ir a comer, el asintió sonriendo, soltó una libreta de apuntes que le había dado para que tomara nota de todo lo que le decía a medida que yo me encargaba de los estudios. Nos despojamos de las batas y los guantes y salimos del lugar, el doctor Hamton y su compañero Smirolav también se disponían a marcharse. Esperé en el pasillo a que todos estuviesen fuera del lugar y se encaminaran hacia al comedor, yo por el contrario fui hasta mi habitación para ver cómo estaba Anna. Llegué hasta el final del pasillo y antes de poder girar la manilla que abre la puerta al salón de las habitaciones escuche la voz inconfundible de Cristian

Cristian: - ¿A dónde crees que vas, vaquero? O ¿Tengo que llamarte Doctor? –
John: - ¡Al diablo con eso! Iba a ver a Anna ¿Qué tal tu día? –
Cristian: - ¡Creo que se confundieron y me pusieron a trabajar en un ancianato! –
John: - ¿A qué rayos te refieres? –
Cristian: - ¡Son todos unos abuelos en ese taller! Pensé que me toparía con jóvenes llenos de energía, pero solo hay un ato de enciclopedias hablantes –
John: - ¡Me imagino que tendrás más trabajo del que pensaste! –
Cristian: - ¡Imaginas bien! Conocí al padre de Xavier ¡Un buen hombre! Lleno de experiencia ¡Mucha experiencia! –
John: - ¡Es bueno saberlo! ¿Ya diseñaste la carpa? –
Cristian: - Adelantamos parte del diseño, pero pronto estará listo. Quiero que todos los del taller se involucren y de sus ideas para que hagamos una obra maestra y a ti ¿Qué tal te fue? ¿Dónde está el Frankenstein? –
John: - ¡Jajajajaja! ¿De qué rayos me estás hablando? –
Cristian: - ¡Vamos! ¿Qué hay de interesante en ese laboratorio? –
John: - ¡Nada del otro mundo! Solo una vacuna que nos ayudara a sanar las heridas más cuando estemos en combate. ¡Tú sabes! Una especie de vitamina que nos darán antes de partir –
Cristian: - ¡Deberían dársela a esos bastardos! Si llego a tener uno en frente de mi lo acabaré –
John: - ¡No dudo que así será! Tengo las mismas ganas que tu de hacerlo. Vayamos a ver a las chicas, aquí parados parece que conspiráramos contra alguien –

Cristian asintió con su cabeza y nos dirigimos hasta nuestras respetivas habitaciones, abrí la puerta y entre. Raishell estaba acostada en la cama con Anna, ambas reían de algunas historias que estaban contando

John: - ¡Qué bueno! ¿Convención de mujeres? –
Anna: - ¡Algo así, Doctor! ¿Qué tal el día? –
John: - ¡Interesante, por describirlo de alguna manera! ¿Se levantaron a esta hora? –
Raishell: - ¡No, ya tenemos rato charlando aquí! ¡Mejor los dejo, voy a ver a mi gigante! Imagino que ya debe estar en la habitación –
John: - ¡Imaginas bien! –

Raishell se dirigió hasta su habitación y para reunirse con Cristian, pero cuando iba cruzando el pasillo se topó con  Richard, ella lo saludo para darle los buenos días y preguntarle por Scot ya que no lo había visto desde la noche anterior, pero El Capitán tenía la mente puesta en otra parte y apenas si levanto la mano sin emitir palabra alguna, para devolver el saludo, A ella le pareció extraña la aptitud de Richard pero no le dio mayor importancia al asunto y siguió su camino hasta su habitación, abrió la puerta y se dirigió hasta la cama donde estaba acostado el gigante que no había perdido tiempo en recobrar algo de sueño.

Por otro lado Richard se había encerrado en su habitación para comenzar a planear el entrenamientos para los soldados, tenía la mente puesta en lagunas cosas que había recordado fugazmente de sus días en el ejército, caminaba concentrado en ellas desde que dejó al coronel Amadeusz, todo para no olvidarlas nuevamente, una vez en su habitación comenzó a anotar todo en una hoja, luego se dio cuenta que a había saludado a Raishell a medias y comenzó a sentir algo de vergüenza por la manera en que lo hizo, Después pensó que sería una buena oportunidad de conversación y así poder sacarle el código que necesitaba sin tener que hablar con Cristian al respecto, aunque eso representaría que ella le diría a su amado luego pero quizás el tendría la suerte de sacar más información de la que Cristian podía obtener. Se quedó sentado en la cama pensando al respecto, pero desistió rápidamente de la idea, Cristian podía tomar eso con una señal de desconfianza y lo menos que quería en ese momento era un altercado con el gigante. Borró la idea de su cabeza y siguió concentrando en el plan de entrenamiento para los hombre - ¡La Sorpresa! – Pensó, es el elemento clave. Si logramos llegar tomándolos desprevenidos podríamos profundizar el ataque de manera tal que de un solo golpe podríamos erradicar por completo su base y debilitarlos gravemente. Al igual que ellos hacen cuando atacan los pueblos, sin previo aviso arrasan con todo cuanto encuentran a su paso.

Por mi parte había aprovechado la oportunidad para descansar un poco al igual que Cristian lo había hecho, Anna se había acostado a mi lado y acariciaba mi cabello.

Anna: - ¡Tengo miedo de todo esto, John! –
John: - ¡Yo también! ¡No creas que no sentimos adrenalina por nuestra sangre al pensar que tendremos que ir a una guerra! –
Anna: - ¡Se perfectamente lo que estás sintiendo! ¿Cómo estuvo el día en el laboratorio? ¿Qué estudios han hecho? –
John: - ¡No creerás lo que tiene ahí! ¡Es tan secreto que si algo sucede mi cabeza rodara, ni siquiera tuve que mencionártelo pero confío en ti! –
Anna: - ¿De qué se trata? –
John: - ¡Estos desquiciados encontraron una vacuna que prácticamente hace invencible a los soldados! –
Anna: - ¡No entiendo! ¿A qué te refieres? –
John: - ¡A una vacuna! Inyectable, ¡Acelera los procesos regenerativos del cuerpo! ¡En uno de los estudios hechos en animales vi como un conejo volvía de la muerte y una herida que tenía sanaba en solo minutos! –
Anna: - ¡Eso es imposible! –
John: - ¡Lo mismo pensaba! Hasta que lo vi con mis propios ojos, esto es secreto de estado, no puede salir de aquí. Me confiaron esa información y se supone que no debería estar hablando de esto –
Anna: - ¡Se supone que somos uno, querido! –
John: - ¡Lo sé, pero sabes cómo son las cosas de estos sujetos! No admiten errores –
Anna: - ¡Entiendo, aunque me resulta difícil creer que algo así se pueda hacer! –
John: - ¡A mí también, aun no logro asimilar como es que dieron con eso, Por los momentos solo se ha probado en animales, estoy trabajando en eso, Adaptando la vacuna para que sea compatible en humanos! Ese fue el trabajo que me asignaron –
Anna: - ¡Santo Dios! ¿Piensan usar eso para la batalla? –
John: - ¡Si, el coronel quiere que así sea! Si los efectos que vi en los animales son iguales en los hombres que lleven la vacuna, seremos indestructibles –
Anna: - ¿No crees que es un poco arriesgado que te prestes para ese tipo de experimentos? ¿Qué pasara si no queda bien y te inyectan eso? –
John: - ¡Lo estamos haciendo con una Muestra de sangre del Doctor Hamton! Antes de usarla en humanos debemos estar muy seguros de que es compatible, de lo contrario no la usaremos. Además el mismo doctor se ofreció como conejo de indias para probar la vacuna –
Anna: - ¡Es un alivio saber eso! Pero ¿Qué tal si no es lo que esperan? ¿Morirá? –
John: - ¡No lo creo! De todas formas ya tenemos un antídoto que elimina los efectos de la vacuna. Todo está planificado cuidadosamente, no hay posibilidades para los errores –
Anna: - ¡Es bueno saber eso también! Tengo un par de cosas que contarte, algo que Raishell propuso hace algunos momentos –
John: - ¡No sé porque me da el presentimiento que es mala idea! –
Anna: - ¡Lo era! Pero logre convencerla de no hacerlo –
John: - ¡Soy todo orejas! –
Anna: - ¿Recuerdas que ella es el código que requieren para poder darles acceso a la ruta para ir hasta los aliados? –
John: - ¡Lo recuerdo! ¿Qué hay con eso? –
Anna: - ¡Ella quería sobornar a Cristian para que le lleve con él, por lo menos hasta la base de los aliados! Dice que seremos más útiles desde ahí que quedándonos acá, hable con ella y le hice ver que era una idea loca salir de este lugar para exponernos a un ataque en esa base. –
John: - ¡Hiciste bien, cariño! Además, el coronel no es un niño. A mi parecer el intentara hacer contacto con la base para hacer un punto de reunión en una zona neutra, desde ahí comenzaran el ataque, y por mi experiencia, de seguro querrán atacar lo más pronto posible para tomarlos desprevenidos. Así lo hacía mi Coronel cuando estaba en el ejército, supongo que Amadeusz también seguirá esa tradición y creo que Richard también lo sabe –
Anna: - ¿Crees que de resultado esa estrategia? –
John: - Siempre ha dado resultados, esos bastardos no saben los que les espera. Cristian me comentó que ya casi tiene listos los diseños para las tiendas y que si todo está bien, para mañana comienzan la fabricación –
Anna: - ¿Estará directamente en el campo de batalla? –
John: - ¡No lo creo! Supongo que estaré en una tienda móvil atendiendo a los heridos. Aunque con esta vacuna no creo que haga falta eso, pero siempre es bueno estar prevenido –
Anna: - ¡Es un alivio saber eso! Me sentía preocupada –

Hasta yo me sentía preocupado, pero el efecto que causa las vacunas es sorprendentes, prácticamente la victoria está asegurada, solo es cuestión de comenzar con los ataques. Ahora puedo entender el porqué de la prisa del coronel para que yo trabajara en el laboratorio. Por otra parte me preocupaba lo que me acababa de decir Anna sobre las intenciones de Raishell, Espero que en realidad no de ningún tipo de problemas y nos facilite el código, de todas formas hablaré con el coronel para este alerta, espero que no genere un conflicto con Cristian.

La hora del descanso pasó rápidamente, me despedí de Anna y me dispuse a ir nuevamente al laboratorio para seguir con mi trabajo, en el camino me topé con Cristian y con Richard que también se dirigían a su lugar de trabajo, caminamos juntos hasta el elevador mientras bromeábamos un poco con referente a las labores que nos asignaron y luego nos separamos, nos enteremos además que Richard estaría a cargo del entrenamiento de las tropas, por mi mente se pasó nuevamente la imagen del conejo reviviendo después de haber sido estrangulado, por un momento quise comentarles pero sabía que no podía hacerlo. Entré al laboratorio y me coloque la bata, los guantes y la mascarilla nuevamente, Acram, Hamton y Smirolav ya estaban dentro del recinto y habían comenzado con su labor, Acram esperaba por mi mientras que observaba atentamente la tarea que hacían los dos científicos, se notaba que le gustaba lo que veía.

Hamton - ¿Qué tal hora del descanso, doctor Krull? –
John: - ¡Excelente! ¡Me hizo muy despejar la mente de tanto asombro! –
Acram: - ¡Qué suerte tubo, doctor! Mi cerebro aun está en Shock –
John: - ¡Jajajajaja! No te preocupes, se te pasará. ¡Noto que te gusta esto de la ciencia! Que dices ¿Te gustaría estudiarla? –
Acram: - ¡Creo que sí! Solo espero regresar con vida del campo de batalla, a pesar de que esta vacuna es sorprendente, todavía existe la posibilidad de que nos arranquen la cabeza o seamos víctimas de una granada que nos vuele en mil pedazos –
John:- ¡Vaya! No conocía tu lado Optimista ¿Qué tal si sales vivo? ¿Lo harías? –
Acram: - ¡Solo si usted se compromete a enseñarme! –
Hamton: - ¡Yo estaría dispuesto a hacerlo! Nuestro querido Smirolav tiene otros planes para su vida en lo que todo esto acabe y creo que me quedaré solo ¿Te gustaría ser mi asistente? –
Acram: - ¿Lo dice en serio? –
Hamton: - ¡Claro, es en serio! –
John: - ¡Ahí tiene tu oportunidad de oro! Yo también tengo otros planes para mi vida después de todo esto y no es precisamente quedarme en el ejército –
Smirolav: - ¡Espero no enloquezcas como nosotros! –
Acram: - ¡Espero lo mismo! pero está bien, ¡Acepto ser su asistente! –

De pronto el coronel Amadeusz entró en el laboratorio de forma abrupta abrió la puerta del recinto en donde estábamos y nos miró fugazmente a cada uno

Amadeusz: - ¡Avistaron Helicópteros y aviones a unos dos mil kilómetros de aquí! Y no son aliados. ¡Parece que vienen en esta dirección! –
John: - ¿Cómo rayos supieron eso? ¿Está seguro de lo que dice? –
Amadeusz: - ¡Pasaron la noticia desde Rusia! Nuestros radares ya pueden detectarlos, hay que estar alertas, si suena la alarma del cuartel dígale a su mujer que se dirija al sótano, ahí estarán los niños y las demás mujeres, es un refugio anti bombardeos, pase lo que pase ellos vivirán. ¡Ustedes vayan al hangar principal! ahí los esperaré para dar las ordenes. ¿Está lista la vacuna, Doctor John? –
John: - ¡Aun no, pero falta poco! –
Amadeusz: - ¡Muévase! Esto se está acelerando más de lo que pensábamos –
Hamton: - ¿Qué sucederá con todo los experimentos? –
Amadeusz: - ¡Por el momento solo importa que la vacuna no caiga en manos desconocidas! Eso sería el fin de todo. ¡Doctor John! La necesitamos pronto, haga todo lo que esté a su alcance, si necesita más personal solo hable y los tendrá –
John: - ¡Lo que necesitamos es tiempo! Haré lo que pueda –
Amadeusz: - ¡Excelente! Estén alerta, iré a pasar la voz a los demás –
El coronel Amadeusz salió a toda prisa y se dirigió hasta el área de las habitaciones, tocó la puerta de la habitación de Anna y le explicó lo que debía hacer, luego tocó la puerta de la habitación de Raishell e hizo lo mismo pero cuando el coronel dio la espalda para seguir avisando en las demás habitaciones ella lo detuvo

Raishell: - ¡Hay algo que debe saber, Coronel! –

El coronel se detuvo sin darse la vuelta y volteo la cabeza para prestar atención a lo que Raishell iba a decir

Raishell: - ¡Yo tengo el código que falta en el mapa! -
Amadeusz: - ¡Eso ya lo sabía, señorita! -
Raishell: - ¡Entiendo! Pero lo que no sabe es que yo soy la llave –
Amadeusz: - ¿De qué llave está hablando? –
Raishell: - El código es un numero, como usted debe imaginar, pero el código debe ser entregado personalmente –
Amadeusz: - ¿Me está diciendo que debe ir usted personalmente a darlo? –
Raishell: - ¡Si coronel! De esa forma se estableció cuando nos encargaron la misión. El último código que está en el mapa es un punto de reunión. En ese punto deben darle otro código que sumado al mío y al de otra persona darán el punto final de la Alianza –
Amadeusz: - ¡Debe ser una broma! –

El Coronel se volteó completamente para prestar toda la atención a las palabras que Raishell le estaba diciendo

Amadeusz: - ¿Quién es esa otra persona? –
Raishell: - ¡Es mi hermano menor! –
Amadeusz: - ¿Hermano menor? Y ¿Dónde rayos está? –
Raishell: - ¡En era el piloto de la nave en donde nos estrellamos! ¡Murió! Yo no conozco el código que le fue asignado, lo que quería proponerle es que una vez que este en el último punto de reunión me permitiera hacer comunicación por raido para explicar lo ocurrido, de lo contrario la rebelión abrirá fuego contra ustedes –
Amadeusz: - ¡Eso no será posible, señorita! Como acabo de explicarle esos bastardos nos están buscando y probablemente no tengamos mucho tiempo para el ataque ¡Dígame cual es el Código para que podamos comunicarnos y poder llegar a un acuerdo sobre el punto de reunión! No hay tiempo de seguir el mapa que le dieron a usted y a su hermano –
Raishell: - ¡Entiendo lo que dice, Coronel!  Pero creo que usted no ha entendido lo que yo le digo. ¡Aunque le dé el código, Estará incompleto! Tengo que hablar por radio para poder solucionar eso, de todas formas se lo daré y si no logra hacer nada ya sabe dónde encontrarme –

Ella tomo un trozo de papel y anotó el código - ##-1957 – y luego se lo entregó al coronel

Amadeusz: - ¡Gracias! Ha hecho lo correcto –
Raishell: - ¡Agradézcame después de que logre algo! ¿Ha visto a Anna? –
Amadeusz: - ¡Si, ella está en su habitación! Ya le informe de la situación, esté alerta ¡Por favor! Si escucha la alarma solo vaya hasta el sótano –
Raishell: - ¡Así lo haré! No se preocupe –

El coronel se dio media vuelta y siguió su camino hasta las otras habitaciones para pasar la voz, Raishell se asomó al salón común y observo como hacía el recorrido, al poco tiempo Anna asomó su cabeza por la puerta, ella la vio y le hizo señas para que se acercara hasta la habitación, ella miro con cautela en ambas direcciones del salón y luego corrió hasta la habitación de Raishell

Anna: - ¿Qué rayos está pasando? –
Raishell: - ¿no te informó el coronel de los aviones? –
Anna: - ¡Por supuesto! Pero me refiero a ti –
Raishell: - ¡Le di el código al coronel! También le expliqué lo de mi hermano pero el me dijo que se encargaría de la situación –
Anna: - ¡Es lo correcto, amiga!  ¿Qué más dijo? –
Raishell: - ¡Que no había tiempo de seguir las instrucciones del mapa y que la alianza debe llegar a un acuerdo para el punto de reunión! –
Anna: - ¡John no se equivoco! Ya me había dicho que eso sucedería y que el coronel lo haría de esa forma –
Raishell: - ¿Le contaste lo que te dije que haría? –
Anna: - ¡No, el solo me comentó lo que pensaba que haría el coronel! –
Raishell: - ¡Espero que todo se solucione pronto! –
Anna: - ¡Yo también! ¡Tengo mucho miedo! ¿Puedo quedarme contigo? –
Raishell: - ¡Por supuesto, entra! –

Se introdujeron dentro de la habitación de Raishell y cerraron la puerta a esperar de la alarma o que llegáramos a las habitaciones. Scot aun seguía con los otros niños, a pesar de toda la situación él no tenía idea de lo que estaba sucediendo, en caso de un ataque sería trasladado sin enterarse de nada.

Trabajaba lo más rápido que podía en la vacuna, mi frente comenzó a sudar frio y no podía concentrarme totalmente en lo que hacía, el doctor Hamton notó mi nerviosismo y se acercó hasta mí dándome unas palmadas en la espalda

Hamton: - ¡Tómelo con calma! –
John: - ¡No Puedo! La noticia me descontroló un poco –
Hamton: - Entiendo, pero debe tener presente que si se equivoca, mi vida es la que estará en peligro. ¡Mejor tómelo con calma y haga un buen trabajo, doctor Krull! –
John: - ¡Lo intentaré! –

Respiré profundo y me quede quieto mirando la capsula de petri que tenía en frente, relaje la vista un poco y volví a introducirme en el microscopio para continuar viendo la reacción de la vacuna. Al poco tiempo caí en cuenta de las palabras que me había dicho el doctor Hamton, sonríe un poco sin quitar la vista del microscopio y luego seguí con mi trabajo. Separe lagunas proteínas del plasma del doctor Hamton y volví a mezclarla en el plasma del conejo, me asombre al ver que se incorporaba y que las moléculas eran totalmente compatibles, no se corto ni se destruyeron entre sí, sencillamente se unieron y la reacción de la vacuna fue neutra lo que sencillamente decía que estaba lista. Me  levante de mi asiento dando un brinco - ¡Lo tengo! – tomé la capsula de petri y se la pasé al doctor Smirolav para que la colocara debajo del microscopio computarizado y así poder ver la imagen de la reacción a través de una pantalla de tamaño grande, Smirolav colocó la capsula en el aparato y encendió todo. La imagen se veía hermosa, la vacuna estaba perfectamente integrada en el plasma de Hamton y no había ocasionado ninguna reacción negativa, Hamton vio la imagen detenidamente y espero un par de minutos para cerciorarse de que no hubiese reacciones posteriores en un lapso de tiempo grande. Todo estaba perfecto luego de unos 15 minutos esperando, los brazos de ambos científicos se estiraron para proporcionarme un aplauso

Hamton: - ¡Felicitaciones, doctor Krull! ¡Lo consiguió! Una vez más el Coronel tenía razón –
John: - ¿Cuándo la probaremos? –
Hamton: - ¡Ahora mismo! Agregaremos mi sangre sin separarla del plasma a la capsula de petri y esperamos unos minutos más, si hay compatibilidad con todo me la inyectaré y veremos lo que sucede –
John: - ¡Entendido!

Fui hasta la nevera en donde se guardaban las muestras de sangre y tomé la del doctor Hamton nuevamente, saqué un poco con una inyectadora y la agregué a la capsula sin sacarla del microscopio para que pudiéramos observa la reacción. La sangre cayó sobre la vacuna lentamente, al principio no sucedió nada, la sangre ni siquiera hizo el intento de ligarse lo que me hizo dudar de que funcionara como habíamos pensado pero luego de unos segundos mágicamente la vacuna comenzó a incorporarse con la sangre de manera perfecta, los ojos de los científicos y los de Acram casi saltan de sus caras, volvieron a aplaudir mientras esperaban que pasaran los minutos. Al final tiempo el Doctor saco la capsula del microscopio y aplico algo de vapor a la vacuna para cerciorarse que la vacuna podía soportar cambios de temperatura en caso de que tuviese que ser trasladada de un país a otro, volvió meter la capsula bajo el microscopio después de aplicar el vapor y volvió a mirar y a esperar para ver lo que sucedía pero la reacción siempre fue positiva. El doctor me miro por uno segundos con una sonrisa imborrable de su rostro, tomó una inyectadora y absorbió toda la vacuna, la agito un poco y luego me la entregó

Hamton: - ¡Le doy el honor de inyectarme esto, doctor Krull! –

Lo miré aterrado, no sabía que esperar. Tal vez el doctor me estaba atribuyendo la responsabilidad de su muerte, o tal vez me estaba dando el honor de probar mi propio trabajo, sea lo que sea que estuviese haciendo estaba más que claro que tendría que hacerlo. Me levante y tome una dosis del antídoto listo para ser disparado en caso de algo saliera mal, levante la manga de la bata del doctor para dejar expuesto su brazo, tomé algodón mojado con algo de alcohol y desinfecte la zona en donde lo iba a inyectar y sin pensarlo mucho lo vacuné, volví a limpiar el brazo para secar la gota de sangre que salió por el hueco que dejo la aguja y luego me senté justo en frente de él a esperar. Pasaron los minutos y el doctor seguía vivo, eso me hacía sentir más aliviado, de pronto el doctor puso su manos en el cuello y comenzó a sufrir de una asfixia, me levante rápidamente y cuando estuve a punto de disparar el antídoto él soltó una carcajada.

John: - ¿Pero qué demonios está haciendo? ¡Casi le disparo esta cosa en la cara! –
Hamton: - ¡Jajajajaja! ¡Tranquilo, solo vi que estaba asustado y quise jugar un poco! Ya pasó un buen tiempo y sigo vivo, lo que significa que todo está bien, ahora viene la parte divertida –
John: - ¿Qué parte es esa? –
Hamton: - ¡Ya lo verá! –

El tomó el bisturí que tenía en el bolsillo de la bata, lo desinfectó con alcohol y luego se infringió un largo y profundo corte en el antebrazo, Acram no soportó el cuadro y salió del recinto mientras que Smirolav le alcanzaba servilletas al doctor para impedir que la sangre se derramara en el piso. Solo segundos, estuve a punto de desmayarme, herida cicatrizó sin dejar un solo rastro de la herida. Sentí que mi tensión arterial subía y bajaba, Smirolav notó que me puse pálido e hizo un intento por agarrarme, pero le indique que estaba bien. Esperamos más tiempo en espera de alguna reacción segundaria pero no sucedió ninguna, el doctor Hamton se levantó y alzó su camiseta para dejar al descubierto su barriga, volvió a tomar el bisturí y se apuñaló bruscamente justo en el ombligo, eso me tomó desprevenido, el grito de dolor al sentir la puñalada y cayó al suelo, Smirolav y yo nos apresuramos para levanto pero para cuándo lo pusimos en pie la herida ya había cicatrizado por completo, el se miró y tocó para cerciorarse y luego se echo a reír alocadamente

Hamton: - ¡Lo logramos doctor Krull! ¡Funciona! –

No podía creer lo que estaba viendo, no sabía si reír junto a él o brincar de la alegría, Smirolav abrazó fuertemente al doctor y luego estrechó mi mano enérgicamente

Smirolav: - ¡Es un éxito, lo sabía! –
John: - ¡Debemos avisar al coronel! –
Hamton: - ¡Sí, hay que avisar que esta lista! –
John: - ¡Preparare todo para comenzar con la producción de la vacuna en masa para dársela a los soldados! –
Hamton: - ¡Esperemos a que llegue el coronel! El dará las órdenes. Mientras tanto, usted será el próximo –
John: - ¿Está seguro de eso? –
Hamton: - ¡Por supuesto! Luego Smirolav, seremos los portadores originales de la vacuna, solo tomaremos una muestra de sangre de cada uno, separaremos el plasma y lo inyectaremos a los soldados. –
John: - ¡Entiendo! Adelante –

Levanté la manga de mi bata y desinfecté la zona yo mismo para que el doctor Hamton me vacunara, el tomó la inyectadora y absorbió un poco mas de vacuna de la capsula de petri y me la puso y luego a Smirolav, esperamos en tiempo y comenzamos a hacer las pruebas para cerciorarnos que todo funcionaba bien. El doctor tomó el bisturí me hizo un par de cortes en los brazos pero en menos de tres segundos ya habían cicatrizado por completo, era impresionante, no se sentían efectos secundarios, ni malestares, muchos menos dolores de cabeza o nauseas o diarrea. Todo estaba perfecto, Acram se quedo mirándome fijamente sorprendido

John: - ¡Todo está perfecto! –
Acram: - ¡Eso parece! ¿Puedo golpearlo? –

Me quedé pensando un momento la petición que me hacía el soldado, y luego asentí con mi cabeza, hice el intento para ponerme en pie pero Acram tomó el arma que llevaba en su cintura y me golpeo con todo su poder con la culata del revólver en la cabeza, sentí que todo me dio vueltas y casi me desmayo, caí al suelo de rodillas pero él me tomó por el brazo para impedir que cayera por completo, puse mi mano en mi cabeza justo donde me había golpeado y noté que estaba sangrando a montones, el doctor Hamton me estaba tomando por el otro brazo y luego entre ambos me ayudaron a ponerme en pie, volví a tocar mi cabeza pero ya no había nada. Todo estaba como si no hubiese sucedido nada, no sentía dolor, tampoco secuelas del golpe

Hamton: - ¿Cómo te sientes? ¿Te duele? –
John: - ¡El impacto es doloroso, pero luego que cerró la herida no siento dolor! Es como que no hubiese pasado nada –
Acram: - ¡Siento mucho haberlo golpeado doctor! Pero sabe bien  que en el campo de batalla no se ataca a los soldados enemigos con un bisturí. ¡Son balas reales! –
John: - ¡Tienes razón! No te preocupes, tú serás el de las prueba con las balas –
Acram: - ¡Pero…! –
Hamton: - ¡Excelente! Vayamos por el coronel para que le dispare –
John: - ¡Tranquilo! No te dolerá –

Salimos del para informarle al coronel que ya la vacuna estaba lista pero no fue necesario. Él ya venía en camino al laboratorio, esperamos a que se acercara para darle la noticia

Amadeusz: - ¡Por la sonrisa que tienen el rostro se que esta lista la vacuna! ¿Cuándo comenzamos? Nos urge. Informaron que el grupo de helicópteros no ha desviado el rumbo y que siguen acercándose –
John: -  ¡Entonces no hay tiempo que perder, Coronel! Pase de inmediato para que le inyecten la vacuna, mientras tanto comenzaremos a producir en masa la vacuna para suministrarla a los soldados –
Hamton: - ¡Hay que actuar rápido! ¿Ya tienen el plan de ataque, Coronel? –
Amadeusz: - ¡Sí, Derribar cualquier helicóptero que no sea de los nuestros! Si esos bastardos descubrieron la base estamos en aprietos. El capitán aun no ha dado las órdenes para los soldados –
John: - ¿No se suponía que debería estar trabajando en eso? –
Amadeusz: - ¡Así es, pero todo esto nos ha tomado desprevenidos! Solo espero que se apresure –
Smirolav: - ¿Qué otra cosa podemos hacer para ayudar, Coronel? –
Amadeusz: - ¡Rezar! –

Nos introducimos en el laboratorio y le aplicamos la vacuna al coronel, esperamos unos segundo para hacerle algunas pruebas pero el Coronel se levanto de la silla y miro Fijamente a Acram

Amadeusz: - ¡Soldado, su cuchillo! –
Acram: - ¡Pero…! –
Amadeusz: - ¡Sin peros, deme su cuchillo y no me haga perder el tiempo! –

Acram sacó su cuchillo de trincheras y lo entregó enfundado al Coronel, este lo sacó de su funda y sin titubear colocó su brazo descubierto sobre la mesa y enterró el cuchillo traspasando completamente la carne. Emitió un chillido por el dolor pero en pocos segundos la herida comenzó a cicatrizar aun con el cuchillo enterrado en el brazo. Todos estábamos atónitos, el coronel levanto el brazo dejando ver que la herida se había cerrado casi instantáneamente sin necesidad de retirar el cuchillo de la herida

Amadeusz: - ¡Esto es sorprendente! ¡Los felicito! La historia de la humanidad acaba de cambiar señores. Ustedes los protagonista –
John: - ¡Aun no sabemos qué cantidad de tiempo dura el efecto! Queríamos hacer pruebas con heridas de balas, para eso salimos a buscarlo –
Hamton: - ¡Necesitamos estar seguros al cien por ciento que la vacuna está lista para ser usada en el campo de batalla! –
Amadeusz: - ¡Entonces estamos perdiendo el tiempo! Vamos al patio para disparar ¿Quién será el voluntario? –
John: - ¡El Soldado Acram, Coronel! –
Acram: - ¡Esperen un momento! ¿Están seguros de que funcionará? ¿Y si muero? ¿Por qué no le disparan mejor a un conejo? –
Amadeusz: - ¡No sea Cobarde, soldado! ¿No acaba de ver lo que hace esta cosa? ¿Qué otra prueba quiere? ¡Vamos al patio! –

El coronel retiró de un solo jalón el cuchillo que tenía enterrado en el brazo y lo devolvió ensangrentado a Acram, para cuándo terminó de bajar el brazo ya la herida se había cerrado completamente, eché un ojo rápidamente a la herida para ver si quedaba alguna cicatriz, pero el proceso de sanación era perfecto, estaba más impresionado de lo eficaz de la vacuna.

Todos salimos del lugar y nos dirigimos al patio para hacer la prueba con balas, la cara de Acram solo decía una cosa: “Miedo” su piel cambiaba de color a pálida a medida que nos acercábamos al campo donde se practicaban con las armas, una vez en el lugar el Coronel nos miro Fijamente a todos y se quedó pensando, luego de unos segundos se dirigió a nosotros.

Amadeusz: - ¡Doctor Hamton! –

El doctor abrió sus ojos enormemente mostrando asombro al escuchar su nombre

Hamton: - ¡Ni en sueños! ¡Dispare Usted mismo, Coronel! –
Amadeusz: - ¡Cualquiera que dispare dará lo mismo! la responsabilidad de lo que le suceda al soldado es de ustedes ¿Tienen el antídoto? –
John: - ¡Si, lo traigo conmigo, Coronel! –
Amadeusz: - ¡Excelente! Hamton, tenga el arma. ¡Dispárele! –
Hamton: - ¡Pero señor…!
Amadeusz: - ¡Basta de tonterías, tome la maldita arma y dispárele! ¡Es una orden! –

El Doctor Hamton trago grueso, miró detenidamente el brazo extendido del coronel con el arma en la mano. A regañadientes la tomó en sus manos y le hizo una seña a Acram para que se colocara en la zona de los blanco que estaban dispuestos a unos metros más allá. Hamton lo miro entristecido y comenzó a alejarse lentamente caminando de espaldas hasta que llegó al lugar, Smirolav el Coronel y yo nos pusimos detrás de Hamton que difícilmente y tembloroso comenzó a apuntar a Acram. Miraba una y otra vez al Soldado parado firme justo en frente de un blanco, Hamton levanto su mano con tres dedos extendidos al aire. Los dedos comenzaron a bajarse uno a uno indicando el conteo regresivo para hacer el disparo hasta que bajo el último dedo, pasó un segundo y sonó el disparo. Inmediatamente el soldado cayó al suelo, una mancha de sangre salpico el blanco que estaba detrás, parecía que alguien hubiese lanzado un tomate contra la pared. El tiro acertó justo en su cabeza, encima de su ojo derecho. Salimos corriendo hasta llegar al lugar, Acram yacía en el suelo con un agujero en la cabeza, me agache y le di la vuelta para revisarlo. Detrás de su cabeza estaba el orificio de salida de la bala, levanté la mirada para mirar el blanco que aun seguía colgado lleno de sangre. La bala esta incrustada en allí, miré nuevamente a Acram pero estaba inconsciente, conté diez segundo pero no sucedía nada, la cara del doctor Hamton y la de Smirolav comenzaban a empalidecer al igual que la del coronel. Pasaron diez segundos más y cuando estuve a punto de soltar la cabeza de Acram lo impensable comenzó a suceder. El orificio de entrada de la bala en la frente comenzó a cerrarse, Hamton se acercó perplejo por lo que estaba viendo. El coronel estaba paralizado al igual que Smirolav, me saque la bata y comencé a limpiar la sangre que se había esparcido por el rostro de Acram, luego la envolví para improvisar una almohada, la coloqué detrás de su cabeza y note que la herida de salida de la bala también se había cerrado. Para cuándo coloque la cabeza de Acram sobre la bata envuelta ya había abierto los ojos. Me acerqué lentamente y noté que sus pupilas estaban dilatadas. Tomé el antídoto de mi bolsillo y cuando estuve a punto de aplicárselo el coronel me sostuvo la mano y apunto con su dedo la mano de Acram. Comenzaba a moverse. Me retiré un poco y vi comenzaba a pestañar y a mover sus piernas

Hamton: - ¡Gracias a Dios! –
Amadeusz: - ¡Santos cielos, creo que me defequé en los pantalones! –
John: - ¡Imposible! ¡Esto es un milagro! –

Me retiré un poco y me senté en el suelo, pasaba mis manos por mi cara en un intento por espantar el susto que refleja, de pronto Acram recobró la movilidad y se sentó a mi lado.

Acram: - ¡Alguien me diga que estoy vivo! –

Todos saltaron de alegría y se acercaron hasta donde estaba Acram y lo abrazaron.

Amadeusz: - ¡Claro que estás vivo! ¡Todo salió bien! ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Recuerdas algo? –
Acram: - ¡No recuerdo absolutamente nada! Estaba rezando mientras esperaba la bala y luego abrí mis ojos y solo pude ver el cielo. Una nube tiene forma de corazón ¿Se había fijado? –
John: - ¡Sorprende! ¿Sientes dolor? –
Acram: - ¡En Absoluto! –

Me puse en pie y tendí mi mano a Acram para ayudarle a levantarse del suelo. Me tomó con fuerza, con mucha más fuerza de la que tenía anteriormente y de un solo impulso se puso en pie, todos nos hicimos a un lado abriéndole paso y sin dudar mucho dio sus primeros pasos después de haber regresado de la muerte

Acram: - ¿Qué rayos me ven? ¿Pasó algo? –

Todos negamos con la cabeza al mismo tiempo, aun no podíamos creer lo que veíamos. El coronel le dio unas palmaditas en la espalda para confortarlo

Amadeusz: - ¡Bien hecho soldado! Recuérdeme darle un ascenso por eso –

Acram miró al coronel y dibujo una sonrisa en su rostro, luego todos reírnos y comenzamos a regresar al laboratorio para ponernos a trabajar.

Amadeusz: - ¡Apresúrense a hacer la vacuna para el resto! ¡Doctor Krull! Encárguese de suministrarla a todos y avísenme en lo que esté lista para reunir a todos en el hangar –
Hamton: - ¿Cuándo vendrán por la vacuna para llevarla a la bóveda? –
Amadeusz: - ¡Si no somos atacados, por la mañana me encargaré de eso! Mientras tanto asegúrese que nadie sepa –
Smirolav: - ¡Me encargaré de eso! –

Llegamos hasta el hangar y Richard venía caminando hacia nosotros con un fajo de papeles en sus manos, se podía notar una expresión de orgullo en su rostro. Caminamos a lo largo del lugar hasta que nos encontramos todo en el medio

Richard: - ¡Coronel, lo tengo! –
Amadeusz: - ¡Excelentes noticias! Tiene carta abierta para comenzar el entrenamiento de inmediato. Haré el llamado de los hombres para que se reúnan con usted en el patio –
Richard: - ¿No va a mirar el plan? –
Amadeusz: - ¡Para nada, confío en usted Capitán! ¡No perdamos más tiempo, Andando! –
Richard: - ¿Por qué tanta prisa? –
John: - ¿No estás enterado? –
Richard: - ¿De qué? ¿Qué me perdí? –
Amadeusz: - ¡Un grupo de helicópteros fue avistados a unos dos mil kilómetros! ¡Vienen en esta dirección! –
Richard: - ¿Por qué no me avisaron? ¿Hace cuanto tiempo sucedió el avistamiento? –
Amadeusz: - ¡Hace veinte minutos, aproximadamente! –
Richard: - ¡Eso significa que ya han avanzado al menos ochocientos kilómetros! ¿No han vuelto a informar? –
Amadeusz: - ¡No, me dirigía a verificar eso! Por eso debe comenzar el plan de ataque inmediatamente. No habrá tiempo de entrenar, solo explique a los hombres lo que deben hacer y en caso de que escuche la alarma general de la base llévelos a sus puestos. En lo que reúna a los hombres hágamelo saber. ¡Hay algo que tenemos que darles! –

El coronel me miró y me hizo señas para indicarme de que vacunara a Richard, asentí con mi cabeza y luego miré a Richard

Richard: - ¿Qué demonios está sucediendo? –
John: - ¡Te lo explicaré en el camino! Antes de que te reúnas con tus hombres, acompáñanos unos momentos al laboratorio. ¡Queremos ponerte una vacuna! –
Richard: - ¿Vacuna? ¿No me digas que tienen armas biológicas? ¡Coronel! ¿Qué rayos está sucediendo? –
Amadeusz: - ¡Solo confíe en ellos Capitán! Le aseguro que es por su bien –

El coronel se despidió y se dirigió a hacer su trabajo, nos dejo reunidos en el medio del hangar mirándonos las caras. Richard aun estaba un poco confundido pero le hice una seña y se relajó un poco

John: - ¡Andando soldado, verás que te va a gustar! –

Nos encaminamos hacia el laboratorio mientras iba explicando a Richard de que se trataba, pero no creyó ni una sola palabra de lo que le decía. Rió descabelladamente burlándose por lo que qué había escuchado

Richard: - ¡Jajajajaja! ¿Y cuándo llegará terminator para luchar con nosotros? ¡Jajajajaja! ¡Esto es lo más tonto que he oído en mi vida! ¡Díganme algo! ¿Se volvieron locos, no es así? ¡Jajajajaja! –

Acram tenía una seriedad en el rostro intimidatoria, Hamton y Smirolav no le hacían caso a las ocurrencias del capitán, sabían que quedaría perplejo en poco tiempo. Entramos al recinto de investigaciones, el Doctor Hamton le hizo señas a Richard para que se sentara en la silla y luego se dirigió al mesón para buscar unas jeringas que estaban guardadas en un estante, Acram se levantó las mangas del uniforme. En ese momento Richard notó que la ropa que llevaba el soldado estaba bañada con sangre, de inmediato dejó de reír.

Richard: - ¿Qué diablos están haciendo? –
John: - ¡Solo relájate, Capitán! No te sucederá nada –

Acram sacó el cuchillo de trincheras que llevaba en su cintura y se acercó a Richard, el Capitán se exaltó un poco y se inclinó hacia atrás, cuando estuvo a punto de abrir su boca Acram colocó su brazo bruscamente sobre la mesa y lo atravesó completamente con el cuchillo. Richard se levanto asustado de la silla y se arrinconó contra la pared que estaba del otro lado

Richard: - ¿Se han vuelto locos? ¿Qué rayos hacen? –

Acram despegó el brazo de la mesa con el cuchillo atravesado en su brazo y lo levanto mientras sangraba, la herida comenzó a sanarse delante de los ojos de Richard. Casi se desmaya al ver lo que sucedía, se sostuvo de la pared para evitar caer al piso. Corrí para sujetarlo.

John: - ¡Tranquilo! ¡Todo está bien! –
Richard: - ¿Cómo es que…? ¡Es imposible! –
John: - ¡No lo es! ya te diste cuenta que es posible –
Richard: - ¿A que están juagando con eso? –
Hamton: - ¡Cómo ya le explicamos, Capitán! Esta vacuna lo hará prácticamente indestructible. “Un Terminator” si lo prefiere –
Richard: - ¡Pero…!
John:- ¡No te preocupes! Nosotros también la tenemos –
Richard: - ¿Tú? ¿Ya te la pusiste? –
John: - ¡Sí, también lo haremos con los soldados! –
Richard: - ¿Están seguros de lo que hacen? ¿Qué pasará si un soldado huye y después que lo vacunen? ¿Qué pasa si se vuelve malo y hace de las suyas? –
Hamton: - ¡No se preocupe por eso! Tenemos el antídoto que elimina el efecto de la vacuna. Se las daremos solo mientras estén en combate, luego nos encargaremos de quitárselas. Su trabajo será explicarles que la vacunas es para evitar posibles ataques bacteriológicos, de esa forma no podrán creerse “Terminators” –
Richard: - ¿Están seguros de lo que hacen? –
John: - ¡Lo estamos! –
Richard: - ¡Santo dios! ¿No hay efectos segundarios? –
John: - ¡No, ya la hemos probado! Hasta el coronel la tiene –

Richard se quedó pensando por un momento sin quitarnos la vista de encima, agachó su cabeza y miró su brazo, lo tocó y luego miró el brazo de Acram que aun tenía el cuchillo incrustado. Acram se acercó hasta Richard y le extendió el brazo con el cuchillo

Acram: - ¡Adelante, Capitán! ¡Retírelo! –

Richard miró fijamente al Acram, agarró el cuchillo por el mango y comenzó a jalarlo lentamente. La herida comenzó a sangrar lo que hizo que Richard se detuviera, Acram lo miro a los ojos fijamente y dijo con voz baja y suave

Acram: - ¡Retírelo, capitán! Sin miedo –

Richard asintió con su cabeza y luego terminó de jalar el cuchillo hasta sacarlo del brazo, Acram dejó su brazo extendido para el Capitán pudiera ver como sanaba delante de sus ojos. Un par de segundos y la herida comenzó a cerrarse, Richard no podía creer lo que veía, frotó sus ojos y luego tocó el brazo de Acram buscando algún indicio de la herida. No vio nada

Richard: - ¡Esto es un milagro, John! –
John: - ¡Veo que no te causa mucha risa! –
Richard: - ¡Lo siento! ¿Cómo rayos esperabas que creyera algo así? ¡Es imposible! –
John: - ¡Ya ves que no lo es! vamos, dame tu brazo. ¡No hay tiempo que perder! –

Richard extendió su brazo, le coloqué la vacuna y luego esperamos unos segundos. Richard parecía estar esperando alguna transformación física pero no sucedió nada, le expliqué que si su cuerpo padecía alguna enfermedad se sanaría una vez que se activara por primera vez el mecanismo de defensa natural por primera vez con la vacuna ya puesta, el Capitán me prestaba atención sin cerrar su boca por el asombro. Una vez que terminé de explicarle todo el froto sus manos y se levanto del asiento

Richard: - ¡Siento que respiro con más facilidad! –
Hamton: - ¿Tenías Gripe? –
Richard: - ¡No! –
Hamton: - ¿Asma? ¿Bronquitis? ¿Fumabas? –
Richard: - ¡Eso es, fumo! No cómo un desquiciado, pero si fumo de vez en cuando –
Hamton: - ¡Es por eso que respiras mejor! ¡Tu cuerpo está regenerando tus pulmones constantemente debido a la nicotina que entra en tus pulmones! La vacuna se activó y los sanó. ¡Te recomiendo dejarlo de una vez! –
Richard: - ¡Esto es una maravilla! ¡Así lo haré! –
John: - ¿Como están tus rodillas? –

Richard hizo un par de sentadillas en el mismo lugar en donde estaba parado y se dio cuenta que sus rodillas también se habían sanado y estaban más fuertes que antes.

Richard: - Increíble ¡Ya no me duelen! –
John: - ¡Excelente! Ya puedes ir con tus soldados, nosotros tenemos trabajo pendiente

Me estrechó la mano y salió del recinto con una sonrisa en la cara, dio unos cuantos pasos y luego se echó a correr por el pasillo. Regrese al mesón y comencé a trabajar en las vacunas, solo rogaba que el tiempo alcanzara para hacer vacunas para todos.

Acram: - ¡Creo que iré a reunirme con los otros soldados! Mi trabajo aquí terminó –
John: - ¡Tienes razón! Recuerda que aun eres parte del secreto y que es tu responsabilidad mantenerlo –
Acram: - lo tengo presente, Doctor Krull ¡Gracias por la oportunidad! –
Hamton: - ¡No te preocupes! Nosotros estamos agradecidos contigo. ¡Fuiste muy valiente! –

Acram sonrió y salió del recinto para dirigirse a su lugar con el resto de los soldados. Smirolav sonrió un poco y volvió a centrar su atención en lo que hacía al igual que Hamton y yo. El tiempo corría rápidamente, por fortuna la alarma aun no se había activado. Anna y Raishell se me pasaron por la mente, me preguntaba lo  que estarían haciendo. Scot de seguro de estará con el resto de los niños y las mujeres.

Por otro lado Cristian ya tenía el Modelo para las tiendas y se disponía cortar la madera para comenzar el ensamblaje. Entre varios hombres colocaron un enorme planchón de madera en una de las maquinas para picarlas según el plano que habían diseñado pero el Coronel entró al taller y los llamó a todos para una reunión. Ya era bastante extraño que el coronel visitara aquel taller al menos que fuese para pedir algo especial, el asombro de los hombres al ver la figura del coronel irrumpir en el taller no se podía ocultar, algunos comenzaron a murmurar entre sí, otros sencillamente guardaron silencio y se disponían a escuchar lo que tenía que decir.

Amadeusz: - ¡No les tengo buenas noticias señores! Seré breve y espero que puedan entender la situación. ¡La máxima colaboración es lo que busco! –

Aquellas palabras se clavaron en la mente de Cristian que rápidamente pensó en Raishell y en Scot. Se acercó lentamente hasta donde estaba el coronel para escuchar la supuesta noticia. Amadeusz comenzó a relatar los acontecimientos de forma resumida, bastante entendible para aquellos hombres que solo sabían de serruchos, clavos y pegamento, ellos rascaban su cabeza sin poder entender nada de lo que sucedía.

Cristian: - ¿Cuándo se supone que comenzaremos con estas tiendas? –
Amadeusz: - ¡Si la alarma general de la base suena, olvídelas! Diríjanse rápidamente al hangar para que el capitán Richard les indique que hacer –
Cristian: - ¿Dónde están Anna y Raishell? ¿Ya se les informo de esto? –
Amadeusz: - ¡Si, hace un buen rato! Están en sus respectivas habitaciones esperando la señal. Básicamente se encontraran en el hangar con el resto –
Cristian: - ¿Qué se supone que haremos? –
Amadeusz: - Por el momento apresuren la producción de esas tiendas, las necesitaremos más pronto de lo que esperábamos. Les haré saber si necesitamos algo más. Usted, Sr Cristian. Diríjase al laboratorio en donde trabaja el Doctor Krull. ¡Tiene algo para usted! –
Cristian: - ¿Algo para mí? –
Amadeusz: - ¡Así es! le aseguro que le gustará –
Cristian: - ¡Más le vale que así sea! No me gusta perder el tiempo con idioteces. ¡John lo sabe muy bien! –

El coronel sonrió un poco, se despidió dando la espalda mientras  se largaba del lugar. Los trabajadores seguían sin entender que era lo que quería el Coronel. Cristian notó que tendría que lidiar con eso además de todo lo que ya se le venía encima.

Dejó unas cuantas órdenes a los maestros carpinteros para que no detuvieran el trabajo y salió hacia el laboratorio en donde se encontraba John a la vez que pensaba en las palabras que había dicho el Coronel. Tomó uno de los carros de transporte interno y llegó hasta el hangar rápidamente. Una vez en el laboratorio, miró por el cristal y notó todos estaban concentrados en el trabajo, sus caras eran de preocupación, lo que hizo que intuyera que no sería muy grato lo que tenían para él. Tocó el cristal que separaba el laboratorio del corredor principal como si fuera una puerta, Los tres levantamos la mirada al mismo tiempo para ver de qué se trataba. Cuando vi a Cristian le hice una seña con la mano a Hamton y a Smirolav para indicarles que me encargaría de la visita, salí hasta la puerta y le indique el camino a Cristian para que entrara

John: - ¿Cómo ha estado tu día, vaquero? –
Cristian: - ¡Un poco más difícil de lo que me esperaba, pero avanzando en las tiendas! ¿Qué te traes entre manos esta vez? –
John: - ¡Tienes que ver esto! –

Llevé a Cristian hasta la parte de atrás del laboratorio en donde se encontraban las jaulas con los conejos y los ratones de indias, abría una jaula y le indiqué que tomara a un conejo.

Cristian: - ¿Para qué rayos quieres que tome a un conejo? ¿No es mejor que lo comamos? –
John: - ¡Excelente, entonces mátalo para comerlo! –
Cristian: - ¿Estás seguro que quieres que lo mate? –
John: - ¡Por supuesto, adelante! –

Cristian introdujo su enorme mano dentro de la jaula y sin sacar al conejo lo tomó por el cuello y lo apretó tan fuerte que casi lo decapita. El conejo comenzó a agonizar dentro de la jaula hasta que quedó inmóvil

Cristian: - ¡Ok! ¿Lo puedo sacar para que Raishell lo cocine? –
John: -  ¡Antes de hacer eso, fíjate bien en el conejo! No le quites la vista de encima –

Cristian acercó una silla y sentó justo en frente de la jaula a observar el conejo. Treinta segundos bastaron para que el gigante se levantara asustado de la silla

Cristian: - ¡Pero qué…! –
John: - ¡Tranquilo, aguarda un poco más!

El conejo había comenzado a moverse y al pasar un poco de tiempo más ya se había recuperado totalmente, Cristian no podía creer lo que estaba presenciando. Miraba con la boca abierta como el conejo volvía de la muerte brincaba nuevamente dentro de la jaula como si nada hubiese sucedido

Cristian: - ¡Es imposible! Sentí como su cuello se rompía entre mis dedos –
John: - Ya ves que no es imposible, eso era lo que quería mostrarte, grandulón –
Cristian: - ¡John, eso da miedo! ¿A qué diablos están jugando? –
John: - ¡No es un juego, vaquero! Desarrollamos una vacuna que acelera los procesos de regeneración del cuerpo. Básicamente hace a las personas indestructibles, al menos que le arranques la cabeza por completo –
Cristian: - ¡Eso no es una persona, es un conejo! –
John: - ¡Ya lo sé! pero ya desarrollamos la vacuna definitiva que puede ser usada en humanos. ¡Te mostraré! –
Cristian: - ¿Cómo hicieron eso en tan corto tiempo? ¿Fuiste tú? –
John: - ¡Si, yo conseguí la adaptación para poder usarla en los humanos! Aunque la vacuna la hizo el Doctor Hamton y Smirolav –

Me acerqué hasta el meso y tomé un cuchillo, luego tomé una silla y me senté indicándole a Cristian que tomara asiento frente de mí

John: - ¡Verás, vaquero! Esto es un secreto que debes guardar muy bien hasta que te lo indique. ¿Ya sabes lo de los helicópteros que avistaron? –
Cristian: - ¡Si, el Coronel nos informo hace momentos de la situación! –
John: - ¡Solo si llega a sonar la alarma se les informara a todos sobre esto! El coronel quiere que la vacuna sea usada por los soldados en la batalla –
Cristian: - ¡Me lo imaginé! ¿Qué debo hacer entonces? –
John: - ¡Quiero que te relajes y que prestes atención a lo que verás! –

Tomé el cuchillo con fuerza y lo enterré en mi brazo de forma que lo traspasé completamente, Cristian se asombró inclinándose hacia atrás pero recobró la compostura rápidamente. Estaba sorprendido de lo que presenciaba. Pasaron unos segundos y la hería comenzó a sanar con el cuchillo aun incrustado en mi brazo, luego se lo tendí para que el pudiera ver de cerca lo que era capaz de hacer la vacuna.

Cristian: - ¡Es sorprendente! ¿Cuándo te la pusiste? –
John: - ¡Hace un par de horas! Simplemente es una inyección. ¡Solo eso! –
Cristian: - ¿Pueden dispararte? –
John: - ¡Así es! ya la probamos y funciona perfectamente –
Cristian: - ¡Déjame adivinar! ¿El coronel? –
John: - ¡No, Acram fue el valiente! Pero voy al grano. Te mande a llamar porque quiero que la tengas –
Cristian: - ¿Yo? ¿Por qué yo? –
John: - ¡Porque eres el único en quien confío para que la tenga si pasa algo! –
Cristian: - ¡Me alagas! Pero no quiero ser inmortal –
John: - ¡No serás inmortal! Igual morirás de viejo. La vacuna sanará cualquier mal que tenga tu cuerpo y te dará una larga vida, pero no te hará inmortal –
Cristian: - ¿Estás seguro de eso? –
John: - ¡Completamente! –
Cristian: - ¿Las chicas saben de esto? –
John: - ¡Solamente Anna! Prefería dejarte el asunto de Raishell a ti, tu sabes bien cómo hacerlo –
Cristian: - ¡Entiendo! ¿No hay efectos secundarios? ¿Nada que deba padecer o alguna reacción? –
John: - ¡Ninguna, solo es una simple inyección en el brazo! –

Cristian se quedó mirándome fijamente por unos segundos y luego asintió con su cabeza, levantó la manga de su camisa para dejar expuesta la parte del brazo en la que le pondría la vacuna. No tardé mucho en conseguirla y sin pensarlo dos veces se la apliqué.

John: - ¡Si algo se sale de control con todo esto, quiero que salgas de este lugar y te alejes lo más que puedas! Esta noche te daré una hoja con las forma de extraer la vacuna de tu cuerpo. La llevaras hasta Latvia y se la darás a la Rebelión –
Cristian: - ¿Qué estás diciéndome? ¡No sucederá nada malo! –
John: - ¡Lo sé, pero hay que estar prevenidos! No podemos arriesgarnos, recuerda que es un secreto –
Cristian: - ¡Lo entiendo perfectamente! ¿Qué sucederá con los soldados a los que se les aplique la inyección luego de la batalla? ¿Qué tal si uno se transforma en villano? –
John: - ¡Eso suena a caricatura! No te preocupes, tenemos el antídoto que elimina por completo los efectos de la vacuna. Después de la batalla se los suministraremos a todos para evitar inconvenientes –
Cristian: - ¡Gracias a Dios tienen antídoto! –

Me levante de la silla y de un solo jalón extraje el cuchillo que tenía clavado en el brazo, la herida comenzó a sangrar un poco pero rápidamente se cerró. Cristian miró el cuchillo y luego pasó sus manos por su cara para espantar el asombro.

Cristian: - ¿Probarás la vacuna en mí? –
John: - ¡No es necesario! Ya sabemos lo que hace. La vacuna se activa solo cuando el mecanismo de defensa natural de tu cuerpo se ponga en funcionamiento, a medida que eso suceda la velocidad en la que sanes de tus heridas será más rápida. –
Cristian: - ¿O sea que debe pasarme algo para que la vacuna se active y comience a hacer efecto? –
John: - ¡Correcto! Ya tienes con que entretener a Raishell esta noche –
Cristian: - ¡Lo estaba pensando! Comienza a gustarme esto. ¿Sanará mis enfermedades también? –
John: - ¡No, vaquero! Solo sanará las heridas, si tienes dolores, artritis, músculos dañados o algún desperfecto físico, la vacuna lo arreglara, pero no te hará inmune a enfermedades al menos que esas enfermedades dañen alguna parte de tu cuerpo –
Cristian: - ¡Demasiado buena para ser perfecta! –
John: - ¡Lo mismo pensé! Pero ya con lo que hace creo que es magnífica. Esperemos que son tengamos que padecer nada que haga que se active, la sensación de dolor sigue siendo la misma, solo que pasa rápido –
Cristian: - ¡Lo imaginé! ¿Alguna otra cosa que necesites? –
John: - ¡No por los momentos! ¡Ten presente lo que te pedí! –
Cristian: - ¡Así será! –

Él se levantó de la silla y estiró su mano para estrechar la mía, pero justo en ese momento sonó la alarma general de la base. Una sirena igual a la que usan los bomberos para dar las alertas de los incendios, muy escandalosa, seguida de una voz que salió de unos megáfonos que estaban dispuestos a lo largo y ancho del lugar.

-      ¡Todos al Hangar! ¡Todos al Hangar! ¡Amenaza a corta distancia! Repito ¡Todos al Hangar! –

Cristian y yo nos quedamos mirando fijamente y dijimos en voz alta y al mismo tiempo: - ¡Las Chicas! –

Salimos corriendo del recinto para dirigirnos al área de las habitaciones, pero cuando llegamos a la puerta del laboratorio una estampida de soldados que corrían hacía el hangar nos impidió el paso. Cristian levanto su mirado por encima de las personas para cerciorarse que las chicas vinieran entre la gente, pero a pesar de su altura se le dificultaba ver. Tomó mi brazo a nivel de la muñeca y me jalo fuertemente introduciéndose dentro del caudal de personas en sentido contrario, la gente chocaba contra él pero se mantenía firme y avanzaba en dirección del salón de cuarto, yo iba detrás de cubriéndome con su enorme cuerpo para evitar ser arroyado por los soldados. No tardamos mucho para salir del corredor y llegar hasta la puerta que comunicaba con el salón, levantó su cabeza pero no logró ver a las chicas, se voltio y a duras penas pude oír lo que decía: - ¡Ve por Anna, yo iré por Raishell y Scot! ¡Nos veremos en el hangar! –

Asentí con mi cabeza y nos separamos en ese punto, la amplitud del salón había facilitado que avanzáramos a través de la gente. Llegué a la habitación y abrí la puerta rápidamente y la cerré a mis espaldas con la misma velocidad. Di unos pasos pero cuando estuve a punto de llamar a Anna, ella salió del baño

Anna: - ¡Aquí estoy, cariño! ¡Sabía que vendrías por mí! –
John: - ¡Qué bueno que estás aquí! ¿Hablaste con Raishell? –
Anna: - ¡Si, estuve con ella hasta hace unos momentos, la dejé para venir al baño pero sonó la alarma! ¿Cristian fue por ella? –
John: - ¡Si, ya debe estar con ella! ¡Rápido, Tenemos que ir al hangar! –
Anna: - ¡Andando! –

Abría la puerta con cuidado para cerciorarme que la cantidad de gente que salía en dirección del hangar hubiese disminuido. Asomé mi cabeza y vi que había menos soldados, tomé por la mano a Anna y salimos rápidamente en el mismo sentido de la gente que aun seguía pasando por el salón. Eché la mirada en todas direcciones para ubicar a Cristian y a Raishell pero no los vi, así que seguí avanzando hasta que llegamos al hangar. El coronel estaba parado en un extremo esperando que toda la compañía se terminara de reunir. Apenas habían pasado diez minutos desde que sonó la alarma, casi dos mil soldados estaban completamente reunidos y listos para recibir las órdenes de Amadeusz, que miraba el reloj en su muñeca impacientemente. Levantó la mirada para verificar la cantidad de soldados que estaban reunidos a la vez que se acerba hasta un micrófono que estaba dispuesto a unos pocos metros más delante del lugar en donde se encontraba parado, dio unos golpecitos a la cabeza del aparato probando que estuviese activado y sin pensarlo mucho comenzó a hablar:

Amadeusz: - ¡No es sorpresa que la alarma sonara! –

Dijo el coronel haciendo una pausa para dar tiempo a que todos llegaran al lugar, yo dirigí mi mirada en dirección a la puerta y vi que Cristian y Raishell se acercaban entre la multitud para llegar hasta donde estábamos, pero no vi a Scot. Pensé que probablemente por su tamaño no podía divisarlo aun, pero cuando Cristian se acercó por completo me di cuenta que no estaba con ellos.

John: - ¿Dónde está el muchacho? –
Raishell: - ¡Está con Richard! Dijo que se encargaría de él –
Cristian: - ¡No te preocupes! Estará bien –

Miré fijamente a Cristian, pero él me guiño el ojo en señal que todo estaba bien.

Todos los soldados estaban en el lugar, firmes y listos, esperando las instrucciones de Amadeusz que no tardó mucho en dejar escuchar su voz a todos los que estábamos en el lugar.

Amadeusz: - Todos habíamos estado esperando este día con ansias. ¡La hora ha llegado! Desde este momento en adelante daremos todo lo que tengamos por dentro, cada gota de sudor, sangre, dolor y determinación la dejaremos plasmada en esos bastardos, que, en pocos minutos tendremos en este lugar. No permitiremos que nos arrebaten el derecho vivir, les enseñaremos que si algo será erradicado de la fast de la tierra, serán ellos –

Todos los soldados levantaron sus armas al aire gritaban eufóricos: - ¡No nos vencerán! ¡No nos vencerán!  -

Amadeusz: - ¡Todos saben cuáles son sus posiciones! Pero antes de que vayan a sus lugares el Doctor Krull, El Doctor Hamton y el Doctor Smirolav, pondrán unas vacunas que les ayudarán en caso de que sean heridos. Ellos estarán en este mismo lugar en donde estoy parado y se las aplicarán a cada uno. Formen una fila de manera ordenada y háganlo rápido ¡No tenemos mucho tiempo! Luego ¡Enséñeles a esos bastardos  quienes son los que mandan! ¡Doctores! Hagan su trabajo. Mujeres y niños; ya saben que deben ir al refugio. Dios está de nuestro lado en este día -

El coronel soltó el micrófono al mismo tiempo que los soldados comenzaron a formar la fila para recibir la vacuna. Me temía que no fuera suficiente para todos, pero haría hasta lo imposible para lograr dárselas a la mayor cantidad de soldados. El coronel se acercó hasta donde estaba pasando entre la multitud.

Amadeusz: - ¡Doctor Krull! ¿Todo en orden? –
John: - ¡Todo en Orden, coronel! Comenzaremos a vacunar de inmediato –
Amadeusz: - ¡Excelente! Ustedes, señoritas. Ya saben dónde está el refugio, no pierdan más tiempo. –

Anna y Raishell se despidieron de nosotros con lagrimas en los ojos y luego se marcharon, me quedé pensando en Richard y en Scot. Aun no había logrado verlos

Amadeusz: - ¿Pasa algo Doctor? –
John: - ¡Si, coronel! ¿Dónde están Richard y Scot? ¡Me preocupa que no los haya visto por ningún lugar! –
Amadeusz: - ¡Richard está en la sala de radio haciendo contacto con los aliados del mapa que trajeron y Scot ya está con unas de las mujeres guía del campamento en el refugio! ¡Nada de qué preocuparse, Doctor Krull! ¿Está más tranquilo? –
John: - ¡Si, definitivamente! –
Amadeusz: - ¡Haga su trabajo Doctor! Confío en usted ¡Buena Suerte! –

Amadeusz dio la espalda y se retiro a su lugar, Cristian se despidió de mí y fue a su respectivo lugar con los trabajadores. Miré hacia el comienzo de la fila, Los Doctores ya habían bajado las primeras vacunas y estaban comenzando a aplicarlas a los doctores, no perdí tiempo y fue a su encuentro para ayudarlos.

El proceso de aplicar la vacuna era muy rápido, los hombres no presentaban problemas algunos. Noté que al igual de rápido se inyectaban las vacunas, también se acaban, era evidente que no alcanzaría para todos. La alarma volvió a sonar, seguido de la voz que salía por los megáfonos. - ¡Quince Minutos para el contacto con el enemigo! ¡Todos a sus puestos! –

Hamton: - ¡Rápido, Doctor Krull! Debe ir por el resto de las vacunas para los hombres –
John: - ¡Aun así no alcanzaran para todos, Hamton! –
Amadeusz: - ¡Tampoco tenemos tiempo! –
John: - ¡Envíe a los hombres a sus posiciones de combate! Nos organizaremos y pasaremos por todos los puestos vacunando a los que faltan. Lo haremos solo con los que estén haciendo frente. El resto esperará hasta que hagamos más y podamos suministrarle a ellos también –
Hamton: - ¡Excelente! Lo haremos así… ¡Smirolav, ya sabe lo que tiene que hacer! –

El doctor Smirolav asintió con su cabeza, Hamton tomo las cavas y me acompañó hasta el laboratorio para tomar el lote siguiente de vacunas. Colocamos todas las que entraron en las cavas y salimos nuevamente al hangar, pero ya no quedaban soldados. Todos habían tomado sus posiciones y Smirolav estaba esperando por el resto de las vacunas para comenzar a ir puesto por puesto a colocarla a los soldados que aun no habían sido inyectados. Hamton miro su reloj de pulsera y nos miro a los ojos

Hamton: - ¡Solo quedan 8 minutos! ¡Hagamos esto rápido y sin errores! Nos veremos en el laboratorio en lo que terminemos para hacer el resto de las vacunas –

Cada uno de nosotros tomó una cava con el máximo de vacunas que entraban en ellas y nos separamos. Me tocó ir hasta los hombres que comenzaban a abordar los aviones para el combate aéreo, pasaba velozmente por cada uno de los aviones y sin siquiera desinfectar la zona, inyectaba vacunas a cuanto soldado veía, pero tampoco alcanzó para todos. Comencé a mirar como soldados salían apresurados del hangar, colocando sus uniformes a medida que se dirigían hacia sus respectivos aviones, los asistentes los acompañaban terminando de darles las coordenadas y las instrucciones para el ataque. Miré hacia el otro lado, la infantería terrestre ya estaba casi completa en los tanques y los vehículos de guerra. Algunos comenzaban a cargar las armas y los tanqueros hacían pruebas veloces de las armas de los tanques para asegurar que todo funcionase como debería, al mismo tiempo lo estaban listos ya habían emprendido el camino al encuentro con el enemigo. Algunos aviones comenzaron a tomar sus posiciones en la pista de despegue y comenzaban a salir. Todo había comenzado. A lo lejos puede avistar la inconfundible silueta de Cristian que corría en dirección al hangar, comencé a correr a su encuentro para ver de qué se trataba, de pronto la alarma volvió a sonar - ¡Contacto en un minutos, preparados para abrir fuego! -  Aquella orden me dejó casi inmóvil, el miedo comenzó a apoderarse de mí, la adrenalina corría por mi torrente sanguíneo a toda velocidad. Sacudí mi cabeza un par de veces para espantar la sensación y seguí corriendo al encuentro de Cristian, del otro lado podían avistarse los soldados que subían a las torres en donde se encontraban las Ametralladoras Barret M82. Aceleré el ritmo lo más que pude y justo cuando iba llegando a la seguridad del hangar pasó un helicóptero soltando una ráfaga de tiros. Casi inmediatamente las ametralladoras de las torres comenzaron a abrir fuego, un avión de los nuestros sobrevoló el lugar a baja altura persiguiendo al helicóptero y disparó un misil derribándolo. El helicóptero exploto en el aire y el resto del aparataje se precipitó al suelo encendido en fuego y cayó en un terreno que estaba dispuesto al final de la base. Pasó otro avión del los nuestros que estaba siendo perseguido por un avión enemigo, uno de los soldados de las torres disparó en contra pero no logro darle, se podía ver que nuestro piloto hacía toda clase de maniobras para eludirlo, de pronto se escucho una detonación enorme, unos de los tanques que estaba a las afueras del refugio había abierto fuego al cielo derribando otro helicóptero. La batalla estaña ardiendo justo encima del refugio.  Yo permanecí inmóvil observando lo que sucedía, de pronto escuche que alguien gritaba mi nombre, volteé para ver de quien se trataba. Era Cristian, estaba parado en la entrada que daba hacia el laboratorio haciéndome señas para que me acercara. Eche un último vistazo a lo que sucedía afuera y luego me acerqué hasta él.

Cristian: - ¿Qué diablos haces parado allí? ¿Quieres que te maten o qué? –
John: - ¡yo solo…! –
Cristian: - ¡Tú solo un bledo! Andando. El Coronel nos está esperando en la sala de radio –
John: - ¡Pero aun no termino las vacunas! –
Cristian: - ¡Al diablo la vacunas! ¡Un ejército completo viene en camino! –
John: - ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo lo sabes?  -
Cristian: - ¡Escuchamos la radio de uno de los artilleros! ¡Lo informó uno de nuestros pilotos! –
John: - ¡El coronel dijo que Richard estaba en el cuarto de radios intentando hacer contacto con los aliados! –
Cristian: - ¡Lo sé! ¡Por eso debemos llegar ahí! –

Ambos avanzábamos a toda velocidad por el lugar, pasamos corriendo frente al laboratorio, Hamton levantó su mirada asombrado a la vez que me veía pasar por el pasillo, en ese momento se me pasó por la mente Anna y Raishell. Oraba  a Dios para que estuviesen a salvo.

Atravesamos todos los lugares hasta que llegamos al final del edificio, había una pared blanca con una puerta verde. Nos acercamos con cautela y tocamos la puerta, pero no se escucho respuesta. Cristian tocó con un poco más de fuerza y de pronto la puerta se entreabrió dejando ver la cara de Richard.

Richard: - ¿Qué demonios hacen aquí? ¡Se supone que deberían en sus lugares! –
Cristian: - ¿Dónde está el coronel? ¡Tenemos información! –

Richard sacó su cabeza por completo y miró en todas direcciones para cerciorarse que nadie más estaba con nosotros y luego hizo una seña para que entráramos. El lugar estaba repleto de operadores de radio, había pantallas por todos lados, radares y demás equipos. Se podían escuchar las todas las comunicaciones de los soldados en la batalla, El coronel estaba parando en frente de una pantalla que mostraba la ubicación de los aviones y de los helicópteros que teníamos en el campo de batalla, observaba con detenimiento cada movimiento que hacían los soldados, sus manos estaban cruzadas en la parte de atrás de su espalda y cada vez que uno de los nuestro derriba a uno de los bastardos, podía notarse como sonreía levemente.

Amadeusz: - ¡No hemos tenidos bajas! Todo está saliendo bien –
John: - ¡Son buenas noticias entonces! A diferencia de las que le traemos –
Amadeusz: - ¿A que se refieren? –
Cristian: - ¡Escuchamos en la radio de uno de los artilleros que unos de nuestros pilotos avistó un ejército que se dirige hacia acá!, coronel –
Amadeusz: - ¡Eso ya lo sé! ¿No ha notado que rastreamos todas las comunicaciones? –
Cristian: - ¿Cómo diablos piensa hacer frente a eso? ¡No ha notado que no somos suficientes! –

Amadeusz levanto su mirada hacía Richard, lo observó por uno segundos y luego le hizo una seña. Richard nos miró a la vez que se acomodaba en la silla

Richard: - ¡Hicimos contacto con la rebelión! Vienen para acá –
John: - ¿Entonces ese ejército es la rebelión? –
Richard: - ¡No, son más enemigos! La rebelión entendió perfectamente todo lo que le explicamos, gracias a algunos soldados que Coronel Amadeusz conoce que resultan que están en esa base. La cuestión es que no hizo falta de mucho para que se diera la alarma, esta base será el punto de reunión de la rebelión –
Cristian: - ¿Y que se supone que sucederá con los que vienen? –
Richard: - ¡Ellos están saliendo desde un punto por el que la rebelión también debe pasar! Se interceptaran y le harán frente en ese punto. ¡No tendrán chance de llegar hasta acá! Y si lo hacen les haremos frente con los aliados del punto de reunión uno, ellos también fueron avisados y ya vienen en camino –
John: - ¡La batalla está ganada! –
 Amadeusz: - ¡Aún no, Doctor! ¡Pero esperamos que así sea!
Cristian: - ¿Qué debemos hacer entonces? ¡No quiero estar de brazos cruzados! –
Amadeusz: - ¡Tomen puesto con la artillería de defensa de la base! Estoy seguro que serán de mucha ayuda. ¡Usted también capitán! Su papel acá ya terminó –
Richard: - ¡Entiendo! Haré todo lo que pueda –
John: - ¡Las vacunas no alcanzaron para todos! –
Amadeusz: - ¡Entonces ya sabe lo que tiene que hacer, Doctor! Sé que están nerviosos, pero quiero pedirles que se tranquilicen y que tengan fe en que saldremos victoriosos de esto. ¡Nuestro tiempo ha llegado! –
John: - ¡Eso esperamos! –
Amadeusz: - ¡Lo tenemos en frente señores! –

El coronel apunto la pantalla que mostraba el combate, nuestros soldado estaban exterminando literalmente a los enemigos. No había un solo hombre de baja, la pantalla mostraba un “X” encima de nuestros soldados cuando eran eliminados, pero cada vez que se ponía se marcaba la “X” al poco tiempo desaparecía. Me acerqué para cerciorarme de que mis pensamientos eran correctos pero cuando estuve a punto de abrir la boca para preguntar el coronel respondió orgulloso

Amadeusz: - ¡Así es, Doctor Krull! ¡La vacuna funciona! –
John: - ¡Es increíble! –
Amadeusz: - ¡Lo es, Gracias a su ayuda! –

Cristian y Richard miraba la pantalla sorprendido de lo que estaban viendo, era impresionante que la computadora marcara a un soldado muerto y de pronto lo desmarcara indicando que está vivo.

Amadeusz: - ¡Luego que termine el trabajo con las vacunas, encárguese de los heridos! Hay un camión que viene con algunos, imagino que no recibieron la vacuna a tiempo. Encárguese de que la reciban –
John: - ¡Así lo haré, Coronel! –

Miré a Cristian y a Richard y les hice señas para que nos fuéramos de ese lugar.

Una vez en el pasillo camino a nuestros lugares, el silencio se apodero de nosotros, caminábamos casi por instinto, pensando cada quién en sus propias cosas, llegamos hasta el laboratorio en donde estaban Smirolav y Hamton trabajando arduamente en las vacunas, se podía notar el estrés en sus rostros. Cristina echó un ojo fugas a través del grueso cristal y luego me miró

Cristian: - ¡Haz lo que sabes hacer, enfermero! ¡No falles! –
John: - ¡Así lo haré, vaquero! ¡No hay lugar para las fallas! –
Richard: - ¿Qué se supone que hace esa cosa? –

Ambos nos quedamos mirando a Richard mientras él nos miraba con cara de dudas.

John: - ¡Creo que mejor esperas que te toque para que lo veas con tus propios ojos! –
Richard: - ¿No se supone que somos una familia? ¿Por qué no puedo saber ahora lo que hace? –
Cristian: - ¡Porqué no lo vas a creer! ¡Sigue tu rumbo! Ya lo verás en unas pocas horas –

Me despedí de ellos y luego fui hasta mi lugar de trabajo. Cristian y Richard aceleraron el paso después de haber escuchado unas ráfagas de tiros que impactaban en el techo de acero del Hangar.

Al llegar al hangar los muchachos notaron que una de las paredes había sido derribada, un par de soldados se escondían detrás de los escombros para impedir que un grupo de terroristas los eliminaran.

Cristian: - ¡Capitanucho! ¡Ve por la derecha y llega hasta la torre de artillería, dispara a cualquier cosa que venga volando! ¡Yo iré a ayudar a ese par! Nos veremos luego –
Richard: - ¿Cómo demonios piensas hacer eso sin un arma? ¿Te creer Hulk o perdiste el cerebro? –

Cristian miró a Richard fijamente por unos segundos y luego sonrió al mismo tiempo de daba unas palmaditas en su hombro.

Cristian: - ¡Digamos que soy Hulk! –

Le dio la espalda a Richard y salió corriendo hasta donde estaban los soldados refugiándose detrás de los escombros, Richard se había quedado inmóvil pensando como haría a llegar hasta la torre de artillería sin que una bala acabara con su vida, al mismo tiempo miraba de lejos lo que hacía Cristian. El había una un pedazo de tupo metálico de un metro y medio aproximadamente y salió a hacerle frente a los terroristas. Richard no podía creer lo que estaba viendo, lo terroristas había abierto fuego contra Cristian, dispararon al menos unas cincuentas balas, todas atinaron el cuerpo de Cristian, que seguía caminando en dirección de los terroristas batiendo el enorme tubo contra su otra mano sin sufrir el más mínimo daño por las balas, los tipos comenzaban a retroceder a medida que Cristian se acercaba a ellos pero llegaron hasta una pared que les impidió seguir haciéndolo. Cristian llegó hasta donde están los tres tipos, los miró un segundo y sin pensarlo dos veces agito el tubo bruscamente contra la cabeza de uno de ellos, por poco lo decapita, uno de los terroristas intento salir corriendo pero el gigante lo tomó por un brazo y lo levanto en el aire y lo arrojo contra la pared, el hombre cayó al suelo inconsciente. Richard miraba con la boca abierta lo que estaba pasando, había entrado en shock. No podía creer lo que miraba, frotaba con sus manos sus ojos para asegurarse que no era producto de su imaginación lo que estaba viendo. Pero todo era real. Cristian se acercó hasta el último de los terroristas, este se había agachado al punto de quedar acurrucado contra el suelo. Cristian puso su enorme mano sobre su cabeza y lo levantó del suelo como si fuera un pedazo de trapo, luego con su otra mano comenzó a estrangularlo. Richard miraba atónito el cuadro, el terrorista se tambaleo entre las manos de Cristian por algún tiempo y luego quedó inmóvil. Lo arrojó a un lado, se dio la media vuelta y comenzó a caminar relajadamente de vuelta al hangar, Richard estaba traumatizado de lo que acababa de ver. A medida que Cristian se acercaba a Richard, este retrocedía asustado. Cristian se le acerco hasta quedar a un par de metros de él y se detuvo al darse cuenta que Richard estaba en Shock

Cristian: - ¡Ya sabes para qué es la vacuna! ¡Ve a la torre! ¡Ahora! -

Richard lo miró despavorido sin cerrar la boca, esperó unos segundos y asintió con su cabeza sin decir absolutamente nada y se dispuso a ir a la torre, pero debido al shock  en el que había entrado tomó la dirección equivocada.

Cristian: - ¡Capitanucho! ¡Es por el otro lado! –

Richard miró en la dirección que le estaba señalando Cristian, se dio la vuelta y comenzó a caminar.

Hamton y Smirolav ya tenía el próximo lote de vacunas listas, yo había comenzado a preparar los contenedores en donde las transportaríamos hasta el lugar en que estaban los soldados. Espere a los dos científicos y luego salimos del laboratorio a toda prisa, cuando llegué al hangar vi a Cristian que hablaba con un par de soldados que se escondían detrás de los escombros de una de las paredes que había caído, sin pensarlo mucho me acerqué hasta donde estaban los soldados y los vacuné, Cristian los miró y les hizo seña para que salieran. Ellos dudaron por un segundo, pero sacaron valor y salieron al fuego cruzado, inmediatamente se dieron cuenta que las balas no podían dañarlos, se miraron las caras y comenzaron a reír al mismo tiempo que comenzaban a correr disparando en todas direcciones a los enemigos que se acercaban. Del otro lado del hangar vi a otro grupo de soldados a los que también les pusimos las vacunas. Sin pensarlo mucho salieron y despejaron toda la zona de la base dejándola libre de terroristas. Le di un par de vacunas y le indique a Cristian que se encargara de dársela a Richard y a los soldados que estaban en la torre, él asintió y salió en dirección a la torre mientras yo iba hacía el frente de la base vacunar al resto. Cuando llegué note que había un par de soldados heridos tirados en el suelo detrás de un tanque que había sido bombardeado, me acerque y los examiné rápidamente, vi sus signos vitales y luego los vacuné, la vacuna no tardó en hacer su trabajo, la bala que se había incrustado en la pierna de uno de ellos comenzó a salir por si sola a mediad que la herida se cerraba delante de los ojos del otro

Soldado: - ¿Pero qué rayos es esto? –
John: - ¡No te preocupes, estará bien! Ya pueden volver a la batalla, ¡no le pasará nada! –

El soldado me miró con la boca abierta sin poder creer lo que veía, de pronto dirigió la mirada a una herida que tenía en su hombro derecho y notó que también estaba sanando, volvió a mirarme sonriendo y me dio las gracias, se incorporaron al mismo tiempo y salieron corriendo al frente de batalla. Cuando me disponía a regresar uno de ellos se devolvió llamándome

Soldado: - ¡Doctor! ¡Doctor! ¡Hay hombre heridos en el frente! Debe darles lo mismo a ellos, ¡Uno está muy grave! –
John: - ¡Iré para allá! El que está grave tráelo hasta el hangar para que lo atendamos, nos veremos allí en unos minutos –

El soldado se dio la medía vuelta indicándome el camino, pero cuando llegamos el soldado que estaba grave ya había muerto. La bala impacto en medio de su pecho, comencé a sentirme culpable por no haber llegado antes con la vacuna, puse mis dedos en su cuello para verificar si aun tenía pulso, pero no había señal. El otro soldado me miró con lágrimas en su rostro y cayó de rodillas delante de su compañero, lo acomodo un poco y luego lo cargo y emprendió el camino hacia el hangar con el hombre sobre sus hombros. Los recuerdos de lo vivido en el pueblo comenzaron a llenarme la mente, a duras penas me incorpore y comencé a vacunas a todos los estaban heridos. Los soldados se levantaban asombrados de lo que estaban viendo pero no perdían tiempo en volver a la batalla, llegué hasta el último hombre caído y noté que su pierna estaba desgarrada desde la rodilla, se revolcaba de dolor en el piso, lo tome por las manos y lo arrastré hasta un lugar más seguro, lo tranquilicé un poco y le hice saber que lo sacaría de ahí. Lo levante colocándolo sobre mi hombro derecho a la vez que sostenía su pierna con la otra mano, a pena colgaba de un pedazo de piel y perdía mucha sangre. Emprendí el regreso al hangar lo más rápido que pude, pero para cuando llegué el hombre había perdido el conocimiento. Lo coloqué sobre suelo y le hice un torniquete con su cinturón y comencé a reanimarlo.

John: - ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Arriba. ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Arriba. –

Contaba en mi mente a la vez que presionaba su pecho con fuerza e introducía aire en sus pulmones. De pronto el soldado comenzó a toser, sentí que había revivido con él. Mire alrededor del lugar pero no había nadie, aseguré el torniquete y lo levante nuevamente y lo lleve hasta adentro. Al final del pasillo venía uno de los enfermeros del campo de batalla con otro hombre sobre su espalda.

Soldado: - ¿Qué hacemos doctor? ¡Tiene una bala en su espalda! –
John: - ¡Rápido, abre la puerta del laboratorio! –

El soldado se dio la vuelta de una patada abrió la puerta del recinto de investigaciones, pasé rápidamente y me dirigí al lugar en donde estaban los animales, coloqué al soldado que llevaba cargado sobre la mesa y rápidamente desocupé el mesón para que el enfermero colocara al otro hombre allí.

John: - ¿Cómo te llamas? –
Snake: - ¡Snake, señor! Me dicen Snake –
John: - ¡Muy bien Snake, quiero que pongas tu mano sobre la herida de tu amigo y hagas presión lo más fuerte que puedas! –
Snake: - ¿Se pondrá bien? ¡Es mi hermano, señor! –

Miré la cara despavorida y bañada en lágrimas del enfermero, y luego miré como la sangre salía por el orificio de que había dejado la bala, asentí con mi cabeza y me acerque hasta donde estaba el soldado para tomar sus signos. Había pedido mucha sangre y su ritmo cardíaco estaba bajo

John: - ¡Escúchame bien, Snake! Toma un par de pinzas de esa gaveta y quiero que la introduzcas dentro del orificio, intenta extraer la bala. Luego inyéctale lo que está en esa jeringa. –

Me miró asintiendo con su cabeza y sin perder tiempo comenzó a extraer la bala de la espalda de su hermano, fui hasta el otro soldado que había dejado sobre la mesa, estaba consciente pero no dejaba de quejarse. Conseguí un poco de morfina y lo inyecté a la vez que me disponía a suturar su pierna. Desinfecte toda la zona, corte por completo la piel que a duras penas sostenía la pierna y comencé a suturarlo

Soldado: - ¡No! ¡Mi pierna no! ¡Demonios, doctor! ¡No! –
John: - ¡Tendrás que conformarte con esto, soldado! Perderás la vida de lo contrario –

Al terminar de decir eso el soldado perdió el conocimiento, tomé sus signos vitales para asegurar que no había sufrido un paro cardíaco y luego seguí suturándolo. Una vez que terminé lo vacuné. Miré que Snake estaba teniendo problemas con su hermano, el joven había comenzado a  escupir sangre lo que significaba que su pulmón había sido perforado. Me acerqué hasta él, le quité la pinza de la mano y lo hice a un lado. Inmediatamente noté que no podría sacar la bala de esa forma, tomé morfina y lo inyecté luego hice una pequeña incisión con el bisturí y coloque un tubo para que el pulmón sacara toda la sangre que tenía adentro. Espere unos minutos a que se vaciara y luego metí mis dedos dentro da la incisión, exploré hasta que sentí la bala, saqué el tubo y metí las pinzas y pude extraerla. Volví a colocar el tubo y me hice a un lado mientras el pulmón seguía drenando líquido.

Snake: - ¿Va a vivir? ¡No me mienta! ¿Va a vivir? -
John: - ¡Te aseguro que lo hará! –

Luego de algunos momentos de tensión tomé la vacuna y se la coloqué al soldado, noté que Snake estaba en un rincón del salón con la cara pálida, abrumado. El sudor corría por su frente descontroladamente, sus ojos cristalinos anunciaba lagrimas que sostenía detrás de un intento conservar la hombría que lo había hecho ganar el uniforme que llevaba puesto.

John: - ¡Pensé que eras enfermero! –
Snake: - ¡Lo soy, señor! Pero es mi primera vez en batalla –
John: - ¡Lo imagine! ¡No te preocupes por tu hermano, estará bien! La vacuna lo terminara de sanar –
Snake: - ¿De dónde demonios sacaron eso? –
John: - ¡Es una larga Historia! Debemos ir por el resto de los heridos, hay mucho del otro lado.
Snake: - ¿Qué haremos con estos dos, señor? –
John: - ¡Esperemos a que se recuperen solos! La vacuna se encargara del resto. ¡Andando, no tenemos tiempo que perder! –

Antes de salir miré al soldado que estaba sobre la mesa, había abierto los ojos y miraba fijamente el techo. La pérdida de su pierna había comenzado el ataque psicológico. Quise darle unas palabras de aliento, pero sabía que eso no cambiaría lo que estaba pasando por su mente en ese momento, di la vuelta y salí del recinto a toda prisa con Snake, de seguro tendríamos más casos como estos que atender. A medida que avanzaba por el corredor recordaba a Anna, me preguntaba si estaría bien. Había confiado ciegamente en el refugio que Amadeusz había dispuesto para ella y las demás mujeres del lugar. - ¡Todo estará bien! – repetía mi mente a medida que nos acercábamos al hangar.

Una vez en el hangar salimos al campo donde se practicaban los tiros. Había hombres tirados por todos lados, pero no eran de los nuestros. Los soldados estaban arrasando con todo lo que se les acercara, un par de los nuestros yacían tendidos detrás de un vehículo de carga que se encontraba casi al final del campo. Cerca de allí estaba uno de los carros de transporte interno que usaba el coronel para moverse de un lado a otro, tomé el carrito y fui hasta donde estaban los dos heridos, los cargué en el carro y los lleve hasta adentro. Uno de ellos tenía una herida de bala en el hombro. El otro tenía un corte profundo en su cabeza, podía verse el cráneo y estaba inconsciente cuando lo subí al carro, estaba vivo. Snake se había quedado conmigo, iba atendiendo a los dos soldados mientras yo conducía el carro. Los colocamos en el suelo del hangar a unos pocos metros de distancia de la puerta que conduce al interior. Snake estaba haciendo un estupendo trabajo con ambos, lo miré por un segundo y luego le hice seña para que le colocara la vacuna a los dos una vez que terminara. El asintió con su cabeza y yo me aleje un poco para echar un vistazo al otro lado de la base, donde estaba el aeropuerto. Había un par de helicópteros caídos en el centro del lugar, desde el lugar donde me encontraba podía ver como nuestros soldados mantenían apuntados a un grupo de terroristas que de seguro venía con los helicópteros. De pronto una ráfaga de balas dejó su estela en el cielo en dirección a los helicópteros que estaba viendo, miré en la otra dirección y vi que un helicóptero de los terrorista hacía un esfuerzo por rescatar al grupo que estaba en el campo, pero cuando terminó de entrar en la base una de las torres abrió fuego contra el aparato haciendo que se derribara en medio del campo de tiros. Miré hacia la torre y pude ver a Cristian y a Richard celebrando el sucedo. Volví a ver el aparato que se acaba de estrellar y noté que un grupo de nuestros soldados ya se estaban acercado para hacer su trabajo, del otro lado en el aeropuerto los otros soldados ya habían sometido a los enemigos y se disponía  a trasladarlos hacías unas celdas que estaban por detrás de la base, aislados de todos.

Me quedé parado esperando la oportunidad de ayudar a alguien más, pero evidentemente habíamos ganado el comienzo, miré al lugar donde había dejado a Snake con los dos soldados y noté que el Coronel Amadeusz había bajado de su oficina de control y se dirigía hacia mí con una sonrisa pintada en la boca.